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SueciaAnuario de los testigos de Jehová 1991
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Tras expresar su aprecio por la verdad que acababa de descubrir, Lundborg terminaba su carta así: “Si lo desea, sería para mí un honor ingresar en la obra de repartidor en Suecia”. Sin vacilar, el hermano Russell envió por correo 55 lotes de los tres primeros volúmenes de La Aurora del Milenio a Lundborg, y le instó a que enviara copias a sus anteriores camaradas del “Ejército”.
¡Qué desilusión se llevó Lundborg cuando llegó el primer cargamento! ¡No había suficientes libros! En poco tiempo los distribuyó todos entre sus camaradas y otras personas. Escribió rápidamente al hermano Russell pidiendo más... y esperó y esperó. Parecía que no llegaban nunca. Sin desanimarse por la falta de publicaciones, comenzó su actividad de repartidor y predicador a tiempo completo de casa en casa en Estocolmo durante el mes de mayo de 1899. Siguió obteniendo pedidos de libros que distribuiría más tarde. De esta forma, continuó la siembra de la semilla del Reino.
Se forma la primera congregación
El hermano Russell envió a Lundborg la dirección de un tal S. Winter, que vivía en Dinamarca y había comenzado a diseminar las semillas de la verdad allí y en la zona más meridional de Suecia. Lundborg le invitó inmediatamente a Estocolmo y preparó una reunión bíblica, la primera que se celebraba en Suecia. Unas cuantas personas interesadas escucharon apiñadas en la estrecha cocina de la casa de una familia que había obtenido publicaciones de Lundborg. El ambiente se iba animando a medida que estas personas espiritualmente hambrientas devoraban las palabras de la verdad.
A finales de 1899, este grupo pequeño y activo comenzó a reunirse con regularidad los domingos en una pequeña carpintería de la calle Apelbergs que se alquilaba por dos coronas la tarde. El jueves 12 de abril de 1900, ocho personas se reunieron en una habitación alquilada en la calle Grev Magni para celebrar la primera Conmemoración en Suecia. Oraron para que el espíritu de Dios acelerara el crecimiento.
Pocos meses después, arrendaron un sitio más grande, un apartamento en el número 8 de Trånsgund. Allí se celebró su primera asamblea local, del 20 al 27 de junio de 1901, a la que asistieron también algunos Estudiantes de la Biblia daneses. Los hermanos suecos querían ver el interés que mostraba la gente fuera de Estocolmo y, a tal fin, celebraron una reunión en la ciudad universitaria de Uppsala, al norte de Estocolmo. Para su asombro, asistieron más de ciento cincuenta personas interesadas.
La verdad empezaba a difundirse más extensamente. Una pequeña habitación alquilada en el número 20 de la calle Kungs de Estocolmo servía de oficina y almacén de literatura. Lundborg siguió “sembrando” de forma enérgica en todas las direcciones a pie, en carruaje, en tren y en barco. (Mat. 13:3-23.) En 1902 informó que había predicado en casi todas las ciudades grandes y pequeñas del centro y sur de Suecia.
Más semillas germinan
Las semillas de la verdad que se esparcían por otras partes del país empezaron a germinar en los corazones de personas enérgicas, quienes se incorporaron en seguida a la obra. Un día del año 1902, un joven llamado P. J. Johansson paseaba por un parque de la ciudad de Malmoe. Al detenerse ante un banco, observó un tratado tirado en el suelo que se titulaba ¿Lo sabe usted? Lo leyó, se dio cuenta de que era la verdad y, sin pérdida de tiempo, empezó a servir de repartidor.
En Segmon, situada en la zona occidental de Suecia central, vivía un herrero llamado Axel Gustaf Rud. Durante treinta y cinco años había sido miembro de la Iglesia libre, además de ser un predicador muy popular. Sus parientes en América le mandaron por correo el libro La Aurora del Milenio tan solo para saber su opinión. Se convenció tan plenamente de que era la verdad, que dijo en su capilla: “Hasta ahora he enseñado mentiras. Desde este momento enseñaré la verdad”.
Cuando él y otros 30 miembros de su iglesia renunciaron, un diario local deploró la pérdida de un “predicador incomparable”. Uno de sus anteriores correligionarios se lamentó: “¿En qué vamos a creer ahora que Rud nos ha dejado sin infierno?”. Pronto surgió una congregación de Estudiantes de la Biblia en Grums, una ciudad cercana.
Publicación de La Torre del Vigía en sueco
En 1902, mientras continuaba con la obra, el hermano Lundborg rogó al hermano Russell que se imprimiera una revista en sueco. Russell contestó: “Sigo creyendo que la obra de los repartidores, junto con la distribución de tratados, es mucho más importante que la publicación de revistas en cualquier idioma. Le recomiendo, pues, que invierta su tiempo en lo primero”.
No obstante, el tenaz Lundborg siguió adelante con sus planes. Para finales de aquel año, había impreso y distribuido el primer número de una revista mensual, I Morgonväkten (Durante la vigilia matutina). Contenía extractos de la edición en inglés de La Torre del Vigía de Sión, sermones del pastor Russell, poesías y cartas de los lectores. Cuando el hermano Russell visitó Estocolmo durante una gira por Europa en mayo de 1903, decidió que la revista se llamaría La Torre del Vigía de Sión y que C. T. Russell figuraría como director. Esto sucedió en enero de 1904.
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SueciaAnuario de los testigos de Jehová 1991
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Matilda Lindros, la primera repartidora de Suecia, encantada por la visita, escribió a la sucursal: “Estos días me han parecido un sueño hermoso, y espero que Dios no solo me ayude a recordarlos, sino también a poner en práctica lo que he aprendido. [...] ¡Que el Señor ayude a sus siervos dispuestos y obedientes a seguir así hasta el final!”. Ella continuó fiel, sirviendo a Jehová hasta su muerte en 1945, a la edad de noventa y un años.
El hermano Russell escribió después, expresando su satisfacción por el viaje: “Nunca olvidaré mi visita a Escandinavia y siempre oraré pidiendo la bendición del Señor sobre toda su obra en este país”.
Servicio a tiempo completo: clave de la obra
La fe y el espíritu emprendedor del hermano Russell motivaron a algunos de los primeros que aceptaron la verdad a participar con entusiasmo en la predicación a tiempo completo. Desde entonces, esta ha sido la clave de la obra teocrática en Suecia.
Los primeros repartidores empezaron su trabajo sin ningún tipo de preparación especial, a menudo sin un hogar fijo, manteniéndose con trabajos de media jornada, con sus pies como único medio de transporte... pero con gran resolución. Se daban cuenta de la importancia y urgencia de su trabajo; parecía que más que ir de casa en casa, corrían de casa en casa, pues en seguida cubrían grandes extensiones de territorio. Lundborg envió este informe al hermano Russell:
“Siempre trato de ser práctico y seguir el mismo método que por su carta veo que se aplica en América, esto es, visitar todas las casas de cada lugar. Voy de puerta en puerta, bloque por bloque (de primera hora de la mañana a última de la tarde), hasta que estoy listo para la próxima ciudad. Pero si el lugar no es más grande que el que visito ahora (Mariefried, con aproximadamente mil cien habitantes), no necesito muchas horas.”
Cuando el lugar estaba demasiado lejos para ir a pie, los repartidores utilizaban cualquier otro medio de transporte, por lo general barato y lento. Pero aprovechaban bien el tiempo. El mismo informe dice: “Gasto poco en viajes. Tengo un cuerpo fuerte que soporta bien las inclemencias. Cuando es posible, uso el transporte por barco, a veces los cargueros. Otras veces, compro el pasaje más barato que haya en barcos de pasajeros (en los que el único camarote —de día y de noche— es la cubierta). El tiempo que paso allí lo dedico concienzudamente a hablar con la gente y estudiar la Biblia”.
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