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  • La pérdida de un miembro. ¿Pudiera ocurrirle a usted?
    ¡Despertad! 1999 | 8 de junio
    • La pérdida de un miembro. ¿Pudiera ocurrirle a usted?

      Benjamin se hallaba fuera disfrutando del sol primaveral que calentaba la ciudad de Sarajevo cuando pisó una mina terrestre que le voló la pierna izquierda. “Traté de levantarme —recuerda—, pero no pude.” Benjamin es solo una de las 20.000 personas que mueren o son mutiladas por culpa de estos artefactos cada año.

      EL SUELO de Angola está sembrado de por lo menos quince millones de minas: más de una por cada hombre, mujer y niño del país. Setenta mil angoleños han perdido una extremidad. Camboya, con de ocho a diez millones de minas enterradas, posee el más alto porcentaje de habitantes mutilados del mundo: 1 de cada 236, aproximadamente. Se informa de que en el territorio de Bosnia y Herzegovina hay diseminadas más de tres millones de minas: 59 por kilómetro cuadrado.

      Pero la pérdida de extremidades no ocurre solamente en los países asolados por la guerra. En Estados Unidos, por ejemplo, unas cuatrocientas mil personas han sufrido la amputación de uno de sus miembros. Los casos de adultos se deben en su mayoría a una dolencia crónica llamada de forma poco rigurosa enfermedad vascular periférica (EVP), denominación genérica que engloba diversos trastornos. Según la definición del Taber’s Diccionario Médico Enciclopédico, este término impreciso indica “afección de las arterias y venas de las extremidades, en especial los trastornos que interfieren con el flujo adecuado de sangre a las extremidades o proveniente de ellas”. Una de sus principales causas es la diabetes. Según The World Health Report 1998, “el número de pacientes diabéticos adultos se elevará a más del doble en el mundo, y pasará de 143 millones en 1997 a 300 millones para el año 2025”.

      En Estados Unidos, los traumatismos —entre ellos los accidentes automovilísticos o con maquinaria, herramientas eléctricas y armas de fuego— constituyen la segunda causa importante de pérdida de miembros, siendo responsables del 20 al 30% del total de amputaciones. Otros factores causales son los tumores (6%) y los defectos congénitos (4%).

      La idea de perder una de nuestras valiosas extremidades es inquietante, por no decir más. ¿Hay alguna forma de reducir el riesgo? Y si usted es una persona discapacitada, ¿cómo puede disfrutar de una buena calidad de vida? Los siguientes artículos tratarán de estas y otras preguntas.

  • Cómo disminuir el riesgo de perder un miembro
    ¡Despertad! 1999 | 8 de junio
    • Cómo disminuir el riesgo de perder un miembro

      LA PÉRDIDA de un miembro puede prevenirse en la mayoría de los casos, aun en pacientes con enfermedad vascular periférica (EVP), la cual, como se mencionó en el artículo anterior, suele deberse a la diabetes.a Afortunadamente, la diabetes es a menudo controlable.

      “La dieta es la piedra angular del tratamiento contra la diabetes, ya sea que se administre insulina o no”, dice The Encyclopædia Britannica. El doctor Marcel Bayol, del Kings County Hospital de la ciudad de Nueva York, dijo a ¡Despertad!: “Si los diabéticos se toman en serio su enfermedad, vigilan la dieta y se someten a supervisión médica, disminuyen la probabilidad de perder una extremidad inferior”. Las personas con diabetes de tipo 2 que siguen este consejo pueden incluso observar con el tiempo una mejoría de los síntomas.b

      El ejercicio es fundamental

      El ejercicio también es importante. Ayuda a mantener los niveles de glucosa o azúcar dentro del rango de la normalidad. Cuando se diagnostica la EVP, el ejercicio contribuye a mantener la fuerza, la flexibilidad y el riego sanguíneo a las zonas afectadas, todos ellos elementos importantísimos. El ejercicio también ayuda a reducir al mínimo la claudicación intermitente, nombre que se da al dolor que sufre la persona en los músculos de la pantorrilla cuando camina o hace ejercicio. No obstante, dichos enfermos deben evitar los ejercicios que impliquen tensión o sacudidas de las piernas. Caminar, montar en bicicleta, remar, nadar y hacer ejercicios aeróbicos en el agua son actividades más adecuadas. Consúltese siempre al médico antes de empezar una dieta o un programa especial de ejercicios.

      Por supuesto, todo el que desee disfrutar de buena salud debe abstenerse por completo de fumar. La EVP es tan solo una de la larga lista de afecciones provocadas o agravadas por el tabaquismo. “El hábito de fumar es un factor relevante en los casos de amputaciones, sobre todo cuando el fumador padece diabetes y EVP”, afirma el doctor Bayol. ¿De cuánta relevancia es este factor? Según un manual de rehabilitación para las personas a quienes se les ha amputado un miembro, “las amputaciones son diez veces más frecuentes en los fumadores que en los no fumadores”.

      El cuidado de los miembros enfermos

      La EVP puede reducir la circulación hacia los miembros inferiores y provocar una neuropatía, es decir, la pérdida de la sensibilidad, o el adormecimiento, de los nervios. Las extremidades se hacen vulnerables a las lesiones, incluso cuando el paciente se halla en la cama descansando. Por ejemplo, una manta o una almohadilla eléctricas pudieran recalentarse y producir graves quemaduras, pues la persona no siente ningún dolor. Por este motivo, los fabricantes recomiendan a los diabéticos usar estos productos con cuidado.

      Los miembros enfermos también tienen una propensión mayor a las infecciones. Un simple rasguño puede producir úlceras, o hasta gangrena. De ahí la importancia del cuidado de los pies, lo que incluye usar calzado cómodo y mantener las piernas y los pies limpios y secos. Muchos hospitales cuentan con clínicas especializadas que enseñan a los pacientes el cuidado de los pies.

      Cuando la EVP llega a una fase que exige tratamiento quirúrgico, los cirujanos normalmente tratan de evitar la amputación. Una técnica alternativa consiste en la angioplastia con globo. El cirujano vascular introduce un catéter con un globo en la punta, el cual se infla para dilatar la luz de la arteria estrechada. Otra opción es la colocación de un bypass para reemplazar los vasos obturados con vasos de otra parte del cuerpo.

      Barbara, de 54 años, sufre diabetes del tipo 1 desde los cuatro años. Tras dar a luz a su primer hijo, desarrolló EVP en los pies. Varios médicos recomendaron la amputación, pero ella encontró a un reputado cirujano vascular que utilizó la angioplastia para mejorar la circulación en los pies. Si bien la técnica funcionó por algún tiempo, al final necesitó la colocación de un bypass, el cual dio buenos resultados. Ahora Barbara se cuida los pies de forma minuciosa.

      Evite los traumatismos

      Los traumatismos constituyen la segunda causa importante de pérdida de miembros. Menos selectivos a la hora de escoger a qué miembros afectarán, los traumatismos pueden dañar cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, tener un punto de vista piadoso de la vida contribuye ostensiblemente a reducir el riesgo de sufrir traumatismos. Sea que los cristianos estén trabajando, conduciendo un vehículo o divirtiéndose, deben tratar su cuerpo como una dádiva proveniente de Dios. Por ello, tienen que respetar todas las normas de seguridad y no arriesgarse insensatamente (Romanos 12:1; 2 Corintios 7:1).

      ¿Qué medidas se están tomando para disminuir el riesgo de traumatismo que corren los habitantes de regiones sembradas de minas? Muchos países han puesto en marcha programas auspiciados por el Estado para crear conciencia del problema en la opinión pública. Según un informe del secretario general de las Naciones Unidas, dichos programas enseñan “a las poblaciones que se hallan en riesgo [...] a reducir al mínimo las posibilidades de convertirse en víctimas mientras viven y trabajan en zonas minadas”.

      Lamentablemente, “la gente se acostumbra a la presencia de las minas y se descuida —dice un informe de las Naciones Unidas—. En ocasiones, los factores religiosos engendran una actitud fatalista hacia estos peligros”. No obstante, el fatalismo no cuenta con el apoyo de la Palabra de Dios; por el contrario, la Biblia recomienda la prudencia y la seguridad (Deuteronomio 22:8; Eclesiastés 10:9).

      Así pues, la cautela y la adopción de medidas razonables para proteger la salud reducirán grandemente el riesgo de perder un miembro. Pero ¿y los que ya han sufrido tal pérdida? ¿Pueden ellos gozar de una buena calidad de vida?

      [Notas]

      a Los trastornos vasculares en las extremidades inferiores también pueden desencadenarse o agravarse por el uso de prendas o zapatos apretados o por la permanencia prolongada en posición sentada (especialmente con las piernas cruzadas) o de pie.

      b Los diabéticos del tipo 1 requieren inyecciones diarias de insulina. Los del tipo 2 (no dependientes de insulina) a menudo pueden controlarla con dieta y ejercicio. En Estados Unidos, el 95% de los casos diagnosticados de diabetes pertenecen al tipo 2.

  • Vida de calidad para los amputados
    ¡Despertad! 1999 | 8 de junio
    • Vida de calidad para los amputados

      “ALPINISTA vuelve a la cima”, dijo un periódico cuando Tom Whittaker alcanzó la cumbre del monte Everest. Aunque muchos habían coronado antes el elevado pico, Whittaker era el primer amputado en realizar tal hazaña. Había perdido un pie en un accidente de tránsito, pero la implantación de una prótesis lo facultó para reanudar la práctica de su deporte. Los miembros artificiales permiten a millares de personas amputadas disfrutar de una alta calidad de vida. De hecho, ya no es extraño verlas participando en carreras de velocidad, jugando al baloncesto o montando en bicicleta.

      Si bien los primeros modelos de piernas y manos artificiales consistían en palos y garfios toscos, fueron mejorando a medida que las guerras dejaban millares de personas mutiladas. No sorprende, pues, que el mérito de haber introducido la primera generación de verdaderas prótesis se atribuya a un cirujano militar del siglo XVI, el francés Ambroise Paré. Los aparatos ortopédicos de la actualidad utilizan sistemas hidráulicos, articulaciones de rodilla ultramodernas, pies flexibles hechos con fibra de carbón, silicona, plásticos y otros productos de tecnología avanzada para dar a muchas personas la oportunidad de caminar y moverse con una naturalidad y comodidad nunca antes soñadas. Los avances de la microelectrónica han hecho posible que los brazos y las manos artificiales funcionen de forma más natural. Estos dispositivos también han mejorado estéticamente. Las extremidades artificiales ahora llevan dedos, y algunas hasta parece que tuvieran venas. De hecho, a una modelo que perdió una pierna debido al cáncer le colocaron una prótesis de apariencia tan natural que pudo seguir con su profesión.

      La actitud mental es importante

      No obstante, la especialista en salud mental Ellen Winchell dice: “Cuando experimentamos una crisis personal, como una amputación, se pone seriamente a prueba todo aspecto de nuestro ser: físico, emocional, mental y espiritual”. Considere el caso de William, a quien se le gangrenó una pierna tras sufrir una herida. “Un factor clave para superar cualquier trance en la vida —dice él— es la actitud mental. Nunca he visto mi discapacidad como un impedimento. Al contrario, he mantenido una actitud positiva ante los reveses que he sufrido desde el accidente.” Ellen Winchell, a quien también le amputaron una extremidad, coincide al decir que las personas optimistas tienen mayores posibilidades de adaptarse a la pérdida de un miembro que las pesimistas. Como declara la Biblia, “un corazón que está gozoso hace bien como sanador” (Proverbios 17:22).

      ¡Despertad! entrevistó a varios cristianos que se han adaptado bien a la pérdida de un miembro. La mayoría de ellos indicaron que los amputados procuran no acomplejarse mucho ni hacer un secreto de sus discapacidades. “Más me molesta el que otros piensen que se trata de un tema tabú —manifestó Dell, quien perdió la pierna izquierda al nivel de la rodilla—. En mi opinión, eso es lo que hace sentir mal a todos.” Algunos especialistas aconsejan que si usted ha perdido la mano derecha y lo presentan a alguien, tome la iniciativa de estrechar la mano con la izquierda. Y si alguien le pregunta acerca de su prótesis, cuéntele qué pasó. El que usted hable cómodamente del asunto ayudará a su interlocutor a relajarse, y la conversación no tardará en derivar hacia otros temas.

      Hay un “tiempo de reír” (Eclesiastés 3:4b). Una mujer que perdió una mano dice: ‘Ante todo, mantenga el sentido del humor. Recuerde siempre que la actitud que uno tenga para consigo mismo determina en gran manera la actitud del mundo para con uno’.

      “Tiempo de llorar”

      Cuando Dell perdió la pierna, dijo: “¡Ahora sí que mi vida está acabada!”. Florindo y Floriano, de Angola, quedaron mutilados por la explosión de una mina terrestre. El primero cuenta que lloró tres días y tres noches. El segundo también tuvo que luchar con sus emociones. “Apenas tenía 25 años —escribe—. Un día podía hacerlo todo, y al siguiente ni siquiera podía ponerme en pie. Me sentía deprimido y descorazonado.”

      Hay un “tiempo de llorar” (Eclesiastés 3:4a), y es natural pasar por un período de dolor cuando se experimenta una pérdida grave (compárese con Jueces 11:37; Eclesiastés 7:1-3). “La manera de librarse del dolor es pasando por él”, escribe Ellen Winchell. Expresarle los sentimientos a alguien que sepa escuchar suele ser muy útil (Proverbios 12:25). Ahora bien, el dolor no es eterno. Algunas personas quizás se vuelvan temporalmente más volubles, criticonas, ansiosas o retraídas ante la pérdida traumática de un miembro; pero, normalmente, estos sentimientos van cediendo. Si no es así, la persona puede estar sumida en una depresión grave y requerir atención médica. Los familiares y amigos deben estar atentos a cualquier signo que indique que su ser amado necesita este tipo de ayuda.a

      W. Mitchell, que es parapléjico, escribe: “Todos necesitamos de personas que se interesen por nosotros. Es posible encarar casi toda situación en la vida si uno sabe que está rodeado de amigos y familiares; pero un pequeño contratiempo puede descarrilar a una persona que intente abrirse paso en la vida sola. Y las amistades no se tienen por casualidad. Si no se comienzan y se mantienen activamente, se marchitan” (compárese con Proverbios 18:24).

      Vida de calidad para los discapacitados

      Pese a su discapacidad, muchas personas con miembros amputados disfrutan de una vida de calidad. Russell, por ejemplo, nació con solo la parte superior de la pierna izquierda. A sus 78 años, sigue haciendo ejercicio regularmente y vive una vida plena, aunque ahora usa bastón. Alegre por naturaleza, confiesa que desde hace mucho tiempo lo apodan Happy (Feliz).

      Douglas, que perdió una pierna en la segunda guerra mundial, camina con la ayuda de una prótesis moderna. Como testigo de Jehová, lleva seis años en el servicio de precursor regular, o evangelizador de tiempo completo. ¿Y recuerda a Dell, que pensó que su vida había acabado cuando perdió la pierna? También él lleva una vida satisfactoria como precursor, y es capaz de ganarse el sustento.

      Ahora bien, ¿cuál es la situación de las personas mutiladas en los países pobres o en los que están devastados por la guerra? La Organización Mundial de la Salud informa: “La realidad hoy es que solo una pequeña proporción de discapacitados reciben asistencia”. Muchos tienen que valerse de bastones y muletas toscas para desplazarse, si bien a veces se consigue alguna ayuda. Floriano y Florindo, los angoleños víctimas de las minas terrestres, obtuvieron una prótesis a través de la Cruz Roja Internacional y el gobierno suizo. Floriano es un feliz siervo ministerial en la congregación local de los testigos de Jehová, y Florindo es anciano y evangelizador de tiempo completo.

      Cierta asociación que cuida de los discapacitados lo expresó aptamente al decir: “No hay más minusválido que el descorazonado”. Es interesante el hecho de que la Biblia ha desempeñado un papel importante en dar ánimo a los discapacitados. “Aprender la verdad de la Biblia durante mi recuperación me ayudó enormemente”, afirma Dell. Lo mismo dice Russell: “La esperanza de la Biblia me ha ayudado siempre a superar las dificultades”. ¿Qué esperanza ofrece la Biblia para los discapacitados?

      [Nota]

      a Véase el artículo “Cómo ayudar a los deprimidos a recobrar el gozo”, de La Atalaya del 15 de marzo de 1990.

      [Recuadro de la página 8]

      El dolor fantasma

      La sensación del miembro fantasma es la impresión real que tiene la persona de que el miembro amputado aún está presente. Es una sensación normal que se experimenta tras la cirugía, y es tan real que un folleto para amputados dice: “Tenga presente la sensación fantasma cuando se levante de la cama o de la silla sin su prótesis. Mire siempre hacia abajo para recordar que su pie está ausente”. Una paciente a la que le amputaron ambas piernas quiso incorporarse para estrechar la mano del médico, pero cayó al suelo.

      Otra dificultad es el dolor fantasma, el dolor real que parece localizarse en el miembro amputado. Su intensidad, tipo y duración varían de una persona a otra. Afortunadamente, tanto la sensación como el dolor fantasma suelen disminuir con el tiempo.

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