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Cómo prospera su obra JehováLa Atalaya 1990 | 1 de diciembre
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Es el amor, y no la ley, lo que mueve a los cristianos a dar. El apóstol Pablo explicó este principio al organizar una colecta para los cristianos necesitados de Judea. Dijo: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. (2 Corintios 9:7.) Los testigos de Jehová practican este método bíblico de dar voluntariamente.
¿Se valen ustedes de cenas, sobres, campañas u otros métodos similares para recaudar fondos?
No; no es necesario obligar ni sobornar a los cristianos verdaderos mediante premios para que den dinero. Los grupos religiosos que recurren al bingo, ventas benéficas, rifas, fiestas, a alquilar bancos de iglesia o a pasar el platillo revelan que no han dado a sus miembros alimento espiritual, pues por eso el espíritu de Dios no mueve a sus feligreses a contribuir fondos generosamente. Lo mismo se puede decir de los que recurren a la práctica antigua de imponer el diezmo. (Mateo 10:8.)
¿Cómo sufragan ustedes proyectos como los de construir nuevos Salones del Reino y sucursales, así como la expansión de su sede mundial en Brooklyn y en Patterson, Nueva York?
Jehová derrama su espíritu santo sobre sus Testigos y esto hace posible que “trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que realmente lo es”. (1 Timoteo 6:18, 19.) Este espíritu mueve a los testigos de Jehová a apoyar la obra del Reino en todos sus aspectos.
Por ejemplo, en el año 1989 un total de 3.787.188 Testigos, en 212 países, dedicaron 835.426.538 horas a enseñar la Palabra de Dios a otras personas. Y condujeron con regularidad 3.419.745 estudios bíblicos en hogares de personas que se interesaban en el mensaje. Todo gasto incurrido en esta obra fue sufragado por cada persona que participó en ella. Jehová recompensó esta obra de amor con un aumento de 263.855 nuevos Testigos que se bautizaron.
De igual manera, un espíritu de dar mueve a los Testigos y a las personas interesadas en el mensaje bíblico a dar apoyo financiero a la obra. Además de ayudar a costear los gastos regulares de su congregación local, apoyan cualquier obra de construcción que tenga que hacerse, como la renovación o ampliación de su Salón del Reino o Salón de Asambleas, o la construcción de salones nuevos. Debido al rápido crecimiento, cada año hay que construir una gran cantidad de Salones del Reino, y algunos cuestan centenares de miles de dólares. Los Testigos de la localidad sufragan estos gastos mediante contribuciones y labor voluntarias.
Además, en muchos países ha sido necesario ampliar las imprentas, oficinas y residencias de las sucursales —o erigir nuevos edificios— debido a que hay más personal y se necesitan nuevas estructuras para una organización en crecimiento. El apoyo para esto también viene de donaciones y labor voluntarias, como en el caso de los proyectos de construcción y renovación en Brooklyn y en Patterson, Nueva York. Siempre que se puede, los Testigos locales sufragan los gastos de construcción. En algunos casos la Sociedad Watch Tower hace arreglos para que las sucursales reciban ayuda —tanto en forma de fondos como de trabajadores con experiencia— de otros países. Así, bajo la dirección de la Sociedad, tiene lugar “una igualación”. (2 Corintios 8:14.)
¿Por qué no tienen ustedes hospitales ni clínicas ni participan en obras de socorro ni en otros servicios sociales, como lo hacen muchos grupos religiosos?
Los testigos de Jehová responden inmediatamente a emergencias después de guerras o desastres naturales cuando pueden hacerlo. De hecho, por lo general están entre los primeros que llegan al lugar con alimento, ropa y voluntarios para ayudar en la reconstrucción.
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Cómo prospera su obra JehováLa Atalaya 1990 | 1 de diciembre
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Puesto que nunca se pasan platillos de colectas, ¿cómo reciben las congregaciones locales contribuciones para sufragar sus gastos?
En los Salones del Reino hay cajas de contribuciones para que se hagan donaciones voluntarias si se desea. (2 Reyes 12:9.) Se agradece toda donación, sea grande o pequeña. (Marcos 12:42-44.) Una vez al mes el ministro que atiende las cuentas de la congregación lee un breve informe de cuentas a la congregación sobre el total de las contribuciones recibidas, los gastos que hubo y las donaciones que la congregación hizo a la Sociedad Watch Tower para apoyar la obra mundial de predicar y otros proyectos.
Cuando la gente entiende este arreglo, puede participar en él si lo desea, cada persona “según vaya prosperando”. (1 Corintios 16:2.) Esto se practica en cada una de las más de 60.000 congregaciones de todo el mundo.
En el Pentecostés los cristianos primitivos tenían todas las cosas en común. ¿Hacen eso los testigos de Jehová?
Poco después del Pentecostés de 33 E.C. surgió una emergencia cuando los judíos que habían venido de lugares distantes y acababan de convertirse al cristianismo permanecieron en Jerusalén para recibir más esclarecimiento espiritual. Necesitaban alojamiento temporal y alimento; por eso, los cristianos de aquella localidad condujeron una venta voluntaria de propiedades y compartieron el producto para proveer lo necesario para un período de compañerismo que duraría algún tiempo. (Hechos 2:1, 38-47; 4:32-37.) No se obligó a nadie a vender ni a donar lo que tuviera. (Hechos 5:1-4.) Aquel tener las cosas en común no era comunismo, como algunos creen. Fue simplemente un arreglo temporal. Cuando los cristianos regresaron a sus hogares, aquel arreglo terminó.
¿Enseñan ustedes que el dar material es un medio de expiar pecados?
No. La Biblia dice: “Ustedes saben que no fue con cosas corruptibles, con plata u oro, con lo que fueron librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus antepasados. Más bien, fue con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo”. (1 Pedro 1:18, 19.)
Los testigos de Jehová cifran su fe en el sacrificio de rescate de Jesús para alcanzar la salvación. No hacen contribuciones voluntarias con la esperanza de que eso los haya de salvar. No obstante, saben que se necesita una considerable cantidad de fondos para esparcir las buenas nuevas del justo nuevo mundo de Dios. (2 Pedro 3:13.) Y para ellos el contribuir a esa proclamación es un privilegio que Jehová les ha concedido.
Cuando el rey David dio una contribución grande para el templo de Jehová, que sería construido por su hijo Salomón, oró: “Tuya, oh Jehová, es la grandeza y el poderío y la hermosura y la excelencia y la dignidad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo. [...] Y sin embargo, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que retengamos el poder para hacer ofrendas voluntarias de esta manera? Porque todo proviene de ti, y de tu propia mano te hemos dado”. (1 Crónicas 29:11, 14.)
Hoy los testigos de Jehová y otras personas que aman la justicia sienten lo mismo que David. Les alegra tener el privilegio de dar contribuciones para apoyar la obra de alabar a Jehová, y reconocen que todo lo que dan para Su servicio proviene de él de todos modos. Jehová bendice este espíritu, y así prospera Su obra.
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