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  • Defendamos con firmeza la enseñanza piadosa
    La Atalaya 2000 | 1 de mayo
    • Dentro de la congregación

      11, 12. a) ¿Cuál fue una fuente de ideas perjudiciales en la congregación del siglo primero? b) ¿Por qué no defendieron con firmeza la enseñanza piadosa algunos cristianos?

      11 Veamos otra posible fuente de ideas perjudiciales. Aunque sin intención de enseñar falsedades, puede que un cristiano dedicado adopte el hábito de hablar irreflexivamente (Proverbios 12:18). Debido a nuestra naturaleza imperfecta, todos pecamos a veces con la lengua (Proverbios 10:19; Santiago 3:8). Está claro que en los días del apóstol Pablo algunos miembros de la congregación no controlaron la lengua y se envolvieron en debates insustanciales sobre palabras (1 Timoteo 2:8). También hubo quienes pensaban que sus opiniones eran las mejores e incluso se atrevieron a desafiar la autoridad de Pablo (2 Corintios 10:10-12). Esta actitud ocasionó conflictos innecesarios.

      12 Tales desacuerdos se convirtieron a veces en “disputas violentas acerca de insignificancias”, lo que perturbó la paz de la congregación (1 Timoteo 6:5; Gálatas 5:15). Pablo escribió sobre los que promovían esas discusiones: “Si cualquier hombre enseña otra doctrina y no se aviene a palabras saludables, las de nuestro Señor Jesucristo, ni a la enseñanza que va de acuerdo con la devoción piadosa, está hinchado de orgullo, y no entiende nada, sino que está mentalmente enfermo sobre cuestiones y debates acerca de palabras. De estas cosas provienen envidia, contienda, discursos injuriosos, sospechas inicuas” (1 Timoteo 6:3, 4).

      13. ¿Cómo se comportaron la mayoría de los cristianos del siglo primero?

      13 Afortunadamente, la mayoría de los cristianos de tiempos apostólicos fueron fieles y se centraron en la obra de declarar las buenas nuevas del Reino de Dios. Se ocupaban en cuidar de los “huérfanos y de las viudas en su tribulación”, se mantenían “sin mancha del mundo” y no perdían el tiempo en vanos debates sobre palabras (Santiago 1:27). Evitaban “las malas compañías”, incluso dentro de la congregación, a fin de salvaguardar su espiritualidad (1 Corintios 15:33; 2 Timoteo 2:20, 21).

      14. ¿Cómo puede degenerar en discusiones perjudiciales el intercambio normal de ideas si no tenemos cuidado?

      14 De igual modo, las situaciones expuestas en el párrafo 11 no son típicas en las congregaciones de los testigos de Jehová de la actualidad. Sin embargo, debemos reconocer la posibilidad de que se produzcan tales debates vanos. Por supuesto, es normal hablar sobre relatos bíblicos o imaginarse aspectos del prometido nuevo mundo que aún no se han revelado. Y no hay nada impropio en intercambiar ideas sobre asuntos personales, tales como la manera de vestir, arreglarse o la selección de entretenimiento. Sin embargo, si somos dogmáticos en cuanto a nuestras ideas y nos ofendemos cuando los demás no concuerdan con ellas, es posible que la congregación termine dividiéndose por asuntos de poca importancia. Lo que comienza como una conversación sobre temas triviales puede terminar haciendo mucho daño.

  • Defendamos con firmeza la enseñanza piadosa
    La Atalaya 2000 | 1 de mayo
    • 19, 20. a) ¿Cómo demuestran discernimiento los ancianos cuando ayudan a los que hablan imprudentemente? b) ¿Qué hace la congregación con los que insisten en promover enseñanzas falsas?

      19 También es fundamental que los ancianos tengan discernimiento cuando se les pide que ayuden a los que hablan de manera imprudente (2 Timoteo 2:7). Puede que en ocasiones algunos miembros de la congregación se envuelvan en disputas sobre insignificancias y especulaciones. Para proteger la unidad de la congregación, los ancianos deben corregir con prontitud tales situaciones, sin imputar malos motivos a los hermanos ni verlos enseguida como apóstatas.

      20 Pablo describió el espíritu con el que debe prestarse la ayuda. Dijo: “Hermanos, aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad” (Gálatas 6:1). Y Judas escribió específicamente con referencia a los cristianos que dudaban: “Continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; sálvenlos, arrebatándolos del fuego” (Judas 22, 23). Por supuesto, si alguien sigue promoviendo enseñanzas falsas después de repetidas admoniciones, los ancianos deben adoptar medidas contundentes para proteger a la congregación (1 Timoteo 1:20; Tito 3:10, 11).

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