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La expulsión: una muestra de amorLa Atalaya 2015 | 15 de abril
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Unos diez años después de ser expulsado, el hijo de Julian —mencionado antes— limpió su vida y volvió a la congregación. Hoy es anciano y reconoce lo siguiente: “La expulsión me obligó a enfrentarme con las consecuencias de mis decisiones. Realmente necesitaba esa disciplina” (Heb. 12:7-11).
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La expulsión: una muestra de amorLa Atalaya 2015 | 15 de abril
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Julian concluye: “La expulsión es una medida necesaria que nos ayuda a respetar las normas de Jehová. Aunque es dolorosa, a la larga produce los mejores resultados. Si hubiera sido tolerante con mi hijo, estoy seguro de que nunca se habría recuperado”.
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