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Libro bíblico número 9: 1 Samuel“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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La desobediencia de Saúl (13:1–15:35). Mientras los filisteos siguen acosando a Israel, el valeroso hijo de Saúl llamado Jonatán derriba una guarnición filistea. Para vengarse de eso, el enemigo envía un ejército enorme, “como los granos de arena que están a la orilla del mar” en número, y este acampa en Micmash. La inquietud se extiende por las filas israelitas. ‘¡Si tan solo viniera Samuel para darnos la dirección de Jehová!’ Al perder la paciencia mientras espera a Samuel, Saúl peca cuando presuntuosamente ofrece él mismo el sacrificio quemado. De pronto aparece Samuel. Tras dejar de lado las excusas poco convincentes de Saúl, pronuncia el juicio de Jehová: “Y ahora tu reino no durará. Jehová ciertamente se hallará un hombre agradable a su corazón; y Jehová lo comisionará como caudillo sobre su pueblo, porque tú no guardaste lo que Jehová te mandó” (13:14).
16. ¿Qué dificultades causa la imprudencia de Saúl?
16 Jonatán, celoso a favor del nombre de Jehová, ataca de nuevo una avanzada filistea, esta vez con su escudero únicamente, y ambos derriban rápidamente a unos 20 hombres. Un terremoto contribuye a la confusión del enemigo. Después de derrotarlos, Israel los persigue. Pero la fuerza total de la victoria se debilita por el juramento imprudente de Saúl que prohíbe a los guerreros comer antes de que la batalla haya terminado. Los hombres se cansan rápidamente y luego pecan contra Jehová al comer carne de animales que acaban de matar y a los cuales no han desangrado debidamente. Jonatán, por su parte, se ha refrescado con un panal de miel antes de oír sobre el juramento, al que denuncia con denuedo como un obstáculo. El pueblo lo redime de la muerte debido a la gran salvación que él ha efectuado en Israel.
17. ¿Qué rechazo adicional de Saúl viene después de su segundo pecado grave?
17 Ahora llega el tiempo para ejecutar el juicio de Jehová sobre los despreciables amalequitas. (Deu. 25:17-19.) Hay que aniquilarlos por completo. Nada se debe dejar con vida, ni hombre ni bestia. No se debe tomar despojo. Todo se debe dar por entero a la destrucción. Sin embargo, Saúl desobedece y conserva con vida a Agag, el rey amalequita, y lo mejor del ganado lanar y del ganado vacuno, con el pretexto de sacrificarlos a Jehová. Esto desagrada tanto al Dios de Israel que Jehová inspira a Samuel para que exprese un segundo rechazamiento de Saúl. Samuel, sin hacer caso de las excusas de Saúl para salvar las apariencias, declara: “¿Se deleita tanto Jehová en ofrendas quemadas y sacrificios como en que se obedezca la voz de Jehová? ¡Mira! El obedecer es mejor que un sacrificio [...] Puesto que tú has rechazado la palabra de Jehová, él, en conformidad con ello, te rechaza de ser rey”. (1 Sam. 15:22, 23.) Saúl entonces agarra la vestidura de Samuel para implorarle, pero esta se desgarra. Samuel le asegura que de la misma manera Jehová ciertamente rasgará el reino de Saúl y lo dará a un hombre mejor que él. Samuel mismo toma la espada, ejecuta a Agag, y le da la espalda a Saúl, para nunca volverlo a ver.
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Libro bíblico número 9: 1 Samuel“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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Los señores del eje de los filisteos llevan a Sunem un ejército combinado. Saúl, en una maniobra defensiva, se sitúa en el monte Guilboa. Desesperado, busca guía, pero no puede obtener respuesta de Jehová. ¡Si tan solo pudiera comunicarse con Samuel! Tras disfrazarse, Saúl comete otro pecado craso cuando va a buscar a una médium espiritista de En-dor, detrás de las líneas filisteas. Al hallarla, le ruega que se comunique por él con Samuel. Ansioso de llegar a conclusiones, Saúl supone que la aparición es el difunto Samuel. Con todo, “Samuel” no tiene un mensaje consolador para el rey. Mañana morirá y, conforme a las palabras de Jehová, perderá el reino.
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Libro bíblico número 9: 1 Samuel“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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Al principio se presenta a Saúl como hombre modesto que tenía el espíritu de Dios (9:21; 11:6), pero el juicio se le fue oscureciendo y el corazón se le fue amargando mientras disminuían su amor a la justicia y su fe en Dios (14:24, 29, 44). El celo que manifestó al principio fue anulado por sus actos posteriores de presuntuosidad, desobediencia e infidelidad a Dios. (1 Sam. 13:9; 15:9; 28:7; Eze. 18:24.) Su falta de fe engendró inseguridad, lo cual llevó a envidia, odio y asesinato. (1 Sam. 18:9, 11; 20:33; 22:18, 19.) Murió como había vivido, un fracasado para su Dios y su pueblo, y como advertencia para cualesquiera que se hicieran “voluntariosos” como él lo fue. (2 Ped. 2:10-12.)
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