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Regalo, dádivaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Es posible que en tiempos patriarcales fuera común hacer regalos a quien había sufrido adversidad. Cuando Jehová “volvió atrás la condición de cautiverio de Job”, sus hermanos, hermanas y anteriores conocidos no solo acudieron a consolarlo, sino que cada cual le obsequió con “una pieza de moneda y, cada cual, un anillo de oro”. (Job 42:10, 11.)
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Regalo, dádivaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Dádivas que se hacían con el fin de recibir beneficios. A menudo se ofrecían presentes con miras a conseguir algo deseado. Jacob preparó un impresionante regalo para su hermano Esaú —numerosas cabezas de ganado— a fin de hallar favor a sus ojos. (Gé 32:13-18; 33:8.) La insistencia de Jacob para que Esaú aceptara su don se entiende mejor si se tiene en cuenta que, según la costumbre oriental, rechazar un presente indicaba que no se iba a otorgar el favor. (Gé 33:10.)
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Regalo, dádivaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Dádivas a reyes, profetas y otros. Era costumbre llevar regalos a un rey cuando se le visitaba. Se destaca en especial que no llevaron presentes a Saúl los “hombres que no servían para nada” y no le tenían respeto. Especialmente Salomón recibió gran abundancia de regalos de gentes de tierras distantes que iban a oír su sabiduría. Los astrólogos que fueron a ver al “que nació rey de los judíos” siguieron esta costumbre cuando ofrendaron dones al niño Jesús. (1Sa 10:27; 1Re 10:10, 24, 25; Mt 2:1, 2, 11; véanse también 2Re 20:12; 2Cr 17:5.)
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Regalo, dádivaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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REGALO, DÁDIVA
Los regalos han desempeñado un papel importante en las relaciones humanas desde tiempos remotos. El anciano siervo de Abrahán dio joyas a Rebeca después de ver la prueba de que Jehová la había escogido para ser la esposa de Isaac. (Gé 24:13-22.) Posteriormente, una vez que recibió la aprobación de Labán y Betuel para la boda, el siervo de Abrahán dio otras dádivas a Rebeca, y también “cosas selectas al hermano y a la madre”. (Gé 24:50-53.)
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