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Cómo combatir los sentimientos negativosLa Atalaya 2001 | 15 de abril
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● Asaf dijo en son de queja: “De seguro, en vano he limpiado mi corazón y lavo mis manos en la inocencia misma. Y llegué a ser plagado todo el día, y la corrección mía es cada mañana” (Salmo 73:13, 14).
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Cómo combatir los sentimientos negativosLa Atalaya 2001 | 15 de abril
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Acerquémonos a Jehová
En el Salmo 73, Asaf expresó con franqueza su perplejidad. Sentía envidia de la prosperidad de los malvados, comparada con su propia situación. Observaba que los impíos eran altivos y violentos, pero parecían salirse con la suya, y le asaltaron las dudas sobre el valor de seguir un proceder de justicia (Salmo 73:3-9, 13, 14).
¿Hemos observado, como Asaf, el aparente éxito de los que practican la maldad y alardean de ello? ¿Cómo superó él sus sentimientos negativos? “Me quedé considerando para saber esto —siguió diciendo—; fue cosa trabajosa a mis ojos, hasta que procedí a entrar en el magnífico santuario de Dios. Quería discernir el futuro de ellos.” (Salmo 73:16, 17.) Tomó la iniciativa y se dirigió a Jehová en oración. En términos que más tarde emplearía el apóstol Pablo, neutralizó “el hombre físico” con “el hombre espiritual” que había en él. Gracias a su renovada visión espiritual, entendió que Dios odia la maldad, y que, al debido tiempo, los que la practican serán castigados (1 Corintios 2:14, 15).
Es fundamental que adoptemos la óptica realista que la Biblia presenta de la vida. Jehová nos recuerda que la maldad no le pasa inadvertida. Por ello, las Escrituras señalan: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará [...]. Así es que no desistamos de hacer lo que es excelente” (Gálatas 6:7-9). Jehová colocará a los malvados “en suelo resbaloso”; los hará “caer en ruinas” (Salmo 73:18). Al final, la justicia divina siempre prevalece.
El continuo programa de alimentación espiritual de la mesa de Jehová y la sana compañía de los siervos de Dios nos ayudarán a fortalecer la fe y a superar el desánimo o cualquier otro sentimiento negativo (Hebreos 10:25). Si no nos alejamos de Jehová, sentiremos su apoyo amoroso. Así le ocurrió a Asaf, quien añadió: “Constantemente estoy contigo; tú me has asido de la mano derecha. Con tu consejo me guiarás, y después me llevarás aun a la gloria” (Salmo 73:23, 24). Una cristiana que fue objeto de abusos durante su niñez aprendió la sabiduría que encierran tales palabras. “Mantenerme en estrecho contacto con la congregación —afirma— me dio otra perspectiva de la vida. Comprendí con claridad que los ancianos eran pastores amorosos, no policías.” En efecto, los superintendentes compasivos desempeñan un papel clave en disipar las emociones dañinas (Isaías 32:1, 2; 1 Tesalonicenses 2:7, 8).
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