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La responsabilidad del discípuloLa Atalaya 1989 | 1 de enero
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Por lo tanto, el ser discípulo de Cristo es un asunto que las muchedumbres que lo siguen tienen que analizar cuidadosamente. Jesús da énfasis a esto por una ilustración. “Por ejemplo —dice—, ¿quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla? De otra manera, pudiera poner el fundamento, pero no poder terminarla, y todos los que miraran pudieran comenzar a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar, pero no pudo terminar’.”
Así, lo que Jesús les ilustra a las muchedumbres que lo siguen es que, antes de hacerse Sus discípulos, deben resolverse firmemente a cumplir con lo que está implicado, tal como, antes de construir una torre, el interesado en construirla se asegura de tener los medios que le permitirán terminarla.
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La responsabilidad del discípuloLa Atalaya 1989 | 1 de enero
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Jesús entonces recalca el punto de sus ilustraciones: “Por consiguiente, puedes estar seguro: ninguno de ustedes que no se despida de todos sus bienes puede ser mi discípulo”. Eso es lo que deben estar dispuestos a hacer los de las muchedumbres que le siguen y, sí, toda otra persona que oye acerca de Cristo. Tienen que estar prestos a sacrificar cuanto tienen —todas sus pertenencias, hasta la vida misma— para ser Sus discípulos. ¿Está usted dispuesto a hacer eso?
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