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La corrupción, ¿un mal generalizado?La Atalaya 2012 | 1 de octubre
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La corrupción, ¿un mal generalizado?
“Nuestra compañía proporciona servicios a una agencia del gobierno, y con frecuencia tenemos que esperar de dos a tres meses para que nos paguen. Pero hace poco recibí una llamada telefónica de un funcionario que se ofreció a acelerar los pagos a cambio de que le diéramos parte de ese dinero como comisión.” (JUAN)a
¿HA SIDO usted víctima de la corrupción alguna vez? Quizás no haya pasado por una situación como la anterior, pero lo que es casi seguro es que ha sufrido los efectos de este mal.
Según indica el documento Índice de Percepción de la Corrupción 2011, de Transparencia Internacional,b “más de dos tercios de los [183 países y territorios] clasificados obtuvieron una puntuación inferior a 5”, donde 0 es “sumamente corrupto” y 10, “muy transparente”. En 2009, esta organización ya había denunciado en su informe anual la omnipresencia de este problema: “Resulta evidente que ninguna región del mundo está exenta de los peligros de la corrupción”.
“La corrupción es el abuso del poder encomendado para beneficio propio. Perjudica a todos aquellos cuya vida, sustento o felicidad dependen de la honradez de quienes ocupan un puesto de autoridad.” (TRANSPARENCIA INTERNACIONAL)
En algunos casos, la corrupción puede tener consecuencias desastrosas. Por ejemplo, la revista Time informó que “la corrupción y la negligencia” fueron responsables —por lo menos en parte— de la elevadísima cifra de muertes ocasionadas por el gigantesco terremoto que asoló Haití en 2010. La revista añadía: “Para construir edificios casi nunca se recurre a ingenieros profesionales; simplemente se soborna a los inspectores del gobierno”.
¿Hay alguna solución permanente a este mal? Para responder esta pregunta necesitamos entender las causas básicas de la corrupción. Las analizaremos en el siguiente artículo.
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¿Por qué sigue habiendo corrupción?La Atalaya 2012 | 1 de octubre
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¿Por qué sigue habiendo corrupción?
“El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (ECLESIASTÉS 8:9)
ESTA frase describe acertadamente la historia de la gobernación humana, que ha sido responsable de innumerables sufrimientos. En todas las épocas, personas bien intencionadas han tratado de establecer una sociedad más justa, solo para ver frustrados sus intentos una y otra vez por la codicia y la corrupción. ¿A qué se debe esto? ¿Por qué sigue habiendo corrupción? Principalmente, debido a tres influencias negativas.
1. La influencia del pecado.
La Biblia indica de forma clara que estamos “todos bajo pecado” (Romanos 3:9). Puede compararse el pecado a una enfermedad hereditaria incurable que “reside” en nosotros. Durante miles de años, el pecado ha gobernado a la humanidad como si fuera un rey, y estamos continuamente sometidos a su “ley”. Las tendencias pecaminosas llevan a muchas personas a poner en primer lugar sus propios intereses o a dedicar su vida a obtener bienes materiales o autoridad a costa de otros (Romanos 5:21; 7:17, 20, 23, 25).
2. La influencia del mundo malvado en que vivimos.
Nuestro mundo se caracteriza por la codicia y el egoísmo. En ese ambiente, a algunas personas les cuesta mucho ser diferentes. Así que llevadas por la ambición egoísta, se vuelven ávidas de poder y cultivan un intenso deseo de tener más dinero y más bienes de lo que realmente necesitan. Lamentablemente, no les importa recurrir a medios poco honrados para conseguir lo que quieren. En vez de oponerse a las influencias negativas, optan por “seguir tras la muchedumbre para fines malos” (Éxodo 23:2).
3. La influencia de Satanás, el Diablo.
Satanás, una criatura espiritual rebelde, está “extraviando a toda la tierra habitada” (Revelación [Apocalipsis] 12:9). Le encanta manipular a los seres humanos. Muchas veces se aprovecha del deseo natural que tienen las personas de gozar de una vida cómoda y libre de problemas económicos y las incita a actuar de forma fraudulenta.
¿Significa eso que somos simples marionetas en manos de Satanás, que estamos obligados a obedecerle cuando tira de los hilos? En el próximo artículo encontraremos la respuesta.
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¿Es posible ser honrado en un mundo corrupto?La Atalaya 2012 | 1 de octubre
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¿Es posible ser honrado en un mundo corrupto?
“Deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (HEBREOS 13:18)
AUNQUE nuestra naturaleza pecaminosa, el mundo en que vivimos y el Diablo ejerzan gran presión sobre nosotros, podemos oponernos a estas influencias. ¿De qué manera? Acercándonos a Dios y poniendo en práctica principios bíblicos de probada eficacia. Analicemos dos ejemplos.
PRINCIPIO BÍBLICO: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo” (Romanos 12:2; Nueva Traducción Viviente [NTV]).
“La Biblia me ha ayudado a ver los beneficios de la honradez.” (GUILHERME)
Caso real: Guilherme, un próspero hombre de negocios brasileño, admite que no resulta fácil ser honrado: “Es habitual que quien se dedica a los negocios empiece a adoptar prácticas fraudulentas, quizás debido a la presión para cumplir los objetivos de la compañía o para sobrevivir en un mundo competitivo. Muchas personas consideran normal el hecho de dar y recibir sobornos. Cuando eres empresario y tienes responsabilidades económicas serias, cuesta mucho ser honrado”.
A pesar de todo, Guilherme no se ha dejado llevar por la presión. Él lo explica así: “Incluso en un entorno empresarial permisivo, uno puede ser honrado. Lo que hace falta es tener sólidos valores morales. La Biblia me ha ayudado a ver los beneficios de la honradez: una conciencia tranquila, paz interior y dignidad. Además, la persona honrada puede ser una influencia positiva para quienes la rodean”.
PRINCIPIO BÍBLICO: “Los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal” (1 Timoteo 6:9, 10; NTV).
“Gracias a que pongo en práctica los elevados principios morales de la Biblia, tengo una buena reputación.” (ANDRÉ)
Caso real: André es dueño de una compañía que instala sistemas de seguridad y tiene entre sus clientes a un club de fútbol grande. En cierta ocasión, después de un partido importante, André fue a las oficinas administrativas y presentó un recibo por sus servicios. En la tesorería del club todavía estaban ocupados contando el dinero recaudado por la venta de boletos. Como ya era tarde, el supervisor pagó apresuradamente a los proveedores, entre ellos André.
“Cuando volvía a casa, me di cuenta de que el supervisor me había pagado de más —relata André—. Comprendí que seguramente él nunca sabría a quién le había dado ese dinero, pero también sabía que el pobre hombre tendría que ponerlo de su propio bolsillo, así que decidí regresar. Conseguí abrirme paso entre una multitud de aficionados y devolver el dinero extra. El supervisor se llevó una sorpresa mayúscula pues nunca le habían devuelto dinero.
”Aquel acto de honradez me ganó el respeto del supervisor —continúa André—. Han pasado varios años, y yo soy el único de los proveedores originales que todavía tiene contrato con el club. Gracias a que pongo en práctica los elevados principios morales de la Biblia, tengo una buena reputación.”
Es animador saber que, con la ayuda de Dios, podemos oponernos a las influencias corruptoras. Sin embargo, los esfuerzos individuales nunca lograrán acabar del todo con la corrupción. Sus causas son demasiado complejas como para que los seres humanos imperfectos resuelvan el problema por sí solos. ¿Significa eso que siempre habrá corrupción? El último artículo de esta serie revela la esperanzadora respuesta que da la Biblia.
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La corrupción desapareceráLa Atalaya 2012 | 1 de octubre
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La corrupción desaparecerá
“Espera en Jehová y guarda su camino [...]. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás.” (SALMO 37:34)
¿TEME usted, como mucha gente, que la corrupción sea algo inevitable y que nunca desaparecerá por completo? En tal caso, su temor es comprensible. A lo largo de la historia, los seres humanos han recurrido a toda forma imaginable de gobierno. Y sin embargo, nunca han logrado eliminar del todo la corrupción. ¿Hay alguna esperanza de que llegue el día en que todas las personas se comporten con honradez?
Felizmente, la Biblia indica que sí. Nos dice que Dios pronto tomará medidas para eliminar la corrupción de la Tierra. ¿Cómo lo hará? Mediante su Reino, un gobierno celestial que transformará por completo nuestra Tierra. Se trata del mismo Reino por el que Jesús enseñó a sus seguidores a pedir. En la oración conocida como el padrenuestro, Jesús dijo: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra” (Mateo 6:10; Nueva Versión Internacional).
Respecto al gobernante de dicho Reino, Jesucristo, la Biblia predice: “Él librará al pobre que clama por ayuda, también al afligido y a cualquiera que no tiene ayudador. Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre, y las almas de los pobres salvará. De la opresión y de la violencia les redimirá el alma” (Salmo 72:12-14). Note que Jesús se pone en el lugar de quienes son víctimas de la corrupción y que se encargará de eliminar la opresión. ¿No nos consuela saber eso?
En manos de ese gobernante compasivo y poderoso, el Reino de Dios acabará con la corrupción que hay en la Tierra. ¿Cómo? Eliminando las tres causas de la corrupción.
La influencia del pecado
Hoy día todos debemos luchar contra tendencias pecaminosas que nos llevan a actuar egoístamente (Romanos 7:21-23). No obstante, hay personas buenas que quieren hacer lo que está bien. Si ejercen fe en el valor redentor de la muerte de Jesús pueden recibir el perdón de sus pecados (1 Juan 1:7, 9).a Tales personas tendrán la oportunidad de beneficiarse del mayor acto de amor de Dios, como leemos en Juan 3:16: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”.
Para las personas fieles, Dios hará algo verdaderamente maravilloso. En el venidero nuevo mundo, por fin eliminará todas las huellas del pecado, llevando progresivamente a la humanidad fiel a una condición perfecta y justa (Isaías 26:9; 2 Pedro 3:13). Nadie volverá a actuar de forma corrupta debido a la influencia del pecado. Bajo el Reino de Dios, la humanidad fiel “será libertada de la esclavitud a la corrupción” (Romanos 8:20-22).
La influencia del mundo malvado en que vivimos
Por desgracia hay mucha gente que a sabiendas trata injustamente a los demás. Se aprovechan de los más pobres e influyen en otros para que también actúen de forma corrupta. La Biblia aconseja a tales personas: “Deje el inicuo su camino, y el hombre dañino sus pensamientos”. Y si se arrepienten, la Biblia promete que Dios las “perdonará en gran manera” (Isaías 55:7).
Sin embargo, Dios no tendrá más remedio que eliminar a quienes tercamente se nieguen a cambiar. Mediante el Reino de Dios, se cumplirá la promesa bíblica: “Espera en Jehová y guarda su camino [...]. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás” (Salmo 37:34).b Una vez que hayan desaparecido los pecadores impenitentes, los siervos fieles de Dios ya no serán víctimas de la corrupción.
La influencia de Satanás, el Diablo
Satanás es el más impenitente de todos los pecadores. Podemos estar muy agradecidos de que Jehová pronto vaya a aislarlo, impidiendo que influya en los seres humanos. Finalmente, Dios destruirá a Satanás por completo. Ese horrible monstruo ya no volverá a influir en la gente para que sea corrupta.
Quizás la idea de que Dios eliminará todas las causas de la corrupción parezca tan solo un sueño. Puede que uno se pregunte si Dios tiene realmente los medios para provocar tales cambios o, si los tiene, por qué no lo ha hecho ya. Esas son buenas preguntas, a las que la Biblia proporciona respuestas satisfactorias.c Lo invitamos a examinar por sí mismo lo que enseña la Biblia sobre el futuro cercano, cuando toda la corrupción haya desaparecido para siempre.
a Hallará más información sobre el valor del rescate en el capítulo 5 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.
b La Biblia indica que Jehová es el nombre de Dios.
c Si desea más información, consulte los capítulos 3, 8 y 11 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?
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