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  • ¿Dónde hallar verdadero consuelo?
    La Atalaya 2003 | 1 de mayo
    • ¿Dónde hallar verdadero consuelo?

      “El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo [...] nos consuela en toda nuestra tribulación.” (2 CORINTIOS 1:3, 4.)

      1. ¿Por qué razones sienten muchos una gran necesidad de consuelo?

      LAS enfermedades dejan a muchos pacientes incapacitados y con la sensación de que la vida se les ha venido abajo; los terremotos, tormentas y hambrunas hunden en la miseria a un sinnúmero de damnificados; las guerras arrebatan familiares, destruyen hogares y obligan a abandonar propiedades, y las injusticias infunden un sentimiento de total desamparo. Todas estas víctimas necesitan desesperadamente consuelo. Pero ¿dónde hallarlo?

      2. ¿Por qué no tiene igual el consuelo que brinda Jehová?

      2 Algunas personas e instituciones procuran dar alivio a la gente. Pero aunque sus palabras amables sean de agradecer y su ayuda material cubra necesidades inmediatas, el único que puede revertir todos los daños y disponer lo necesario para que tales desgracias jamás se repitan es Jehová, el Dios verdadero. De él dice la Biblia: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los que se hallan en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios” (2 Corintios 1:3, 4). Ahora bien, ¿cómo nos conforta Jehová?

      Se atacan de raíz los problemas

      3. ¿Cómo ataca de raíz los problemas humanos el consuelo que nos da Dios?

      3 A consecuencia del pecado de Adán, toda la familia humana ha heredado la imperfección, lo que conlleva innumerables problemas que conducen a la muerte (Romanos 5:12). Agrava las cosas el hecho de que Satanás sea “el gobernante de este mundo” (Juan 12:31; 1 Juan 5:19). Ante tales desdichas, Jehová no se limitó a condolerse de la humanidad, sino que, a fin de liberarnos, envió como rescate a su Hijo unigénito. Además, nos indicó que si demostramos fe en Jesucristo, obtendremos alivio de las consecuencias del pecado adánico (Juan 3:16; 1 Juan 4:10). Y Dios también ha predicho que su Hijo, a quien ha otorgado plena autoridad sobre cielo y Tierra, aniquilará a Satanás y su perverso sistema de cosas (Mateo 28:18; 1 Juan 3:8; Revelación [Apocalipsis] 6:2; 20:10).

      4. a) ¿Qué nos ha dejado Jehová para fortalecer nuestra confianza en sus promesas de socorro? b) ¿Cómo nos ayuda Jehová a determinar cuándo llegará el auxilio predicho?

      4 Con objeto de fortalecer la confianza que tenemos en sus promesas, Dios ha dejado abundantes testimonios de que todo lo que predice se cumple (Josué 23:14). Así, ha incluido en la Biblia una crónica de sus intervenciones para liberar a sus siervos de dificultades cuya solución resultaba humanamente imposible (Éxodo 14:4-31; 2 Reyes 18:13–19:37). Además, ha demostrado mediante Jesucristo que se propone curar “toda suerte de dolencia” e incluso resucitar a los muertos (Mateo 9:35; 11:3-6). ¿Cuándo lo hará? Hallamos la respuesta bíblica en la descripción de Jesús sobre los últimos días de este viejo mundo, el cual precede a los nuevos cielos y nueva tierra que Dios introducirá. Dicha descripción coincide con nuestros tiempos (Mateo 24:3-14; 2 Timoteo 3:1-5).

      Consuelo para los afligidos

      5. ¿Qué aspectos subrayó Jehová cuando consoló a los israelitas?

      5 Al repasar la relación de Jehová con los israelitas, vemos de qué manera los consoló en sus tribulaciones. Primeramente, les recordó lo bondadoso que es y así les fortaleció la fe en Sus promesas. También hizo que sus profetas trazaran una clara distinción entre él, el Dios vivo y verdadero, y los ídolos, incapaces de valerse por sí mismos y de auxiliar a sus adoradores (Isaías 41:10; 46:1; Jeremías 10:2-15). Con el mandato: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”, Jehová movió a Isaías a ilustrar y describir sus obras creativas a fin de destacar Su grandeza como el único Dios verdadero (Isaías 40:1-31).

      6. ¿Qué indicaciones ofreció Jehová sobre el momento en que liberaría a su pueblo?

      6 Para confortar a su pueblo, Jehová indicó a veces cuándo lo liberaría, fuera en un momento próximo o lejano. Por ejemplo, al acercarse el éxodo, dijo a los israelitas oprimidos: “Una plaga más voy a traer sobre Faraón y Egipto. Después de eso él los enviará de aquí” (Éxodo 11:1). Y, durante el reinado de Jehosafat, al ser invadida Judá por una liga de tres naciones, Jehová les indicó que acudiría al rescate al día siguiente (2 Crónicas 20:1-4, 14-17). Por otro lado, con cerca de dos siglos de antelación, Isaías puso por escrito que los exiliados saldrían de Babilonia, y Jeremías aportó más detalles casi cien años antes del suceso. Al irse avecinando la liberación de los siervos de Dios, ¡cuánto los alentaron dichas profecías! (Isaías 44:26–45:3; Jeremías 25:11-14.)

      7. ¿Qué detalles solían contener las promesas de liberación, y qué efecto tenían en los israelitas fieles?

      7 Cabe destacar que las promesas que confortaron al pueblo de Dios solían contener información referente al Mesías (Isaías 53:1-12). De este modo, infundieron esperanza a las sucesivas generaciones de fieles, quienes afrontaron múltiples pruebas. Así, leemos en Lucas 2:25: “¡Mira!, había en Jerusalén un hombre cuyo nombre era Simeón, y este hombre era justo y reverente, que esperaba la consolación de Israel [o, lo que es lo mismo, la venida del Mesías] y había espíritu santo sobre él”. Ese anciano conocía la esperanza mesiánica que ofrecían las Escrituras, y toda su vida se caracterizó por la expectación de su cumplimiento. Aunque no entendía cómo se haría realidad la predicha liberación ni vivió para verla, se alegró de conocer a Aquel que sería el “medio de salvar” provisto por Dios (Lucas 2:30).

      Consuelo mediante Cristo

      8. ¿Qué diferencias hay entre la ayuda que brindó Jesús y la que estimaban necesaria muchas personas?

      8 En el transcurso de su ministerio terrestre, Jesucristo no siempre dio a las personas la ayuda que ellas estimaban necesaria. Por ejemplo, aunque algunos anhelaban la llegada de un Mesías que acabara con el odiado yugo de Roma, Jesús no instigó la revolución; por el contrario, dijo: “Paguen a César las cosas de César” (Mateo 22:21). El propósito divino abarcaba mucho más que liberar a la gente de algún régimen político. Así, mientras que el pueblo quería proclamar rey a Jesús, él afirmaba que iba a “dar su alma en rescate en cambio por muchos” (Mateo 20:28; Juan 6:15). Además, aún no había llegado el momento de que asumiera el reinado, y tenía que recibir el gobierno de manos de Jehová, no de una turba descontenta.

      9. a) ¿Qué consolador mensaje proclamó Jesús? b) ¿Cómo destacó Jesús la repercusión de su mensaje en los problemas personales de sus oyentes? c) ¿Para qué sentó las bases el ministerio de Jesús?

      9 El consuelo que brindó Jesús era parte integral de “las buenas nuevas del reino de Dios”, el mensaje que proclamaba por dondequiera que iba (Lucas 4:43). Cristo demostró lo que haría por la humanidad en calidad de Rey Mesiánico, y así destacó la repercusión que tenía aquel mensaje en los problemas cotidianos de la gente. A sus hermanos israelitas que sufrían les dio nuevas razones para vivir, pues los curó de males de la vista y el habla (Mateo 12:22; Marcos 10:51, 52), parálisis (Marcos 2:3-12), enfermedades repugnantes (Lucas 5:12, 13) y otras graves dolencias (Marcos 5:25-29). Y a algunos padres afligidos los libró de su angustia al devolver la vida a sus hijos (Lucas 7:11-15; 8:49-56). También dio prueba de que podía dominar peligrosas tempestades y alimentar a grandes multitudes (Marcos 4:37-41; 8:2-9). Además, les enseñó principios que les ayudarían a afrontar debidamente sus problemas y a vivir con la esperanza puesta en el justo reinado del Mesías. Mediante su ministerio, Jesús no solo dio aliento a quienes lo escucharon con fe, sino que sentó las bases para confortar al prójimo durante los siguientes dos milenios.

      10. ¿Qué resulta posible gracias al sacrificio de Jesús?

      10 Más de sesenta años después de que Jesús sacrificara su vida humana y fuera resucitado para vivir en los cielos, el apóstol Juan dijo por inspiración divina: “Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan un pecado. Y no obstante, si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1, 2). ¡Cuánto nos consuelan los beneficios de su sacrificio humano perfecto! Sabemos que Dios nos ofrece el perdón de los pecados, una conciencia limpia, una buena relación con él y, en el futuro, vida eterna (Juan 14:6; Romanos 6:23; Hebreos 9:24-28; 1 Pedro 3:21).

      El espíritu santo nos consuela

      11. ¿Qué otra fuente de consuelo prometió Jesús horas antes de morir?

      11 Durante la última noche que pasó con sus apóstoles antes de su muerte expiatoria, Jesús les habló de otra fuente de consuelo provista por su Padre celestial. Dijo: “Yo pediré al Padre, y él les dará otro ayudante [o consolador; griego, pa·rá·kle·tos] que esté con ustedes para siempre, el espíritu de la verdad”. Además les prometió: “El ayudante, el espíritu santo, [...] les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho” (Juan 14:16, 17, 26). Pero ¿de qué maneras concretas los confortó el espíritu santo?

      12. Al refrescar la memoria de los discípulos de Jesús, ¿cómo ha contribuido el espíritu santo a consolar a muchas personas?

      12 Los apóstoles habían recibido de Jesús una amplia formación. Ahora bien, aunque nunca olvidarían la experiencia, ¿se acordarían con exactitud de sus palabras? ¿Se borrarían de su memoria imperfecta instrucciones importantes? Él les garantizó que el espíritu santo les haría “recordar todas las cosas que les [había] dicho”. De ahí que, unos ocho años después de la muerte de Jesús, Mateo pudiera redactar el primer Evangelio. En él recogió, entre otras palabras de Cristo, el alentador Sermón del Monte, numerosas parábolas sobre el Reino y la detallada exposición de la señal de su presencia. Y más de cincuenta años después, el apóstol Juan logró redactar un relato fidedigno lleno de detalles sobre los últimos momentos de la vida terrestre de Jesús. Hasta el día de hoy, ¡qué alentadoras han sido estas crónicas divinamente inspiradas!

      13. ¿En qué sentido fue el espíritu santo maestro de los primeros cristianos?

      13 Además de traer palabras a su memoria, el espíritu santo enseñó a los discípulos y los condujo a una mayor comprensión del propósito de Dios. Cuando aún se encontraba con ellos, Jesús hizo afirmaciones que no pudieron entender con claridad en aquel momento. Pero tiempo después, el espíritu santo movió a Juan, Pedro, Santiago, Judas y Pablo a redactar explicaciones sobre otros desenvolvimientos del propósito divino. Así pues, al servirles de maestro, les confirmó que Dios los dirigía.

      14. ¿De qué maneras ayudó el espíritu santo al pueblo de Jehová?

      14 Los milagrosos dones del espíritu también contribuyeron a evidenciar que Dios ya no favorecía a la nación de Israel, sino a la congregación cristiana (Hebreos 2:4). Además, un importante rasgo distintivo de los verdaderos cristianos era la manifestación del fruto del espíritu en su vida (Juan 13:35; Gálatas 5:22-24). Asimismo, el espíritu fortalecía a los miembros de la congregación para que fueran testigos animosos e intrépidos (Hechos 4:31).

      Ayuda para soportar enormes presiones

      15. a) ¿Qué presiones han sufrido los cristianos del pasado y de la actualidad? b) ¿Por qué pudiera necesitar consuelo el consolador?

      15 Aunque todos los siervos fieles de Jehová sufren algún tipo de persecución, en el caso de muchos la presión ha sido enorme (2 Timoteo 3:12). En nuestra época, algunos han sido hostigados por turbas, recluidos en campos de concentración o de trabajos forzados, o encerrados en prisiones, a menudo en condiciones inhumanas. Hay gobiernos que se convierten en perseguidores o toleran que elementos descontrolados actúen a su antojo con total impunidad. Otros cristianos afrontan graves problemas de salud y crisis familiares. También es posible que se vea sometido a presión el cristiano maduro que ayuda vez tras vez a sus hermanos en la fe a encarar situaciones difíciles. En tal caso, bien puede ser que el consolador necesite consuelo.

      16. ¿Qué ayuda recibió David cuando se vio sometido a grandes presiones?

      16 Al verse acosado por el rey Saúl, que quería matarlo, David imploró la ayuda divina: “Oh Dios, oye mi oración; [...] en la sombra de tus alas me refugio” (Salmo 54:2, 4; 57:1). ¿Recibió algún auxilio este joven? Ciertamente. Durante aquel período, Jehová se valió del profeta Gad y del sacerdote Abiatar para transmitirle instrucciones, así como de Jonatán, el hijo de Saúl, para fortalecerlo (1 Samuel 22:1, 5; 23:9-13, 16-18). Jehová también permitió que los filisteos realizaran una incursión en el país, y de este modo distrajo de su empeño al perseguidor de David (1 Samuel 23:27, 28).

      17. ¿A quién recurrió Jesús al hallarse bajo intensa presión?

      17 El propio Jesucristo soportó intensas presiones en los últimos días de su vida terrestre. Conocía muy bien las repercusiones que tendría su conducta en el nombre de su Padre celestial y en el futuro de la humanidad entera. De ahí que orara encarecidamente, incluso “entrando en agonía”. En aquellas horas difíciles, Dios se encargó de que recibiera el apoyo necesario (Lucas 22:41-44).

      18. ¿Cómo consoló Dios a los primeros cristianos que sufrían atroz persecución?

      18 Tras la fundación de la congregación cristiana, en el siglo primero, los cristianos sufrieron una persecución tan atroz que todos, salvo los apóstoles, se vieron obligados a abandonar Jerusalén. De hecho, hombres y mujeres eran sacados literalmente a rastras de sus hogares. ¿Cómo los consoló Dios? Asegurándoles mediante su Palabra que tenían “una posesión mejor y duradera”, es decir, la infalible herencia con Cristo que les aguardaba en los cielos (Hebreos 10:34; Efesios 1:18-20). Al proseguir con su predicación, vieron pruebas de que el espíritu de Dios estaba con ellos, y su regocijo fue en aumento por las experiencias que tuvieron (Mateo 5:11, 12; Hechos 8:1-40).

      19. Aunque Pablo sufrió atroz persecución, ¿qué opinaba del consuelo divino?

      19 Un violento perseguidor llamado Saulo (quien más tarde sería conocido como Pablo) llegó a convertirse en cristiano perseguido. Así, en la isla de Chipre se topó con un hechicero que trató de obstaculizar su ministerio recurriendo al fraude y la tergiversación. En Galacia, el apóstol fue apedreado y dado por muerto (Hechos 13:8-10; 14:19). En Macedonia recibió golpes con varas (Hechos 16:22, 23). Y con referencia a las agresiones de una turba en Éfeso, escribió en una de sus cartas: “Estuvimos bajo extremada presión más allá de nuestras fuerzas, de modo que nos sentimos muy inseguros hasta de nuestra vida. De hecho, sentimos en nosotros mismos que habíamos recibido la sentencia de muerte” (2 Corintios 1:8, 9). Con todo, en el mismo pasaje incluyó las consoladoras palabras que cita el párrafo 2 de este artículo (2 Corintios 1:3, 4).

      20. ¿Qué veremos en el próximo artículo?

      20 ¿Cómo contribuimos personalmente a ofrecer tal consuelo? En la actualidad hay muchos afligidos, sea por calamidades que afectan a miles de personas, o por problemas individuales. En el próximo artículo veremos cómo confortarlos en ambos casos.

  • Consolemos a los afligidos
    La Atalaya 2003 | 1 de mayo
    • Consolemos a los afligidos

      “Jehová me ha ungido [...] para consolar a todos los que están de duelo.” (ISAÍAS 61:1, 2.)

      1, 2. ¿A quiénes debemos consolar, y por qué?

      JEHOVÁ, el Dios del verdadero consuelo, nos enseña a interesarnos por los atribulados. Sí, nos instruye para que “hable[mos] confortadoramente a las almas abatidas” y consolemos a los afligidos (1 Tesalonicenses 5:14). A nuestros hermanos en la fe les damos tal apoyo siempre que lo necesitan, y también tratamos con amor a quienes no pertenecen a la congregación, incluso si no han demostrado tenernos afecto (Mateo 5:43-48; Gálatas 6:10).

      2 Jesucristo leyó la siguiente comisión profética y se la aplicó a sí mismo: “El espíritu del Señor Soberano Jehová está sobre mí, por razón de que Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los mansos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, [...] para consolar a todos los que están de duelo” (Isaías 61:1, 2; Lucas 4:16-19). Los ungidos contemporáneos reconocen desde hace mucho que dicha comisión también les corresponde a ellos, y las “otras ovejas” colaboran gustosas en esa obra (Juan 10:16).

      3. ¿Cómo podríamos ayudar a quienes se preguntan por qué permite Dios las desgracias?

      3 Cuando las desgracias se abaten sobre ellas, las personas suelen quedar desoladas y piensan: “¿Por qué permite Dios que ocurran las calamidades?”. Aunque en las Escrituras se contesta con claridad a esa pregunta, si no las han estudiado, tal vez les tome tiempo comprender bien la respuesta. En las publicaciones de los testigos de Jehová se encuentra la ayuda que necesitan.a No obstante, se ha observado que algunos empiezan a recibir consuelo en cuanto leen pasajes bíblicos como el de Isaías 61:1, 2, que revela el deseo de Dios de confortar a los seres humanos.

      4. ¿Qué ayuda dio una Testigo de Polonia a una colegiala deprimida, y qué ideas para ayudar al prójimo extraemos de esta experiencia?

      4 Jóvenes y ancianos necesitan consuelo. Por ejemplo, una adolescente deprimida de Polonia pidió consejo a una amiga testigo de Jehová. Con preguntas discretas, esta logró discernir que la abrumaban diversos interrogantes y dudas: “¿Por qué hay tanta maldad? ¿Por qué sufre la gente? ¿Por qué pasa tantos padecimientos mi hermana paralítica? ¿Por qué estoy enferma del corazón? La Iglesia dice que es la voluntad de Dios, pero si eso es verdad, dejaré de creer en él”. La hermana oró en silencio a Jehová y luego dijo: “Me alegro de que me lo hayas preguntado. Voy a intentar ayudarte”. A continuación le contó que ella también había tenido dudas de pequeña, y le explicó que los Testigos la habían ayudado: “Aprendí que Dios no tiene la culpa de nuestro dolor. Él nos ama, quiere lo mejor para nosotros y pronto realizará grandes cambios en la Tierra, de modo que desaparecerán las enfermedades, los achaques de la vejez y la muerte, y los seres humanos obedientes vivirán para siempre aquí mismo, en este planeta”. Luego le enseñó Revelación 21:3, 4; Job 33:25; Isaías 35:5-7 y 65:21-25. Tras una larga conversación, la joven dijo con gran alivio: “Ahora sé cuál es la razón de mi vida. ¿Podría volver a verte?”. Ella comenzó a recibir un curso bíblico dos veces por semana.

      Valiéndonos del consuelo que da Dios

      5. ¿Qué deben contener nuestras palabras compasivas para ser de verdadero consuelo?

      5 Al confortar al prójimo conviene emplear palabras compasivas que, unidas al tono de la voz, reflejen profundo interés por su aflicción. Para ello, no podemos recurrir a las típicas frases gastadas. La Palabra de Dios nos dice que “mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras” podemos tener esperanza (Romanos 15:4). Así pues, cuando sea oportuno, debemos explicar qué es el Reino de Dios y mostrar con la Biblia cómo resolverá los problemas actuales; luego, hemos de exponer qué razones existen para confiar en tal esperanza. De este modo, lograremos impartir consuelo.

      6. ¿Qué es aconsejable que entiendan nuestros oyentes para que se beneficien al máximo del consuelo de las Escrituras?

      6 Para beneficiarse al máximo del consuelo, nuestros oyentes tienen que conocer quién es el Dios verdadero, qué clase de persona es y por qué son dignas de crédito sus promesas. Cuando tratamos de confortar a quienes no adoran a Jehová, es aconsejable explicarles lo siguiente: 1) el consuelo de la Biblia procede de Jehová, el Dios verdadero; 2) él es el Todopoderoso, Creador de cielo y Tierra, y un Dios de amor, rico en bondad amorosa y verdad; 3) al acercarnos a él adquiriendo conocimiento exacto, recibimos fuerzas para afrontar las dificultades, y 4) la Biblia contiene pasajes que guardan relación con los diversos problemas que afrontan las personas.

      7. a) ¿Qué se logra al destacar que el consuelo que da Dios “abunda mediante el Cristo”? b) ¿Cómo consolaríamos a quien reconoce que ha actuado mal?

      7 Al hablar con los afligidos que tienen cierto conocimiento de las Escrituras, algunos les hacen una dádiva espiritual leyéndoles 2 Corintios 1:3-7, con especial hincapié en la frase “el consuelo que recibimos abunda mediante el Cristo”. Valiéndose de este texto les muestran que la Biblia es una fuente de ánimo a la que deben prestar más atención y, además, sientan las bases para seguir dialogando, quizás en ocasiones posteriores. Y si alguien cree que sus problemas se deben a sus malas acciones, podemos indicarle, sin erigirnos en jueces, que es un alivio saber lo que dicen 1 Juan 2:1, 2 y Salmo 103:11-14. De estas maneras confortamos al prójimo con el consuelo que da Dios.

      Cuando sufren violencia o problemas económicos

      8, 9. ¿Qué buen consuelo podemos dar a los afectados por la violencia?

      8 La vida de millones de seres humanos se ve gravemente afectada por la violencia, sea debido a la delincuencia o a las guerras. ¿Cómo podemos consolarlos?

      9 Ante los conflictos de este mundo, el cristiano verdadero evita con mucho cuidado apoyar con sus palabras o acciones a alguna facción (Juan 17:16). Antes bien, dando buen uso a la Biblia, prueba que las dificultades actuales no proseguirán indefinidamente. A veces muestra con Salmo 11:5 lo que opina Jehová de quienes aman la violencia, y con Salmo 37:1-4, la exhortación que Dios nos hace de no pagar con la misma moneda, sino confiar en él. Así mismo, Salmo 72:12-14 revela cómo considera el Salomón Mayor —Jesucristo, quien ya reina en los cielos— a las víctimas inocentes de la violencia.

      10. ¿Qué consuelo brindan los textos citados a quienes han vivido por años en medio de guerras?

      10 A consecuencia de las luchas por el poder de los bandos de este mundo, hay quienes han soportado un conflicto bélico tras otro, por lo que dan por sentado que la guerra y sus secuelas son parte de la vida. Creen que la única esperanza de mejorar su situación es huir a otro país. Sin embargo, la mayoría no lo logra, y no pocos mueren en el intento; y los que sí lo consiguen suelen ver que no han hecho más que cambiar unos problemas por otros. Para ayudarles a cifrar su esperanza en algo más fiable que la emigración, podemos usar Salmo 146:3-6. Además, la profecía de Mateo 24:3, 7, 14 ó 2 Timoteo 3:1-5 les permitirá formarse un cuadro global y entender qué significan las condiciones que soportan, a saber, que vivimos en la conclusión de este viejo sistema. Y si les leemos pasajes como Salmo 46:1-3, 8, 9 e Isaías 2:2-4, quizás acepten que hay esperanzas bien fundadas de que reine la paz en el futuro.

      11. ¿Qué pasajes confortaron a una mujer de África occidental y por qué?

      11 Al persistir la guerra en África occidental, una mujer huyó de su hogar en medio de los tiroteos. Su vida se vio marcada por temores, penas y amargas decepciones. Cuando la familia ya residía en otro país, el esposo quemó el certificado de matrimonio, la echó junto con su hijo de 10 años —a pesar de estar embarazada— y se hizo sacerdote. Al escuchar la lectura de Filipenses 4:6, 7 y Salmo 55:22, y recibir artículos bíblicos de La Atalaya y ¡Despertad!, aquella señora halló al fin consuelo y propósito en la vida.

      12. a) ¿Qué alivio ofrecen las Escrituras a quienes sufren graves apuros económicos? b) ¿Cómo ayudó una Testigo asiática a una clienta?

      12 La ruina económica también afecta a millones de seres. Algunas veces, su origen está en la guerra y sus secuelas, y otras, en políticas imprudentes que, unidas a la codicia y deshonestidad de algunos gobernantes, provocan la pérdida de ahorros y posesiones. Hay, por último, quienes nunca han tenido muchos bienes materiales. En todos los casos, les consolará saber que Dios promete socorrer a quienes confían en él y que garantiza un nuevo mundo en el que disfrutaremos con la labor de nuestras manos (Salmo 146:6, 7; Isaías 65:17, 21-23; 2 Pedro 3:13). Por ejemplo, en una nación asiática, una Testigo oyó a cierta clienta manifestar su profunda inquietud por la situación económica de la zona, de modo que le explicó que aquello era parte de un conjunto de sucesos que tenían lugar en el mundo entero. Luego habló con ella de Mateo 24:3-14 y Salmo 37:9-11, y logró establecer un estudio bíblico regular.

      13. a) ¿Cómo ayudaríamos con la Biblia a quienes han sufrido muchos desengaños ocasionados por promesas vacías? b) ¿Cómo razonaríamos con quienes creen que las condiciones en que viven prueban que Dios no existe?

      13 Cuando las personas llevan años soportando dificultades, así como muchos desengaños ocasionados por promesas vacías, pudieran parecerse a los israelitas que moraban en Egipto, quienes no escuchaban “por [...] desánimo” (Éxodo 6:9). En tales casos conviene destacar cómo les ayudará la Biblia a superar sus problemas y a huir de las trampas evitables en las que caen tantas víctimas (1 Timoteo 4:8b). Algunos creen que las condiciones en que viven prueban que Dios no existe o no se preocupa por ellos. Usando textos adecuados, podríamos tratar de hacerles comprender que él brinda auxilio, pero muchos no lo aceptan (Isaías 48:17, 18).

      Cuando resultan afectados por tormentas o terremotos

      14, 15. ¿Cómo demostraron su preocupación los testigos de Jehová cuando un desastre dejó conmocionadas a muchas personas?

      14 Los desastres provocados por tormentas, terremotos, incendios o explosiones causan mucho dolor. ¿De qué maneras brindaremos consuelo a los supervivientes?

      15 La gente necesita saber que hay alguien que se preocupa por ellos. Tras un ataque terrorista, buena parte de la población de cierto país quedó conmocionada. Algunos habían perdido familiares, que a veces eran su única fuente de ingresos; otros, amigos o empleos, y bastantes más, la seguridad que creían tener. Los testigos de Jehová los visitaron en sus hogares, se condolieron por sus grandes pérdidas y les llevaron palabras de aliento tomadas de las Escrituras. Muchos lo agradecieron profundamente.

      16. ¿Por qué fue muy eficaz el ministerio de dos publicadoras locales cuando se produjo una catástrofe en cierta región de El Salvador?

      16 El Salvador registró en 2001 un fuerte terremoto, seguido de una enorme avalancha de lodo que dejó un saldo de muchos muertos. Entre ellos se contó un joven de 25 años y las dos hermanas de su novia. Tanto esta como la madre del muchacho eran Testigos, y no tardaron en salir al ministerio. No era raro que les dijeran que las víctimas habían fallecido porque Dios se las había llevado o porque era Su voluntad, pero las dos probaban con Proverbios 10:22 que él no desea que suframos, y con Romanos 5:12, que la muerte se debe al pecado del hombre, y no a la voluntad divina. También exponían el confortador mensaje de Salmo 34:18, Salmo 37:29, Isaías 25:8 y Revelación 21:3, 4. Los vecinos las escuchaban con interés, sobre todo en vista de que ambas habían perdido familiares, así que se iniciaron muchos estudios bíblicos.

      17. ¿Qué tipos de ayuda podemos brindar en tiempos de calamidad?

      17 Cuando azota un desastre, pudiéramos encontrar a alguien que necesita que le brindemos ayuda física inmediata, como llamarle a un médico, llevarlo a un hospital o hacer lo posible por darle comida y techo. En 1998, tras una calamidad acontecida en Italia, un periodista comentó que los testigos de Jehová “actúan de forma práctica y tienden la mano al afligido, sin mirar a qué religión pertenece”. Hay sectores donde los sucesos predichos para los últimos días ocasionan grandes sufrimientos. En tales lugares, los testigos de Jehová dirigen la atención a las profecías de la Biblia y confortan a sus oyentes con la garantía que esta ofrece de que el Reino de Dios traerá verdadera seguridad al ser humano (Proverbios 1:33; Miqueas 4:4).

      Cuando fallece un familiar

      18-20. ¿Con qué palabras y obras podemos consolar a quien ha perdido a un familiar?

      18 Todos los días, millones de dolientes lloran la pérdida de un ser querido. Tal vez nos encontremos con ellos en el ministerio cristiano o al atender asuntos cotidianos. ¿Con qué palabras y obras podemos consolarlos?

      19 ¿Está la persona sumida en un torbellino de emociones? ¿Tiene la casa llena de parientes? Probablemente queramos decirle muchas cosas, pero es importante actuar con prudencia (Eclesiastés 3:1, 7). Lo mejor suele ser darle el pésame, dejarle una publicación bíblica adecuada (folleto, revista o tratado) y volver a los pocos días. Entonces, cuando sea oportuno, nos ofreceremos a enseñarle algunos versículos alentadores con la intención de tranquilizarla y animarla (Proverbios 16:24; 25:11). Es cierto que, a diferencia de Jesús, no poseemos la facultad de resucitar a los muertos. Pero sí está en nuestra mano explicar lo que dicen las Escrituras sobre la condición en que estos se encuentran, teniendo presente que tal vez no sea el momento de rebatir errores doctrinales (Salmo 146:4; Eclesiastés 9:5, 10; Ezequiel 18:4). Leámosle las promesas bíblicas sobre la resurrección (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15) y aclaremos lo que significan, valiéndonos quizás de algún ejemplo referido en la Palabra inspirada (Lucas 8:49-56; Juan 11:39-44). Destaquemos también las cualidades del amoroso Dios que nos brinda dicha esperanza (Job 14:14, 15; Juan 3:16). Además, expliquemos cómo nos han beneficiado individualmente tales enseñanzas y por qué confiamos en ellas.

      20 Invitemos al doliente al Salón del Reino, pues allí conocerá personas que de verdad aman al prójimo y que saben edificarse mutuamente. Así le ocurrió a una señora en Suecia, quien descubrió que aquello era lo que llevaba buscando toda la vida (Juan 13:35; 1 Tesalonicenses 5:11).

      21, 22. a) ¿Qué implica dar consuelo? b) ¿Cómo podemos consolar a quien ya conoce bien las Escrituras?

      21 Cuando vemos sufrir a alguien, sea dentro o fuera de la congregación cristiana, ¿nos sentimos a veces inseguros de qué decir o qué hacer? Pues bien, el verbo griego que en la Biblia suele traducirse por “consolar” significa literalmente “llamar al lado de uno”. De modo que consolar eficazmente implica ponerse a disposición de los afligidos (Proverbios 17:17).

      22 ¿Y si la persona a quien queremos consolar ya conoce las enseñanzas bíblicas sobre la muerte, el rescate y la resurrección? Entonces nuestra mera presencia, como amigos que tenemos sus mismas convicciones, puede resultarle reconfortante. Si el afligido desea hablar, escuchémosle con interés. No pensemos que tenemos que darle un discurso. Si leemos algún pasaje, presentémoslo como expresiones de Dios que nos brindan fortaleza tanto a nosotros como a él. Mostrémosle, además, que compartimos la certeza de que las promesas bíblicas se harán realidad. Si imitamos la compasión de Dios y hablamos de las preciosas verdades de su Palabra, contribuiremos a que los atribulados reciban alivio y fortaleza de Jehová, “el Dios de todo consuelo” (2 Corintios 1:3).

      [Nota]

      a Véanse los libros El conocimiento que lleva a vida eterna (cap. 8), Razonamiento a partir de las Escrituras (págs. 194-198, 373-380) y ¿Existe un Creador que se interese por nosotros? (cap. 10), así como el folleto ¿De veras se interesa Dios por nosotros?

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