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  • Cuando no se cumplen las expectativas
    La Atalaya 2007 | 15 de abril
    • ¡Dígaselo!

      Las expectativas insatisfechas provocan muchísima angustia (Proverbios 13:12). Aun así, usted puede hacer algo al respecto. Un proverbio bíblico afirma: “Quien piensa bien las cosas se fija en lo que dice; quien se fija en lo que dice convence mejor” (Proverbios 16:23, Traducción en lenguaje actual). Por consiguiente, si usted tiene un deseo razonable y cree que no está siendo satisfecho, hable con su cónyuge.

      Procure escoger el momento, el lugar y las palabras adecuadas para exponer sus preocupaciones (Proverbios 25:11). Hable con calma y respeto. Tenga presente su objetivo: no se trata de acusar sino más bien de informar a su cónyuge de cuáles son sus expectativas y sentimientos (Proverbios 15:1).

      ¿Por qué es preciso hablar de ello? ¿No se esperaría que un cónyuge atento se diera cuenta de sus necesidades? Bueno, quizás su cónyuge vea la situación desde otra óptica, pero con mucho gusto procurará atender sus necesidades si le explica cuáles son. El hecho de que usted exponga sus deseos o necesidades no es síntoma de que su matrimonio sea débil ni de que su cónyuge sea insensible.

      Así que no vacile en expresarle sus preocupaciones a su cónyuge. Por ejemplo, en el caso mencionado anteriormente, María podría decir a David: “Debo confesar que conocer a tantas personas nuevas me está resultando un poco difícil. Hasta que me sienta más cómoda, ¿me ayudarías a familiarizarme con todas ellas?”.

      “Presto en cuanto a oír”

      Ahora trate de ver el asunto desde otra perspectiva. Imagine que es su cónyuge quien le expresa que le angustia el hecho de que usted no esté cumpliendo con una expectativa razonable. Si esto le ocurriera, ¡escuche a su cónyuge! Procure no ponerse a la defensiva. Al contrario, sea “presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira” (Santiago 1:19; Proverbios 18:13). El apóstol Pablo instó a los cristianos: “Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona” (1 Corintios 10:24).

      Para lograrlo, póngase en el lugar de su pareja. La Biblia dice: “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas [sus esposas] de igual manera, de acuerdo con conocimiento”, o como lo vierte La Nueva Biblia de los Hispanos: “Convivan de manera comprensiva con sus mujeres” (1 Pedro 3:7). Por supuesto, las esposas pondrán el mismo empeño al tratar con sus esposos.

      Recuerde que, sin importar lo bien que se lleven, usted no tendrá la misma perspectiva que su cónyuge en todo (véase el recuadro “Un mismo paisaje, varias perspectivas”). Sin duda, ser capaz de ver las cosas desde otro punto de vista es muy provechoso. Tanto usted como su pareja se casaron trayendo consigo aspiraciones distintas, condicionadas por sus antecedentes familiares y culturales. El resultado es que pueden estar profundamente enamorados y, aun así, no tener las mismas expectativas.

      Por ejemplo, las parejas cristianas conocen muy bien el principio bíblico de autoridad (Efesios 5:22, 23). Pero ¿de qué forma concreta se ejercerá la autoridad en la familia, y cómo se demostrará la sumisión? ¿Se dejan guiar ustedes dos por este principio bíblico y se esmeran por ponerlo en práctica?

      Es posible que también tengan opiniones diferentes en cuanto a otros aspectos de la vida diaria. Por ejemplo, ¿quién se hará cargo de ciertos quehaceres domésticos? ¿Cuándo visitarán a los parientes, y cuánto tiempo pasarán con ellos? ¿Cómo han de demostrar los cónyuges cristianos que ponen los intereses del Reino en primer lugar en su vida? (Mateo 6:33.) En lo que respecta a la economía, es muy fácil endeudarse, de modo que merece la pena ser ahorrativos e ingeniosos. Pero ¿qué supondrá eso exactamente para la pareja? Hablar con franqueza y respeto sobre temas de esta índole produce muy buenos resultados.

      Tales conversaciones pueden aportar paz a su matrimonio, incluso si hasta el momento no se han cumplido algunas expectativas. En efecto, la comunicación franca le facilitará obedecer la exhortación del apóstol Pablo: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro” (Colosenses 3:13).

  • Cuando no se cumplen las expectativas
    La Atalaya 2007 | 15 de abril
    • [Ilustración y recuadro de la página 10]

      Un mismo paisaje, varias perspectivas

      “Imagínese a un grupo de turistas que observan un paisaje típico. Aunque todos miran el mismo panorama, cada uno de ellos lo ve de distinta manera. ¿Por qué? Porque cada cual lo ve desde un ángulo diferente. No puede haber dos personas de pie en el mismo lugar. Además, no todos se detienen en la misma parte del paisaje. Cada persona considera de interés particular un aspecto diferente. Sucede lo mismo en el matrimonio. Aun siendo sumamente compatibles, no hay dos compañeros que tengan la misma opinión sobre los asuntos. [...] La comunicación implica hacer todo lo posible por armonizar las diferencias dentro del vínculo de una sola carne. Para lograrlo, es necesario darse tiempo para conversar.” (La Atalaya del 1 de agosto de 1993, página 4.)

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