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Pactos relacionados con el propósito eterno de DiosLa Atalaya 1989 | 1 de febrero
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Pactos relacionados con el propósito eterno de Dios
“Jehová [...] se ha acordado de su pacto aun hasta tiempo indefinido, de la palabra que él mandó, a mil generaciones.” (SALMO 105:7, 8.)
1, 2. ¿Por qué podemos decir que a la mayoría de nosotros nos ha afectado un pacto?
LO MÁS seguro es que usted haya sido afectado por cierto pacto, y que este haya afectado su pasado, su presente y su futuro. Usted quizás se pregunte de qué pacto hablamos. Si así es, hablamos del matrimonio, pues la mayoría de nosotros somos prole de un matrimonio y muchos estamos casados. Hasta los que todavía no están casados quizás estén pensando en las bendiciones de un feliz matrimonio futuro.
2 Hace siglos el profeta hebreo Malaquías escribió sobre “la esposa de tu juventud”, “tu socia y la esposa de tu pacto”. (Malaquías 2:14-16.) Podía llamar pacto al matrimonio, porque el pacto es un contrato o acuerdo formal, un convenio entre partes para hacer algo en unión. El contrato matrimonial es un pacto bilateral en que dos partes concuerdan en ser marido y mujer y cada parte acepta obligaciones para con la otra y ambas esperan recibir beneficios duraderos.
3. ¿Por qué pueden afectarnos más que el matrimonio mismo otros pactos?
3 Quizás creamos que el matrimonio sea el pacto que más nos afecta personalmente, pero la Biblia considera pactos cuya importancia es más extensa. Al hacer un contraste entre los pactos bíblicos y los de las religiones que no se rigen por la Biblia, cierta enciclopedia dice que solo en la Biblia “esta manera de ordenar la relación entre Dios y su pueblo se convierte en un sistema abarcador con implicaciones que al fin son universales”. Sí, estos pactos envuelven el propósito eterno de nuestro Creador amoroso. Como se verá, relacionado con estos pactos está el que usted reciba bendiciones inefables. ‘Pero ¿de qué manera?’, con razón pregunta usted.
4. ¿Qué pacto inicial señala al propósito eterno de Dios?
4 Usted conoce bien los trágicos resultados de que Adán y Eva rechazaran la autoridad de Dios. Heredamos de ellos la imperfección, y como resultado sufrimos enfermedades que nos llevan a la muerte. (Génesis 3:1-6, 14-19.) Sin embargo, podemos agradecer que el pecado de ellos no frustró el propósito divino de hacer que la Tierra se llene de adoradores verdaderos que disfruten de salud eterna y felicidad. A este respecto, Jehová hizo el pacto que se registró en Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”. Con todo, la brevedad y el lenguaje simbólico de esta declaración dejó sin contestar muchas preguntas. ¿Cómo cumpliría Jehová la promesa hecha en este pacto?
5, 6. a) ¿Qué medio decidió usar Dios al realizar su propósito? b) ¿Por qué debe interesarnos el medio que Dios emplea?
5 Dios optó, además, por proveer una serie particular de pactos divinos, que, junto con el pacto edénico, son en total siete. Todos los que esperamos disfrutar de bendiciones eternas debemos entender estos pactos. Esto incluye saber cuándo y cómo se hicieron, quiénes estuvieron implicados en ellos, qué objetivos o condiciones tenían y cómo se relacionan entre sí los pactos dentro del propósito de Dios de bendecir a la humanidad obediente con vida eterna. Ahora es apropiado que repasemos estos pactos, porque el 22 de marzo de 1989 se reunirán congregaciones de cristianos para conmemorar la Cena del Señor, la cual está directamente relacionada con estos pactos.
6 Por supuesto, la idea de pactos pudiera parecerles árida, legalista y de poco interés humano a algunos. Pero considere lo que dice el Theological Dictionary of the Old Testament (Diccionario teológico del Antiguo Testamento): “Los términos para ‘pacto’ en el Cercano Oriente de la antigüedad así como en el mundo griego y el romano [...] se dividen en dos campos según su significado: por una parte, el juramento y el compromiso, y, por otra, el amor y la amistad”. Podemos ver ambos aspectos —el de juramento y el de amistad— como la clave de los pactos de Jehová.
El pacto abrahámico, base para bendiciones eternas
7, 8. ¿Qué clase de pacto hizo Jehová con Abrahán? (1 Crónicas 16:15, 16.)
7 El patriarca Abrahán, “el padre de todos los que tienen fe”, era “amigo de Jehová”. (Romanos 4:11; Santiago 2:21-23.) Dios le juró con juramento, y así estableció un pacto fundamental relacionado con que recibamos bendiciones eternas. (Hebreos 6:13-18.)
8 Mientras Abrahán residía en Ur, Jehová le dijo que se trasladara a otro país, que resultó ser Canaán. Entonces Jehová le prometió a Abrahán: “Haré de ti una nación grande y te bendeciré y de veras haré grande tu nombre; [...] y ciertamente se bendecirán por medio de ti todas las familias del suelo”a. (Génesis 12:1-3.) Después, Dios añadió gradualmente detalles de lo que correctamente llamamos el pacto abrahámico: la descendencia o el heredero de Abrahán recibiría la Tierra Prometida como herencia; mediante su descendencia existiría prole cuya cantidad no se dio; Abrahán y Sara serían fuente de reyes. (Génesis 13:14-17; 15:4-6; 17:1-8, 16; Salmo 105:8-10.)
9. ¿Cómo sabemos que el pacto abrahámico nos puede afectar?
9 Dios lo llamó “mi pacto entre yo y tú [Abrahán]”. (Génesis 17:2.) Pero en verdad debemos comprender que nuestra vida está envuelta en esto, pues más tarde Dios amplió el pacto y dijo: “Yo de seguro te bendeciré y de seguro multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra”. (Génesis 22:17, 18.) Nosotros nos hallamos entre esas naciones; pudiéramos recibir una bendición.
10. ¿Qué puntos podemos aprender del pacto hecho con Abrahán?
10 Pausemos para considerar qué podemos aprender del pacto abrahámico. Como el pacto edénico anterior, indica una “descendencia” venidera, lo cual sugiere que la descendencia tendría una línea de parentesco humano. (Génesis 3:15.) Esta correspondería con la línea de Sem, hasta Abrahán, y seguiría mediante su hijo Isaac. Esta línea implicaría gobernación real, y de alguna manera permitiría que viniera bendición, no solo para una familia, sino para humanos de todos los países. ¿Cómo se cumplió ese pacto?
11. ¿Cómo hubo un cumplimiento literal del pacto abrahámico?
11 Los descendientes de Abrahán mediante Jacob (Israel), se multiplicaron hasta constituirse en una gran nación. Como descendencia literal de Abrahán no numerada, estaban dedicados a la adoración pura del Dios de Abrahán, Isaac y Jacob. (Génesis 28:13; Éxodo 3:6, 15; 6:3; Hechos 3:13.) Los israelitas con frecuencia se apartaron de la adoración pura, pero “Jehová les mostró favor y les tuvo misericordia [...] a causa de su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob; y no quiso arruinarlos”. (2 Reyes 13:23; Éxodo 2:24; Levítico 26:42-45.) Hasta después que Dios hubo aceptado a la congregación cristiana como pueblo suyo, continuó por un tiempo mostrando favor especial a los israelitas como pueblo que era descendencia literal de Abrahán. (Daniel 9:27.)
La descendencia espiritual de Abrahán
12, 13. ¿Cómo resultó ser Jesús la parte principal de la descendencia en el cumplimiento espiritual del pacto abrahámico?
12 El pacto abrahámico tuvo otro cumplimiento, un cumplimiento espiritual. Este cumplimiento mayor no habría sido obvio antes de los tiempos de Jesús, pero podemos alegrarnos de que en nuestro tiempo se vea con claridad. Tenemos la explicación de su cumplimiento en la Palabra de Dios. Pablo escribe: “Ahora bien, las promesas se hablaron a Abrahán y a su descendencia. No dice: ‘Y a descendencias’, como si se tratara de muchos, sino como tratándose de uno solo: ‘Y a tu descendencia’, que es Cristo”. (Gálatas 3:16.)
13 Sí, la descendencia vendría mediante una sola línea, o familia, lo cual fue cierto de Jesús, quien nació como judío natural, literalmente descendiente de Abrahán. (Mateo 1:1-16; Lucas 3:23-34.) Además, era parte de la familia del Abrahán Mayor en el cielo. Recuerde que, con fe profunda, el patriarca Abrahán había estado dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac si era lo que Dios quería. (Génesis 22:1-18; Hebreos 11:17-19.) De manera similar, Jehová envió a su Hijo unigénito a la Tierra para que fuera un sacrificio de rescate para la humanidad creyente. (Romanos 5:8; 8:32.) Por eso, se puede comprender por qué Pablo identificó a Jesucristo como la parte principal de la descendencia de Abrahán según este pacto.
14. ¿Cuál es la parte secundaria de la descendencia de Abrahán, y a qué consideración adicional lleva esto?
14 Pablo pasó a indicar que en el cumplimiento espiritual Dios ‘multiplicaría la descendencia de Abrahán’. Escribió: “Si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos respecto a una promesa”. (Génesis 22:17; Gálatas 3:29.) Estos son los 144.000 cristianos ungidos por espíritu que forman una parte secundaria de la descendencia de Abrahán. No están en oposición a la parte principal de la descendencia, sino que “pertenecen a Cristo”. (1 Corintios 1:2; 15:23.) Sabemos que muchos de ellos no son descendientes de Abrahán, pues son de naciones no judías. Sin embargo, más importante aún en el cumplimiento espiritual es que no son parte natural de la familia del Abrahán Mayor, Jehová; en vez de eso, vienen de la familia imperfecta del pecador Adán. Así pues, por pactos posteriores tendremos que ver cómo pueden satisfacer los requisitos para llegar a ser parte de la “descendencia de Abrahán”.
Se añade temporalmente el pacto de la Ley
15-17. a) ¿Por qué se añadió el pacto de la Ley al pacto abrahámico? b) ¿Cómo logró la Ley estos objetivos?
15 Después que Dios hizo del pacto abrahámico el paso fundamental hacia la realización de su propósito, ¿cómo sería protegida de contaminación o exterminio la línea familiar de la Descendencia hasta que llegara el tiempo en que esa Descendencia se presentaría? Al llegar la Descendencia, ¿cómo podrían identificarla los adoradores verdaderos? Pablo contesta esas preguntas al indicar cómo se manifestó la sabiduría de Dios cuando él añadió temporalmente el pacto de la Ley. El apóstol escribe:
16 “Entonces, ¿por qué la Ley? Fue añadida para poner de manifiesto las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien se había hecho la promesa; y fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador. [...] La Ley ha llegado a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo, para que se nos declarara justos debido a fe”. (Gálatas 3:19, 24.)
17 En el monte Sinaí Jehová hizo un singular pacto nacional entre sí mismo e Israel: el pacto de la Ley, del cual Moisés fue mediadorb. (Gálatas 4:24, 25.) El pueblo convino en este pacto, que fue validado mediante la sangre de toros y cabras. (Éxodo 24:3-8; Hebreos 9:19, 20.) El pacto dio a Israel leyes teocráticas y el esquema para un gobierno justo. El pacto prohibía casarse con paganos o participar en prácticas inmorales y de religión falsa. Así, protegía a los israelitas y ayudaba a conservar sin contaminación la línea familiar de la descendencia. (Éxodo 20:4-6; 34:12-16.) Pero, puesto que ningún israelita imperfecto podía observar completamente la Ley, esta ponía de manifiesto los pecados. (Gálatas 3:19.) También mostraba que se necesitaba un sacerdote perfecto y permanente y un sacrificio que no tuviera que repetirse cada año. La Ley era como un tutor que guiaba a un niño al instructor que necesitaba, quien sería el Mesías o Cristo. (Hebreos 7:26-28; 9:9, 16-22; 10:1-4, 11.) Cuando hubiera cumplido su propósito, el pacto de la Ley terminaría. (Gálatas 3:24, 25; Romanos 7:6; véase “Preguntas de los lectores”, página 31.)
18. ¿Qué otra perspectiva estaba relacionada con el pacto de la Ley, pero por qué era difícil entender esto?
18 En la inauguración de este pacto temporal, Dios también mencionó este emocionante objetivo: “Si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial [...] Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. (Éxodo 19:5, 6.) ¡Qué perspectiva! Una nación de reyes y sacerdotes. Pero ¿cómo podría ser eso? Como más tarde especificó la Ley, la tribu gobernante (Judá) y la tribu sacerdotal (Leví) recibieron responsabilidades diferentes. (Génesis 49:10; Éxodo 28:43; Números 3:5-13.) Ningún hombre podía ser a la vez gobernante civil y sacerdote. Sin embargo, las palabras de Dios en Éxodo 19:5, 6 indicaban que, de alguna manera que no se había revelado aún, los que se hallaban en el pacto de la Ley tendrían la oportunidad de suministrar los miembros de “un reino de sacerdotes y una nación santa”.
El pacto real con David
19. ¿Cómo se señaló a gobernación real en los pactos?
19 Con el tiempo, Jehová añadió otro pacto que mostró con más claridad cómo se llevaría a cabo su propósito, que significaría para nosotros bendición eterna. Hemos visto que el pacto abrahámico indicaba que en el futuro habría gobernación real entre la descendencia literal de Abrahán. (Génesis 17:6.) El pacto de la Ley también indicó que habría reyes entre el pueblo de Dios, porque Moisés dijo a Israel: “Cuando por fin entres en la [Tierra Prometida] y hayas dicho: ‘Déjame establecer sobre mí un rey como todas las naciones que están en derredor de mí’; sin falta debes establecer sobre ti un rey que Jehová tu Dios escoja. [...] No se te permitirá poner sobre ti a un extranjero”. (Deuteronomio 17:14, 15.) ¿Qué medidas tomaría Dios para establecer tal gobernación por un rey, y qué efecto tendría esto en el pacto abrahámico?
20. ¿Cómo entraron en el cuadro David y su línea o familia?
20 Aunque el primer rey de Israel fue Saúl de la tribu de Benjamín, tras él reinó el valeroso y leal David de Judá. (1 Samuel 8:5; 9:1, 2; 10:1; 16:1, 13.) Cuando David ya había sido rey por muchos años, Jehová optó por hacer un pacto con él. Primero dijo: “Yo ciertamente levantaré tu descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas; y realmente estableceré con firmeza su reino. Él es el que edificará una casa para mi nombre, y ciertamente estableceré el trono de su reino firmemente hasta tiempo indefinido”. (2 Samuel 7:12, 13.) Como se indicó en esas palabras, Salomón el hijo de David fue el rey siguiente, y por medio de él se construyó una casa o templo a Dios en Jerusalén. Sin embargo, faltaba más.
21. ¿Qué se dispuso en el pacto para el Reino davídico?
21 Jehová pasó a hacer este pacto con David: “Tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido”. (2 Samuel 7:16.) Así Dios estaba estableciendo una dinastía real para Israel en la familia de David. No sería sencillamente una sucesión constante de reyes davídicos. Con el tiempo, de la línea de David vendría alguien que gobernaría “hasta tiempo indefinido, y su trono [sería] como el sol enfrente de [Dios]”. (Salmo 89:20, 29, 34-36; Isaías 55:3, 4.)
22. ¿Qué conexión había entre el pacto con David y la línea de la Descendencia, y qué resultado tuvo esto?
22 Por eso, es patente que el pacto davídico señaló con mayor claridad cuál sería la línea por la que vendría la Descendencia. Hasta los judíos del primer siglo sabían que el Mesías tendría que ser descendiente de David. (Juan 7:41, 42.) Jesucristo, la parte principal de la descendencia del pacto abrahámico, satisfizo los requisitos para ser el Heredero permanente de este Reino davídico, y un ángel había atestiguado esto. (Lucas 1:31-33.) Así, Jesús ganó el derecho a gobernar sobre la Tierra Prometida, el dominio terrestre sobre el cual había reinado David. Esto debería acrecentar nuestra confianza en Jesús; no gobierna ilegalmente, por usurpación, sino por un arreglo legal establecido, un pacto divino.
23. ¿Qué preguntas y asuntos quedan por resolverse?
23 Hemos considerado solamente cuatro de los pactos divinos relacionados con la provisión de Dios para llevar a cabo su propósito de traer bendiciones eternas a la humanidad. Puede que usted haya notado que el cuadro no está completo. Quedan preguntas: Puesto que los humanos seguían imperfectos, ¿qué sacerdote o sacrificio podría alguna vez alterar aquella situación permanentemente? ¿Cómo podrían criaturas humanas llenar los requisitos para ser parte de la descendencia de Abrahán? ¿Hay razón para creer que el derecho a gobernar se extendería a un área mayor que un simple territorio en la Tierra? ¿Cómo podría la descendencia de Abrahán —tanto su parte principal como la secundaria— traer una bendición a “todas las naciones de la tierra”, en lo que estaríamos incluidos cada uno de nosotros? Veamos.
[Notas a pie de página]
a Este es un pacto unilateral, pues en él una sola parte (Dios) se compromete a cumplir con lo estipulado.
b “La idea de trato mediante pactos era un rasgo especial de la religión de Israel, la única que exigía lealtad exclusiva y se declaraba contra la posibilidad de lealtades dobles o múltiples como las que se permitían en otras religiones.”—Theological Dictionary of the Old Testament (Diccionario teológico del Antiguo Testamento), tomo II, página 278.
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Pactos relacionados con el propósito eterno de DiosLa Atalaya 1989 | 1 de febrero
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[Diagrama en la página 13]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Pacto edénico Génesis 3:15
Pacto abrahámico
Descendencia principal
Descendencia secundaria
Bendiciones eternas
[Diagrama en la página 14]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Pacto edénico Génesis 3:15
Pacto abrahámico
Pacto de la Ley
Pacto del Reino davídico
Descendencia principal
Descendencia secundaria
Bendiciones eternas
[Ilustración en la página 10]
Para llevar a cabo su propósito a favor de la humanidad, Dios hizo un pacto con el fiel Abrahán
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¿Se beneficiará usted de los pactos divinos?La Atalaya 1989 | 1 de febrero
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¿Se beneficiará usted de los pactos divinos?
“‘Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas’. Por consiguiente, los que se adhieren a la fe están siendo bendecidos junto con el Abrahán que tuvo fe.” (GÁLATAS 3:8, 9.)
1. ¿Qué muestra la historia sobre los efectos de muchas gobernaciones?
“DÉSPOTAS ilustrados” es como se llamó a algunos gobernantes europeos del siglo XVIII. ‘Querían regir con bondad paternal, pero sus planes y reformas fracasaron’ (The Encyclopedia Americana)a. Esa fue una de las causas principales de las revoluciones que pronto se extendieron por Europa.
2, 3. ¿Cómo difiere Jehová de los monarcas humanos?
2 ¡Cuánto difiere Jehová de los gobernantes humanos de acciones imprevisibles! Está claro que la humanidad necesita urgentemente un cambio que al fin redunde en remedios verdaderos para la injusticia y el sufrimiento. Pero no tiene que preocuparnos el que lo que Dios haga para producir este cambio dependa de algún capricho. En el libro de mayor distribución en el mundo él ha documentado su promesa de bendecir duraderamente a la humanidad que ejerce fe. Esto se realizará prescindiendo de los antecedentes de nacionalidad, raza, educación o posición social de la gente. (Gálatas 3:28.) Pero ¿puede usted confiar en ello?
3 El apóstol Pablo citó parte de lo que Dios le había asegurado a Abrahán: “De cierto, bendiciendo te bendeciré”. Pablo añadió que, ya que “es imposible que Dios mienta”, podemos tener “fuerte estímulo para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros”. (Hebreos 6:13-18.) Algo que fortalece aún más nuestra confianza en esas bendiciones es notar el orden que siguió Dios al colocar los cimientos para realizar esto.
4. ¿Cómo usó Dios varios pactos para realizar su propósito?
4 Ya hemos visto que Dios hizo con Abrahán un pacto relacionado con una descendencia por medio de la cual se bendeciría a “todas las naciones de la tierra”. (Génesis 22:17, 18.) Los israelitas fueron una descendencia carnal, pero en sentido espiritual —el más importante— Jesucristo resultó ser la parte principal de la descendencia de Abrahán. Jesús era también el Hijo, o la Descendencia, del Abrahán Mayor, Jehová. Los cristianos que “pertenecen a Cristo” componen la parte secundaria de la descendencia de Abrahán. (Gálatas 3:16, 29.) Después de formar el pacto abrahámico, Dios añadió temporalmente el pacto de la Ley con la nación de Israel. Este demostró que los israelitas eran pecadores que necesitaban un sacerdote permanente y un sacrificio perfecto. Protegió a la línea familiar por la cual vendría el que sería la Descendencia, y ayudó a identificarlo. El pacto de la Ley también mostraba que, de alguna manera, Dios produciría una nación de reyes y sacerdotes. Mientras la Ley todavía estaba vigente, Dios hizo un pacto con David para una dinastía real en Israel. El pacto para el Reino davídico también indicó que vendría alguien que tendría gobernación permanente sobre la Tierra.
5. ¿Qué preguntas o problemas había que resolver todavía?
5 Sin embargo, había aspectos u objetivos de estos pactos que parecían incompletos o necesitaban aclaración. Por ejemplo, si se suponía que la Descendencia venidera fuera un rey del linaje de David, ¿cómo podría ser un sacerdote permanente que hiciera más que los sacerdotes anteriores? (Hebreos 5:1; 7:13, 14.) ¿Podría este Rey gobernar sobre más que solo una región terrestre limitada? ¿Cómo podría llenar los requisitos para estar en la familia del Abrahán Mayor la parte secundaria de la descendencia? Y aunque aquella parte pudiera estar en esa familia, ¿sobre qué dominaría, puesto que la mayoría de los miembros no descendería de David? Veamos los pasos legales que Dios tomó en la forma de otros pactos que resolverían estas cuestiones y abrirían el camino que conduciría a bendición eterna para nosotros.
Pacto para un sacerdote celestial
6, 7. a) Según Salmo 110:4, ¿qué otro pacto estableció Dios? b) ¿Qué información se nos da para que entendamos mejor este pacto adicional?
6 Como vimos, dentro del alcance del pacto de la Ley Dios hizo un pacto con David para un descendiente (una simiente) que reinaría permanentemente sobre un dominio terrestre. Pero Jehová también reveló a David que vendría un sacerdote duradero. David escribió: “Jehová ha jurado (y no sentirá pesar): ‘¡Tú eres sacerdote hasta tiempo indefinido a la manera de Melquisedec!’”. (Salmo 110:4.) ¿Qué había tras de esta palabra jurada de Dios que equivalía a un pacto personal entre Jehová y el Sacerdote venidero?
7 Melquisedec había sido rey de la antigua Salem, que evidentemente estaba situada donde después se edificó la ciudad de Jerusalén (un nombre en que se incorporó “Salem”). El relato de los tratos de Abrahán con Melquisedec destaca que este era un rey que adoraba al “Dios Altísimo”. (Génesis 14:17-20.) Sin embargo, la declaración de Dios en Salmo 110:4 muestra que Melquisedec también era sacerdote, y eso lo singularizaba. Era rey y sacerdote, y sirvió donde después los reyes davídicos y los sacerdotes levíticos desempeñaron sus funciones por disposición divina.
8. ¿Con quién se hizo este pacto para un sacerdote como Melquisedec, y con qué resultado?
8 Pablo nos da más detalles sobre este pacto para un sacerdote como Melquisedec. Por ejemplo, dice que Jesucristo fue “llamado [...] por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec”. (Hebreos 5:4-10; 6:20; 7:17, 21, 22.) Aunque Melquisedec obviamente tuvo padres humanos, no hay registro de su genealogía. Por eso, en vez de que Jesús heredara el puesto de sacerdote según un linaje de Melquisedec del cual hubiera registro, Dios lo nombró directamente. El sacerdocio de Jesús no será pasado a un sucesor, porque él “permanece sacerdote perpetuamente”. Esto se debe a que los beneficios de su servicio sacerdotal serán eternos. Ciertamente es una bendición para nosotros tener un sacerdote que “puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios mediante él” e instruir y guiar eternamente a los que son fieles. (Hebreos 7:1-3, 15-17, 23-25.)
9, 10. ¿Cómo amplía nuestro entendimiento de cómo se cumplirá el propósito de Dios el saber de este quinto pacto?
9 Otro hecho significativo es que el papel de Jesús como Rey y Sacerdote abarca más que la esfera terrestre. En el mismo contexto en que mencionó este pacto para un sacerdote como Melquisedec, David escribió: “La expresión de Jehová a mi Señor es: ‘Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies’”. Así vemos que Jesús —el Señor de David— tendría un lugar en el cielo con Jehová, lo cual sucedió al tiempo de su ascensión. Desde el cielo Cristo puede ejercer autoridad junto con su Padre para sojuzgar a los enemigos y ejecutar juicios. (Salmo 110:1, 2; Hechos 2:33-36; Hebreos 1:3; 8:1; 12:2.)
10 Por consiguiente, el conocimiento de este quinto pacto nos ha dado una vista más amplia de la manera ordenada y completa como Jehová realizará su propósito. Establece que la parte principal de la descendencia también será un sacerdote en el cielo y que su autoridad de Rey y Sacerdote tendrá alcance universal. (1 Pedro 3:22.)
El nuevo pacto y la parte secundaria de la descendencia
11. ¿Qué complicaciones existían en cuanto a la parte secundaria de la descendencia?
11 Anteriormente, cuando consideramos el pacto abrahámico, notamos que Jesús llegó a ser la parte principal de la descendencia por derecho natural. Descendió directamente del patriarca Abrahán, y como humano perfecto fue un Hijo acepto del Abrahán Mayor. Sin embargo, ¿qué se puede decir de los humanos que tienen el privilegio de llegar a ser la parte secundaria de la descendencia de Abrahán, “herederos respecto a una promesa”? (Gálatas 3:29.) Por ser imperfectos y parte de la familia del pecador Adán, no satisfarían los requisitos para ser de la familia de Jehová, el Abrahán Mayor. ¿Cómo pudiera vencerse este obstáculo, la imperfección? Eso sería imposible para los humanos, pero no es imposible para Dios. (Mateo 19:25, 26.)
12, 13. a) ¿Cómo predijo Dios otro pacto? b) ¿Qué rasgo especial de este pacto merece nuestra atención?
12 Mientras la Ley todavía estaba en vigor, Dios hizo esta predicción mediante su profeta: “Celebraré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto; no uno como el pacto que celebré con sus antepasados [...] ‘el cual pacto mío ellos mismos quebrantaron’ [...] Ciertamente pondré mi ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré. Y ciertamente llegaré a ser su Dios, y ellos mismos llegarán a ser mi pueblo. Y ya no enseñarán [...] ‘¡Conozcan a Jehová!’, porque todos ellos me conocerán [...] Porque perdonaré su error, y no me acordaré más de su pecado”. (Jeremías 31:31-34.)
13 Note que uno de los rasgos de este nuevo pacto era el perdón de pecados, pero patentemente de un modo que ‘no era como’ el arreglo de los sacrificios de animales bajo la Ley. Jesús arrojó luz sobre esto el día de su muerte. Después de celebrar junto con sus discípulos la Pascua, como lo exigía la Ley, Cristo instituyó la Cena del Señor. Esta celebración anual incluiría el compartir una copa de vino, de la cual Jesús dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes”. (Lucas 22:14-20.)
14. ¿Por qué es importante el nuevo pacto para producir la parte secundaria de la descendencia?
14 Como se ve, el nuevo pacto entraría en vigor mediante la sangre de Jesús. Sobre la base de aquel sacrificio perfecto, Dios podría ‘perdonar error y pecado’ de una vez para siempre. ¡Imagínese lo que eso significaría! Porque podía perdonar completamente los pecados de humanos devotos de la familia de Adán, Dios podría considerarlos como personas sin pecado, engendrarlos como hijos espirituales del Abrahán Mayor, y entonces ungirlos con espíritu santo. (Romanos 8:14-17.) Así, el nuevo pacto validado por el sacrificio de Jesús hace posible que sus discípulos lleguen a ser la parte secundaria de la descendencia de Abrahán. Pablo escribió: “Por su muerte [Jesús reduciría] a nada al que tiene el medio para causar la muerte, es decir, al Diablo; y [emanciparía] a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a esclavitud durante toda su vida. Porque verdaderamente no está prestando ayuda a ángeles de manera alguna, sino que está prestando ayuda a la descendencia de Abrahán”. (Hebreos 2:14-16; 9:14.)
15. Con relación al nuevo pacto, ¿quiénes son sus partes?
15 Jesús sería el Mediador y suministraría el sacrificio que pondría en vigor el nuevo pacto, pero ¿quiénes eran las partes envueltas en este pacto? Jeremías predijo que Dios haría este pacto con “la casa de Israel”. ¿Cuál Israel? No el Israel carnal circunciso que estaba bajo la Ley, porque el nuevo pacto invalidaba aquel pacto anterior. (Hebreos 8:7, 13; véase la página 31.) Ahora Dios trataría con judíos y gentiles que por fe estaban figurativamente ‘circuncidados en el corazón por espíritu’. Esto concuerda con lo que él dijo acerca de los que están en el nuevo pacto, a saber, que tendrían ‘sus leyes escritas en la mente y el corazón’. (Romanos 2:28, 29; Hebreos 8:10.) Pablo llamó “el Israel de Dios” a aquellos judíos espirituales. (Gálatas 6:16; Santiago 1:1.)
16. ¿Cómo ayuda a la realización de lo indicado en Éxodo 19:6 el nuevo pacto?
16 Puesto que Dios ahora trataba con el Israel espiritual, se abrió una puerta de oportunidad. Cuando Dios estableció la Ley, había mencionado el que los hijos de Israel llegaran a ser para él “un reino de sacerdotes y una nación santa”. (Éxodo 19:6.) En realidad el Israel carnal nunca podría llegar a ser una nación en la cual todos fueran reyes y sacerdotes, ni lo fue. Pero judíos y gentiles a quienes se aceptara como la parte secundaria de la descendencia de Abrahán podían llegar a ser reyes y sacerdotesb. El apóstol Pedro confirmó esto, al decirles: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad”. También escribió que una ‘herencia inmarcesible estaba reservada en los cielos para ellos’. (1 Pedro 1:4; 2:9, 10.)
17. ¿Por qué es “mejor” que el pacto de la Ley el nuevo pacto?
17 Por consiguiente, el nuevo pacto funciona junto con el pacto abrahámico preexistente para producir la parte secundaria de la descendencia. Este nuevo pacto entre Jehová y los cristianos engendrados por espíritu permite que se forme la nación celestial de reyes y sacerdotes en la familia real del Abrahán Mayor. Podemos ver, pues, por qué Pablo dijo que este es “un pacto correspondientemente mejor, que ha sido establecido legalmente sobre mejores promesas”. (Hebreos 8:6.) Entre esas promesas está la bendición de que la ley de Dios sea escrita en el corazón de los devotos cuyos pecados no son recordados, y el hecho de que todos ‘conozcan a Jehová, desde el menor hasta el mayor de ellos’. (Hebreos 8:11.)
El pacto de Jesús para un Reino
18. ¿En qué sentido no realizan completamente el propósito de Dios los pactos que hasta ahora hemos considerado?
18 Cuando reflexionamos sobre los seis pactos que hemos considerado, pudiera parecer que Jehová ha dispuesto legalmente todo lo que se necesita para la realización de su propósito. Sin embargo, la Biblia menciona un pacto más que enlaza con lo que hemos considerado, un pacto que completa otros aspectos de este asunto importante. Correctamente los cristianos engendrados por espíritu esperan que ‘el Señor los libre de toda obra inicua y los salve para su reino celestial’. (2 Timoteo 4:18.) En el cielo, serán una nación de reyes y sacerdotes, pero ¿sobre qué dominarán? Cuando se les resucita para ir al cielo, Cristo ya está allí como sumo sacerdote perfecto. Él también se habrá puesto de pie con poder real para ejercer gobernación universal. (Salmo 2:6-9; Revelación 11:15.) ¿Qué van a hacer los demás reyes y sacerdotes?
19. ¿Cuándo y cómo se hizo un importante séptimo pacto?
19 El 14 de Nisán de 33 E.C., la noche en que Jesús instituyó la Cena del Señor y mencionó “el nuevo pacto en virtud de [su] sangre”, mencionó otro pacto, el séptimo que consideraremos. Dijo a sus apóstoles fieles: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”. (Lucas 22:20, 28-30.) Tal como el Padre había hecho un pacto con Jesús para que fuera sacerdote como Melquisedec, así Cristo hizo un pacto personal con sus seguidores leales.
20. ¿Con quiénes se hizo el pacto para un Reino, y por qué? (Daniel 7:18; 2 Timoteo 2:11-13.)
20 Los 11 apóstoles ciertamente habían continuado constantemente con Jesús en sus pruebas, y el pacto mostraba que se sentarían sobre tronos. Además, Revelación 3:21 prueba que todos los cristianos engendrados por espíritu que demuestran fidelidad se sentarán sobre tronos celestiales. Por eso, este pacto es con los 144.000 que han sido comprados con la sangre de Jesús para ser llevados al cielo como sacerdotes y “reinar sobre la tierra”. (Revelación 1:4-6; 5:9, 10; 20:6.) El pacto que Jesús hace con ellos hace que rijan con él en Su dominio. En un sentido es como si una novia procedente de una familia noble se casara con un monarca gobernante. Así, ella llega a participar con él en la gobernación real. (Juan 3:29; 2 Corintios 11:2; Revelación 19:7, 8.)
21, 22. ¿Qué bendición puede esperarse debido a lo que estos pactos efectúan?
21 Como resultado de esto, ¿qué beneficios le vendrán a la humanidad obediente? Ni Jesús ni los 144.000 serán como los déspotas ilustrados que ‘no pudieron suministrar soluciones verdaderas’. Más bien, se nos asegura que Jesús es un sumo sacerdote “que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado”. Por lo tanto, podemos entender por qué él ‘puede condolerse’ de las debilidades humanas y por qué, como ha sido cierto de los cristianos ungidos, las “otras ovejas” también pueden, mediante Cristo, acercarse al trono de Dios “con franqueza de expresión”. Así, estos también ‘podrán obtener misericordia y hallar bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado’. (Hebreos 4:14-16; Juan 10:16.)
22 Los que están en el pacto para ser reyes y sacerdotes junto con Jesús también participan en bendecir a la humanidad. Como los sacerdotes levíticos de la antigüedad beneficiaban a toda la nación de Israel, así los que sirven sobre tronos celestiales con Jesús juzgarán con justicia a todos los que vivan en la Tierra. (Lucas 22:30.) Esos reyes y sacerdotes en un tiempo fueron humanos, y por eso podrán condolerse de las necesidades de la humanidad. Esta parte secundaria de la descendencia cooperará con Jesús para que ‘todas las naciones sean bendecidas’. (Gálatas 3:8.)
23. ¿Cómo debe cooperar con estos pactos cada persona?
23 A todos los que desean participar de esa bendición sobre la humanidad, y así beneficiarse de los pactos de Dios, ahora se les invita a hacer eso. (Revelación 22:17.) Un paso excelente es asistir a la celebración de la Cena del Señor, que tendrá lugar después de la puesta del Sol el miércoles 22 de marzo de 1989. Sírvanse hacer planes ahora con una de las congregaciones de los testigos de Jehová para asistir. Allí aprenderán más sobre los pactos divinos y adquirirán mayor entendimiento de cómo pueden beneficiarse de ellos.
[Notas a pie de página]
a “Hasta las reformas más audaces dejaron un campesinado empobrecido, una nobleza con demasiados privilegios y pocos impuestos, y una clase media que no había sido integrada adecuadamente en el gobierno ni en la sociedad [...] Hay que admitir que aunque el despotismo ilustrado empezó a dar atención a cuestiones que ya no podían pasarse por alto, no pudo suministrar soluciones verdaderas dentro de las realidades políticas y económicas de aquella era.”—Western Civilization—Its Genesis and Destiny: The Modern Heritage (La civilización occidental.—Su génesis y su destino: El patrimonio moderno).
b Jesús no es una de las partes del nuevo pacto. Él es su Mediador y no tiene pecados que necesiten perdón. Además, no es necesario que él llegue a ser rey y sacerdote mediante ese pacto, porque es rey según el pacto davídico y también sacerdote como Melquisedec.
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