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¿Por qué no me comprenden mis padres?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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[Recuadro/Fotografía en las páginas 20 y 21]
¿Cómo puedo decírselo a mis padres?
No es agradable tener que confesar a tus padres un mal que hayas cometido. Un joven llamado Vince dice: “Siempre supe que mis padres confiaban mucho en mí, y por eso se me hizo difícil abordarlos, porque no quería herirlos”.
Por lo general los jóvenes que recurren a encubrir los males que cometen sufren los dolores de una conciencia herida. (Romanos 2:15.) Sus errores pueden hacérseles “una carga pesada”, demasiado pesada para llevarla. (Salmo 38:4.) Casi inevitablemente se ven obligados a engañar a sus padres y mentirles, y así siguen cometiendo males. Por eso, su relación con Dios se perjudica.
La Biblia dice: “El que encubre sus transgresiones no tendrá éxito, pero al que las confiesa y las deja se le mostrará misericordia”. (Proverbios 28:13.) Como dice Betty, de 19 años: “De todas maneras, Jehová lo ve todo”.
Si hay un mal grave implicado, pide perdón a Jehová y confiésale en oración el mal que has cometido. (Salmo 62:8.) Luego, di a tus padres lo que ha ocurrido. (Proverbios 23:26.) Ellos tienen experiencia en la vida y por lo general pueden ayudarte a enfrentarte debidamente a tus errores y borrar de ti su efecto, y a evitar repetirlos. “El hablar de ello en verdad puede ayudarte —dice Chris, de 18 años—. Es un alivio quitártelo por fin de la mente.” El problema es, ¿cómo decir a tus padres lo que ha ocurrido?
La Biblia habla de “una palabra hablada al tiempo apropiado para ella”. (Proverbios 25:11; compara con Eclesiastés 3:1, 7.) ¿Cuándo pudiera ser eso? Chris continúa: “Espero hasta la hora de la cena y entonces le digo a papá que quiero hablar con él”. Un joven cuya madre no tiene esposo procuraba hablarle a ella en otra ocasión: “Yo acostumbraba hablar con mamá a la hora de acostarme, pues entonces ella estaba más tranquila. Cuando llegaba del empleo estaba demasiado agitada”.
Pudieras, quizás, decir algo por el estilo de esto: “Mamá y papá, quiero decirles algo que me molesta”. ¿Y qué hay si parece que tus padres están demasiado ocupados para interesarse en tus asuntos? Podrías decirles: “Sé que están ocupados, pero hay algo que en verdad me perturba. ¿Podemos hablar de esto?”. Entonces podrías preguntarles: “¿Hicieron ustedes alguna vez algo que no quisieron decir a otros porque se avergonzaban de ello?”.
Ahora viene la parte difícil: confesar a tus padres el mal que has cometido. Sé humilde y ‘habla la verdad’ sin tratar de restar gravedad a tu error ni de ocultar los detalles más desagradables. (Efesios 4:25; compara con Lucas 15:21.) Usa palabras que tus padres entiendan, no expresiones que tengan significado especial solo entre los jóvenes.
Naturalmente, al principio tus padres quizás se sientan heridos y desilusionados. Por eso, ¡no te sorprendas ni te indignes si te reprenden severamente! Si hubieras prestado atención a lo que te habían dicho antes, quizás no estarías en esta situación. Por eso, manténte en calma. (Proverbios 17:27.) Escucha a tus padres y contesta sus preguntas, sin importar cómo las hagan.
Sin duda tu deseo sincero de arreglar la situación impresionará profundamente a tus padres. (Compara con 2 Corintios 7:11.) Con todo, prepárate para aceptar la disciplina que bien mereces. “Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.” (Hebreos 12:11.) Recuerda, también, que esta no será la última vez que necesitarás la ayuda y el consejo maduro de tus padres. Acostúmbrate a confiarles los problemas pequeños que tengas, para que cuando surjan los problemas más graves no temas considerarlos con ellos.
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¿Por qué no me comprenden mis padres?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Muestra “interés personal”
¿Cómo puedes enterarte, entonces, de lo que piensan tus padres respecto a ciertos asuntos? Al ‘no vigilar con interés personal solo tus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás’. (Filipenses 2:4.) Por ejemplo: pregunta a tu madre sobre sus experiencias durante la adolescencia. ¿Qué sentía, qué metas tenía? La revista ‘Teen dice: “Si se da cuenta de que quieres saber por qué ella piensa como lo hace sobre algunas cosas, y de que tienes presente eso, puede que trate de comprender mejor los sentimientos tuyos”. Probablemente suceda lo mismo si hablas así con tu padre.
Si surge un desacuerdo, no te apresures a decir que tus padres son insensibles. Pregúntate: ‘¿Se sentía bien papá, o tenía alguna preocupación? ¿Se ofendió por algo que hice o dije sin pensarlo bien? ¿Será que simplemente no comprende lo que quiero decir?’. (Proverbios 12:18.) El ponerte así en el lugar de la otra persona es un buen comienzo para cerrar esa brecha entre generaciones. ¡Ahora puedes concentrarte en conseguir que tus padres te comprendan a ti! Sin embargo, muchos jóvenes hacen eso muy difícil. ¿Cómo?
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¿Por qué no me comprenden mis padres?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Aparta tiempo para hablar
‘¡Fueron los mejores momentos que he pasado con papá!’, dijo John sobre un viaje que hizo con su padre. “Nunca en la vida había pasado seis horas a solas con él. Seis horas de ida y seis horas de vuelta. El auto no tenía radio. Tuvimos buenas conversaciones. Fue como si nos hubiéramos descubierto mutuamente. Yo no lo conocía tan bien como creía. Nos hicimos amigos.” ¿Por qué no tratas tú también de tener una buena conversación con tu mamá o tu papá... con regularidad?
El tener amistad con otros adultos también es útil. Vickie recuerda: “No tenía absolutamente nada en común con los mayores. Pero me esforcé por estar con mis padres cuando se asociaban con otros adultos. Con el tiempo hice amistad con personas de la misma edad de mis padres, y esto me dio un punto de vista más amplio. Se me hizo más fácil conversar con mis padres. El ambiente en casa mejoró muchísimo”.
Además, el asociarte con personas que han adquirido la sabiduría que dan los años evitará que veas la vida desde un punto de vista estrecho y limitado, lo cual puede suceder si solo te asocias con jóvenes de tu edad. (Proverbios 13:20.)
Comunica tus sentimientos
El joven Elihú dijo: “Voy a hablar con sinceridad y a decir francamente lo que pienso”. (Job 33:3, Versión Popular.) ¿Hablas así con tus padres cuando surgen desacuerdos sobre asuntos como la ropa, el llegar a casa a una hora fija o la música?
Un joven llamado Gregory creía que su madre era completamente irrazonable. Su solución para el conflicto ardiente entre ellos era quedarse fuera de casa lo más posible. Pero luego siguió el consejo de unos ancianos cristianos. Dice: “Empecé a contarle a mamá mis sentimientos. Le dije por qué quería hacer ciertas cosas, sin dar por sentado que ella lo supiera. A menudo fui muy sincero con ella y le expliqué que no estaba tratando de hacer nada incorrecto, y que me sentía muy mal porque ella me trataba como un niñito. Entonces ella empezó a comprender, y poco a poco la situación mejoró mucho”.
Puede que en tu caso, también, el hablar “con sinceridad” ayude a resolver muchos malentendidos.
Cómo manejar los desacuerdos
Pero eso no significa que tus padres verán enseguida todo a tu manera. Por eso, tienes que poner freno a tus emociones. “Todo su espíritu [sus impulsos] es lo que el estúpido deja salir, pero el que es sabio lo mantiene calmado hasta lo último.” (Proverbios 29:11.) Da a conocer con calma los méritos de tu punto de vista. Concéntrate en los puntos en cuestión, en vez de decir que “¡todos los demás lo hacen!”.
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