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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 2014 | 15 de noviembre
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Aunque la Biblia no explica en detalle cómo se hacía cada nombramiento, sí da algunas indicaciones. Nos dice que, mientras regresaban de su primer viaje misionero, Pablo y Bernabé “nombraron ancianos en cada congregación y, haciendo oración con ayunos, los encomendaron a Jehová, en quien habían llegado a creer” (Hech. 14:23). Años después, Pablo escribió estas palabras a Tito, otro ministro viajante: “Te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas defectuosas e hicieras nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad, como te di órdenes” (Tito 1:5). Y parece que Timoteo, quien viajó mucho con Pablo, recibió esa misma autoridad (1 Tim. 5:22). Como vemos, quienes hicieron estos nombramientos fueron superintendentes viajantes, no los apóstoles y ancianos de Jerusalén.
Teniendo en cuenta este precedente bíblico, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha modificado el proceso de nombramiento de ancianos y siervos ministeriales. Desde el 1 de septiembre de 2014 se siguen estos pasos: cada superintendente de circuito examina con cuidado las recomendaciones de los ancianos de su circuito. En sus visitas a las congregaciones, se esfuerza por conocer a los recomendados y, si es posible, sale con ellos a predicar. Tras analizar las recomendaciones con cada cuerpo de ancianos, es el superintendente de circuito quien tiene la responsabilidad de nombrar ancianos y siervos ministeriales en las congregaciones de su circuito. De este modo, el proceso se parece más al que se seguía en el siglo primero.
Un cuerpo de ancianos y un superintendente de circuito analizan si un hermano reúne los requisitos bíblicos (Malaui)
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