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¡Confíe en Jehová!La Atalaya 1993 | 15 de diciembre
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Max Liebster, un judío que sobrevivió de milagro al holocausto, por decirlo así, habló de su viaje a un campo de exterminio nazi: “Nos encerraron en vagones que habían sido convertidos en muchas diminutas celdas para dos personas. Cuando me metieron a patadas en una de ellas, me vi ante un prisionero cuyos ojos reflejaban serenidad. Él estaba allí debido a que respetaba la ley de Dios, y había escogido la prisión con posibilidad de muerte más bien que derramar la sangre de otras personas. Era testigo de Jehová. Le habían quitado los hijos y [habían] ejecutado a [su] esposa. Él pensaba que al fin le pasaría lo mismo que a ella. El viaje de 14 días trajo la respuesta de mis oraciones, pues fue durante este mismísimo viaje hacia la muerte [cuando] encontré la esperanza de vida eterna”.
21 Después que este hermano salió de la “guarida de leones” de Auschwitz, como él la llamaba, y se bautizó, se casó con una testigo de Jehová que también había estado presa y cuyo padre había sufrido en el campo de concentración de Dachau. Mientras estaba allí, recibió noticias de que su esposa y su hija también habían sido detenidas. Describió así su reacción: “Me encontraba profundamente preocupado. Entonces, un día en que hacía fila para ducharme, oí una voz que citaba Proverbios 3:5, 6. [...] Resonaba como una voz que descendiera de los cielos. Fue precisamente lo que yo necesitaba para recuperar el equilibrio”. La voz era, en realidad, la de otro prisionero que citaba este texto, pero el incidente recalcó el poder que puede ejercer en nosotros la Palabra de Dios. (Hebreos 4:12.)
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¡Confíe en Jehová!La Atalaya 1993 | 15 de diciembre
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d Véase la biografía de Max Liebster, “¡Liberación! Cómo demostramos gratitud”, en La Atalaya del 15 de marzo de 1979, páginas 20-23.
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