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  • La lucha del hombre contra los desastres
    ¡Despertad! 1995 | 22 de julio
    • ¿Inevitables, o reducibles?

      Este sentimiento de indefensión está especialmente extendido en el mundo en desarrollo, y es lógico. De todas las personas que han perdido la vida durante los últimos cincuenta años a causa de los desastres naturales, el 97% vivía en el mundo en desarrollo. En algunos de estos países, indica Stop Disasters, “la frecuencia de los desastres es tan elevada que resulta difícil delimitar el fin de uno y el comienzo de otro”. De hecho, el 95% de todas las catástrofes se producen en el mundo en desarrollo. Si a eso se le añade el interminable ciclo de desastres personales —pobreza, desempleo y condiciones de vida inhumanas—, es comprensible que la actitud de los pobres sea cada vez más fatalista. Aceptan las pérdidas ocasionadas por los recurrentes desastres como un aspecto amargo, pero ineludible, de la vida. Ahora bien, ¿son inevitables tales pérdidas?

      Lo que usted puede hacer y lo que no

      Cierto, usted no puede controlar la frecuencia o la intensidad de los peligros naturales, pero eso no lo deja totalmente indefenso porque puede reducir su exposición a tales fenómenos. ¿Cómo? Piense en la siguiente comparación.

      Digamos que una persona quiere limitar su exposición al sol (el fenómeno natural) para prevenir el cáncer de piel (el desastre). ¿Qué medidas puede adoptar? Es obvio que no puede controlar la salida y la puesta del Sol (la frecuencia del fenómeno). Tampoco puede disminuir la cantidad de radiación solar que llega a su entorno (la intensidad del fenómeno). Pero ¿está por ello indefensa? No, ya que puede reducir su exposición al sol. Por ejemplo, puede quedarse en casa durante las horas más calurosas del día, o, de no ser posible, puede llevar un sombrero y ropa adecuada para protegerse mientras está fuera. Esto incrementa su protección contra el sol (el fenómeno) y disminuye el riesgo de convertirse en víctima del cáncer de piel (el desastre). Sus acciones preventivas pueden influir mucho.

      De igual modo, usted también puede adoptar medidas para incrementar su protección del impacto de algún peligro natural. De esa manera, reducirá su vulnerabilidad y sus pérdidas cuando sobrevenga un desastre. Las sugerencias que se dan en el recuadro “¿Está usted preparado?” pueden ser útiles para quienes viven en los países desarrollados. Y si usted vive en el mundo en desarrollo, los ejemplos que aparecen en el recuadro “Mejoras económicas y efectivas” pueden darle una idea del tipo de medidas sencillas que están a su alcance. Estas sugerencias pueden ser muy útiles para salvar vidas y reducir pérdidas. Con la tecnología de hoy, recuerda el geofísico Frank Press, “el fatalismo ya no es admisible”. No cabe duda de que, cuando se trata de desastres naturales, es definitivamente mejor prevenir que curar.

  • La lucha del hombre contra los desastres
    ¡Despertad! 1995 | 22 de julio
    • [Recuadro en la página 8]

      Mejoras económicas y efectivas

      EL BANCO Mundial informa que casi la mitad de la población del mundo subsiste con cinco dólares (E.U.A.) semanales o menos. Según los expertos, aun encontrándose en esa situación, hay una serie de medidas, probadas, que usted puede adoptar. Averígüelas, porque según recalca Alberto Giesecke, especialista peruano en desastres, estar informado “es una medida importante y económica para mitigar [los efectos de un desastre natural]”. A continuación se dan dos ejemplos de Sudamérica:

      El manual de la ONU titulado Mitigating Natural Disasters explica lo que se puede hacer para construir mejores casas de adobe:

      ◻ En terreno montañoso, excave hasta formar una plataforma para la casa.

      ◻ Las casas cuadradas son más resistentes; si necesita una de forma rectangular, haga una pared dos veces y media más larga que la otra.

      ◻ Utilice cimientos de roca u hormigón para amortiguar los movimientos sísmicos.

      ◻ Construya paredes paralelas cuyo peso, resistencia y altura sean iguales. Manténgalas delgadas y bajas. Las casas construidas de esta manera sufrieron menos daños durante los terremotos que las casas de barro normales.

      La construcción tradicional con quinchas es otra técnica probada. Según Stop Disasters, la estructura de las casas de quincha consiste en un entramado de cañas y ramitas reforzado por palos horizontales y verticales y recubierto con un poco de barro. Este tipo de estructura, con paredes de entre 10 y 15 centímetros de grosor, permite que la casa tiemble durante un terremoto y, una vez concluidas las vibraciones, vuelva a su posición original. Después de un terremoto que hubo en 1991, todas las casas de quincha quedaron en pie mientras que 10.000 viviendas construidas con paredes sólidas de un metro de espesor se derrumbaron y mataron a 35 personas. De acuerdo con John Beynon, arquitecto de la UNESCO, los terremotos no matan a las personas, lo que las mata son las construcciones que se derrumban.

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