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  • La fe y el temor de Dios nos infunden valor
    La Atalaya 2006 | 1 de octubre
    • La fe y el temor de Dios nos infunden valor

      “Sé animoso y fuerte. [...] Jehová tu Dios está contigo.” (JOSUÉ 1:9.)

      1, 2. a) Humanamente hablando, ¿cuántas probabilidades tenían los israelitas de derrotar a los cananeos? b) ¿Qué promesa recibió Josué?

      EN EL año 1473 antes de nuestra era, la nación de Israel estaba lista para entrar en la Tierra Prometida. Como bien indicó Moisés, haría frente a dificultades: “Hoy vas a cruzar el Jordán para entrar y desposeer a naciones más grandes y más fuertes que tú, ciudades grandes y fortificadas hasta los cielos, un pueblo grande y alto, los hijos de los anaquim, acerca de quienes [...] has oído decir: ‘¿Quién puede mantenerse firme delante de los hijos de Anaq?’” (Deuteronomio 9:1, 2). En efecto, el tamaño de aquellos guerreros era proverbial. Y algunos ejércitos cananeos estaban muy bien equipados, pues disponían de caballería y de carros armados con hoces en las ruedas (Jueces 4:13).

      2 Por otro lado, la nación de Israel había vivido en esclavitud y acababa de pasar cuarenta años en el desierto. Humanamente hablando, las probabilidades de derrotar a los cananeos eran muy pocas. No obstante, Moisés tenía fe; podía ‘ver’ a Jehová dirigiéndolos (Hebreos 11:27). Por eso le dijo al pueblo: “Jehová tu Dios va a cruzar delante de ti. [...] Él los aniquilará, y él mismo los sojuzgará delante de ti” (Deuteronomio 9:3; Salmo 33:16, 17). Después de la muerte de Moisés, Jehová volvió a prometer su apoyo a Josué: “Levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que les voy a dar a ellos, a los hijos de Israel. Nadie se plantará con firmeza delante de ti en todos los días de tu vida. Tal como resulté estar con Moisés resultaré estar contigo” (Josué 1:2, 5).

      3. ¿Qué ayudó a Josué a tener fe y valor?

      3 Para recibir el apoyo y la dirección de Jehová, Josué tenía que leer la Ley de Dios, meditarla y aplicarla en su vida. Si así lo hacía, contaba con la siguiente garantía divina: “Entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente. ¿No te he dado orden yo? Sé animoso y fuerte. No sufras sobresalto ni te aterrorices, porque Jehová tu Dios está contigo adondequiera que vayas” (Josué 1:8, 9). Josué escuchó a Dios; por ello fue animoso y fuerte y cosechó grandes éxitos. Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas de su edad no hicieron caso a Jehová, de modo que fracasaron y murieron en el desierto.

      Un pueblo incrédulo y cobarde

      4, 5. a) ¿Qué diferencia había entre la actitud de los diez espías y la de Josué y Caleb? b) ¿Cómo reaccionó Jehová ante la falta de fe del pueblo?

      4 Cuarenta años antes, cuando Israel se acercaba por primera vez a Canaán, Moisés envió a doce hombres a espiar la tierra. Diez de ellos regresaron asustados y se pusieron a decir: “Toda la gente que vimos en medio de ella son hombres de tamaño extraordinario. Y allí vimos a los nefilim, los hijos de Anaq, que son de los nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes”. Pero ¿era “toda la gente” tan gigantesca como los anaquim? De ningún modo. ¿Y eran los anaquim descendientes de los nefilim antediluvianos? ¡Claro que no! Lo cierto es que, a consecuencia de estas exageraciones, cundió el pánico en el campamento y la gente hasta quería volverse a Egipto, donde había vivido en esclavitud (Números 13:31–14:4).

      5 Sin embargo, los otros dos espías, Josué y Caleb, estaban deseosos de entrar en la Tierra Prometida, de modo que dijeron: “[Los cananeos] son pan para nosotros. Su amparo se ha apartado de sobre ellos, y Jehová está con nosotros. No los teman” (Números 14:9). ¿Se trataba acaso de ciego optimismo? Ni mucho menos. Al igual que el resto de la nación, ellos habían visto cómo Jehová humillaba con las diez plagas al poderoso Egipto y sus dioses; y luego habían contemplado cómo ahogaba a Faraón y sus ejércitos en el mar Rojo (Salmo 136:15). Es obvio que el miedo de los diez espías y de quienes les hicieron caso carecía de justificación. De ahí que Jehová expresara cuánto le dolía esa actitud: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he ejecutado en medio de ellos?” (Números 14:11).

      6. ¿Qué relación tienen la fe y el valor, y cómo se ha evidenciado este hecho en tiempos modernos?

      6 Jehová señaló directamente la raíz del problema: la cobardía del pueblo se debía a la falta de fe. Ciertamente, la fe y el valor van de la mano; tanto es así que el apóstol Juan escribió lo siguiente acerca de la congregación cristiana y su lucha espiritual: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4). En tiempos modernos, una fe comparable a la de Josué y Caleb ha permitido que los testigos de Jehová prediquemos las buenas nuevas del Reino, sin importar que seamos jóvenes o ancianos, fuertes o débiles. No ha habido un solo enemigo capaz de acallar a este ejército lleno de fuerza y valentía (Romanos 8:31).

      No nos ‘retraigamos’

      7. ¿Qué significa ‘retraerse’?

      7 Hoy, los siervos de Jehová predicamos con valor las buenas nuevas porque tenemos la misma actitud que Pablo, quien escribió: “No somos de la clase que se retrae para destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma” (Hebreos 10:39). Cuando el apóstol habla de ‘retraerse’, no se refiere a un temor pasajero, pues muchos siervos fieles de Dios han sentido a veces miedo (1 Samuel 21:12; 1 Reyes 19:1-4). Más bien, como explica un diccionario bíblico, Pablo utiliza un verbo que significa “retroceder, retirarse”, “ser remiso en mantener la verdad”, y pudiera aludir a una metáfora basada en la técnica de “arriar una vela y por ello reducir la velocidad” en el servicio a Dios. Claro, las personas firmes en la fe ni siquiera se plantean “reducir la velocidad” ante la persecución, la mala salud o cualquier otra dificultad. Más bien, continúan sirviendo a Jehová, conscientes de que él las ama muchísimo y de que conoce a la perfección lo limitadas que están (Salmo 55:22; 103:14). ¿Tiene usted una fe así?

      8, 9. a) ¿Cómo fortaleció Jehová la fe de los primeros cristianos? b) ¿Qué debemos hacer para que crezca nuestra fe?

      8 En cierta ocasión, los apóstoles vieron que les faltaba fe, y por ello le pidieron a Jesús: “Danos más fe” (Lucas 17:5). Aquella súplica sincera recibió respuesta, particularmente el día de Pentecostés del año 33, al descender sobre los discípulos el espíritu santo prometido y concederles un mayor entendimiento de la Palabra y el propósito de Dios (Juan 14:26; Hechos 2:1-4). Así, con su fe fortalecida, los discípulos emprendieron una campaña de predicación que superaría la hostilidad que afrontaban y difundiría las buenas nuevas por “toda la creación que está bajo el cielo” (Colosenses 1:23; Hechos 1:8; 28:22).

      9 Si queremos que nuestra fe crezca y nos permita seguir en el ministerio, nosotros también debemos leer y meditar las Escrituras, y pedirle a Jehová espíritu santo. Al igual que Josué, Caleb y los primeros cristianos, hemos de tener grabada la verdad divina en nuestra mente y corazón. Solo así contaremos con la fe que nos dará el valor necesario para perseverar en la lucha espiritual hasta obtener el triunfo (Romanos 10:17).

      La fe no es solo cuestión de creer

      10. ¿Qué implica la fe verdadera?

      10 Como mostraron los fieles de la antigüedad, la fe que produce valor y perseverancia implica más que creer en Dios (Santiago 2:19). Exige conocer a Jehová como persona y confiar plenamente en él (Salmo 78:5-8; Proverbios 3:5, 6). Significa creer de todo corazón que lo mejor en la vida es seguir las leyes y principios divinos (Isaías 48:17, 18). La fe también implica tener la certeza absoluta de que Jehová cumplirá todas sus promesas y será “remunerador de los que le buscan solícitamente” (Hebreos 11:1, 6; Isaías 55:11).

      11. ¿Cómo bendijo Jehová la fe y el valor de Josué y Caleb?

      11 La fe verdadera no es estática, sino que crece a medida que vivimos la verdad y vamos ‘gustando’ los beneficios de la conducta cristiana, ‘viendo’ las respuestas a nuestras oraciones y percibiendo de otras maneras que Jehová dirige nuestros pasos (Salmo 34:8; 1 Juan 5:14, 15). Estamos seguros de que la fe de Josué y Caleb se fortaleció al constatar por sí mismos la bondad de Dios (Josué 23:14). Tan solo pensemos en lo siguiente: en conformidad con la promesa divina, habían sobrevivido cuatro décadas en el desierto (Números 14:27-30; 32:11, 12). Luego se les había dejado participar activamente en la conquista de Canaán los siguientes seis años. Ahora, por fin podían disfrutar de larga vida, buena salud e incluso de sus propias tierras. ¡Qué generoso es Jehová al recompensar a quienes le sirven con valor y lealtad! (Josué 14:6, 9-14; 19:49, 50; 24:29.)

      12. ¿De qué manera ha “engrandecido [su] dicho” Jehová?

      12 La bondad amorosa con que Dios trató a Josué y Caleb nos trae a la memoria las siguientes palabras del salmista: “Has engrandecido tu dicho aun sobre todo tu nombre” (Salmo 138:2). Así es: cuando Jehová vincula su nombre a una promesa, el cumplimiento de dicha promesa queda “engrandecido”, pues supera toda expectativa (Efesios 3:20). Como vemos, Jehová nunca defrauda a quienes se ‘deleitan’ en él (Salmo 37:3, 4).

      Un hombre del “agrado de Dios”

      13, 14. ¿Por qué necesitó Enoc fe y valor?

      13 Aprenderemos mucho acerca de la fe y el valor examinando el ejemplo de otro Testigo precristiano, Enoc. Puede que incluso antes de iniciar su carrera profética ya supiera que su fe y valor iban a ser sometidos a prueba. ¿Por qué decimos esto? Pues bien, Jehová había anunciado en el jardín de Edén que habría enemistad entre sus siervos y los del Diablo (Génesis 3:15). Y Enoc sabía que ese odio se había desatado en los comienzos de la historia, cuando Caín asesinó a su hermano Abel. No olvidemos que el padre de ellos, Adán, vivió hasta casi trescientos diez años después del nacimiento de Enoc (Génesis 5:3-18).

      14 Pese a todo, el valiente Enoc “siguió andando con el Dios verdadero” y condenó “las cosas ofensivas” que decían contra Jehová algunas personas (Génesis 5:22; Judas 14, 15). Por lo visto, la intrepidez con que defendió la religión verdadera le ganó muchos enemigos, lo que puso en peligro su vida. En este caso, Jehová libró a su profeta de sufrir los dolores de la muerte. Primero le reveló que había “sido [de Su] agrado”, y luego lo transfirió de la vida a la muerte, tal vez durante un trance profético (Hebreos 11:5, 13; Génesis 5:24).

      15. ¿Qué magnífico ejemplo dejó Enoc para quienes servimos a Jehová hoy día?

      15 Nada más mencionar la transferencia de Enoc, Pablo vuelve a recalcar la importancia de la fe: “Además, sin fe es imposible serle de [...] agrado” a Dios (Hebreos 11:6). Así es: gracias a la fe, Enoc tuvo el valor necesario para andar con Jehová y proclamar el mensaje divino de condenación contra aquel mundo impío. De este modo, nos dejó un magnífico ejemplo, pues nosotros llevamos a cabo una obra semejante en un mundo opuesto a la religión verdadera y lleno de todo tipo de maldad (Salmo 92:7; Mateo 24:14; Revelación [Apocalipsis] 12:17).

      El temor de Dios nos infunde valor

      16, 17. ¿Quién era Abdías, y qué circunstancias afrontó?

      16 Aparte de la fe, hay otra cualidad que fomenta el valor: el temor reverencial de Dios. Repasemos el sobresaliente ejemplo de un hombre que manifestó esta cualidad en tiempos del profeta Elías y del rey Acab de Israel (el reino del norte). Durante el reinado de Acab, el culto a Baal se propagó con más fuerza que nunca por sus dominios. De hecho, “a la mesa de Jezabel”, la esposa de Acab, acudían 450 profetas de Baal y 400 profetas del poste sagrado (1 Reyes 16:30-33; 18:19).

      17 Jezabel era enemiga acérrima de Jehová, por lo que trató de erradicar de su reino la religión verdadera. Asesinó a algunos profetas de Jehová y hasta intentó matar a Elías, quien recibió la instrucción divina de escapar cruzando el Jordán (1 Reyes 17:1-3; 18:13). Imaginémonos viviendo en el reino del norte durante aquel período. ¿Verdad que nos habría resultado difícil mantenernos fieles a la adoración verdadera? ¿Y qué habría ocurrido si, para complicar las cosas, sirviéramos en el palacio real? Pues bien, esas eran las circunstancias que afrontó el fiel Abdías, mayordomo de la casa de Acab (1 Reyes 18:3).a

      18. ¿Por qué fue Abdías un siervo excepcional de Jehová?

      18 Sin duda, Abdías adoraba a Jehová con cautela y discreción, pero sin transigir. Así lo indica 1 Reyes 18:3: “Abdías [...] temía en gran manera a Jehová”. Efectivamente, su temor de Dios era excepcional. Y este sano temor le infundió una extraordinaria valentía, como quedó probado tan pronto Jezabel mató a los profetas de Jehová.

      19. ¿De qué manera demostró valor Abdías?

      19 Cuenta el relato: “Aconteció que, cuando Jezabel cortó de la existencia a los profetas de Jehová, Abdías procedió a tomar a cien profetas y mantenerlos escondidos por cincuentenas en una cueva, y les suministró pan y agua” (1 Reyes 18:4). Como podemos figurarnos, la tarea de alimentar en secreto a un centenar de hombres era muy peligrosa. Abdías no solo tenía que evitar ser visto por Acab y Jezabel, sino también por los 850 falsos profetas que frecuentaban el palacio. Además, en el país había muchos seguidores de la religión falsa, desde campesinos hasta príncipes, que estarían muy dispuestos a denunciarlo para ganarse el favor del rey y la reina. Pero Abdías fue valiente y, en las propias narices de aquellos idólatras, atendió a las necesidades de los profetas de Jehová. ¡Qué fuerza tan grande tiene el temor de Jehová!

      20. ¿Cómo le ayudó a Abdías el temor de Dios, y cómo nos beneficia su ejemplo a todos nosotros?

      20 En vista de que Abdías sentía temor de Dios, y por ello actuó con valor, Jehová seguramente lo protegió de sus enemigos. Dice Proverbios 29:25: “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido”. Sin embargo, no pensemos que Abdías era un superhombre; tenía miedo de que lo capturaran y mataran, como nosotros también lo hubiéramos tenido (1 Reyes 18:7-9, 12). No obstante, el temor de Dios le dio fuerzas para vencer el miedo al hombre. Por ello, es un buen ejemplo para nosotros, en especial si al adorar a Jehová arriesgamos la libertad o incluso la vida (Mateo 24:9). En cualquier caso, todos debemos esforzarnos al máximo por servir a Jehová “con temor piadoso y reverencia” (Hebreos 12:28).

      21. ¿Qué veremos en el próximo artículo?

      21 Pero la fe y el temor de Dios no son las únicas cualidades que nos infunden valor; hay una fuerza aún más intensa: el amor. Como escribió Pablo, “Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio” (2 Timoteo 1:7). En el próximo artículo veremos cómo nos ayuda el amor a servir valerosamente a Jehová durante estos críticos días del fin (2 Timoteo 3:1).

      [Nota]

      a Este Abdías no es el profeta de igual nombre.

  • El amor nos infunde valor
    La Atalaya 2006 | 1 de octubre
    • El amor nos infunde valor

      “Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio.” (2 TIMOTEO 1:7.)

      1, 2. a) ¿A qué puede movernos el amor? b) ¿Por qué fue excepcional la valentía de Jesús?

      DOS recién casados buceaban cerca de una localidad del este de Australia. Cuando estaban a punto de alcanzar la superficie, apareció un enorme tiburón blanco que se lanzó hacia la mujer. En un acto de heroísmo, el esposo la empujó a un lado y se dejó atacar. Durante el funeral, la viuda reconoció: “Dio su vida por mí”.

      2 Ciertamente, el amor puede mover al ser humano a demostrar gran valentía. Así lo reconoció el propio Jesús cuando dijo: “Nadie tiene mayor amor que este: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos” (Juan 15:13). Y no habían pasado ni veinticuatro horas, cuando él mismo entregó su vida, pero no por una sola persona, sino por toda la humanidad (Mateo 20:28). Además, no lo hizo en el calor del momento, pues sabía desde hacía tiempo que iba a sufrir burlas, malos tratos, una condena injusta y la ejecución en un madero de tormento. Hasta había preparado a sus discípulos para ello diciéndoles: “Aquí estamos, subiendo hacia Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sacerdotes principales y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a hombres de las naciones, y se burlarán de él y le escupirán y lo azotarán y lo matarán” (Marcos 10:33, 34).

      3. ¿Qué factores contribuyeron a que Jesús demostrara una valentía tan extraordinaria?

      3 ¿Qué factores contribuyeron a que Jesús demostrara una valentía tan extraordinaria? En buena medida, la fe y el temor de Dios (Hebreos 5:7; 12:2). Pero sobre todas las cosas, actuó de este modo por amor a Dios y al prójimo (1 Juan 3:16). Si nosotros cultivamos el mismo amor, así como la fe y el temor de Dios, también lograremos imitar la intrepidez de Cristo (Efesios 5:2). Ahora bien, ¿cómo se desarrolla ese amor? En primer lugar, sabiendo su Origen.

      “El amor es de Dios”

      4. ¿Por qué decimos que Jehová es el Origen del amor?

      4 Jehová es tanto el ejemplo supremo del amor como su Origen. Bien escribió el apóstol Juan: “Amados, continuemos amándonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y adquiere el conocimiento de Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:7, 8). Como este amor es un don de Jehová, solo puede cultivarlo la persona que se acerca a él, para lo cual primero tiene que aprender con exactitud cuál es su voluntad y luego cumplirla de todo corazón (Filipenses 1:9; Santiago 4:8; 1 Juan 5:3).

      5, 6. ¿Qué ayudó a los primeros seguidores de Jesús a cultivar el amor cristiano?

      5 En la última oración que hizo con sus once apóstoles fieles, Jesús señaló la conexión que hay entre conocer a Dios y crecer en el amor: “Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos, y yo en unión con ellos” (Juan 17:26). Jesús ayudó a sus discípulos a cultivar la clase de amor que existía entre él y su Padre. Para ello, les reveló con sus palabras y obras todo lo que representa el nombre divino, es decir, la suma de las maravillosas cualidades de Dios. Por eso pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también” (Juan 14:9, 10; 17:8).

      6 El amor cristiano es obra del espíritu santo (Gálatas 5:22). En el Pentecostés del año 33, los primeros seguidores de Jesús recibieron el espíritu santo prometido, lo cual no solo les permitió recordar las enseñanzas de su Maestro, sino también entender mejor el significado de las Escrituras. Sin duda, esta mayor comprensión llevó a que creciera su amor a Dios (Juan 14:26; 15:26). ¿Con qué resultado? Predicaron con fervor y valentía las buenas nuevas del Reino, aun a riesgo de sus vidas (Hechos 5:28, 29).

      La valentía y el amor en acción

      7. ¿Qué tuvieron que soportar Pablo y Bernabé durante el viaje misional que realizaron juntos?

      7 Pablo escribió: “Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio” (2 Timoteo 1:7). El apóstol hablaba por experiencia propia. Repasemos lo que les sucedió a él y a Bernabé durante el viaje misional que realizaron juntos. Predicaron en Antioquía, Iconio, Listra y muchas otras ciudades, en todas las cuales hubo quienes se hicieron creyentes y quienes se convirtieron en adversarios hostiles (Hechos 13:2, 14, 45, 50; 14:1, 5). En Listra, una multitud enfurecida llegó al punto de apedrear a Pablo hasta darlo por muerto. “Sin embargo, cuando los discípulos lo cercaron, él se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente partió con Bernabé para Derbe.” (Hechos 14:6, 19, 20.)

      8. ¿Cómo demostraron Pablo y Bernabé una valentía que evidenciaba intenso amor por las personas?

      8 ¿Logró este atentado contra la vida de Pablo que él y Bernabé se dieran por vencidos? Todo lo contrario. Después de “hacer una buena cantidad de discípulos [en Derbe], volvieron a Listra y a Iconio y a Antioquía”. ¿Para qué? Para animar a los nuevos discípulos a seguir firmes en la fe. Con este fin les decían: “Tenemos que entrar en el reino de Dios a través de muchas tribulaciones”. Es patente que el origen de su valentía era el intenso amor por las “ovejitas” de Cristo (Hechos 14:21-23; Juan 21:15-17). Después de nombrar ancianos en cada una de las nuevas congregaciones, ambos hicieron una oración y “los encomendaron a Jehová, en quien habían llegado a creer”.

      9. ¿Cómo correspondieron los ancianos de Éfeso al amor que les había mostrado Pablo?

      9 Pablo era tan cariñoso y valiente que muchos de los primeros cristianos le cobraron gran afecto. Recuerde lo que sucedió en una reunión que mantuvo con los ancianos de Éfeso, ciudad donde había pasado tres años a pesar de la intensa oposición (Hechos 20:17-31). Tras animarlos a pastorear el rebaño que Dios les había encomendado, se arrodilló con ellos y oró. Al terminar, hubo “gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente, porque especialmente les causaba dolor la palabra que había hablado [...] de que no iban a contemplar más su rostro”. ¡Cuánto lo querían! De hecho, cuando llegó el momento de partir, Pablo y sus compañeros de viaje tuvieron que ‘arrancarse’ de ellos, pues no los dejaban irse (Hechos 20:36–21:1).

      10. ¿Qué valerosa demostración de amor mutuo han hecho los testigos de Jehová de tiempos modernos?

      10 En la actualidad hay muchos hermanos, entre ellos superintendentes viajantes y otros ancianos, que son muy queridos por la valentía con que atienden a las ovejas de Jehová. Por ejemplo, en los países desgarrados por la guerra o donde está prohibida la predicación, los superintendentes viajantes y sus esposas visitan las congregaciones a riesgo de perder la vida o la libertad. De igual modo, muchos Testigos han sufrido a manos de gobernantes hostiles y sus adeptos por no traicionar a sus hermanos o por negarse a revelar la procedencia del alimento espiritual. Miles de cristianos han sido perseguidos, torturados o hasta ejecutados por seguir predicando las buenas nuevas y reuniéndose para adorar a Dios (Hechos 5:28, 29; Hebreos 10:24, 25). Todos hacemos bien en imitar la fe y el amor de estos hermanos tan valientes (1 Tesalonicenses 1:6).

      No permitamos que se enfríe nuestro amor

      11. ¿Qué tácticas usa Satanás en su guerra espiritual contra los siervos de Jehová, y cómo reaccionan estos?

      11 Cuando fue arrojado a la Tierra, Satanás estaba resuelto a desfogar su cólera con los siervos de Jehová, ya que estos “observan los mandamientos de Dios y [dan] testimonio de Jesús” (Revelación 12:9, 17). Una de las tácticas del Diablo es la persecución. Pero con ella muchas veces le sale el tiro por la culata, pues los siervos de Dios reaccionan estrechando más sus lazos de amor y, muy a menudo, aumentando su celo. Otra de sus tácticas es apelar a nuestras inclinaciones pecaminosas. Para resistir esta trampa hace falta valor, pero de otro tipo, pues hay que librar una lucha interna contra los malos deseos del corazón, que es “traicionero” y “desesperado” (Jeremías 17:9; Santiago 1:14, 15).

      12. ¿Cómo se vale Satanás del “espíritu del mundo” para tratar de debilitar nuestro amor a Dios?

      12 En el arsenal de Satanás hay otra arma muy poderosa: “el espíritu del mundo”, o sea, la inclinación o motivación que domina este mundo y que se halla en oposición directa al espíritu de Dios (1 Corintios 2:12). El espíritu del mundo fomenta la codicia y el materialismo, aspectos incluidos en “el deseo de los ojos” (1 Juan 2:16; 1 Timoteo 6:9, 10). Aunque los bienes materiales, como el dinero, no sean malos en sí mismos, Satanás triunfa si llegamos a amarlos más que a Dios. El espíritu del mundo también ejerce “autoridad” o poder. ¿En qué sentido? En el sentido de que atrae poderosamente a nuestra naturaleza pecaminosa, se difunde de forma sutil e incesante y, como el aire que respiramos, es omnipresente. ¡Nunca permitamos que este espíritu nos contamine el corazón! (Efesios 2:2, 3; Proverbios 4:23.)

      13. ¿Qué cosas ponen a prueba nuestro valor moral?

      13 Para resistir y rechazar el maligno espíritu del mundo hace falta valor moral. Por ejemplo, cuando nos encontramos con imágenes inmorales, hace falta valor para levantarse y salir del cine, o para apagar la computadora o el televisor. Igualmente es necesario para afrontar las malas influencias de nuestros compañeros o romper con las amistades poco recomendables, así como para sostener los principios y leyes de Dios pese a las burlas en la escuela, el trabajo, el vecindario o la familia (1 Corintios 15:33; 1 Juan 5:19).

      14. ¿Qué debemos hacer si nos ha infectado el espíritu del mundo?

      14 Por eso es tan importante que fortalezcamos el amor a Dios y a nuestros hermanos espirituales. Dediquemos tiempo a examinar nuestras metas y modo de vida, procurando ver si nos ha infectado de algún modo el espíritu del mundo. Si así es, aunque se trate de un contagio leve, pidamos a Jehová que nos dé el valor para eliminarlo y no permitir que vuelva a contaminarnos. Jehová no pasará por alto nuestras peticiones sinceras (Salmo 51:17). Y su espíritu es muchísimo más poderoso que el del mundo (1 Juan 4:4).

      Soportemos las dificultades con ánimo

      15, 16. ¿Cómo nos ayuda el amor cristiano a superar las dificultades personales? Mencione un ejemplo.

      15 Además, los siervos de Jehová luchan con diversos obstáculos. Por ejemplo, se enfrentan a la imperfección y la vejez, las cuales ocasionan enfermedades, discapacidades, depresiones y muchos otros problemas (Romanos 8:22). El amor cristiano también nos ayuda a sobrellevar estas situaciones. Pensemos en el caso de la hermana Namangolwa, quien creció en una familia de Testigos de Zambia. Con referencia a la discapacidad que sufre desde que tenía dos años de edad, explica: “Vivía muy acomplejada con mi aspecto, convencida de que la gente me veía horrible. Pero con la ayuda de mis hermanos espirituales, cambié de actitud, pude superar mis complejos y llegué a bautizarme”.

      16 Aunque esta cristiana dispone de su propia silla de ruedas, a menudo tiene que moverse por caminos sin pavimentar apoyándose en las manos y las rodillas. Pese a las dificultades, dedica por lo menos dos meses al año al precursorado auxiliar. En cierta ocasión fue a predicarle a una señora que se echó a llorar delante de ella. ¿Por qué? Porque se conmovió al ver su fe y su ánimo. Como muestra de que cuenta con la abundante bendición de Jehová, esta hermana ya ha visto bautizarse a cinco de sus estudiantes de la Biblia, uno de los cuales es hoy superintendente cristiano. “Muchas veces, las piernas me duelen una barbaridad —dice—, pero no dejo que el dolor me detenga.” Este es tan solo un ejemplo del gran número de Testigos de todo el mundo que, pese a su frágil constitución, se mantienen fuertes espiritualmente debido al amor a Dios y al prójimo. ¡Qué valiosos son todos ellos a los ojos de Jehová! (Ageo 2:7.)

      17, 18. ¿Qué ayuda a muchos hermanos a soportar las enfermedades y otras dificultades? Dé ejemplos locales.

      17 Las enfermedades crónicas también pueden desalentarnos y hasta deprimirnos. “En mi estudio de libro —relata un superintendente— hay una hermana con diabetes y fallos renales, otra con cáncer, dos con artritis severa y otra con lupus y fibromialgia. A veces se desaniman, pero solo faltan a las reuniones si están muy enfermas o en el hospital, y todas participan regularmente en el ministerio. Me recuerdan al apóstol Pablo, que dijo: ‘Cuando soy débil, entonces soy poderoso’. Las admiro por su amor y valentía. Seguramente, la situación que atraviesan las ayuda a concentrarse en las cosas de la vida que de veras valen la pena.” (2 Corintios 12:10.)

      18 Es preciso que los que luchan con las enfermedades y otros problemas “oren incesantemente” pidiendo ayuda para no desanimarse (1 Tesalonicenses 5:14, 17). Claro, uno siempre va a tener sus altas y sus bajas, pero debe tratar de centrarse en algo positivo, por ejemplo, en cosas espirituales como la preciosa esperanza del Reino. “En mi caso —explica una hermana—, el ministerio es una terapia.” Llevar las buenas nuevas a la gente la ayuda a mantener el optimismo.

      El amor mueve a los pecadores a volver a Jehová

      19, 20. a) ¿Cómo pueden encontrar el valor para regresar a Jehová las personas que han caído en el pecado? b) ¿Qué examinaremos en el próximo artículo?

      19 A muchos que se han dejado vencer por la debilidad espiritual, o incluso por el pecado, les resulta difícil volver a Jehová. Pero encontrarán el valor para hacerlo si se arrepienten de corazón y avivan su amor a Dios. Pensemos en Mario,a quien vive en Estados Unidos. Tras abandonar la congregación, se hizo alcohólico y toxicómano, y al cabo de veinte años terminó en la cárcel. Él relata lo que sucedió entonces: “Allí me puse a pensar seriamente en mi futuro y volví a leer la Biblia. Con el tiempo llegué a valorar las cualidades de Jehová, en particular su misericordia, algo que le pedía con frecuencia en mis oraciones. Cuando salí libre, evité mis anteriores compañías, asistí a las reuniones y finalmente fui readmitido. Aunque hoy estoy cosechando en mi cuerpo lo que sembré, al menos tengo una esperanza maravillosa. Nunca podré agradecer bastante a Jehová su compasión y su perdón” (Salmo 103:9-13; 130:3, 4; Gálatas 6:7, 8).

      20 Sin lugar a dudas, los que se hallan en una situación comparable a la de Mario tienen que hacer un gran esfuerzo para volver a Jehová. Pero una vez que logren reavivar su amor con el estudio de la Biblia, la oración y la meditación, tendrán el ánimo y la resolución que necesitan. Además, hay otra cosa que fortaleció a Mario: la esperanza del Reino. Efectivamente, al igual que el amor, la fe y el temor de Dios, la esperanza es un poderoso incentivo para actuar bien. En el próximo artículo examinaremos con más detalle este valiosísimo don espiritual.

      [Nota]

      a Se ha cambiado el nombre.

  • Esperar en Jehová nos infunde valor
    La Atalaya 2006 | 1 de octubre
    • Esperar en Jehová nos infunde valor

      “Espera en Jehová; sé animoso, y sea fuerte tu corazón. Sí, espera en Jehová.” (SALMO 27:14.)

      1. ¿Cuánta importancia tiene la esperanza, y cómo se usa esta palabra en las Escrituras?

      COMO una luz brillante, la esperanza verdadera nos permite ver más allá de los problemas actuales y afrontar el futuro con ánimo y alegría. El único capaz de darnos una esperanza así es Jehová, quien nos la concede a través de su Palabra inspirada (2 Timoteo 3:16). De hecho, el sustantivo esperanza y el verbo esperar, en todas sus formas, aparecen más de doscientas ochenta veces en la Biblia, y se refieren tanto a la expectación ferviente y cierta de algo bueno como al objeto de dicha expectación.a Tal esperanza es superior al simple deseo, que tal vez carezca de fundamento o de posibilidades de realizarse.

      2. ¿Qué importancia tenía la esperanza en la vida de Jesús?

      2 Cada vez que encaraba una prueba u otra dificultad, Jesús miraba más allá del presente y esperaba en Jehová. “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2.) Jesús centró todas sus energías en su meta de vindicar la soberanía de Jehová y santificar el nombre divino; por eso nunca desobedeció a Dios, sin importar el precio que tuviera que pagar por ello.

      3. ¿Qué importancia tiene la esperanza en la vida de los siervos de Dios?

      3 El rey David alude a la relación que existe entre esperanza y valor cuando exhorta: “Espera en Jehová; sé animoso, y sea fuerte tu corazón. Sí, espera en Jehová” (Salmo 27:14). Por lo tanto, si queremos que nuestro corazón esté fuerte, nunca permitamos que la esperanza se difumine; más bien, mantengámosla muy clara en la mente y muy cerca del corazón. De este modo nos será más fácil imitar a Jesús al participar con valor y con celo en la obra que mandó realizar a sus discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20). Ciertamente, la esperanza figura junto a la fe y el amor entre las cualidades perdurables que distinguen a los siervos de Dios (1 Corintios 13:13).

      ¿‘Abundamos en la esperanza’?

      4. ¿Qué anhelan recibir los cristianos ungidos y sus compañeros de las “otras ovejas”?

      4 Los siervos de Dios tenemos ante nosotros una maravillosa esperanza. Los cristianos ungidos aguardan con ansias el momento de servir con Cristo en el cielo, mientras que cada una de las “otras ovejas” anhela el día en que será “libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos [terrestres] de Dios” (Juan 10:16; Romanos 8:19-21; Filipenses 3:20). Esa “gloriosa libertad” incluye la eliminación del yugo del pecado y sus espantosas consecuencias. Sin duda, Jehová, el Dador de “toda dádiva buena y todo don perfecto”, no puede conceder nada mejor a sus fieles (Santiago 1:17; Isaías 25:8).

      5. ¿Cómo podemos “abund[ar] en la esperanza”?

      5 ¿Qué importancia debe tener la esperanza cristiana en nuestra vida? Notemos la respuesta que da Romanos 15:13: “Que el Dios que da esperanza los llene de todo gozo y paz por el creer de ustedes, para que abunden en la esperanza con poder de espíritu santo”. Este pasaje nos deja ver que la esperanza no es como una vela en la oscuridad, sino como los brillantes rayos del sol matinal, pues nos llena de paz, gozo y ánimo, y le da sentido a la vida. Además, el texto indica que, para que “abunden en la esperanza”, los cristianos tienen que creer en la Palabra escrita de Dios y recibir el espíritu santo. Romanos 15:4 dice: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza”. Por ello, hacemos bien en preguntarnos: “¿Mantengo viva mi esperanza estudiando con interés la Biblia y leyéndola todos los días? ¿Le pido a Dios muchas veces que me dé su espíritu?” (Lucas 11:13).

      6. ¿Qué no podemos permitir si queremos mantener viva nuestra esperanza?

      6 Jesús, nuestro Dechado, se nutría con la Palabra de Dios, dándonos un ejemplo en el que debemos meditar con seriedad para no “cansar[nos]” y “desfallecer” (Hebreos 12:3). Ahora bien, ¿qué ocurrirá si permitimos que la esperanza divina se vaya borrando de la mente y el corazón, o que se centre en otros objetivos, como los bienes materiales y las metas de este mundo? Lógicamente, el cansancio espiritual nos invadirá enseguida y mermará las fuerzas y el ánimo que necesitamos para vivir de acuerdo con los principios morales. En ese estado mental, nuestra fe pudiera sufrir “naufragio” (1 Timoteo 1:19). Sin embargo, algo que logrará fortalecerla es la esperanza verdadera.

      La esperanza, elemento esencial de la fe

      7. ¿Por qué es la esperanza un elemento esencial de la fe?

      7 “Fe es la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen”, puntualiza la Biblia (Hebreos 11:1). Como vemos, la esperanza no es un simple complemento de la fe, sino un elemento esencial de esta. Pensemos en Abrahán. Humanamente hablando, tanto él como su esposa, Sara, ya habían pasado la edad de tener hijos cuando Jehová les prometió un heredero (Génesis 17:15-17). Pero ¿cómo respondió Abrahán? “Aunque más allá de toda esperanza, basado todavía en esperanza tuvo fe, para llegar a ser padre de muchas naciones.” (Romanos 4:18.) Así es, la esperanza divina brindó una base firme para su fe en que tendría descendencia, y esa fe, a su vez, avivó y fortaleció su esperanza. Tanto es así, que él y Sara tuvieron el valor de dejar su hogar y sus parientes, mudarse al extranjero y vivir el resto de sus días en tiendas de campaña.

      8. ¿Cómo se fortalece la esperanza cuando aguantamos fielmente?

      8 Abrahán mantuvo viva su esperanza obedeciendo a Dios en todo, aun en los casos más difíciles (Génesis 22:2, 12). De igual modo, si obedecemos y perseveramos en el servicio de Jehová, nos sentiremos más seguros de la recompensa. Pablo escribió que “el aguante” tiene como resultado “una condición aprobada”, y esta, “a su vez, [produce] esperanza, y la esperanza no conduce a la desilusión” (Romanos 5:4, 5). Por esta razón, el apóstol también indicó: “Deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin” (Hebreos 6:11). Esta actitud positiva, que se basa en una buena relación con Jehová, nos ayudará a afrontar los problemas con ánimo e incluso con gozo.

      “Regocíjense en la esperanza”

      9. ¿Qué debemos hacer con frecuencia para “[regocijarnos] en la esperanza”?

      9 La esperanza que nos da Dios es infinitamente mejor que cualquier ofrecimiento del mundo. Dice Salmo 37:34: “Espera en Jehová y guarda su camino, y él te ensalzará para tomar posesión de la tierra. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás”. Tenemos, por tanto, sobradas razones para “[regocijarnos] en la esperanza” (Romanos 12:12). Pero para ello debemos mantener constante en el pensamiento la esperanza divina. ¿Reflexionamos con frecuencia acerca de esta esperanza? ¿Nos imaginamos en el Paraíso, llenos de salud, sin inquietudes y rodeados de nuestros seres queridos, efectuando tareas que nos hacen sentir realizados? ¿Meditamos en las escenas del Paraíso que se representan en nuestras publicaciones? Si así lo hacemos, mantendremos limpia la “ventana” que nos brinda tan magnífica vista. Pero si nos descuidamos y no le limpiamos los cristales, el polvo y la suciedad no tardarán en empañar la claridad y el atractivo de la escena, y la vista se irá detrás de otras cosas. ¡Nunca permitamos que nos ocurra eso!

      10. ¿Por qué da indicio de que tenemos una buena relación con Jehová el hecho de que anhelemos la recompensa?

      10 Es cierto que la razón principal para servir a Jehová es el amor que le tenemos (Marcos 12:30). Con todo, debemos anhelar la recompensa, pues hasta el propio Jehová espera que lo hagamos. Hebreos 11:6 dice: “Sin fe es imposible serle de [...] agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente”. ¿Por qué desea Jehová que lo veamos como Remunerador, o Dador de la recompensa? Porque así damos indicio de que lo conocemos como lo que realmente es: un Padre celestial generoso y amante de sus hijos. Pensemos en lo desdichados que seríamos y lo fácil que nos desalentaríamos si careciéramos de “un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).

      11. ¿Cómo contribuyó la esperanza divina a que Moisés tomara decisiones sabias?

      11 Moisés dio un magnífico ejemplo al centrarse en su esperanza divina. Por su posición como “hijo de la hija de Faraón”, tenía en sus manos autoridad, prestigio y el control de las riquezas de Egipto. ¿Se centraría en tales cosas, o en servir a Jehová? Valerosamente, eligió la segunda opción. ¿Por qué? Porque “miraba atentamente hacia el pago del galardón” (Hebreos 11:24-26). Es evidente que no trató con indiferencia la esperanza que le ofrecía Jehová.

      12. ¿En qué sentido es la esperanza cristiana como un yelmo?

      12 El apóstol Pablo comparó la esperanza a un yelmo o casco, ya que protege nuestras facultades mentales y de este modo nos permite tomar buenas decisiones, establecer sabiamente nuestras prioridades y mantenernos fieles a Dios (1 Tesalonicenses 5:8). ¿Llevamos siempre puesto el yelmo simbólico? En tal caso, imitaremos a Moisés y a Pablo, y no cifraremos nuestra esperanza “en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas”. Es verdad que al negarnos a perseguir objetivos egoístas iremos contra la corriente y necesitaremos armarnos de valor, pero bien vale la pena. A fin de cuentas, todos los que aman a Jehová y esperan en él recibirán “la vida que realmente [...] es [vida]”. ¿Por qué contentarnos con menos? (1 Timoteo 6:17, 19.)

      “De ningún modo te dejaré”

      13. ¿Qué garantiza Jehová a sus siervos leales?

      13 La gente que cifra su esperanza en el mundo actual probablemente vea muy negro el futuro, pues cada vez hay más “dolores de angustia” (Mateo 24:8). Pero el que espera en Jehová no tiene tales miedos, sino que reside “en seguridad” y no siente “pavor de la calamidad” (Proverbios 1:33). Dado que no pone su esperanza en el sistema actual, obedece alegre el consejo de Pablo: “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque él ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé’” (Hebreos 13:5).

      14. ¿Por qué no debemos inquietarnos indebidamente por las necesidades materiales?

      14 Al incluir dos veces la fórmula enfática “de ningún modo”, este pasaje deja muy claro que Dios cuidará de nosotros. Refiriéndose al hecho de que Dios vela amorosamente por nuestro bienestar, Jesús nos garantiza: “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas [materiales que necesitan] les serán añadidas. Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes” (Mateo 6:33, 34). Jehová sabe que es un reto servir con celo a favor de su Reino y, al mismo tiempo, cargar con toda la responsabilidad de cubrir nuestras necesidades físicas. Por ello, confiemos plenamente en que él puede y quiere suplir nuestras carencias (Mateo 6:25-32; 11:28-30).

      15. ¿Cómo mantenemos el “ojo [...] sencillo” los cristianos?

      15 Mostramos confianza en Jehová manteniendo el “ojo [...] sencillo” (Mateo 6:22, 23). La persona que tiene un ojo sencillo es sincera, está guiada por motivos puros y carece de codicia y egoísmo. Claro, no tiene que vivir en la miseria ni descuidar el deber cristiano de mantener a su familia, pero sí actuar con “buen juicio” y poner en primer lugar el servicio a Jehová (2 Timoteo 1:7).

      16. ¿Por qué requiere fe y valor mantener el ojo sencillo?

      16 Mantener el ojo sencillo requiere fe y valor. Por ejemplo, si el patrono insiste constantemente en que trabajemos cuando debemos estar en las reuniones cristianas, ¿tendremos el valor de aferrarnos a nuestras prioridades espirituales? Si no estamos seguros de que Jehová va a cumplir su promesa de cuidar a sus siervos, Satanás se aprovechará. Solo tendrá que aumentar la presión y logrará que abandonemos por completo las reuniones. En efecto, si demostramos falta de fe, nos dominará y conseguirá que sea él, y no Jehová, quien nos fije las prioridades. ¡Qué tragedia! (2 Corintios 13:5.)

      “Espera en Jehová”

      17. ¿De qué bendiciones disfruta aun hoy día la persona que confía en Jehová?

      17 Las Escrituras recalcan que quien espera en Jehová y confía en él nunca saldrá perdiendo (Proverbios 3:5, 6; Jeremías 17:7). Es cierto que esa persona tiene que contentarse a veces con menos de lo que le gustaría, pero lo considera un sacrificio pequeño en comparación con las bendiciones futuras. Así demuestra que “espera en Jehová” y que está segura de que él les concederá a sus siervos leales todos los deseos legítimos de su corazón (Salmo 37:4, 34). Por ello, vive muy feliz aun en la actualidad. “La expectación de los justos es un regocijo, pero la esperanza misma de los inicuos perecerá.” (Proverbios 10:28.)

      18, 19. a) ¿Qué amorosa garantía nos da Jehová? b) ¿Cómo mantenemos a Jehová a la “diestra”?

      18 Cuando un niño camina de la mano de su padre, se siente seguro. Y lo mismo ocurre en nuestro caso al andar con nuestro Padre celestial. Jehová le dijo a Israel: “No tengas miedo, porque estoy contigo. [...] Verdaderamente te ayudaré. [...] Porque yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra, [y soy] Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré’” (Isaías 41:10, 13).

      19 ¡Qué imagen tan emotiva: Jehová tomándonos de la mano! En la misma línea, David escribió: “He puesto a Jehová enfrente de mí constantemente. Porque él está a mi diestra, no se me hará tambalear” (Salmo 16:8). ¿Cómo mantenemos a Jehová a la “diestra”? Al menos de dos maneras. Primero, dejando que su Palabra nos guíe en todo aspecto de la vida, y segundo, fijando la vista en el glorioso premio que él nos ofrece. El salmista Asaf cantó: “Constantemente estoy contigo; tú me has asido de la mano derecha. Con tu consejo me guiarás, y después me llevarás aun a la gloria” (Salmo 73:23, 24). Con esta garantía, sin duda podemos afrontar el futuro con confianza.

      “Su liberación se acerca”

      20, 21. ¿Qué les aguarda a quienes esperan en Jehová?

      20 Cada día es más urgente mantener a Jehová a la diestra. Dentro de poco, la destrucción de la religión falsa marcará para el mundo de Satanás el inicio de una tribulación sin precedentes (Mateo 24:21). El miedo arropará a la humanidad incrédula. Pero en medio del caos, los valerosos siervos de Jehová se alegrarán llenos de esperanza, tal como indicó Jesús: “Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca” (Lucas 21:28).

      21 Por lo tanto, regocijémonos en la esperanza divina y no dejemos que nos engañen ni tienten las astutas distracciones de Satanás. Al mismo tiempo, esforcémonos por cultivar la fe, el amor y el temor de Dios. Así tendremos el valor necesario para oponernos al Diablo y obedecer a Jehová pase lo que pase (Santiago 4:7, 8). Bien nos dice la Biblia: “Sean animosos, y sea fuerte su corazón, todos ustedes los que esperan a Jehová” (Salmo 31:24).

      [Nota]

      a Aunque las Escrituras Griegas Cristianas a menudo aplican el término esperanza a la recompensa celestial de los cristianos ungidos, este artículo trata de la esperanza en sentido general.

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