¿La ira o la salud?
¿QUIÉN no se enoja? Nos sucede a todos. A veces cierto grado de enojo puede estar justificado. Pero, honradamente, ¿no es verdad que a menudo su enojo (o su intensidad) no tiene justificación?
La Biblia nos dice: “Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal”. (Salmo 37:8.) ¿Es sabio este consejo? ¿Puede afectar su salud a largo plazo?
El periódico The New York Times dijo en su sección “Salud”:
“La gente que suele tener arranques de cólera o que se queda sin hacer nada rabiando por cualquier desaire advertido, es posible que esté logrando más que solo sentirse incómoda. Puede estar matándose.
“Los investigadores han reunido muchas pruebas últimamente que indican que la ira crónica es tanto o más perjudicial para el cuerpo que el fumar, la obesidad o una dieta rica en grasas, y constituye un importante factor de riesgo para una muerte prematura.
“‘Nuestros estudios indican que la ira hostil y suspicaz es equiparable a cualquier otro riesgo de salud que conocemos’, dijo el doctor Redford Williams, investigador en medicina del comportamiento del Centro Médico de la universidad de Duke.”
Los estudios indican que los que se enojan fácilmente por los problemas de la vida cotidiana producen más hormonas del estrés. Los frecuentes estallidos de cólera pueden causar un desequilibrio entre el colesterol provechoso y el perjudicial, lo que conlleva un riesgo de enfermedad cardiovascular.
Quizás alguien diga: ‘Pero así soy yo’ o ‘Así me crié’. Sin embargo, eso no quiere decir que no puede cambiar si intenta aplicar sinceramente el consejo de Dios. Busque en su propia Biblia el consejo divino en cuanto a la ira y la furia en Proverbios 14:29, 30; 22:24, 25; Efesios 4:26; Santiago 1:19, 20.
Vivir de acuerdo con la sabiduría divina puede mejorar su salud y alargar su vida. El Times observó: “Muchos investigadores dijeron que la gente inclinada a la ira podía reducir el riesgo de una muerte prematura cambiando sus respuestas hostiles e irreflexivas”.