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¡La muerte no es el fin!La Atalaya 2014 | 1 de enero
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Lázaro, amigo íntimo del Maestro, enfermó repentinamente y falleció.
Cuando Jesús se enteró de la noticia, les dijo a sus discípulos que Lázaro estaba dormido y que iba a ir a despertarlo (Juan 11:11). Pero al ver que no le habían entendido, les dijo directamente: “Lázaro ha muerto” (Juan 11:14).
Cuatro días después del entierro, Jesús llegó a Betania y buscó a Marta, la hermana del difunto, para consolarla. “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”, le dijo ella (Juan 11:17, 21). “Yo soy la resurrección y la vida —respondió Jesús—. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.” (Juan 11:25.)
“¡Lázaro, sal!”
A fin de probar que no estaba prometiendo un imposible, Jesús se acercó a la tumba y gritó: “¡Lázaro, sal!” (Juan 11:43). Entonces, para el asombro de los presentes, Lázaro salió del sepulcro.
Ya antes, Jesús había resucitado por lo menos a dos personas. Una de ellas fue la hija de Jairo, y también en esa ocasión dijo que la niña estaba dormida (Lucas 8:52).
Es curioso que en ambos casos Jesús dijo que el difunto estaba durmiendo, y la comparación es muy apropiada. ¿Por qué? Porque el sueño es un estado de inconsciencia que transmite muy bien la idea de descansar del dolor y el sufrimiento (Eclesiastés 9:5; vea el recuadro “La muerte es como un sueño profundo”). Los primeros discípulos de Jesús comprendían muy bien el verdadero estado de los muertos. “Para [ellos], la muerte no era más que un sueño, y la tumba, un lugar de descanso [...] para quienes habían muerto fieles”, señala la Encyclopedia of Religion and Ethics.a
Nos consuela saber que los muertos no están sufriendo; están dormidos en su tumba. Vista así, la muerte pierde todo su misterio y no tiene ya por qué aterrorizarnos.
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¡La muerte no es el fin!La Atalaya 2014 | 1 de enero
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a De hecho, la palabra cementerio proviene de una palabra griega que significa “lugar de descanso”.
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