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El poder de la muerteLa Atalaya 2014 | 1 de enero
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TEMA DE PORTADA | ¿ACABA TODO AL MORIR?
El poder de la muerte
A casi nadie le gusta hablar de la muerte; duele demasiado. Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella.
No hay nada que pueda prepararnos para la muerte de un padre, un esposo o un hijo. Esta puede llegar de golpe o lentamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable y sus efectos son devastadores.
Antonio perdió a su padre en un accidente de tránsito. Él explica: “Es como si alguien sellara tu casa y te quitara las llaves. Jamás volverás a entrar. Solo te quedan los recuerdos. Esa es tu nueva realidad. Es tan injusta que te niegas a aceptarla, pero no hay nada que hacer”.
Dorothy, quien era anglicana y maestra de escuela dominical, tenía 47 años cuando perdió a su esposo. Aunque nunca creyó que la muerte fuera el final de todo, no estaba segura y quiso hallar respuestas a sus preguntas. “¿Qué nos sucede al morir?”, le preguntó a su pastor. “Nadie lo sabe —respondió él—. Tendremos que esperar para verlo.”
¿Es eso cierto? ¿Tenemos que esperar, o hay alguna forma de averiguar si la muerte en realidad es el fin de todo?
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La batalla del hombre contra la muerteLa Atalaya 2014 | 1 de enero
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TEMA DE PORTADA | ¿ACABA TODO AL MORIR?
La batalla del hombre contra la muerte
EL EMPERADOR QIN SHI HUANG
EL EXPLORADOR PONCE DE LEÓN
La muerte es un enemigo terrible al que todos tratamos de vencer. Cuando golpea a un ser querido, quizás nos neguemos a aceptarlo. Y si somos jóvenes, tal vez pensemos que nunca nos llegará; esta es una fantasía a la que muchos se aferran con uñas y dientes.
Pocas personas han pensado más sobre la muerte que los faraones egipcios. Ellos invertían gran parte de sus vidas —y las de miles y miles de obreros— en un intento por burlar a la muerte. Las pirámides son testigos mudos de su lucha... y de su fracaso.
Los emperadores chinos soñaban también con alcanzar la inmortalidad, aunque por otros medios: descubriendo el mítico elixir de la vida. El emperador Qin Shi Huang les exigió a sus alquimistas que encontraran una poción mágica que mantuviera a raya a la muerte. Pero muchos de aquellos brebajes contenían mercurio. Al parecer, una de esas pócimas tóxicas le quitó la vida.
Según algunos informes, Juan Ponce de León, explorador español del siglo XVI, recorrió el Caribe en busca de la fuente de la eterna juventud. En el proceso descubrió la actual Florida (Estados Unidos), pero murió tan solo unos años después en un enfrentamiento con indígenas americanos y sin haber encontrado la legendaria fuente.
Faraones, emperadores y exploradores por igual trataron de vencer a la muerte. Y aunque no estemos de acuerdo con sus métodos, entendemos que lo hayan intentado, pues en el fondo prácticamente todo ser humano quiere seguir viviendo.
¿SE PUEDE VENCER A LA MUERTE?
¿Por qué se niegan los seres humanos a morir? La Biblia lo explica al decir lo siguiente sobre nuestro Creador, Jehová: “Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido [o la eternidad] ha puesto en el corazón de ellos” (Eclesiastés 3:11).a Por eso es que deseamos vivir en nuestro hermoso planeta para siempre, no tan solo por ochenta años (Salmo 90:10). Eso es lo que anhela nuestro corazón.
¿Por qué puso Dios la eternidad en nuestros corazones? ¿Para frustrarnos? No, eso es impensable. Dios ha prometido que la muerte será derrotada. La Biblia habla vez tras vez sobre la desaparición de la muerte y la promesa de Dios de darnos vida eterna. (Vea el recuadro “Victoria sobre la muerte”.)
Jesucristo mismo dijo claramente: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). De modo que la batalla contra la muerte no terminará en derrota. Pero, como lo confirma Jesús, necesitamos a Dios para ganarla.
a La Biblia dice que Dios se llama Jehová.
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¡La muerte no es el fin!La Atalaya 2014 | 1 de enero
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TEMA DE PORTADA | ¿ACABA TODO AL MORIR?
¡La muerte no es el fin!
Betania era un pueblecito ubicado a tres kilómetros (dos millas) de Jerusalén (Juan 11:18). Allí tuvo lugar un hecho lamentable unas semanas antes de la muerte de Jesús. Lázaro, amigo íntimo del Maestro, enfermó repentinamente y falleció.
Cuando Jesús se enteró de la noticia, les dijo a sus discípulos que Lázaro estaba dormido y que iba a ir a despertarlo (Juan 11:11). Pero al ver que no le habían entendido, les dijo directamente: “Lázaro ha muerto” (Juan 11:14).
Cuatro días después del entierro, Jesús llegó a Betania y buscó a Marta, la hermana del difunto, para consolarla. “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”, le dijo ella (Juan 11:17, 21). “Yo soy la resurrección y la vida —respondió Jesús—. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.” (Juan 11:25.)
“¡Lázaro, sal!”
A fin de probar que no estaba prometiendo un imposible, Jesús se acercó a la tumba y gritó: “¡Lázaro, sal!” (Juan 11:43). Entonces, para el asombro de los presentes, Lázaro salió del sepulcro.
Ya antes, Jesús había resucitado por lo menos a dos personas. Una de ellas fue la hija de Jairo, y también en esa ocasión dijo que la niña estaba dormida (Lucas 8:52).
Es curioso que en ambos casos Jesús dijo que el difunto estaba durmiendo, y la comparación es muy apropiada. ¿Por qué? Porque el sueño es un estado de inconsciencia que transmite muy bien la idea de descansar del dolor y el sufrimiento (Eclesiastés 9:5; vea el recuadro “La muerte es como un sueño profundo”). Los primeros discípulos de Jesús comprendían muy bien el verdadero estado de los muertos. “Para [ellos], la muerte no era más que un sueño, y la tumba, un lugar de descanso [...] para quienes habían muerto fieles”, señala la Encyclopedia of Religion and Ethics.a
Nos consuela saber que los muertos no están sufriendo; están dormidos en su tumba. Vista así, la muerte pierde todo su misterio y no tiene ya por qué aterrorizarnos.
“SI UN HOMBRE [...] MUERE, ¿PUEDE VOLVER A VIVIR?”
Aunque a todos nos agrada tener una buena noche de descanso, ¿quién querría dormir para siempre? ¿Hay esperanza de que los muertos que duermen en sus tumbas vuelvan a vivir tal como Lázaro y la hija de Jairo?
El patriarca Job hizo la siguiente pregunta cuando se sintió cerca de la muerte: “Si un hombre [...] muere, ¿puede volver a vivir?” (Job 14:14).
Dirigiéndose al Todopoderoso, Job respondió su propia pregunta: “Tú me llamarás, y yo te responderé; desearás ver la obra de tus manos” (Job 14:15, Nueva Versión Internacional). Este hombre fiel estaba seguro de que Jehová deseaba traerlo de vuelta a la vida. ¿Se estaría engañando? No, en absoluto.
Las resurrecciones realizadas por Jesús son prueba clara de que Dios le ha dado poder sobre la muerte. De hecho, la Biblia afirma que Jesús tiene en la mano “las llaves de la muerte” (Revelación 1:18). Con ellas abrirá las puertas del sepulcro, tal como ordenó que se removiera la roca que cerraba la tumba de Lázaro.
La Biblia menciona vez tras vez la promesa de la resurrección. Por ejemplo, un ángel le aseguró al profeta Daniel: “Descansarás, pero te pondrás de pie para tu porción al fin de los días” (Daniel 12:13). Jesús les dijo lo siguiente a los saduceos, líderes religiosos que no creían en la resurrección: “Están equivocados, porque no conocen ni las Escrituras ni el poder de Dios” (Mateo 22:23, 29). Y el apóstol Pablo afirmó: “Tengo esperanza en cuanto a Dios [...] de que va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15).
¿CUÁNDO DESPERTARÁN LOS MUERTOS?
¿Cuándo tendrá lugar esta resurrección de justos y de injustos? “Al fin de los días”, como le dijo el ángel a Daniel. Eso es lo que creía Marta: que su hermano se levantaría “en el último día” (Juan 11:24).
La Biblia relaciona este “último día” con el reinado de Jesús. Pablo escribió: “[Cristo] tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:25, 26). Esta es una poderosa razón para pedirle a Dios que venga su Reino y se haga su voluntad en la Tierra.b
Como bien sabía Job, Dios quiere resucitar a los muertos. Cuando llegue ese día, la muerte realmente desaparecerá, y nunca, nunca nadie más tendrá que preguntarse: “¿Acaba todo al morir?”.
a De hecho, la palabra cementerio proviene de una palabra griega que significa “lugar de descanso”.
b Para más información sobre el Reino de Dios, vea el capítulo 8 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, publicado por los testigos de Jehová.
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