La biblioteca que cabe encima de un escritorio
IMAGÍNESE tener al alcance de la mano una colección de publicaciones que rivalizara con algunas de las bibliotecas más grandes del mundo. Imagínese que sobre su escritorio cupiesen millones de artículos y noticias procedentes de miles de libros, revistas, periódicos y otras obras.
“¿Cómo puede ser eso?”, quizás se pregunte usted. La respuesta está en tres adelantos de la tecnología moderna: un ordenador personal, un módem y una línea telefónica. (Se llama módem a un aparato modulador/demodulador que permite la transmisión y recepción de datos por línea telefónica.) Con estas tres cosas es posible transformar una mesa de escritorio en una verdadera biblioteca.
Aunque en una biblioteca tradicional se hayan ordenado cuidadosamente un sinfín de libros y revistas, y la materia impresa esté muy bien catalogada en fichas o listas, todavía se necesita tiempo para repasar esas fichas o listas. Y después de localizar en ellas el libro que se busca, aún no hay garantía de que se encontrará en el estante correspondiente.
La nueva era
Con un ordenador de sobremesa y un módem, una persona puede conectar con un sistema de ordenadores mucho mayor que contenga literalmente millones de artículos tomados de libros, revistas, servicios de noticias y otras fuentes de información, todos clasificados en unas “carpetas” de ordenador (llamadas banco de datos), a las que es posible acceder mediante unos códigos sencillos.
Por ejemplo: si un hombre de negocios quiere encontrar toda la información publicada en revistas sobre leveraged buyouts (traducible como “compra forzada de empresas”), podría, después de entrar en el programa con cierta contraseña, pedir información sobre “revistas”. Una vez conectado a esa categoría de publicaciones, podría seguir buscando mediante escribir algo como: “Encuentra leveraged buyouts”. Inmediatamente, en cuestión de segundos se revisan casi un millón y medio de artículos de revistas publicados desde hace más de dieciséis años hasta la actualidad.
Se localizan todos los artículos que contengan las palabras “leveraged buyouts” y se ve en la pantalla una lista completa de todos ellos. A continuación se utiliza la función “display (desplegar)”, y, comenzando con el artículo más reciente, en pocos segundos aparece en la pantalla el título, la fecha y el autor de cada artículo, así como un breve resumen con algunos datos adicionales. ¿Cuánto le costó? Tal vez dos o tres dólares.
Con este sistema, a un ama de casa le es posible conseguir nuevas ideas de cocina gracias a que puede consultar recetas utilizadas en diversos países de todo el mundo. También es posible encontrar ideas de decoración, así como nuevos estilos y modas. Al personal médico le facilita la revisión de las investigaciones más recientes que se han hecho en el campo de la microbiología y también le ayuda a estar al día con las normativas recientes que afectan a la industria farmacéutica. Los abogados pueden localizar casos parecidos a los de sus actuales clientes e investigar las diferentes maneras de citar cada caso dado en los tribunales.
Un estudiante puede buscar prácticamente cualquier tema que se enseñe en la escuela. Lo que hizo el hombre de negocios con el tema de “leveraged buyouts” lo puede hacer el estudiante con, por ejemplo, el tema “agujeros negros”. Esta forma de investigación también puede ser de interés para los educadores, los escritores, los investigadores y el personal de empresas.
Más detalles sobre el coste
Aunque es relativamente económico, el coste depende en gran medida de qué carpeta de ordenador se utilice, y, por supuesto, al igual que en cualquier industria, varía según la compañía.
Pero en términos generales, uno solo paga por el tiempo que está conectado al ordenador y por los resultados de su consulta. Un servicio de información cobra como promedio un dólar (E.U.A.) por minuto, y la duración media de cada búsqueda es de aproximadamente diez minutos. La hora del día es una de las variables que entran en juego cuando se considera el coste. Si la búsqueda se lleva a cabo fuera de las horas normales de trabajo, tal vez cobren hasta un 50% menos.
Para reducir los costes aún más, dichos servicios por lo general dan ayuda en la forma de representantes del cliente o especialistas en temas, quienes, como bibliotecarios de alta tecnología, ayudan a decidir una estrategia de búsqueda antes de empezar la búsqueda en sí. De este modo se ahorra tiempo, lo cual, a su vez, ahorra dinero. Algunas compañías que prestan su servicio de información a la comunidad profesional, en particular a los abogados, tal vez cobren una tarifa mensual. Es de interés que algunas empresas jurídicas pequeñas evitan más costes comprando tiempo a empresas más grandes que están suscritas al servicio y que disponen de personal permanente dedicado a hacer búsquedas regulares.
Pero ¿y si a usted, como les sucede a muchas personas, le amedrentan los ordenadores? ¿Y si no puede permitirse tener en su casa un ordenador de sobremesa, un módem y otra línea telefónica? ¿Y si aunque pueda permitírselo, no dispone del tiempo necesario para llevar a cabo personalmente sus búsquedas?
Desde que comenzó a funcionar este servicio, tanto a las bibliotecas como a las universidades les ha interesado. Al buscar más información sobre él, han descubierto que la atracción es mutua. Las organizaciones que prestan este servicio vieron en las bibliotecas municipales y de universidades una buena salida, mientras que estas reconocieron sus servicios como una herramienta atractiva y eficaz. Después de analizar las posibilidades, surgió y floreció una relación.
Las organizaciones que prestan este servicio ofrecieron un descuento a estas instituciones, las cuales, a su vez, pasaban el ahorro a sus clientes. Ahora usted, como cliente o estudiante, puede beneficiarse de que le busquen información sin necesidad de disponer de todo el equipo.
Como ha sucedido con el precio de muchos adelantos tecnológicos modernos —los hornos de microondas y los relojes digitales, por ejemplo—, el precio de las búsquedas de información también está descendiendo, lo que permite que muchas personas tengan acceso a esta biblioteca que cabe sobre un escritorio.
[Recuadro en la página 27]
El nuevo bibliotecario
Hay un nuevo bibliotecario en la ciudad, y usted no tiene que levantarse de su escritorio para visitarle, solo tiene que llamarle por teléfono. Se le conoce como agente de información. No le localizará en la biblioteca de su localidad, pues él se sienta delante de un escritorio de oficina, y por cierta tarifa usará la conexión telefónica especial de que se habla en estas páginas y hará la investigación por usted.
Su trabajo no es tan fácil como parece, ya que no solo tiene que saber en cuál de las más de tres mil carpetas de ordenador (bancos de datos) debe buscar, sino también ha de saber moverse con facilidad a través de un banco de datos en particular y saber qué palabras clave utilizar para la búsqueda.