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¡Despertad! 1988
g88 22/7 págs. 15-18

El mezquite: un dulce misterio de la vida

El misterio se presenta al comienzo de su vida. La dulzura llega más tarde.

“EL MEZQUITE es el único árbol de esta región que puede alcanzar el nivel de los acuíferos con sus raíces. Pero un brote de mezquite tiene que enviar sus raíces a nueve metros de profundidad o más a través de arena seca antes de llegar al agua. Entonces, ¿cómo logra arraigar? Este es uno de los misterios del desierto que aún están por resolver.” El número de la revista Scientific American que dijo esto estaba hablando acerca del mezquite del Valle de la Muerte (California).

Las semillas del mezquite son de alguna ayuda para aclarar el misterio. Muy pocas veces crecen con simplemente plantarlas. Pero si las vainas que contienen las semillas son ingeridas por animales, las semillas que pasan enteras a través de su aparato digestivo brotan con facilidad. Los jugos gástricos disuelven la dura capa que envuelve la semilla, lo que permite que penetre la humedad y comience a germinar. Cuando el animal las expulsa, las semillas tienen un abastecimiento de estiércol que contribuye a su crecimiento inicial. Además, ese crecimiento se concentra en la raíz principal. El mezquite apenas crece por encima del suelo hasta que la raíz ha encontrado agua a nueve metros de profundidad o incluso más.

En otros desiertos las lluvias esporádicas podrían ser de ayuda, pero en el Valle de la Muerte, con una precipitación anual de menos de 40 milímetros, tal ayuda es insignificante. ¿Cómo logran sobrevivir los brotes mientras envían sus raíces a nueve metros de profundidad a través de arena seca? Ese es el misterio. Aun en los desiertos donde se producen más precipitaciones, esta es una gran proeza, especialmente si se tiene en cuenta que algunas raíces de mezquite bajan hasta a sesenta metros para encontrar agua. El Museo del Desierto de Sonora, de Tucson (Arizona, Estados Unidos) informa de una mina donde se encontraron raíces de mezquite a una profundidad de cincuenta y tres metros.

Pero una vez que las raíces llegan al agua, la planta comienza a crecer vertiginosamente. Cuando el abastecimiento subterráneo es abundante, el mezquite puede alcanzar una altura de doce metros y un diámetro de aproximadamente un metro. Otras plantas del desierto pueden marchitarse o morir durante las sequías, pero el mezquite permanece verde. Sus profundas raíces absorben agua subterránea procedente de lluvias y deshielos de montañas distantes. También tiene una red de raíces en la superficie, que se extiende desde su base y que recoge la humedad de esporádicos chaparrones. La raíz principal encuentra las reservas subterráneas de agua con tanta eficacia, que se cavan pozos cerca del mezquite.

La guía del Museo del Desierto de Sonora presenta la siguiente información acerca de la utilidad del mezquite:

“Durante un tiempo tuvo gran importancia como árbol maderable del desierto. Todavía se emplea para hacer postes para vallas, así como para carbón y leña. (Arde lentamente, y su fuego, además de producir mucho calor, da un buen sabor a la comida.) A veces se hacen arcos de violín con la madera de las raíces. Tanto los indios como los colonos empleaban la corteza interior para hacer cestos, tejidos burdos y medicinas con las que tratar diversos trastornos. El tronco exuda una goma que se recoge y vende para fabricar dulces (caramelos de goma). También [suministra] mucílago (útil para reparar cerámica).

”El mezquite fue de primordial importancia para los colonos y los indios. Cuando las cosechas se perdían, tenían que subsistir a base de una harina hecha de las vainas y las semillas (pinole). Durante la guerra con los apaches, la caballería de Estados Unidos consideraba las vainas y las semillas como un forraje tan eficaz para los caballos, que llegaron a pagarlas a tres centavos la libra [...]. Las vainas son de alto valor nutritivo, ya que contienen entre un 20 y un 30% de azúcares (dextrosa, glucosa y azúcares simples). Su contenido proteínico también es muy alto (más alto que las semillas de soja).”

La dulzura entra en el cuadro

Pero el mezquite también tiene otra utilidad. Desde la primavera hasta comienzos del verano, unas flores amarillas, largas y gruesas cuelgan del árbol a semejanza de enormes orugas peludas. Son lo que añade la dulzura al misterio de la vida del mezquite.

Ralph Lusby pertenece a una tercera generación de apicultores que tiene colmenas en el desierto de Arizona, donde crecen los mezquites. Fue entrevistado por un corresponsal de ¡Despertad!, e hizo los siguientes comentarios acerca de la dulzura de este árbol:

“He visto mezquites que, al estar junto a lechos secos, obtienen abundancia de agua y florecen tres veces en una temporada. En una buena recolección, mis abejas producen de un 85 a un 90% de miel de mezquite, mezclado con un 10 o un 15% de otra clase. He probado muchísimas variedades de miel en mi vida, pero la de mezquite es, con diferencia, la mejor. Es la más suave de todas. Carece del fuerte regusto que suele dejar la miel, por lo que constituye un magnífico edulcorante. A las personas a las que no les gusta la miel, generalmente sí que les gusta la miel de mezquite. Sin embargo, debido a su suavidad, si se la mezcla con otras variedades más fuertes, puede perder su sabor. Una vez mi padre y yo mezclamos unos cuatro litros de miel de azahar con aproximadamente cuarenta litros de miel de mezquite, ¡y toda ella sabía a miel de azahar!

”Por lo general, la mejor producción de miel se obtiene entre el 20 de abril y el 10 de junio. Recuerdo que cuando la media nacional de producción de miel por colmena (unas sesenta mil abejas) era de unos diecinueve kilogramos al año, mis abejas producían unos cincuenta y tres kilogramos por colmena. Algunos apicultores son mezquinos con sus abejas, y no les dejan suficiente miel para pasar el invierno. Yo les dejo casi treinta kilogramos por colmena. También necesitan agua. En algunos lugares del desierto, les dejo varios bidones de unos doscientos litros, que usan para beber y refrigerar la colmena. Un grupo de cuarenta colmenas a una altura de unos setecientos sesenta metros consume entre veintitrés y veintiséis litros cada día durante el verano. Yo quiero a mis abejas. Ellas me cuidan a mí y yo las cuido a ellas.”

Pero es el mezquite, con su dulzura, el que cuida a ambos. También proporciona un misterio para que la mente del hombre reflexione, e inspira agradecimiento en el corazón de los que aprecian a su Creador.

[Fotografías en la página 17]

El apicultor señala a la abeja reina

Primer plano de una abeja sobre la flor del mezquite

[Recuadro/Fotografía en la página 18]

No hay duda de que el mezquite es único de muchas maneras. Pero ahora la temporada de producción de miel toca a su fin, y una vez más el mezquite ha aportado su vital contribución a la ecología del desierto. Pronto comenzarán las lluvias. Después, este árbol del desierto se aletargará para revivir la próxima primavera y ayudar a las agradecidas abejas a producir su exquisita miel, que regocija al hombre y a los animales.

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