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La ciudad de Corinto, “señora de dos puertos”La Atalaya 2009 | 1 de marzo
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Este camino contaba con aceras y muros dobles de protección, y discurría entre edificios gubernamentales, templos y tiendas bajo pórticos de columnas. Por allí circulaban compradores, vendedores, esclavos, hombres de negocios, e incluso ociosos con ganas de hablar. Sin duda, un campo fértil para la predicación del apóstol Pablo.
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La ciudad de Corinto, “señora de dos puertos”La Atalaya 2009 | 1 de marzo
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Es posible que el dinámico comercio portuario haya influido mucho en que el apóstol Pablo trabajara haciendo tiendas de campaña en Corinto (Hechos 18:1-3). Según el libro De viaje con San Pablo, “cuando se acercaba el invierno, tenían los fabricantes de tiendas, que eran a la vez fabricantes de velas y tejedores de lonas en Corinto, más trabajos y encargos casi de lo que podían ejecutar. Con los dos puertos llenos de navíos anclados para el invierno y ansiosos de reequiparse, mientras los puertos estaban cerrados, los vendedores de efectos navales de Lechaion [Lequeo] y de Cencres [Cencreas] tendrían trabajo para casi todo hombre que fuera capaz de coser un trozo de lona”.
Tras pasar más de dieciocho meses en Corinto, Pablo se embarcó en Cencreas rumbo a Éfeso alrededor del año 52 de nuestra era (Hechos 18:18, 19).
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La ciudad de Corinto, “señora de dos puertos”La Atalaya 2009 | 1 de marzo
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Con todo, tal ambiente cosmopolita también tenía sus ventajas. Al estar expuestos a un constante ir y venir de ideas, los habitantes de Corinto eran más tolerantes que los de otras ciudades que visitó el apóstol. “Oriente y Occidente se encontraban en esta antigua ciudad portuaria —explica cierto comentarista bíblico—, lo que exponía a los corintios a toda clase de ideas, filosofías y creencias religiosas que surgían en cualquier parte del mundo.” Como resultado, convivían pacíficamente multitud de cultos, lo que sin duda facilitó la predicación de Pablo.
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