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Llegué a conocer al Autor de cosas maravillosasLa Atalaya 2010 | 1 de diciembre
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Durante los treinta y ocho años que me encargué de esa tarea, vi claramente que es Jehová quien dirige la obra de su pueblo.
Por ejemplo, en cierta ocasión quise solicitar la ciudadanía birmana, pero no tenía los 450 kyatsa que costaba el trámite, así que pospuse el asunto. Un día, cuando pasaba frente a la empresa para la que había trabajado años atrás, mi ex jefe me llamó y me dijo: “Oye, Raj, ven a buscar tu dinero. Te fuiste sin tu fondo de jubilación”. ¡Y eran exactamente 450 kyats!
Mientras salía de la oficina, pensé en todas las cosas que podía comprarme con ese dinero. Pero como eso era precisamente lo que costaba el trámite de la ciudadanía, pensé que la voluntad de Jehová era que usara el dinero con tal fin. Y fue una decisión muy acertada: pude permanecer en el país, viajar sin restricciones, importar publicaciones y efectuar otras labores importantes a favor de la predicación.
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a Equivalente, en aquella época, a 95 dólares, una suma considerable.
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