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  • Jehová salva a los que están hundidos en el desánimo
    La Atalaya (estudio) 2020 | diciembre
    • PEDRO SE DESANIMÓ POR SUS DEBILIDADES

      Serie de imágenes: 1. Pedro sentado en una roca llorando. 2. Pedro predicando con entusiasmo.

      Meditar en cómo Pedro pasó de estar desanimado a centrarse en servir a Dios puede ayudarnos y servirnos para ayudar a otros. (Vea los párrafos 17 a 19).

      17. ¿Qué motivos tuvo Pedro para desanimarse?

      17 El apóstol Pedro era un hombre dinámico pero también bastante impulsivo, y a veces decía lo primero que le venía a la mente. En ocasiones, decía o hacía cosas que luego lamentaba. Por ejemplo, cuando Jesús les contó a sus apóstoles que tendría que sufrir y morir, Pedro lo reprendió diciéndole: “Eso jamás te va a pasar a ti” (Mat. 16:21-23). Jesús lo corrigió. Cuando una multitud fue a arrestar a Jesús, Pedro impulsivamente le cortó la oreja a un esclavo del sumo sacerdote (Juan 18:10, 11). Jesús lo volvió a corregir. Además, Pedro había presumido de que, aunque todos los demás apóstoles fallaran y abandonaran a Jesús, él nunca lo haría (Mat. 26:33). Pero ese exceso de confianza se transformó en temor al hombre, y Pedro negó tres veces conocer a su Maestro. Hundido, “salió afuera y lloró amargamente” (Mat. 26:69-75). Seguro que se preguntó si Jesús podría perdonarlo.

      18. ¿Cómo ayudó Jesús a Pedro a vencer el desánimo?

      18 Sin embargo, Pedro no se dejó vencer por el desánimo. A pesar de su error, se recuperó, y sabemos que siguió adelante junto con los otros apóstoles (Juan 21:1-3; Hech. 1:15, 16). ¿Qué lo ayudó? Recordó que Jesús le había dicho que había rogado para que su fe no decayera y también que volviera y fortaleciera a sus hermanos. Jehová contestó aquella sentida oración. Más tarde, Jesús se le apareció, muy probablemente para animarlo (Luc. 22:32; 24:33, 34; 1 Cor. 15:5). En otra ocasión, Jesús se les apareció a los apóstoles después de que hubieran estado toda la noche pescando sin capturar nada. Allí, Jesús le dio a Pedro la oportunidad de confirmarle su amor y le demostró a su querido amigo que lo había perdonado dándole más trabajo (Juan 21:15-17).

      19. Según Salmo 103:13, 14, ¿qué piensa Jehová de nuestros pecados, y cómo podemos imitarlo?

      19 ¿Qué aprendemos? La manera en que Jesús trató a Pedro demuestra que era muy compasivo, igual que su Padre. Así que, cuando cometamos un error, no pensemos que Jehová nunca nos perdonará. No olvidemos que Satanás quiere que pensemos eso. Más bien, tratemos de vernos a nosotros mismos y a quienes nos ofenden con el mismo amor y compasión con que nos ve nuestro Padre celestial (lea Salmo 103:13, 14).

  • Cómo vencer el desánimo
    La Atalaya (estudio) 2020 | diciembre
    • NUESTRAS IMPERFECCIONES Y DEBILIDADES

      3. ¿Qué nos ayudará a no obsesionarnos con nuestras imperfecciones?

      3 Si nos obsesionamos con nuestras imperfecciones y debilidades, podemos llegar a sentirnos tan mal con nosotros mismos que lleguemos a pensar que Jehová nunca nos permitirá entrar en el nuevo mundo. Esa forma de pensar nos puede hacer mucho daño. ¿Qué nos ayudará a tener un punto de vista más equilibrado? Es cierto que todos los seres humanos, excepto Jesucristo, somos pecadores (Rom. 3:23). Pero Jehová no está pendiente de nuestros errores ni espera que seamos perfectos. Él es un Padre cariñoso y paciente. Sabe lo mucho que nos esforzamos por hacer lo correcto y por ser razonables con nosotros mismos, y está ahí para ayudarnos (Rom. 7:18, 19).

      Serie de imágenes: 1. Una hermana está sentada orando. 2. La hermana sirve comida en una obra de construcción de la organización. 3. La hermana visita a un matrimonio en el hospital y les lleva comida. La esposa está consolando a su esposo, que está en cama.

      Jehová sabe las cosas buenas que hicimos en el pasado y las que hacemos ahora. (Vea el párrafo 5).d

      4, 5. En armonía con 1 Juan 3:19, 20, ¿qué ayudó a dos hermanas a no dejarse vencer por el desánimo?

      4 Veamos los ejemplos de Deborah y María.b Cuando Deborah era pequeña, su familia la trataba con muy poco amor y casi nunca la elogiaba. Por eso ella se sentía humillada y desarrolló un punto de vista muy negativo sobre sí misma. Cuando cometía el más mínimo error, se sentía como una completa fracasada. El caso de María era muy parecido. Sus familiares la humillaban hasta el punto de que sentía que no servía para nada. Incluso después de bautizarse, no se sentía digna de llamarse testigo de Jehová.

      5 A pesar de todo, estas hermanas no dejaron de servir a Jehová. ¿Qué las ayudó? Por un lado, arrojaron su carga sobre Jehová por medio de la oración ferviente (Sal. 55:22). Comprendieron que nuestro amoroso Padre celestial sabe que las vivencias del pasado nos pueden hacer tener pensamientos negativos sobre nosotros mismos. Y él también ve nuestras buenas cualidades, aunque a veces nosotros no seamos capaces de verlas (lea 1 Juan 3:19, 20).

      6. ¿Cómo puede sentirse quien tiene una recaída?

      6 Si alguien se está esforzando mucho por superar un vicio muy arraigado y tiene una recaída, puede sentirse muy desanimado. Claro, si cometemos un pecado, es normal que nos sintamos culpables (2 Cor. 7:10). Pero no debemos irnos al extremo de condenarnos y pensar: “Soy un auténtico desastre; Jehová nunca me va a perdonar”. Esta idea es errónea y puede hacer que abandonemos a Jehová. Además, recordemos lo que dice Proverbios 24:10: si nos desanimamos, nos faltarán las fuerzas. Mejor “arreglemos las cosas” con Jehová orándole para pedir que nos perdone (Is. 1:18). Él verá que estamos arrepentidos de corazón y nos perdonará. Por otro lado, hablemos con los ancianos, y ellos nos ayudarán con paciencia a recuperarnos espiritualmente (Sant. 5:14, 15).

      7. Si estamos luchando con una debilidad, ¿por qué no debemos desanimarnos?

      7 Un anciano de Francia que se llama Jean-Luc les dice a quienes luchan con una debilidad: “Para Jehová, la persona justa no es la que nunca se equivoca, sino la que siempre lo lamenta y se esfuerza por cambiar” (Rom. 7:21-25). Así que no pensemos que somos un caso perdido. Recordemos que todos cometemos errores, pero que Jehová nos da su aprobación gracias a su bondad inmerecida y por medio del rescate (Efes. 1:7; 1 Juan 4:10).

      8. Cuando necesitamos ánimo, ¿a quién podemos acudir?

      8 Cuando necesitamos ánimo, podemos acudir a nuestros hermanos, nuestra familia espiritual. Ellos estarán ahí para consolarnos y escucharnos cuando lo necesitemos (Prov. 12:25; 1 Tes. 5:14). Una hermana de Nigeria llamada Joy, que ha luchado contra el desánimo, cuenta: “¿Qué sería de mí sin mis hermanos? Son la prueba de que Jehová escucha mis oraciones. Incluso me han enseñado a animar a quienes están tristes”. Claro, los hermanos no siempre se darán cuenta de que necesitamos ánimo. Así que tal vez debamos tomar la iniciativa y hablar con un hermano o hermana maduros para pedirle ayuda.

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