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¡Le es posible hallar gozo en un mundo que deprime!La Atalaya 1990 | 1 de marzo
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Ha habido un deterioro en las estructuras sociales que en el pasado prestaban apoyo en tiempos de crisis emocional. En el artículo “The Age of Melancholy?” (¿La era de la melancolía?), el Dr. Gerald Klerman atribuye a ese cambio el aumento actual en los casos de depresión. Explica: “Los tres sistemas sociales que más comúnmente han prestado apoyo son la familia, la iglesia y la comunidad. [...] Una característica de estos tiempos es que esos tres sistemas están en diversos grados de deterioro”.
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¡Le es posible hallar gozo en un mundo que deprime!La Atalaya 1990 | 1 de marzo
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Pero la Biblia revela que también los “pensamientos inquietantes” de uno pudieran causarla. (Salmo 94:19.)
Como Marie, la mayoría de los que padecen de depresión se han enfrentado a una serie de experiencias dolorosas y desagradables, o a situaciones tensas. Muchos se sienten como el salmista que dijo: “Suficiente ha tenido mi alma de calamidades [...] Me han rodeado todos a la misma vez. [Jehová ha] alejado de mí a amigo y compañero; mis conocidos son un lugar oscuro”. (Salmo 88:3, 17, 18.) De modo que, como el salmista, se sienten abrumados por los problemas o las pérdidas, y la vida en general les parece inútil. Quizás les parezca que están completamente aislados en un lugar oscuro, y que hasta Dios los ha abandonado.
¿Por qué llegan a esa desalentadora conclusión, a desarrollar un espíritu herido? Esto no se debe solo a sus problemas externos; también intervienen sentimientos angustiosos o dudas sobre sí mismos. No se ven capacitados para enfrentarse al problema o a la pérdida. “A causa del dolor del corazón hay un espíritu herido”, explica Proverbios 15:13. Tal dolor del corazón incluiría creerse un fracaso o pensar que otras personas ven así a uno. Hasta Epafrodito, un cristiano del primer siglo, después de recuperarse de una grave enfermedad durante una misión a que lo envió su congregación, se sintió “abatido porque [en la congregación] oyeron que él había enfermado”. (Filipenses 2:25-30.)
Puesto que ‘un espíritu herido seca los huesos’ o socava el mismo ser de uno, muchas veces la falta de amor propio es base para la depresión grave. (Proverbios 17:22.) También puede agobiarnos el corazón preocuparnos demasiado por lo que otros piensen de nosotros, el perfeccionismo, la ira inmitigada, el resentimiento, desacuerdos que no se hayan resuelto o sentimientos de culpa (sea real o exagerada).
Sí, muchas cosas pueden llevar a la depresión grave.
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