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Escuchemos nuestra voz interiorLa Atalaya 2007 | 15 de octubre
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Escuchemos nuestra voz interior
“Los de las naciones que no tienen [la] ley [de Dios] hacen por naturaleza las cosas de la ley.” (ROMANOS 2:14.)
1, 2. a) ¿De qué maneras han demostrado muchas personas amor al prójimo? b) ¿Qué otros ejemplos de interés por los demás encontramos en las Escrituras?
UN JOVEN de 20 años estaba esperando el tren. De repente, sufrió un ataque epiléptico y se cayó a las vías. Nada más verlo, un padre de familia dejó a sus dos hijas en el andén y saltó a ayudarlo. Lo arrastró al foso situado entre las vías y lo cubrió con su cuerpo para protegerlo del paso del tren. Muchos calificarían a este rescatador de héroe, pero él no opina igual: “Era lo que había que hacer. He actuado así por amor al prójimo, y no para que me den las gracias o ser famoso”.
2 Quizás conozcamos a alguien que arriesgó su vida por sus semejantes. Eso fue lo que hicieron muchas personas al ocultar a extraños durante la II Guerra Mundial. Otra demostración de amor al prójimo tuvo lugar en tiempos de Pablo, cuando él y 275 personas más naufragaron cerca de Malta, no muy lejos de Sicilia. Cuando llegaron a las playas, los lugareños auxiliaron a aquellos desconocidos, desplegando “extraordinaria bondad humana” (Hechos 27:27–28:2). Y otra persona que, mucho antes, se interesó por el prójimo fue una niña israelita que vivía cautiva en Siria. Seguramente no se expuso al peligro, pero hay que reconocer que se preocupó de verdad por el bienestar de su amo (2 Reyes 5:1-4). Además, no olvidemos al buen samaritano, el personaje de una parábola de Jesús que por siglos ha tocado el corazón de gente de muy diversas culturas. A diferencia del sacerdote y el levita que no hicieron nada por un judío medio muerto, aquel samaritano se desvivió por atenderlo (Lucas 10:29-37).
3, 4. ¿Está de acuerdo con la teoría de la evolución el que haya muchas acciones altruistas? Explique.
3 Es cierto que vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, y que muchas personas son “feroces” y carecen de “amor del bien” (2 Timoteo 3:1-3). Sin embargo, ¿verdad que hemos visto actos de bondad, o incluso nos hemos beneficiado de ellos? A menudo, los seres humanos se ayudan unos a otros, aunque para ello tengan que hacer sacrificios personales. Por eso, no es de extrañar que la bondad hacia los semejantes reciba el nombre de “humanidad”.
4 Esa disposición a ayudar, aunque implique echar a un lado los propios intereses, se ve en todas las razas y culturas. Este hecho contradice la teoría de que el hombre es el resultado de la evolución, es decir, de un proceso regido por la ley de la selva en el que sobreviven las especies más aptas. Así lo reconoció Francis S. Collins, genetista al que la administración estadounidense puso a cargo del equipo que trazó el mapa del genoma humano (ADN): “El altruismo presenta un grave desafío al evolucionista. [...] Es imposible entender que exista ese espíritu desinteresado partiendo de genes egoístas cuyo único afán es perpetuarse”. Y en otra ocasión comentó: “Algunas personas se sacrifican por otras, ajenas a su grupo, con las cuales nada tienen en común [...]. Al parecer, esto no puede explicarse con el modelo darwiniano”.
“La voz de la conciencia”
5. ¿Qué hecho se observa a menudo?
5 El doctor Collins da la siguiente definición del impulso altruista: “[Es] la voz de la conciencia invitándonos a ayudar a los demás aunque no vayamos a recibir nada a cambio”.a Esta mención de la palabra conciencia pudiera recordarnos el siguiente hecho que destacó el apóstol Pablo: “Siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados” (Romanos 2:14, 15).
6. ¿Por qué somos responsables ante Dios todas las personas?
6 En su carta a los Romanos, Pablo indicó que todas las personas somos responsables ante Dios, pues “desde la creación del mundo” su existencia y cualidades se manifiestan en las obras que vemos a nuestro alrededor (Romanos 1:18-20; Salmo 19:1-4). Es cierto que mucha gente prescinde del Creador y lleva una vida desenfrenada. Sin embargo, la voluntad de Dios es que los seres humanos reconozcan la justicia divina y se arrepientan de sus malas acciones (Romanos 1:22–2:6). Los judíos tenían una poderosa razón para hacerlo, ya que habían recibido la Ley de Jehová a través de Moisés. Pero hasta los pueblos que no contaban con “las sagradas declaraciones formales de Dios” tenían el deber de reconocer la existencia del Creador (Romanos 2:8-13; 3:2).
7, 8. ¿Hasta qué punto es común el sentido de la justicia, y a qué conclusión nos lleva este hecho?
7 Una razón muy importante por la que todos debemos reconocer la existencia de Dios y actuar en consecuencia es que estamos dotados en nuestro interior de un sentido del bien y del mal, o sea, de una conciencia. Entre las indicaciones de que tenemos conciencia figura nuestro sentido de la justicia. Imaginemos la siguiente situación. Unos niños aguardan en fila para utilizar los columpios. Pero uno de los chicos se cuela, y los demás protestan: “¡No es justo!”. Ahora preguntémonos: “¿Cómo es posible que hasta los niños pequeños demuestren espontáneamente que tienen un sentido de la justicia?”. Esa manera de actuar es un reflejo de su sentido moral. Como vimos antes, Pablo escribió: “Siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley”. Notemos que no dijo “si alguna vez”, como si fuera algo que ocurre solo en muy contadas ocasiones. Él dijo “siempre que” (equivalente de “cuando”), lo que da a entender que sucede con cierta frecuencia. En efecto, muchas personas “hacen por naturaleza las cosas de la ley”, lo cual significa que, movidas por su sentido moral, obran en armonía con la ley escrita de Dios.
8 Esta inclinación moral se ha podido constatar en muchos países. Un profesor de Cambridge mencionó que entre los babilonios, egipcios y griegos, así como entre los nativos de Australia y América, encontramos “expresiones de repudio contra la opresión, el asesinato, la traición y la falsedad, y [...] exhortaciones a tratar con bondad a los ancianos, los niños y los débiles”. Por otro lado, el doctor Collins escribió: “El concepto del bien y del mal aparece como una constante entre todos los miembros del género humano”. ¿Verdad que esto nos trae a la memoria Romanos 2:14?
¿Cómo actúa la conciencia?
9. ¿Qué es la conciencia, y cómo puede ayudarnos antes de actuar?
9 La Biblia indica que la conciencia es la facultad que tenemos de contemplar y evaluar personalmente nuestras acciones. Por decirlo así, es una voz interior que nos señala si determinada conducta está bien o está mal. Pablo se refirió a su propia voz interior al decir: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo” (Romanos 9:1). Pues bien, esta voz tal vez nos hable por adelantado cuando vayamos a tomar decisiones que tengan implicaciones morales. En tal caso, la conciencia pudiera ayudarnos a evaluar los actos futuros y mostrarnos cómo nos sentiríamos si los lleváramos a cabo.
10. ¿De qué manera suele intervenir la conciencia?
10 Pero es más frecuente que la conciencia entre en juego después que uno ha actuado. Por ejemplo, cuando vivía como fugitivo, huyendo de Saúl, David tuvo ante sí la oportunidad de hacer algo irrespetuoso contra aquel rey ungido por Dios, y de hecho lo hizo. Pero luego “el corazón de David [estuvo] hiriéndolo” (1 Samuel 24:1-5; Salmo 32:3, 5). Aunque en este relato no aparece la palabra conciencia, sin duda el dolor que sintió David no era otra cosa que el efecto de su propia conciencia. De igual modo, a todos nos remuerde a veces la conciencia. Actuamos de cierta forma y más tarde sentimos desasosiego y preocupación. La conciencia mortifica tanto a algunas personas que las lleva a pagar los impuestos que evadieron en su día, o a confesar en algún momento a su cónyuge que cometieron adulterio (Hebreos 13:4). Sin embargo, cuando uno obra en armonía con su conciencia, siente paz y satisfacción.
11. ¿Por qué es peligroso el razonamiento: “Con que uno se guíe por los dictados de su conciencia, ya es suficiente”? Ponga un ejemplo.
11 En vista de lo anterior, quizás alguien diga: “Con que uno se guíe por los dictados de su conciencia, ya es suficiente”. Pues bien, es verdad que debemos escuchar a la conciencia, pero también es cierto que esta pudiera transmitirnos un mensaje muy engañoso. En efecto, la voz del “hombre que somos interiormente” tal vez nos desoriente (2 Corintios 4:16). Veamos un ejemplo. La Biblia nos cuenta que algunos judíos tomaron a Esteban, devoto cristiano “lleno de gracia y de poder”, y se lo llevaron fuera de Jerusalén para matarlo a pedradas. Junto a esos homicidas, “aproba[ndo] el asesinato”, se encontraba Saulo de Tarso, quien tiempo después sería el apóstol Pablo. Parece que aquellos judíos estaban tan convencidos de estar haciendo lo correcto que no les molestaba para nada la conciencia. Y lo mismo debió de ocurrir con Saulo, ya que más tarde estaba “respirando todavía amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor”. Es obvio que se había deformado la voz de su conciencia (Hechos 6:8; 7:57–8:1; 9:1).
12. ¿Qué elemento puede moldear la conciencia?
12 En el caso de Saulo, ¿qué pudo haber moldeado su conciencia? En primer lugar, las personas con las que mantuvo una relación estrecha. Este hecho pudiera ilustrarse con la siguiente comparación. Cuando llamamos por teléfono, no es raro que confundamos a un hijo con su padre. Puede que el parecido se deba a que el joven haya heredado el timbre de la voz, pero lo más probable es que también haya ido asimilando otros rasgos de la forma de hablar del padre. De igual modo, Saulo seguramente estaba condicionado por el compañerismo con judíos que odiaban a Jesús y estaban en contra de sus enseñanzas (Juan 11:47-50; 18:14; Hechos 5:27, 28, 33). Como vemos, la voz de la conciencia de Saulo pudo verse influida por quienes lo rodeaban.
13. ¿Cómo puede influir el ambiente sobre la conciencia?
13 Residir en una región puede llevarnos a hablar con cierto acento o emplear expresiones características de la zona (Mateo 26:73). De igual modo, la exposición a un determinado ambiente y cultura suele dejar huella en la conciencia de las personas. Sin duda, esto es lo que tuvo que haberles ocurrido a los asirios. Aquel antiguo pueblo era conocido por su espíritu militarista, como se ve en numerosos relieves de piedra donde aparecen torturando a los cautivos (Nahúm 2:11, 12; 3:1). La Biblia indica que, en tiempos de Jonás, los habitantes de la ciudad asiria de Nínive desconocían “la diferencia entre su mano derecha y su izquierda”. En otras palabras, carecían de un buen criterio para juzgar lo que estaba bien o mal a los ojos de Dios. ¡Cuánto debía de afectar este ambiente a la conciencia de los ninivitas desde su más tierna infancia! (Jonás 3:4, 5; 4:11.) Hoy, igualmente, la actitud de quienes nos rodean tal vez influya en nuestra conciencia.
Educando la voz interior
14. ¿Qué da a entender Génesis 1:27 sobre el origen de la conciencia?
14 Jehová dotó a Adán y Eva de conciencia, y todos los seres humanos hemos heredado de ellos dicha facultad. Génesis 1:27 señala que estamos hechos a la imagen de Dios. Por supuesto, no somos como Dios físicamente, ya que él es un espíritu y nosotros somos de carne y hueso. Más bien, el que estemos hechos a su imagen quiere decir que tenemos en nuestro interior sus mismas cualidades, entre ellas el sentido moral característico de la conciencia. En vista del origen de estas cualidades, si queremos educar nuestra voz interior y lograr que sea más confiable, tenemos que conocer mejor al Creador y acercarnos a él.
15. ¿Qué podemos lograr al llegar a conocer a nuestro Padre?
15 La Biblia indica que, en el sentido más amplio del término, Jehová es el Padre de la humanidad entera (Isaías 64:8). Además, todos los cristianos fieles, sin importar si esperamos vivir en el cielo o en una Tierra paradisíaca, podemos llamar Padre a Dios (Mateo 6:9). Por eso, todos deberíamos estar deseosos de acercarnos cada vez más a él y aprender sus normas y criterios (Santiago 4:8). Sin embargo, muchas personas no tienen ningún interés en hacerlo. Se parecen a los judíos a quienes dijo Jesús: “Ustedes ni han oído su voz en ningún tiempo ni visto su figura; y no tienen su palabra permaneciendo en ustedes” (Juan 5:37, 38). Nosotros no hemos oído literalmente la voz de Dios, pero sí podemos lograr que su palabra se convierta en parte de nosotros, lo que nos permite asimilar la forma de sentir y actuar de Jehová.
16. ¿Qué nos enseña el relato de José sobre el asunto de educar la conciencia y obedecer sus dictados?
16 Eso es precisamente lo que había hecho José, como vemos en el pasaje que habla de su servicio en casa de Potifar. Cuando la esposa de aquel egipcio trató de seducir a José, aún no estaba escrito ningún libro de la Biblia ni se habían dado los Diez Mandamientos. No obstante, él reaccionó diciendo: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?” (Génesis 39:9). El motivo principal por el que respondió así no era el deseo de complacer a sus familiares, ya que estos vivían lejos. Lo que más quería era agradar a Dios, ya que conocía la norma divina: el matrimonio es una unión en la que solo hay lugar para un hombre y una mujer que forman “una sola carne”. Además, tuvo que haberse enterado del incidente de su abuela Rebeca con Abimélec. Cuando este rey descubrió que era una mujer casada, comprendió que ningún hombre de su reino debía unirse a ella, pues quien lo hiciera cometería un pecado y acarrearía culpa a su pueblo. Y Jehová dio su bendición, lo que reveló su punto de vista acerca del adulterio. Sin duda, el conocimiento que tenía José de estos asuntos contribuyó a que la voz de su conciencia resonara aún con más fuerza y lo moviera a rechazar la inmoralidad sexual (Génesis 2:24; 12:17-19; 20:1-18; 26:7-14).
17. ¿Por qué decimos que hoy tenemos más ayudas para imitar a Dios que en tiempos de José?
17 Claro, hoy contamos con más ayudas. Ahora disponemos de la Biblia completa para aprender la manera de pensar y sentir de nuestro Padre, lo que incluye qué cosas aprueba y cuáles prohíbe. Cuanto más familiarizados estemos con las Escrituras, más fácil nos será acercarnos a Dios y copiar su ejemplo. Y, por consiguiente, lo que nos diga la conciencia reflejará cada vez mejor la manera de pensar de nuestro Padre y estará en sintonía con su voluntad (Efesios 5:1-5).
18. Sin importar las influencias del pasado, ¿qué podemos hacer para que nuestra conciencia sea más confiable?
18 Ahora bien, ¿qué podemos decir del ambiente, el otro factor que moldea la conciencia? Seguramente hemos podido ver cuánto ha influido en nosotros el medio en el que crecimos y, sobre todo, la manera de pensar y actuar de nuestra familia. Es posible que la voz de la conciencia nos haya hablado con sonido débil o distorsionado, y con el “acento” de quienes nos rodeaban. Aunque es obvio que no podemos cambiar el pasado, sí tenemos la opción de elegir buenas amistades y un ambiente beneficioso para nuestra conciencia. Para ello es fundamental que frecuentemos la compañía de siervos devotos que lleven años esforzándose por imitar a su Padre celestial. Una magnífica oportunidad de hacerlo es asistir a las reuniones de la congregación y conversar con otros cristianos antes y después del programa. Además, podemos fijarnos en la manera de pensar y actuar de nuestros hermanos en la fe. Ellos prestan mucha atención tanto a lo que han aprendido de la Biblia como a los dictados de su conciencia, la cual refleja como un eco la manera de pensar y actuar de Dios. Si nos aprovechamos de estos medios, moldearemos nuestra conciencia según los principios bíblicos y así reflejaremos mejor la imagen de Dios. En resumen, debemos esforzarnos por afinar nuestra voz interior para ponerla de acuerdo con los principios de nuestro Padre y, además, hemos de absorber las buenas influencias de nuestros hermanos cristianos. ¿Qué lograremos de este modo? Tendremos una conciencia más confiable, lo que nos animará aún más a escucharla (Isaías 30:21).
19. ¿Qué otros puntos acerca de la conciencia vale la pena examinar?
19 No obstante, a algunos cristianos les cuesta trabajo responder a la voz de su conciencia en el diario vivir. En el próximo artículo veremos diversas situaciones a las que pudiéramos hacer frente. Al examinarlas, comprenderemos con mayor claridad la función de la conciencia, la razón de que todas las conciencias no sean iguales y la manera de responder cada día mejor a nuestra voz interior (Hebreos 6:11, 12).
[Nota]
a En esta misma línea, el astrónomo Owen Gingerich, profesor investigador de la Universidad de Harvard, escribió: “El altruismo bien pudiera plantear una pregunta que carece [...] de respuesta científica basada en la observación de los animales. Tal vez sea porque la explicación más convincente se encuentre en otro ámbito y se refiera a los dones divinos que nos distinguen como humanos, uno de los cuales es la conciencia”.
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Respondamos a nuestra concienciaLa Atalaya 2007 | 15 de octubre
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Respondamos a nuestra conciencia
“Todas las cosas son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio.” (TITO 1:15.)
1. ¿Qué relación tenía Pablo con las congregaciones de Creta?
DESPUÉS de su tercer viaje misionero, el apóstol Pablo fue detenido por las autoridades. Terminó siendo enviado a Roma, donde estuvo cautivo dos años. ¿Qué hizo tras su liberación? En algún momento visitó la isla de Creta acompañado de Tito, al que más tarde escribió estas palabras: “Por esta razón te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas defectuosas e hicieras nombramientos de ancianos” (Tito 1:5). A fin de llevar a término esa comisión, Tito tendría que lidiar con un problema en el que estaban implicadas las conciencias de algunos cretenses.
2. ¿Qué problema tenía que atender Tito en la isla de Creta?
2 Pablo primero le explicó a Tito las cualidades que debía reunir todo varón que fuera a servir como anciano en una congregación. Luego le señaló que en la isla había “muchos hombres ingobernables, habladores sin provecho y engañadores de la mente”, que andaban corrompiendo “casas enteras, enseñando cosas que no [debían]”. Por esta razón, Tito frecuentemente tendría que censurarlos (Tito 1:10-14; 1 Timoteo 4:7). El apóstol le dijo que aquellos individuos tenían “contaminada tanto la mente como la conciencia”. Según el término original traducido “contaminada”, la idea es que se habían “manchado”, tal como queda una hermosa prenda de vestir al desteñirse otra (Tito 1:15). Algunos de esos hombres tal vez fueran de origen judío, ya que Pablo dice que “se [adherían] a la circuncisión”. Aunque las congregaciones actuales ya no tienen que hacer frente a los defensores de esa doctrina, todavía podemos aprender mucho sobre la conciencia examinando los consejos de Pablo a Tito.
Los que tenían contaminada su conciencia
3. En su carta a Tito, ¿qué dijo Pablo sobre la conciencia?
3 Fijémonos en qué contexto mencionó Pablo la conciencia. Dijo: “Todas las cosas son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto la mente como la conciencia. Declaran públicamente que conocen a Dios, pero por sus obras lo repudian”. Es obvio que algunas personas de aquel entonces tenían que hacer cambios si querían estar “saludables en la fe” (Tito 1:13, 15, 16). Les estaba costando trabajo distinguir lo que era limpio, o puro, de lo que era inmundo, o impuro. Y ese era un problema en el que estaban implicadas sus conciencias.
4, 5. ¿Qué problema tenían algunos miembros de las congregaciones, y cómo los estaba afectando?
4 Hacía más de diez años que el Cuerpo Gobernante, la junta que dirigía la congregación cristiana, había dictaminado que, para ser un verdadero siervo de Dios, ya no era necesario circuncidarse, y así se lo había informado a las congregaciones (Hechos 15:1, 2, 19-29). Sin embargo, en Creta aún quedaban quienes “se [adherían] a la circuncisión” y, en franco desacuerdo con el Cuerpo Gobernante, estaban “enseñando cosas que no [debían]” (Tito 1:10, 11). Es posible que, con razonamientos engañosos, defendieran la observancia de algunas normas dietéticas y de pureza ritual de la Ley. Tal vez hasta agregaran a la Ley puntos de su propia cosecha, como habían hecho sus predecesores en tiempos de Jesús, y puede que también recurrieran a historias fabulosas del judaísmo y mandatos de origen humano (Marcos 7:2, 3, 5, 15; 1 Timoteo 4:3).
5 Esa forma retorcida de razonar había deteriorado su capacidad de juicio y su sentido moral; en otras palabras, les había deformado la conciencia. Así lo indicó Pablo con la frase: “A los contaminados y sin fe nada les es limpio”. Como vemos, su voz interior se había distorsionado tanto que ya no servía de guía confiable ni para dirigir sus acciones ni para evaluar los asuntos. Pero ellos iban aún más allá, pues juzgaban a sus hermanos cristianos en cuestiones puramente personales, en las que un cristiano pudiera decidir algo y otro pudiera tomar una determinación muy diferente. En este sentido, aquellos cretenses no veían como limpias cosas que realmente lo eran (Romanos 14:17; Colosenses 2:16). Aseguraban conocer a Dios, pero con sus obras demostraban lo contrario (Tito 1:16).
“Todas las cosas son limpias a los limpios”
6. ¿Qué dos tipos de personas mencionó Pablo?
6 ¿Cómo nos ayudan las palabras dirigidas a Tito? Pues bien, fijémonos ahora en el contraste que establece Pablo al decir: “Todas las cosas son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto la mente como la conciencia” (Tito 1:15). Ciertamente, él no está diciendo que todo, sin excepción, es limpio y permisible para el cristiano que lleva una vida moralmente limpia. ¿Por qué sabemos que no es así? Porque Pablo ya había indicado en otra de sus cartas que quienes practican la fornicación, la idolatría, el espiritismo u otras cosas semejantes “no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21). Por consiguiente, la afirmación de Pablo tiene que verse tan solo como una verdad de carácter general acerca de dos tipos de personas, las que llevan una vida de pureza moral y espiritual, y las que no.
7. ¿Qué desaprueba Hebreos 13:4, y qué pregunta pudiera surgir?
7 No obstante, sería un error pensar que el cristiano únicamente debe evitar las cosas que se prohíben de forma específica en la Biblia. Tomemos como muestra la siguiente exhortación directa: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros” (Hebreos 13:4). Para entender que este versículo desaprueba el adulterio, no hace falta ser cristiano, o ni siquiera conocer lo más mínimo la Biblia. Es evidente que este y otros pasajes de las Escrituras condenan las relaciones sexuales entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge. Ahora bien, ¿qué puede decirse de que dos personas solteras practiquen el sexo oral? Muchos adolescentes afirman que es algo inofensivo, pues no consideran que sea una relación sexual. Pero ¿puede el cristiano ver el sexo oral como una práctica limpia o pura?
8. ¿Qué diferencia hay entre el criterio de los cristianos acerca del sexo oral y la opinión del mundo?
8 Hebreos 13:4 y 1 Corintios 6:9 dejan claro que Dios desaprueba tanto el adulterio como la fornicación. ¿Qué abarca este último término? En griego se utiliza la palabra por·néi·a, que se refiere a cualquier acto sexual ilícito, es decir, a todo acto donde se emplean los órganos genitales con fines eróticos, sea de forma natural o pervertida, y fuera del marco de un matrimonio válido a los ojos de Dios. Así pues, aunque muchos jóvenes de todo el mundo hayan oído o llegado a creer que no hay nada malo en tener sexo oral, en realidad es una de las prácticas incluidas en la fornicación. A la hora de moldear nuestra forma de pensar y actuar, los cristianos verdaderos no tomamos en cuenta la opinión de individuos “habladores sin provecho y engañadores de la mente” (Tito 1:10). Seguimos un criterio más elevado, el de las Santas Escrituras. En vez de justificar el sexo oral, comprendemos que, de acuerdo con las indicaciones de las Escrituras, una de las formas de cometer fornicación, o por·néi·a, es teniendo sexo oral, y por eso procuramos educar la conciencia en conformidad con este hecho (Hechos 21:25; 1 Corintios 6:18; Efesios 5:3).a
Voces diferentes, decisiones diferentes
9. Explique qué tiene que ver la conciencia con el principio de que “todas las cosas son limpias”.
9 Pero ¿qué quiere decir exactamente el principio mencionado por Pablo: “Todas las cosas son limpias a los limpios”? Los “limpios” de los que está hablando son cristianos que han conseguido que su manera de pensar y su conciencia moral estén en armonía con las normas de la Palabra de Dios. Estos cristianos reconocen que hay muchos asuntos que no se condenan directamente en la Biblia y que algunas conciencias pudieran verlos de una forma y otras de diferente manera. En vez de erigirse en jueces de los demás, reconocen que esas cosas que Dios no condena “son limpias”. Por lo tanto, en esos aspectos de la vida sobre los que no hay ninguna norma específica en la Biblia, no esperan que todos vayan a pensar igual que ellos. Veamos varios ejemplos.
10. ¿Cómo pudiera plantear un dilema la asistencia a una boda o un funeral?
10 En muchas familias, solo uno de los cónyuges ha aceptado el cristianismo (1 Pedro 3:1; 4:3). Este hecho suele plantear dilemas en diversas situaciones, como la boda o el funeral de un pariente. Imaginemos el caso de una cristiana cuyo esposo no comparte, por el momento, su fe. Un familiar del marido se va a casar y el enlace tendrá lugar en un templo de la cristiandad. (O un familiar de él, quizás uno de los padres, ha fallecido y se va a celebrar el funeral en una iglesia.) La pareja está invitada, y el esposo desea que su mujer lo acompañe. ¿Qué le dicta la conciencia a ella? ¿Asistirá o no asistirá? Pensemos en dos cristianas imaginarias.
11. ¿A qué conclusión podría llegar una esposa cristiana que ha sido invitada a asistir a una boda en una iglesia, y qué razonamientos podrían llevarle a esa conclusión?
11 Loida reflexiona sobre el importante mandato bíblico de salir de “Babilonia la Grande”, es decir, del imperio mundial de la religión falsa (Revelación [Apocalipsis] 18:2, 4). En su día, ella fue miembro de la iglesia donde va a celebrarse el casamiento y sabe que durante la ceremonia se invitará a todos los presentes a participar en actos del culto, que tal vez incluyan rezos, himnos y ademanes religiosos. Está totalmente decidida a no involucrarse en nada de eso y no desea ni siquiera estar allí, ya que no quiere verse expuesta a presiones que podrían llevarla a violar su lealtad a Dios. Loida respeta a su esposo y quiere apoyarlo, pues reconoce que, como indican las Escrituras, es su cabeza; sin embargo, no quiere actuar en contra de sus principios basados en la Biblia (Hechos 5:29). De modo que le explica con tacto que, aunque él es libre de asistir, ella no puede. Tal vez le mencione que si asistiera y se negara a participar en algún ritual, podría abochornarlo en público, de modo que a él le conviene más ir solo. Loida ha tomado una decisión que la deja con la conciencia tranquila.
12. ¿Qué decisión podría tomar alguien cuando lo invitan a asistir a una boda en una iglesia, y qué razonamientos podrían llevarle a esa decisión?
12 Rut se encuentra en un dilema prácticamente igual. También respeta a su marido, está decidida a ser fiel a Dios y quiere seguir los dictados de su conciencia educada en la Biblia. Después de analizar puntos semejantes a los que examinó Loida, Rut ora a Jehová y repasa la sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 15 de mayo de 2002. Recuerda que los tres hebreos cumplieron con la orden de presentarse en un lugar donde iba a celebrarse una ceremonia idolátrica y, sin embargo, se mantuvieron leales y no participaron en ella (Daniel 3:15-18). Por eso, escucha la voz de su conciencia y decide acompañar a su esposo, pero sin participar en ninguna práctica religiosa. Le explica con tacto lo que su conciencia le permite hacer y lo que no puede hacer de ningún modo. Rut espera que él termine comprendiendo la diferencia entre la religión falsa y la verdadera (Hechos 24:16).
13. ¿Por qué no debería perturbarnos que dos cristianos lleguen a conclusiones diferentes?
13 Como vemos, dos cristianos pueden llegar a conclusiones diferentes. ¿Será que uno de los dos tiene la conciencia débil o que no importa la decisión que se tome? No. Pensemos en el caso de Loida. En vista de las experiencias que tuvo en su iglesia con la música y los demás elementos del ceremonial, Loida entiende que asistir sería muy peligroso para ella. Además, en su conciencia tal vez influyan las situaciones que hayan surgido entre ella y su esposo por asuntos relacionados con la religión. De modo que está convencida de que es la mejor decisión en su caso.
14. ¿Qué no debemos olvidar acerca de los asuntos de decisión personal?
14 Entonces, ¿ha tomado Rut una decisión equivocada? Eso es algo que no nos compete decir a ninguno de nosotros. Nadie debería juzgarla ni criticarla por su decisión de asistir al acto pero sin participar en nada de carácter religioso. No olvidemos el consejo que dio Pablo sobre la decisión personal de consumir ciertos alimentos o abstenerse de hacerlo: “El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come [...]. Para su propio amo está en pie o cae. En verdad, se le hará estar en pie, porque Jehová puede hacer que esté en pie” (Romanos 14:3, 4). Ciertamente, ningún cristiano verdadero debería animar a nadie a desoír los dictados de su conciencia bien educada, pues eso equivaldría a silenciar una voz que bien pudiera estar transmitiéndole un mensaje del que depende su salvación.
15. ¿Por qué hay que tener muy en cuenta las conciencias y opiniones ajenas?
15 Volvamos a los ejemplos anteriores. Ambas cristianas deberían tener en cuenta otros factores, como el efecto de su decisión en otras personas. Pablo nos aconseja adoptar la determinación de “no poner delante de un hermano tropiezo ni causa para dar un traspié” (Romanos 14:13). Loida tal vez sea consciente de que en su congregación o en su familia ya se han producido situaciones semejantes que han causado bastante revuelo. Además, comprende que lo que haga repercutirá significativamente en sus hijos. Por otro lado, Rut quizás sepa que en el pasado se han tomado decisiones como la suya sin crear agitación en la congregación ni en la comunidad. Ambas hermanas tendrían que reconocer —e igualmente nosotros— que la conciencia bien formada está muy pendiente de no perjudicar a los demás. Jesús dijo: “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar” (Mateo 18:6). Así que si alguien no se preocupa lo más mínimo por la posibilidad de poner ante el prójimo un tropiezo, corre el riesgo de llegar a tener la conciencia tan contaminada como algunos cristianos de Creta.
16. ¿Qué cambios pueden esperarse que ocurran en el cristiano al ir pasando el tiempo?
16 El crecimiento espiritual del cristiano debe ser un proceso continuo, y lo mismo debería ocurrir con el desarrollo de su capacidad de escuchar y responder a los dictados de su conciencia. Pongamos otra situación hipotética. Hasta hace poco, Marcos participaba en prácticas relacionadas con la idolatría, el uso de la sangre y otras cosas prohibidas en la Biblia (Hechos 21:25). Ahora que se ha bautizado, su conciencia ya no le permite hacerlo. Lo que es más, evita de forma escrupulosa hasta cosas remotamente similares a las que Dios prohíbe. Pero, al mismo tiempo, le cuesta trabajo entender que haya quienes rechacen cosas que él encuentra perfectamente aceptables, por ejemplo, ciertos programas de televisión.
17. Ilustre el efecto que pueden tener el tiempo y el desarrollo espiritual en la conciencia y las decisiones del cristiano.
17 Con el tiempo, Marcos profundiza sus conocimientos y estrecha su relación con Dios (Colosenses 1:9, 10). Como resultado, su voz interior recibe una buena formación. Asimismo, él está más dispuesto a escuchar los dictados de la conciencia y sopesar los principios bíblicos. Por esta razón, aunque antes se negaba a realizar algunas cosas “remotamente similares a las que Dios prohíbe”, ahora comprende que no todas eran contrarias a la voluntad divina. Pero el hecho de que haya afinado su voz interior para adecuarla a los principios bíblicos y que esté más dispuesto a responder a su conciencia educada tiene otro efecto. Él decide evitar los programas que antes había considerado aceptables. En efecto, su conciencia se ha refinado (Salmo 37:31).
18. ¿Qué razón tenemos para sentir alegría?
18 En la mayoría de las congregaciones encontramos ejemplos de todas las fases del desarrollo cristiano. Así, hallamos bastantes personas que son nuevas en la fe. Su conciencia tal vez se queda muda ante algunos asuntos, mientras que ante otros grita. Estos hermanos tienen que afinar su voz interior de acuerdo con la guía de Jehová y aprender a responder mejor a los dictados de su conciencia, y para ello seguramente necesitan tiempo y ayuda (Efesios 4:14, 15). Felizmente, en las congregaciones también suele haber muchos hermanos con conocimiento profundo, experiencia al aplicar los principios bíblicos y una conciencia en sintonía con la voluntad de Dios. ¡Qué alegría poder estar con esos hermanos “limpios” que ven como moral y espiritualmente “limpias” todas las cosas que el Señor acepta! (Efesios 5:10.) Pongámonos todos la meta de alcanzar ese nivel de desarrollo espiritual y de mantener una buena conciencia, en armonía con el conocimiento exacto de la verdad y la devoción a Dios (Tito 1:1).
[Nota]
a En el caso de los matrimonios, La Atalaya del 15 de julio de 1983, págs. 30, 31, ofrece comentarios dignos de consideración.
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