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Una siega abundante causa gozo en TaiwanLa Atalaya 1990 | 15 de noviembre
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Ba Chu Fu relata su experiencia:
“Nací en la región montañosa de Pingtung. Puesto que mi padre era jefe de la tribu lukai, la gente nos regalaba alimento, de modo que no teníamos que hacer ningún trabajo pesado. Debido a este ambiente, desarrollé un espíritu muy altivo. Me convertí en ‘jefe’ de una pandilla de maleantes jóvenes que amenazaban a la gente y le quitaban su dinero. La gente de mi aldea me temía. A los 22 años de edad tomé como esposa a una de mis muchas novias. Pero el modo de vivir inmoral y el beber en exceso estaban tan arraigados en mí que se me hizo difícil aceptar la vida de casado. Pronto nuestro matrimonio deterioró, y regresé a mi estilo de vida anterior.
”Alrededor de aquel tiempo mi esposa empezó a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Yo no tenía interés en aquello, y me consideraba ateo. Con todo, como resultado de los esfuerzos sinceros y el celo de mi esposa, en 1973 concordé en acompañarla a una asamblea internacional en Taipei. Nos alojamos en casa de una familia de Testigos. Tanto la bondad como la imparcialidad de aquella hermana china al tratarnos causaron profunda impresión en mí. Al regresar a nuestro hogar empecé a estudiar la Biblia y me esforcé sinceramente por cambiar. Me bauticé en 1974.
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Una siega abundante causa gozo en TaiwanLa Atalaya 1990 | 15 de noviembre
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Las tribus lukai y paiwan también han recibido un excelente testimonio, y muchos de ellos han efectuado grandes cambios en su vida. Ba Chu Fu relata su experiencia:
“Nací en la región montañosa de Pingtung. Puesto que mi padre era jefe de la tribu lukai, la gente nos regalaba alimento, de modo que no teníamos que hacer ningún trabajo pesado. Debido a este ambiente, desarrollé un espíritu muy altivo. Me convertí en ‘jefe’ de una pandilla de maleantes jóvenes que amenazaban a la gente y le quitaban su dinero. La gente de mi aldea me temía. A los 22 años de edad tomé como esposa a una de mis muchas novias. Pero el modo de vivir inmoral y el beber en exceso estaban tan arraigados en mí que se me hizo difícil aceptar la vida de casado. Pronto nuestro matrimonio deterioró, y regresé a mi estilo de vida anterior.
”Alrededor de aquel tiempo mi esposa empezó a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Yo no tenía interés en aquello, y me consideraba ateo. Con todo, como resultado de los esfuerzos sinceros y el celo de mi esposa, en 1973 concordé en acompañarla a una asamblea internacional en Taipei. Nos alojamos en casa de una familia de Testigos. Tanto la bondad como la imparcialidad de aquella hermana china al tratarnos causaron profunda impresión en mí. Al regresar a nuestro hogar empecé a estudiar la Biblia y me esforcé sinceramente por cambiar. Me bauticé en 1974.
”Desde entonces me he encarado con muchas pruebas. Una de ellas fue aprender a leer chino. El aislamiento fue otra prueba. Porque no había hermanos maduros con quienes asociarme o a quienes pedir ayuda, se me animó a confiar en Jehová. Aprendí a ser humilde y a apegarme a la organización de Jehová. ¿Qué resultado ha tenido todo eso? Hoy toda mi familia está activa en la verdad. Tengo el privilegio de ser siervo ministerial en la congregación, la cual tiene ahora 60 publicadores celosos. Aunque no tengo ninguna destreza particular, Jehová ha bendecido y ha apoyado mis esfuerzos en la siega”.
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