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¿De qué mesa se alimenta usted?La Atalaya 1994 | 1 de julio
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¿De qué mesa se alimenta usted?
“No pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.” (1 CORINTIOS 10:21.)
1. ¿Qué mesas están ante nosotros, y qué advierte el apóstol Pablo con relación a ellas?
ESTAS palabras inspiradas del apóstol Pablo demuestran que ante la humanidad están puestas dos mesas figurativas. Cada una se caracteriza por la comida simbólica que se ha colocado sobre ella, y todos comemos de una o de la otra. Sin embargo, si queremos agradar a Dios, no podemos alimentarnos de su mesa y al mismo tiempo picar de la mesa de los demonios. El apóstol Pablo advirtió: “Las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios; y no quiero que ustedes se hagan partícipes con los demonios. No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios”. (1 Corintios 10:20, 21.)
2. a) ¿Qué mesa de Jehová existía en los días del Israel antiguo, y quiénes participaban en los sacrificios de comunión? b) ¿Qué significa hoy participar de la mesa de Jehová?
2 Las palabras de Pablo nos recuerdan los sacrificios de comunión que los israelitas de la antigüedad ofrecían bajo la Ley de Jehová. Al altar de Dios se le llamaba una mesa, y se decía que el que llevaba el animal para ser sacrificado tenía comunión con Jehová y con los sacerdotes. ¿En qué sentido? Primero, Jehová participaba en el sacrificio porque la sangre se rociaba sobre su altar y las llamas por debajo consumían la grasa. Segundo, el sacerdote participaba en el sentido de que él (y su familia) comía el pecho asado y la pierna derecha del animal sacrificado. Y tercero, el que presentaba la ofrenda participaba comiéndose el resto de la carne. (Levítico 7:11-36.) Hoy día, comer de la mesa de Jehová significa adorarlo como él manda, según ejemplificaron Jesús y sus apóstoles. Para lograrlo tenemos que alimentarnos espiritualmente de lo que Jehová provee mediante su Palabra y su organización. A los israelitas, que disfrutaban de comunión especial con Jehová a Su mesa, se les prohibió ofrecer sacrificios a los demonios en su mesa. Dios ha prohibido lo mismo a los israelitas espirituales y a sus compañeros, las “otras ovejas”. (Juan 10:16.)
3. ¿Cómo pudiéramos hacernos culpables de comer de la mesa de los demonios en nuestros días?
3 ¿Cómo pudiéramos hacernos culpables de comer de la mesa de los demonios en nuestros días? Al fomentar cualquier cosa que esté en oposición a Jehová. La mesa de los demonios incluye toda la propaganda demoníaca, cuyo propósito es engañarnos y alejarnos de Jehová. ¿A quién le gustaría alimentar el corazón y la mente con ese veneno? Los cristianos verdaderos rehúsan tener parte en los sacrificios que la mayoría de las personas hoy ofrecen a los dioses de la guerra y de las riquezas. (Mateo 6:24.)
Rehuyamos ‘la mesa de los demonios’
4. ¿Qué pregunta afrontamos todos, y por qué no queremos comer adrede de la mesa de los demonios?
4 Todos afrontamos la pregunta: ¿de qué mesa estoy alimentándome? No podemos eludir el hecho de que nos vemos obligados a comer de una de esas dos mesas. (Compárese con Mateo 12:30.) No queremos comer adrede de la mesa de los demonios. Eso resultaría en que perdiéramos el favor del único Dios vivo y verdadero, Jehová. Por otro lado, si solo nos alimentamos de la mesa de Jehová, recibiremos vida eterna en felicidad. (Juan 17:3.) Sin duda, lo que comemos tiene un efecto en nuestra salud. Por ello, cualquiera que desee tener buena salud física y mental debe cuidar su dieta. Tal como los alimentos ricos en grasa y de poco valor nutritivo no contribuyen a que permanezcamos saludables físicamente, aunque los aditivos químicos les den buen sabor, así la propaganda de este mundo, sazonada con ideas demoníacas, es, en sentido figurado, alimento sin valor nutritivo que corromperá nuestra mente.
5. ¿Cómo podemos rehuir las enseñanzas demoníacas hoy día?
5 El apóstol Pablo predijo que en los últimos días las “enseñanzas de demonios” descarriarían a la gente. (1 Timoteo 4:1.) Estas enseñanzas demoníacas no solo se hallan en las creencias religiosas falsas; también se difunden ampliamente de otras formas. Por ejemplo, tenemos que examinar y juzgar con cuidado qué libros y revistas leemos tanto nosotros como nuestros hijos, qué programas de televisión miramos y qué obras teatrales y películas vemos. (Proverbios 14:15.) Si leemos como entretenimiento obras de ficción, ¿tratan de violencia irracional, relaciones sexuales ilícitas u ocultismo? Si buscamos aprender con la lectura de libros de divulgación, ¿exponen estos una filosofía o un modo de vivir que no sea “según Cristo”? (Colosenses 2:8.) ¿Presentan especulaciones vacías o promueven la participación en movimientos sociales mundanos? ¿Fomentan en nosotros la resolución de hacernos muy ricos? (1 Timoteo 6:9.) ¿Se trata de una publicación que presenta sutilmente enseñanzas divisivas que no son como las de Cristo? En caso de que la respuesta sea afirmativa y sigamos leyendo o viendo tales cosas, estamos en peligro de alimentarnos de la mesa de los demonios. Hoy día, centenares de miles de publicaciones fomentan filosofías mundanas que parecen ser muy sabias y actuales. (Eclesiastés 12:12.) Pero nada de esa propaganda es en realidad nueva ni nos beneficia, tal como no benefició a Eva lo que Satanás le dijo taimadamente. (2 Corintios 11:3.)
6. ¿Cómo debemos responder cuando Satanás nos invita a probar su comida demoníaca y sin valor nutritivo?
6 Por eso, ¿cómo debemos responder cuando Satanás nos invita a probar su comida demoníaca y sin valor nutritivo? Igual que Jesús cuando Satanás lo tentó a convertir las piedras en panes. Él contestó: “Está escrito: ‘No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová’”. Y cuando el Diablo ofreció a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria” si caía y le rendía un acto de adoración, Jesús respondió: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”. (Mateo 4:3, 4, 8-10.)
7. ¿Por qué nos engañamos si creemos que podemos alimentarnos tanto de la mesa de Jehová como de la de los demonios?
7 No hay conciliación posible entre la mesa de Jehová y la mesa que ponen sus enemigos demoníacos. Es cierto que ha habido quienes han intentado hacer eso en el pasado. Recuerde a los antiguos israelitas de los días del profeta Elías. El pueblo afirmaba adorar a Jehová, pero creía que otros dioses, como Baal, prometían prosperidad. Elías se acercó al pueblo, y dijo: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él”. Sin duda, los israelitas andaban “cojeando de las dos piernas”. (1 Reyes 18:21; Evaristo Martín Nieto, 1988.) Elías desafió a los sacerdotes de Baal a probar la divinidad de su dios. El Dios que hiciera caer fuego del cielo sobre el sacrificio probaría que era el verdadero. A pesar de mucho esfuerzo, los sacerdotes de Baal fracasaron. Luego Elías oró sencillamente: “Oh Jehová, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios verdadero”. Enseguida Jehová hizo caer fuego del cielo y consumió el sacrificio animal empapado en agua. Emocionado por la convincente manifestación de la divinidad de Jehová, el pueblo obedeció a Elías y dio muerte a los 450 profetas de Baal. (1 Reyes 18:24-40.) De igual manera hoy tenemos que reconocer a Jehová como el Dios verdadero y resolvernos a comer únicamente de su mesa si aún no lo hemos hecho.
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¿De qué mesa se alimenta usted?La Atalaya 1994 | 1 de julio
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Cuidado con el alimento venenoso que está sobre la mesa de los demonios
10. a) ¿Qué clase de alimento sirve la clase del esclavo malo, y qué los impulsa? b) ¿Cómo trata la clase del esclavo malo a sus anteriores coesclavos?
10 El alimento que está sobre la mesa de los demonios es venenoso. Piense, por ejemplo, en el alimento que sirven la clase del esclavo malo y los apóstatas. No nutre ni fortalece; no es saludable. No puede serlo, porque los apóstatas ya no se alimentan de la mesa de Jehová. Como consecuencia, han perdido todo vestigio de la nueva personalidad. No los impulsa el espíritu santo, sino una amargura mordaz. Están obsesionados con un solo objetivo: golpear a sus anteriores coesclavos, como predijo Jesús. (Mateo 24:48, 49.)
11. ¿Qué escribió C. T. Russell respecto al alimento espiritual que escogemos, y qué dijo de los que abandonan la mesa de Jehová?
11 Por ejemplo, en el año 1909, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, C. T. Russell, escribió sobre los que habían abandonado la mesa de Jehová y luego habían empezado a maltratar a sus anteriores coesclavos. La revista Watch Tower (hoy conocida en español como La Atalaya) del 1 de octubre de 1909 comentó: “Todos los que se separan de la Sociedad y de su obra no prosperan ellos mismos ni edifican a otros en la fe ni los ayudan a cultivar los frutos del espíritu, sino que, según parece, hacen lo contrario, es decir, intentan perjudicar la Causa que en un tiempo defendieron, y, con más o menos escándalo, se hunden gradualmente en el olvido, perjudicándose a sí mismos y dañando a otros que también manifiestan un espíritu contencioso. [...] Si algunos creen que pueden conseguir un alimento bueno o mejor en otras mesas, o que pueden producirlo ellos mismos, que sigan su propio camino. [...] No obstante, aunque permitimos que otros busquen donde quieran el alimento y la luz que los satisfaga, sorprende que los que se vuelven nuestros enemigos escojan un camino muy diferente. En vez de decir con la actitud valerosa del mundo: ‘Adiós, he encontrado algo que prefiero’, estas personas muestran cólera, malicia, odio, contiendas, ‘obras de la carne y del diablo’, a un grado que jamás habíamos visto en la gente mundana. Parece que se les ha inoculado locura, rabia satánica. Algunos de ellos nos hieren y luego dicen que nosotros los herimos a ellos. Están prestos para decir y escribir despreciables falsedades y rebajarse hasta el grado de obrar con vileza”.
12. a) ¿Cómo golpean los apóstatas a sus anteriores coesclavos? b) ¿Por qué es peligroso dejar que la curiosidad nos impulse a alimentarnos de los escritos de los apóstatas?
12 Sí, los apóstatas publican obras que contienen tergiversaciones, verdades a medias y completas falsedades. Hasta envían manifestantes a las asambleas de los Testigos con la intención de entrampar a los incautos. Por consiguiente, sería peligroso dejar que nuestra curiosidad nos impulsara a alimentarnos de esos escritos o a escuchar esa habla injuriosa. Aunque no nos parezca que supone un peligro para nosotros, aún existe un riesgo. ¿Por qué? En primer lugar, algunas publicaciones apóstatas presentan mentiras por medio de “palabras melosas” y “palabras fingidas”. (Romanos 16:17, 18; 2 Pedro 2:3.) ¿No es eso lo que se esperaría de la mesa de los demonios? Y aunque los apóstatas quizás presenten también algunos hechos, por lo general son sacados de su contexto con el propósito de apartar a otros de la mesa de Jehová. Todos sus escritos simplemente critican y derrumban. No hay nada edificante.
13, 14. ¿Qué frutos producen los apóstatas y su propaganda?
13 Jesús dijo: “Por sus frutos los reconocerán”. (Mateo 7:16.) Pues bien, ¿cuáles son los frutos de los apóstatas y de sus publicaciones? Cuatro cosas caracterizan su propaganda: 1) astucia; Efesios 4:14 dice que son “[astutos] en tramar el error”; 2) inteligencia con arrogancia; 3) falta de amor, y 4) diversas formas de falta de honradez. Estos son precisamente los ingredientes del alimento que se sirve sobre la mesa de los demonios, y su objetivo es socavar la fe del pueblo de Jehová.
14 Hay otro aspecto más que debemos examinar. ¿A qué han regresado los apóstatas? En muchos casos han vuelto a entrar en la oscuridad de la cristiandad y sus doctrinas, como la creencia de que todos los cristianos van al cielo. Además, la mayoría de ellos ya no mantienen una postura bíblica firme con relación a la sangre, la neutralidad y la necesidad de dar testimonio acerca del Reino de Dios. Nosotros, en cambio, hemos escapado de la oscuridad de Babilonia la Grande y no queremos volver nunca a ella. (Revelación 18:2, 4.) Como siervos leales de Jehová, ¿por qué querríamos siquiera echar un vistazo a la propaganda de los que han rechazado la mesa de Jehová y que ahora golpean verbalmente a los que nos ayudan a ingerir “palabras saludables”? (2 Timoteo 1:13.)
15. ¿Qué principio bíblico nos ayuda a obrar con prudencia cuando oímos las acusaciones de los apóstatas?
15 Puede ser que algunos tengan curiosidad por conocer las acusaciones de los apóstatas. No obstante, debemos tomar en serio el principio enunciado en Deuteronomio 12:30, 31. Ahí Jehová advirtió a los israelitas mediante Moisés sobre lo que debían evitar cuando desposeyeran a los habitantes paganos de la Tierra Prometida. “Cuídate por temor de que quedes entrampado tras ellas, después que hayan sido aniquiladas de delante de ti, y por temor de que inquieras respecto a sus dioses, diciendo: ‘¿Cómo acostumbraban estas naciones servir a sus dioses? Y yo, sí, yo, ciertamente haré de la misma manera’. No debes hacerle de esa manera a Jehová tu Dios.” Sí, Jehová Dios sabe cómo funciona la curiosidad humana. Recuerde a Eva y a la esposa de Lot. (Lucas 17:32; 1 Timoteo 2:14.) Nunca prestemos atención a lo que dicen o hacen los apóstatas. Más bien, mantengámonos ocupados edificando a otras personas y alimentándonos lealmente de la mesa de Jehová.
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