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¿Entendemos el significado?La Atalaya 2014 | 15 de diciembre
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1, 2. ¿Cómo fortaleció Jesús a sus discípulos el mismo día que resucitó?
EL MISMO día que Jesús resucitó, dos de sus discípulos caminaban hacia un pueblo que quedaba a unos 11 kilómetros (7 millas) de Jerusalén. No sabían que estaba vivo y se sentían desanimados por lo que había sucedido en los días anteriores. Pero, de repente, Jesús se les apareció, empezó a andar con ellos y se puso a consolarlos. ¿Cómo lo hizo? “Comenzando desde Moisés y todos los Profetas les interpretó cosas referentes a él en todas las Escrituras.” (Luc. 24:13-15, 27.) ¡Qué emoción sintieron cuando él les explicó la Palabra de Dios con tanta claridad! (Luc. 24:32.)
2 Esa tarde, aquellos dos discípulos regresaron a Jerusalén. Cuando encontraron a los apóstoles, les contaron lo que había ocurrido y, mientras hablaban, Jesús se les apareció a todos. Los apóstoles se asustaron mucho y comenzaron a dudar de que la persona que veían fuera en realidad Jesús. Pero la Biblia explica cómo los fortaleció él: “Les abrió la mente por completo para que captaran el significado de las Escrituras” (Luc. 24:45).
3. a) ¿Qué puede desanimarnos cuando efectuamos nuestro ministerio? b) ¿Qué nos ayudará a mantener una actitud equilibrada?
3 A veces pudiéramos sentirnos muy tristes, como aquellos discípulos. Puede ser que estemos muy ocupados sirviendo a Jehová, pero que nos desanimemos si no vemos que nuestra predicación produzca resultados (1 Cor. 15:58). Tal vez algunas de las personas que estudian la Biblia con nosotros no progresen, o quizá decidan abandonar a Jehová. ¿Cómo podemos mantener un punto de vista equilibrado en cuanto a nuestro ministerio? Algo que nos puede ayudar es entender muy bien el significado de las parábolas de Jesús.
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¿Entendemos el significado?La Atalaya 2014 | 15 de diciembre
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7, 8. a) ¿Qué otras lecciones aprendemos de la parábola del sembrador que duerme? Dé un ejemplo. b) ¿Qué nos enseña sobre Jehová y Jesús la parábola?
7 Segundo, entender lo que nos enseña esta parábola nos ayuda a no desanimarnos si al principio no vemos buenos resultados. Hay que ser pacientes (Sant. 5:7, 8). Si hemos hecho todo lo posible por ayudar al estudiante pero la semilla no da fruto, eso no significa que seamos malos maestros. Jehová solo permite que la semilla de la verdad germine en corazones humildes que están dispuestos a cambiar (Mat. 13:23). Por eso no deberíamos pensar que la eficacia de nuestro ministerio se mide tan solo por los resultados. Jehová no juzga el éxito de nuestra labor por la reacción de las personas a quienes predicamos, sino que ve nuestro esfuerzo y lealtad (lea Lucas 10:17-20 y 1 Corintios 3:8).
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