-
Página 2¡Despertad! 1988 | 22 de enero
-
-
Página 2
EL SIDS (síndrome de muerte infantil repentina) es el temor subconsciente de muchos padres. Por lo general ataca a los niños en el primer año de su vida, y más a los niños que a las niñas. Pero, ¿qué es? ¿Qué lo causa? ¿Se puede prevenir? Cuando ocurre, ¿cómo pueden superarlo los padres?
-
-
EL SIDS... temor diario de los padres¡Despertad! 1988 | 22 de enero
-
-
EL SIDS... temor diario de los padres
“La muerte inesperada y repentina de un niño que parece saludable es, probablemente, lo más patético y devastador que le puede acaecer a una pareja joven. En la sociedad occidental es la causa más común de muerte infantil después de la primera semana de vida.” (Profesor Bernard Knight, “Sudden Death in Infancy—The ‘Cot Death’ Syndrome”.)
ERAN las cuatro de la mañana del 22 de diciembre de 1984. Ken Eberline asomó la cabeza al dormitorio para ver cómo estaba su hijita, Katie, de siete meses. Katie era el orgullo y el gozo de Ken y Tottie, quienes tenían poco más de treinta años de edad. La niña estaba durmiendo plácidamente. Ken se fue de la casa. Tenía un largo trayecto hasta Las Cruces, Nuevo México, donde daba clases.
Tottie se levantó a las siete y media, y fue a ver cómo se encontraba Katie. La niña estaba extrañamente silenciosa. Tottie miró de nuevo, la tocó e inmediatamente se dio cuenta de lo peor. Estaba muerta. Había sufrido la “muerte de cuna” o SIDS (síndrome de muerte infantil repentina). Esta muerte súbita y silenciosa azota a miles de familias cada año.
Un médico forense compasivo
¿Cómo reaccionaron Tottie y Ken ante esta pérdida? Tottie dijo a ¡Despertad!: “Tan pronto como me di cuenta de lo que había pasado, llamé al 911, los servicios de emergencia. Los paramédicos y la policía llegaron inmediatamente, junto con un médico forense. Fueron muy amables y compasivos. Por supuesto, en seguida me asaltaron ciertas dudas: ¿Qué hice o dejé de hacer para que hubiera ocurrido esto?
”El médico forense calmó mis temores. Me explicó que él había perdido a un hijo en las mismas circunstancias hacía nueve años. ‘No había nada que usted hubiera podido hacer para evitarlo —afirmó—. Aunque hubiera estado al lado de la cuna con un monitor, no habría podido salvarla —añadió—. No se puede ni prever ni evitar. En algunos casos, todo acaba de golpe, y por el momento no hay manera de saber la causa.’ Estoy segura de que sus observaciones evitaron que desarrollara un sentimiento de culpabilidad.”
¿Cómo superaron Ken y Tottie esta pérdida? Otro artículo contestará esta pregunta. Pero los padres de niños pequeños esperan respuesta a otras preguntas: ¿Qué causa el SIDS? ¿Hay algunas señales de advertencia? ¿Se puede prevenir?
-
-
EL SIDS... cuáles son sus síntomas y sus causas¡Despertad! 1988 | 22 de enero
-
-
EL SIDS... cuáles son sus síntomas y sus causas
“El síndrome de muerte infantil repentina (SIDS) es responsable de aproximadamente dos muertes de cada mil nacimientos vivos en Estados Unidos, lo que resulta en entre 7.500 y 10.000 muertes anuales.” (“The New England Journal of Medicine”, 30 de abril de 1987.)
SOLO en años recientes se ha llegado a conocer al SIDS como definición de una causa de muerte. En generaciones anteriores este tipo de muerte se diluyó en otras estadísticas de múltiples causas de muerte infantil conocidas entonces. Los avances de la ciencia médica han eliminado muchas de las causas de muerte infantil de tiempos pasados, de modo que el SIDS ocupa ahora su propio lugar. Tanto es así, que en 1979 la Organización Mundial de la Salud estableció la categoría de “muerte infantil repentina” en su Clasificación Internacional de Enfermedades. Aun así, algunos expertos médicos creen que pueden encontrar ejemplos de lo que hoy llamamos SIDS ¡hasta en tiempos bíblicos!
Citan el caso de las dos mujeres que se presentaron ante el rey Salomón, cada una alegando ser la madre del niño que estaba vivo y no la del que había muerto debido a que su madre “se acostó sobre él”. (1 Reyes 3:16-27.) Tal como dice el patólogo Bernard Knight, “acostarse sobre el niño era la explicación clásica de la muerte de cuna hasta tiempos muy recientes”. Sin embargo, existe un factor que pone en tela de juicio el que este incidente bíblico fuera en realidad un caso de SIDS: el niño murió cuando tenía tres días, “que es una edad demasiado temprana para que se produzca una muerte infantil repentina”, según Knight.
Aunque algunos niños han muerto al ser asfixiados accidentalmente por su madre, también es cierto que muchos de los casos ocurridos a lo largo de los siglos pueden haber sido lo que hoy conocemos como síndrome de muerte infantil repentina.
El misterio del SIDS
El SIDS es un problema mundial. Por ejemplo: se calcula que, cada año, de 1.000 a 2.000 niños mueren de SIDS en Gran Bretaña. El promedio en los países desarrollados es de aproximadamente un niño de cada quinientos. Se calcula que la población mundial aumenta 83 millones de personas cada año, lo cual va a representar, como mínimo, 166.000 muertes anuales. Pero también implica millones de padres preocupados que albergan el temor secreto. Como confesó Phyllis, una madre neoyorquina de poco más de treinta años, “cada vez que acuesto a mi niño en la cama, pido a Dios que se despierte otra vez”.
El SIDS sigue desconcertando a los investigadores médicos y a los patólogos. Un artículo de la revista Pediatrics consideró recientemente el SIDS en gemelos. Se examinaron 32 casos, y “no se halló ninguna causa de muerte a pesar de las exhaustivas investigaciones post mortem”. Se examinaron otros diez casos de SIDS en gemelos en las universidades de Amberes, París y Ruán. ¿Qué se descubrió? “La causa del SIDS siguió encubierta después de una autopsia exhaustiva.” El misterio de la causa o causas continúa.
Sin embargo, como se muestra en otro informe, en once de las cuarenta y dos parejas de gemelos que se estudiaron, “la víctima de SIDS pesaba 300 gramos menos que su hermano superviviente”. La conclusión fue que lo único que diferenciaba a los niños víctimas del SIDS de los demás estudiados era “un peso y altura inferior al término medio cuando nacieron, y una cianosis previa [piel y membranas mucosas azuladas por falta de oxígeno en la sangre], o palidez durante el sueño y profuso sudor recurrente durante la noche”.
En su informe sobre dieciséis casos de SIDS en Inglaterra, un grupo de doctores expuso: “El SIDS ocurre normalmente entre el primero y el sexto mes de edad, con un máximo de casos entre el segundo y cuarto mes [...]. Otros factores que se informaron con anterioridad relacionados con el SIDS son el que la madre fume durante el embarazo, que dé a luz muy joven, que no esté casada, que tenga una familia grande [y] un bajo nivel socioeconómico”. Luego añadió: “También se informan más casos de SIDS en los varones y durante los meses del otoño e invierno”. Sin embargo, Bernard Knight previene: “Debe recalcarse que la muerte infantil repentina puede azotar y azota a cualquier familia, independientemente de su posición en la jerarquía social”.
Los patólogos tratan de desvelar el misterio
Cuando el niño muere sin ninguna causa obvia, el juez de primera instancia o el médico forense suelen pedir que un patólogo examine el cuerpo y lleve a cabo una autopsia. Esto se hace con el propósito de determinar la causa exacta de la muerte y usar este conocimiento para evitar casos futuros. ¿Qué han hallado los patólogos en muchos de estos casos?
Durante los últimos años se han seguido diferentes pistas. En un tiempo se atribuía el SIDS a la asfixia causada por la almohada, la ropa de la cama o la postura. Se rechazó esta hipótesis cuando se demostró que los niños normalmente se las arreglan para salirse de cualquier situación que pudiera causarles la asfixia. Por lo general, la ropa de la cama es suficientemente porosa como para permitir la respiración. Después se pensó que pudiera deberse a la alimentación con biberón y al uso de la leche de vaca. Pero los niños amamantados también morían de SIDS. Por mucho tiempo se culpó a la apnea (suspensión de la respiración). En la actualidad prácticamente se ha desestimado esta causa.
Hace algunos años, unos patólogos “creían con certeza que la infección respiratoria era la causa subyacente de la muerte [...]. Pero hoy [en 1983] se cree generalmente que la infección es el factor desencadenante más bien que la causa subyacente; no hay duda de que una ligera inflamación de los conductos respiratorios está implicada en un alto porcentaje de casos de SIDS”. (Sudden Death in Infancy.)
El profesor Knight dice que “ahora parece obvio que no hay una sola causa de la muerte de cuna”, sino que “hay varios factores que se dan juntos en un mismo niño y a un tiempo dado que causan su muerte. Conocemos algunos de los factores, pero otros no”. De modo que se sigue investigando y buscando las pistas. No obstante, en tiempos recientes se ha hecho un nuevo descubrimiento.
El cambio en la hemoglobina: ¿causa o síntoma?
Este descubrimiento se informó en la revista The New England Journal of Medicine del 30 de abril de 1987. Decía: “La elevación prolongada del nivel de hemoglobina fetal (hemoglobina F) en los niños víctimas del SIDS podría denotar un transporte parcial de oxígeno a ciertos lugares de los tejidos sensitivos”.a El informe indicó que, después del nacimiento de un niño, su cuerpo produce normalmente un cambio de la hemoglobina fetal a hemoglobina A, su propia hemoglobina transportadora de oxígeno. En las víctimas del SIDS, una cantidad significativa aún tenía un porcentaje más alto de lo normal de hemoglobina fetal, que es menos efectiva. De modo que, ¿a qué conclusión llegaron los doctores?
“Nuestra interpretación de este hallazgo es que los niños con SIDS se caracterizan por un marcado retraso en el cambio de hemoglobina F a hemoglobina A, fenómeno que puede reflejar una afección crónica subyacente.” ¿Por qué ocurre esto? “La razón de la persistencia anormal de hemoglobina F es incierta.”
Aunque no creían que esta fuera la causa del SIDS, sí la veían como un factor indicativo, útil para determinar los niños que podrían ser más propensos al SIDS, “especialmente aquellos que tienen más de cincuenta semanas desde su concepción”.
Los doctores que llevaron a cabo esta investigación dijeron que “los estudios sobre el SIDS ponen de relieve una relación entre el síndrome y el poco peso al nacer, los nacimientos prematuros, el retraso en el crecimiento y las madres fumadoras”.
Merece la pena comentar este último punto. El doctor Bernard Knight, de la universidad de Gales, Cardiff, escribió: “Se ha descubierto una relación bastante estrecha entre el fumar y el SIDS, aunque de nuevo resulta difícil saber si es una causa directa o solo una relación con otros factores sociales”. Sin embargo, cita datos muy significativos. En un estudio de 50.000 nacimientos en la ciudad de Cardiff, el índice de SIDS en hijos de madres que no fumaban o que fumaron en el pasado era de 1,18 por 1.000 nacimientos. Pero en las madres que fumaban más de veinte cigarrillos al día, la cifra se elevó a 5,62 por 1.000 nacimientos, ¡cinco veces más!
Algunas madres preguntan: “¿Tiene algo que ver el amamantamiento? ¿Protege más al niño contra el SIDS?”. El doctor Bergman, eminente investigador en el campo del SIDS en Estados Unidos, dijo: “Yo soy partidario del amamantamiento, y pienso que es mejor por muchas razones; pero no creo que la gente que ha perdido a un hijo por la muerte de cuna deba pensar que aún estaría vivo si lo hubiera amamantado”.
En vista de lo precedente, ¿hay algo que los padres puedan hacer para impedir el SIDS? ¿Puede prevenirse?
[Nota a pie de página]
a La hemoglobina es el componente de la sangre que da color a los glóbulos rojos, y está compuesta de proteína y oxígeno. Transporta el oxígeno al cuerpo desde los pulmones.
[Fotografía en la página 4]
“No hay ninguna causa única de la muerte de cuna.” (Profesor Knight)
[Fotografía en la página 7]
“La muerte simultánea de dos gemelos es un fenómeno que todavía produce desconcierto y sospecha”
[Recuadro en la página 6]
Se sospecha de los padres
El enigma que rodea a las muertes de SIDS a veces ha causado dolor y sufrimiento innecesarios a los padres. ¿Por qué? Porque algunos, en ocasiones la misma policía o el personal médico, han considerado la muerte muy sospechosa, en especial cuando ha ocurrido simultáneamente en gemelos. Y según un estudio de 47.000 nacimientos en Cardiff, Gales, entre 1965 y 1977 hubo un aumento quíntuple en el riesgo de SIDS en gemelos. El doctor John E. Smialek informó en la revista médica Pediatrics dos casos excepcionales que ocurrieron con una diferencia de cinco años en Wayne County, Misuri, y Detroit, Michigán (E.U.A.).
Él dice: “El anuncio de la muerte de la primera pareja de gemelos resultó en un ambiente de intensa sospecha de los padres [...] por parte del personal médico y otras personas que no sabían de la existencia de este fenómeno [SIDS]”. Eso es fácil de entender si recordamos que solo se ha hablado del SIDS y se le ha dado mucha publicidad desde 1975, cuando el gobierno de Estados Unidos promovió programas de información y consejo sobre el tema. Cuando cinco años después sucedió otro caso de SIDS de gemelos en Detroit, hubo mucha menos sospecha. Los profesionales y el público estaban ya más informados.
Sin embargo, aún ahora, cuando se conoce mucho más sobre este tema, el doctor Smialek admite: “Aunque hoy el SIDS está realmente aceptado como algo que los padres no pueden predecir ni prevenir, la muerte simultánea de dos gemelos es un fenómeno que todavía produce desconcierto y sospecha”.
Pero, ¿por qué deberían ser los gemelos más susceptibles al SIDS? El patólogo Bernard Knight contesta: “Normalmente son prematuros y, al nacer, pesan menos de lo normal. Con frecuencia tienen que pasar los primeros días de su vida en unidades de cuidados especiales en los hospitales de maternidad. [...] Todos estos factores los hacen más vulnerables a la muerte infantil repentina”.
-
-
EL SIDS... ¿puede prevenirse?¡Despertad! 1988 | 22 de enero
-
-
EL SIDS... ¿puede prevenirse?
“En los últimos años, en un intento de prevenir el síndrome de muerte infantil repentina (SIDS), cada vez se han utilizado más los monitores domésticos en los niños considerados de alto riesgo con respecto a dicho síndrome.” (“Pediatrics”, junio de 1986.)
EN TIEMPOS recientes se ha incrementado el uso de monitores domésticos; pero, ¿son útiles para prevenir el SIDS? Miles de padres han usado o están usando estos monitores. El monitor se coloca en el niño, y da una señal de advertencia cuando hay alguna irregularidad en la actividad cardiaca o respiratoria. La revista Science News informa que en Estados Unidos se usan, según cálculos, de 40.000 a 45.000 monitores domésticos, y se fabrican de 10.000 a 15.000 cada año. Ya que el período de peligro del SIDS es el primer año de la vida, el monitor no tiene que usarse mucho tiempo. Pero, ¿realmente salvan la vida de algunos de estos niños?
El doctor Ehud Krongrad y la enfermera diplomada Linda O’Neill, del hospital pediátrico de la universidad de Columbia, Nueva York, estudiaron a veinte niños considerados de alto riesgo. El estudio indica que es extremadamente difícil catalogar con exactitud a un niño dentro de uno de los grupos de riesgo y, por lo tanto, saber que tiene necesidad de un monitor doméstico. Dicen: “No hay ninguna prueba que pueda indicar con un alto nivel de certidumbre o grado razonable de previsión que un niño pertenece a un grupo de alto riesgo”.
Según ellos, los padres son por naturaleza muy subjetivos al diagnosticar las reacciones del niño: “La mayoría de las señales de alarma percibidas por los padres como verdaderas alarmas relacionadas con cambios físicos no obedecen a una inestabilidad eléctrica cardiaca”. De hecho, sus estudios “dan a entender que una gran mayoría de los niños que mueren repentina e inesperadamente no muestran ningún síntoma notable o clínicamente útil”. Por ello, George A. Little, de la escuela médica de Dartmouth, dijo: “Si los médicos aplican los criterios del informe, preveo una significativa reducción en el uso de monitores domésticos para la apnea infantil”.
Esta conclusión sirve para apoyar el consejo del médico forense de Tottie, citado en el primer artículo: “No había nada que usted hubiera podido hacer para evitarlo. Aunque hubiera estado al lado de la cuna con un monitor, no habría podido salvarla. No se puede ni prever ni evitar. En algunos casos, todo acaba de golpe, y por el momento no hay manera de saber la causa”. Desafortunadamente, en muchos campos, ni la ciencia ni la medicina tienen aún todas las respuestas, y el SIDS es uno de ellos.
Otro factor que debe tenerse presente es que los monitores domésticos son aparatos eléctricos. Un artículo de la revista Pediatrics comentó: “Los profesionales de la salud y los consumidores tienen que ser conscientes de que la presencia de un monitor en una casa representa riesgos potenciales, especialmente si en ella hay algún niño pequeño o en edad preescolar”. Un cable suelto es una tentación para cualquier niño, y un enchufe cercano puede ser el primer paso para una electrocución o quemadura. Por lo tanto, cuando se use un monitor doméstico, debe ejercerse mucha precaución si hay otros niños en la casa.
Niños que han estado al borde de la muerte
Un niño que ha estado al borde de la muerte es aquel cuya respiración se ha interrumpido y parece estar muerto, pero ha sido descubierto a tiempo. Quizás uno de los padres se dio cuenta de repente de que el niño había cesado de respirar, lo tomó en brazos y corrió en busca de ayuda o se apresuró al hospital más cercano. Algunas veces, la acción y el movimiento repentino han hecho que el corazón funcione de nuevo y han provocado la respiración, de modo que el niño se ha salvado sin la necesidad de un masaje cardiaco o RCP (resucitación cardiopulmonar).
En algunos casos, con el tiempo esos niños han muerto de SIDS. La doctora Marie Valdes-Dapena dice que ‘los niños que han estado al borde de la muerte tienen un riesgo especial de muerte repentina’. Los doctores deducen que “estas funciones de respiración y del ritmo del corazón están relacionadas con el sistema nervioso autónomo, y parece casi seguro que los niños que mueren de SIDS tienen algún problema en el funcionamiento de esta parte automática del sistema nervioso central”. Pero la causa sigue siendo un misterio.
De modo que el SIDS se usa para definir la muerte de un niño en circunstancias que no pueden explicarse. La autopsia tampoco revela ninguna razón válida o causa de la muerte. Con los conocimientos actuales, el SIDS normalmente no puede preverse ni prevenirse. De modo que, cuando un niño muere —ya sea repentinamente o por cualquier otra razón—, ¿cómo pueden los padres enfrentarse a tal pérdida? ¿Cómo hacen frente a su pesar?
[Fotografía en la página 9]
Niño con un monitor doméstico para comprobar su respiración
-
-
EL SIDS... cómo enfrentarse al dolor que produce¡Despertad! 1988 | 22 de enero
-
-
EL SIDS... cómo enfrentarse al dolor que produce
LA muerte infantil repentina es una tragedia devastadora. Un niño aparentemente normal y saludable no se despierta. Es totalmente inesperada, pues ¿quién se imagina que un niño va a morir antes que sus padres? El bebé, que se ha convertido en el centro del amor interminable de la madre, se convierte ahora en su dolor interminable.a
Los sentimientos de culpabilidad empiezan a invadir a los padres. Se sienten responsables de la muerte, como si se debiese a alguna negligencia por su parte. Se preguntan: “¿Qué podríamos haber hecho para impedirla?”. En algunos casos, puede que el marido, sin fundamento alguno, inconscientemente culpe a su esposa. Cuando él se fue a trabajar, el niño estaba vivo y saludable. ¡Cuando volvió a casa, había muerto en la cuna! Por lo tanto, ¿qué estaba haciendo su esposa? ¿Dónde estaba en ese momento? Estas dudas irracionales deben disiparse para no poner en peligro el matrimonio.
Tottie, mencionada en nuestro primer artículo, pasó por una fase difícil. Ella dice: “Si no tengo cuidado, aún me invaden sentimientos de culpa y depresivos. Debo reajustar mi mente con rapidez para no seguir con este modo de pensar improductivo. La oración me ha sido muy útil, pues he pedido ayuda para darme cuenta de los cauces por los que transcurre mi pensamiento y conducirlo de modo más positivo”.
¿Cómo pueden otras personas ayudarles en su dolor? Tottie contesta: “Algunas personas actúan como si Katie nunca hubiera existido. ¡Si solo se dieran cuenta de que uno quiere hablar de la persona amada! Es terapéutico hablar. Para nosotros, Katie siempre será una niñita maravillosa, y queremos recordarla, no olvidarla. Así pues, ¿por qué retraerse de hablar de ella?”.
Por otra parte, no todos los padres quieren hablar acerca del hijo que ha muerto. Esto es algo que la persona que les visita debe determinar.
Cómo superar el dolor
Las reacciones de dolor varían de persona a persona y de cultura a cultura. Un estudio sobre el SIDS realizado en Estados Unidos puso de manifiesto que, como término medio, toma tres años “recuperar [los padres] el nivel de felicidad personal que tenían antes de la muerte del hijo”.
Doug, un analista informático, y Anne, ambos sobre cuarenta años de edad, perdieron a su hija Rachel hace doce años. Entonces el SIDS aún era relativamente desconocido. Aunque un médico había visitado a la niña el día anterior, el policía insistió en que el juez de primera instancia requiriera una autopsia. Anne recuerda: “En aquel tiempo no cuestionamos la decisión. Después nos dimos cuenta de que el policía se había apercibido de unas marcas azules en la garganta de Rachel, ¡y sospechó que había sido maltratada! Pero resultó que estas marcas solo eran una evidencia de la muerte, llamada livor mortis: dos manchas de sangre que se forman parecidas a magulladuras. La autopsia no reveló ninguna razón de la muerte, y finalmente se consideró muerte infantil repentina”.
¿Cómo se enfrentaron Doug y Anne a la pérdida de su hija? Doug explica: “Estaba en el Salón del Reino cuando un compañero me dijo que debía ir urgentemente a casa. Cuando llegué a mi hogar, me enteré de lo peor. No podía creerlo. Había sido la última persona que tocó a Rachel aquella noche. Ahora estaba muerta. Me derrumbé y lloré con Anne. Aquella fue la única vez que lloré”.
¡Despertad!: “¿Qué pasó en el entierro? ¿Cómo le afectó?”.
“Lo sorprendente es que ni Anne ni yo lloramos en el entierro. Todos los demás estaban llorando.” Entonces Anne interrumpió: “Sí, pero yo he llorado mucho por ambos. Creo que me afectó de modo especial unas cuantas semanas después de la tragedia, cuando por fin un día estuve sola en casa. Lloré todo el día. Pero creo que me ayudó. Me sentí mejor. Tenía que lamentar la muerte de mi hija. Creo sinceramente que se debe dejar a las personas dolientes que lloren. Aunque es una reacción natural que los demás te digan ‘no llores’, en realidad no te ayuda nada”.
¡Despertad!: “¿Cómo le ayudaron los demás durante la crisis? Y ¿qué cosas no sirven de ayuda?”.
Anne respondió: “Una amiga vino y me limpió la casa sin que yo tuviera que decir una palabra. Otros nos prepararon comidas. Algunos me ayudaron simplemente dándome un abrazo, sin palabras, solo un abrazo. No quería hablar sobre ello. No quería explicar una y otra vez lo que había sucedido. No estaba para preguntas curiosas, que me daban a entender que había fallado en algo. Yo era la madre; hubiera hecho cualquier cosa por salvar a Rachel”.
Doug continuó: “Nos hicieron algunas observaciones inocentes que no nos ayudaron, como decirnos: ‘Como cristianos no debemos apesadumbrarnos como hacen otras personas’. Eso es algo que sabíamos. Pero puedo asegurarle que cuando uno pierde a un hijo, en ese momento ni siquiera el conocimiento firme de la resurrección puede impedir que uno se lamente y llore. Hasta Jesús lloró cuando Lázaro murió, y él sabía que iba a resucitarlo”.
Anne añadió: “Otro comentario que no nos ayudó nada fue: ‘Sé cómo te sientes’. Sabemos que se dice con las mejores intenciones, pero a menos que la persona haya perdido a un niño como yo lo perdí, no hay forma de que pueda saber cómo uno se siente. Los sentimientos son muy personales. Es cierto que la mayoría de las personas pueden mostrar compasión, pero muy pocas pueden mostrar verdadera empatía”.
¡Despertad!: “¿Causó tensión entre ustedes la muerte de Rachel?”.
Anne respondió con rapidez: “Sí. Supongo que teníamos maneras diferentes de lamentar la pérdida. Doug quería poner fotografías de Rachel por toda la casa. Eso era lo que yo menos deseaba. No necesitaba esos recordatorios. No quería que pareciera que estábamos haciendo un culto de su muerte. De todos modos, Doug entendió mis sentimientos y quitó las fotos”.
¡Despertad!: “¿Cómo reaccionó la hermana de Rachel, Stephanie?”.
“Durante algún tiempo después de la muerte de Rachel, Stephanie tenía miedo de ponerse enferma. Temía que cualquier enfermedad pudiera acabar con su vida. Además, al principio tampoco le gustaba mucho irse a dormir. Pero lo superó. Cuando tuvimos a Amy, Stephanie siempre se mostró muy preocupada por su hermanita. No quería que se muriera, y si tosía o estornudaba, se ponía muy nerviosa.”
La esperanza sólida sostiene
¿Qué se puede decir del uso de sedantes durante el período de duelo? El doctor Knight, patólogo, escribe: “Se ha demostrado que el uso excesivo de sedantes puede ser contraproducente si impide el proceso normal de duelo y aflicción. La tragedia tiene que soportarse, sufrirse y asimilarse con el tiempo, y retrasar indebidamente este proceso insensibilizando a la madre con drogas solo puede prolongarlo o distorsionarlo”.
¡Despertad! preguntó a Doug qué les sostuvo a él y a su esposa durante su aflicción.
“Recuerdo que el discurso de funeral nos ayudó. Lo que más nos confortó aquel día fue nuestra esperanza cristiana en la resurrección. Sentimos muy profundamente la pérdida, pero la promesa de Dios a través de Jesucristo de ver a nuestra hijita de nuevo en la Tierra alivió nuestro dolor. En la Biblia hemos aprendido que los efectos de la muerte son reversibles. El orador mostró con la Biblia que Rachel no estaba en el cielo ‘como un angelito’ ni en ningún limbo, esperando salir de allí para ir al cielo. Simplemente estaba dormida en el sepulcro común de la humanidad.” (Véanse Juan 5:28, 29; 11:11-14; Eclesiastés 9:5.)
¡Despertad!: “¿Cómo respondería a los que dicen que ‘Dios se la llevó’?”.
“Sería un Dios egoísta si arrebatara a los hijos pequeños de sus padres. La respuesta bíblica de Eclesiastés 9:11 es esclarecedora: ‘El tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos’. Y el Salmo 51:5 nos dice que, desde el momento de la concepción, todos somos imperfectos, pecadores, de modo que, con el tiempo, todos los hombres tienen que morir de causas muy diversas. Algunas veces, la muerte azota antes del nacimiento, y se produce un aborto. En el caso de Rachel, lo que sucedió es que contrajo algo de pequeña que superó su resistencia, un suceso imprevisto.”
Cada día mueren niños en miles de casas. Muchos mueren de SIDS. Los amigos compasivos, los médicos, el personal de los hospitales y los consejeros pueden hacer mucho en esas circunstancias trágicas. (Véase el recuadro de la izquierda.) El conocimiento exacto de los propósitos de Dios para la humanidad también puede sostener a los padres dolientes.
Si usted quiere saber más acerca de la promesa de Dios sobre la resurrección a una vida perfecta en la Tierra, siéntase libre de ponerse en contacto con los testigos de Jehová de su vecindad. Le ayudarán con gusto ofreciéndole el consuelo de la Palabra de Dios sin ninguna obligación por su parte.
[Nota a pie de página]
a Para información más detallada sobre cómo enfrentarse a la pérdida de un hijo, véase la revista ¡Despertad! del 8 de agosto de 1987.
[Recuadro en la página 12]
Recomendaciones para ayudar a los padres afligidos
Lo que usted puede hacer
1. Ponerse a su disposición. Hacer comidas. Limpiar la casa. Hacer recados. Cuidar de los otros hijos.
2. Expresar sinceramente el pésame por el fallecimiento.
3. Dejar que los padres expresen sus sentimientos y dolor como crean conveniente.
4. Animarles a que sean pacientes y no pidan demasiado de ellos mismos.
5. Permitirles que hablen sobre el niño tanto como deseen, y hablar uno mismo de las encantadoras cualidades que el niño tenía.
6. Dar atención especial a los hermanos y hermanas del niño todo el tiempo que sea necesario.
7. Aliviar los sentimientos de culpabilidad. Asegurarles que han hecho todo lo que se podía. Recalcar cualquier cosa que se sepa cierta y positiva sobre la atención que se dio.
Qué no hacer
1. No evitar a los padres porque uno se sienta incómodo. Un abrazo cariñoso es mejor que nada.
2. No decir que uno sabe cómo se sienten, a menos que uno también haya perdido a un hijo.
3. No erigirse en juez ni decir lo que deberían sentir o hacer.
4. No callar cuando mencionen al niño que ha muerto. No retraerse de hablar del niño; ellos quieren oír cosas buenas acerca de su hijo.
5. No extraer conclusiones de lo que debe aprenderse de la pérdida del hijo. En su dolor, no hay nada positivo que pueda aprenderse de tal pérdida.
6. No recordarles que aún tienen otros hijos o que pueden tener más. Ningún niño sustituye o puede sustituir al que ha muerto.
7. No empeorar sus sentimientos de culpabilidad buscando fallos en la atención que se le dio al niño en casa o en el hospital.
8. No utilizar tópicos religiosos que culpan a Dios.
(Basado en parte en una lista preparada por Lee Schmidt, Parent Bereavement Outreach, Santa Mónica, California.)
-