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  • Confíe en Jehová... ¡no en ‘una conspiración’!
    La Atalaya 1987 | 1 de septiembre
    • Aparece la escritura en la pared

      6. ¿Qué potencia mundial antigua recordamos ahora, y cómo le iba a la gente que prefiguraba al pueblo de Jehová?

      6 Para entender, tenemos que remontarnos a las últimas horas de la tercera potencia mundial de la historia bíblica, Babilonia, en las riberas del río Éufrates. Belsasar fue el último gobernante de Babilonia, que incluía el lugar donde había estado la Torre de Babel, donde el Dios que todo lo puede había confundido el lenguaje de los constructores y desde donde los había esparcido. (Génesis 11:1-9.) Durante las últimas horas de Babilonia, los judíos —una prefiguración del pueblo actual de Jehová—, se hallaban en cautiverio en aquella tierra pagana. Pero sus 70 años de cautiverio pronto terminarían.

      7. a) ¿Por qué celebró con plena confianza un festín para sus grandes el rey Belsasar? b) ¿Qué aconteció durante el festín, y qué efecto tuvo esto en el rey?

      7 Los medos y los persas, quienes llegarían a ser la cuarta potencia mundial de la historia bíblica, vinieron como fuerza unida contra la muy fortificada y aparentemente inexpugnable ciudad amurallada de Babilonia. El río Éufrates cruzaba la ciudad, y en sus riberas había muelles hacia los cuales abrían puertas de dos hojas, de cobre, de los muros de la ciudad. Con plena confianza en que la ciudad estaba segura, el rey Belsasar celebró “un gran festín para mil de sus grandes”... un festín que fue el último para él. De súbito, a la vista de Belsasar apareció una mano que se movía sobre la pared. Y escribió sobre la pared las palabras presagiosas: “MENÉ, MENÉ, TEQUEL y PARSÍN”. (Daniel 5:1, 5, 25.) Aquello sucedió en la noche del 5 de octubre de 539 a.E.C. Las palabras tuvieron tremendo impacto. El rey Belsasar se sacudió de temor. ¿Qué hacer? Llamar a los sabios... los magos y astrólogos que tenían la reputación de poder explicar señales y presagios. Pero no pudieron descifrar las palabras milagrosas; ni siquiera pudieron leerlas. Ahora, ¿qué hacer?

      8, 9. a) ¿Qué se le recomendó al rey como último recurso? b) ¿Cómo interpretó Daniel la escritura en la pared? c) ¿Por qué resultó en una profecía tan calamitosa el gran festín del rey Belsasar?

      8 Mandar a buscar a un judío. ¿Qué? ¿A un judío? Sí, a uno de aquellos príncipes y nobles a quienes se había sacado de Jerusalén, de su tierra natal, y a quienes el emperador Nabucodonosor había traído a Babilonia para adiestrarlos en el servicio gubernamental. Pues bien, como último recurso, esto era lo mejor que podía hacerse. La reina madre recomendó a Daniel como sabio... uno que podía descifrar e interpretar enigmas. (Daniel 5:10-12.) Podemos sentir el silencio que reinó en la sala del banquete mientras Daniel, cumpliendo con la solicitud del rey Belsasar, procedía a interpretar aquellas misteriosas palabras al emperador y a los grandes de la tercera potencia mundial de la historia bíblica.

      9 Daniel pasa a decir: “Por consiguiente, de delante de él se enviaba el dorso de una mano, y esta misma escritura se inscribió. Y esta es la escritura que se inscribió: MENÉ, MENÉ, TEQUEL y PARSÍN. Esta es la interpretación de la palabra: MENÉ: Dios ha numerado los días de tu reino y lo ha terminado. TEQUEL: has sido pesado en la balanza y has sido hallado deficiente. PERÉSa: tu reino ha sido dividido y dado a los medos y los persas”. (Daniel 5:24-28.)

  • Confíe en Jehová... ¡no en ‘una conspiración’!
    La Atalaya 1987 | 1 de septiembre
    • a “Parsín” es el plural de la palabra “Perés”, y significa “divisiones”.

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