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    Anuario de los testigos de Jehová 1995
    • Gozosas asambleas internacionales

      En este año de servicio también hubo varias asambleas internacionales especiales en Oriente, América del Sur y África.

      Dos de ellas se celebraron en Hong Kong. Una característica sobresaliente de estas asambleas fue la sincera manifestación de entusiasmo y aprecio que se observó en los 3.800 representantes que acudieron de 33 países diferentes. Para muchos publicadores locales, ese fue su primer contacto personal con la hermandad internacional. Todos se mezclaban unos con otros antes y después de las sesiones sin que el idioma supusiera una barrera infranqueable. Las expresiones de auténtico cariño fraternal contribuyeron mucho al espíritu reinante de afecto y gozo.

      Estas asambleas internacionales han producido muchos resultados tangibles. A una señora que acababa de reanudar su estudio de la Biblia justo antes de las asambleas, la conmovieron tanto el amor y la unidad de la hermandad internacional que decidió satisfacer los requisitos para ser publicadora y ya se ha bautizado. A otro estudiante de la Biblia y su esposa les animó tanto lo que vieron y oyeron que él dejó su empleo, pues las horas extraordinarias que tenía que hacer constantemente le impedían asistir a las reuniones. Al poco tiempo llenó los requisitos para ser publicador.

      La llegada a Filipinas de miles de representantes extranjeros para la asamblea internacional provocó bastante revuelo en el aeropuerto de Manila. Alguien oyó por casualidad la siguiente conversación entre dos aduaneros: “¿Son protestantes estas personas?”, preguntó uno. “No —respondió el otro—. Son Testigos. El único grupo en el que pueden estar juntos blancos y negros.”

      En Manila se necesitaron cinco estadios para dar cabida a todos los asambleístas. Muchos fueron los comentarios de aprecio que se recibieron de los visitantes de otros países. Una hermana de Inglaterra escribió: “Todos comentamos acerca del amor que nos han mostrado, un amor verdadero. Personalmente no puedo dejar de hablar de lo agradables que son los hermanos filipinos. Son muy cariñosos y hospitalarios, y trabajan mucho en el ministerio”.

      En Sudamérica, Chile y Colombia también fueron anfitriones de esta serie de asambleas internacionales. Los hermanos de Chile hicieron un gran esfuerzo para estar presentes en la asamblea de Santiago. Algunos viajaron desde lugares remotos del sur —como Porvenir, en la isla de Tierra del Fuego— y del norte —como la ciudad de Arica, en la frontera con Perú—, y hasta desde la lejana isla de Pascua. Aunque viajar esas distancias exigió un gran sacrificio económico, se alegraron mucho de no haberse perdido una ocasión tan memorable. ¿Puede imaginarse lo que aquello significó para los publicadores de grupos aislados en los que solo se reúnen de diez a quince personas? Allí, en el Estadio Nacional, se hallaron entre una multitud de 80.891 personas que llenaba el lugar. Estaban emocionadísimos. Seguramente habían leído de asambleas grandes en otras partes, pero nunca habían captado a cabalidad lo que significa encontrarse personalmente entre tantos hermanos. El programa motivó de tal manera a un precursor especial, que tomó nueve días de vacaciones para leer y estudiar el nuevo libro Proclamadores, y tanto le emocionó su lectura que no podía dejar de hablar de su contenido; siempre que tenía oportunidad, comentaba algo del libro.

      Después de la asamblea de Chile se celebró la de Colombia, en la ciudad de Bogotá, a la que asistieron junto a los Testigos locales 3.000 representantes de 31 países. En un principio los funcionarios de inmigración se mostraron un tanto escépticos. Al oír que esperábamos una concurrencia de 40.000 personas, uno de ellos preguntó: “¿Cuántos policías necesitarán para controlar a toda esa gente?”. “Ninguno”, respondimos. Explicamos que en Chile la asistencia fue de 80.000 personas. “¿Cuántos muertos hubo?”, preguntó. “Ninguno”, dijimos de nuevo, a lo que él replicó: “No lo creo”. Pero tras llegar los primeros grupos de visitantes extranjeros y ver que todos eran disciplinados e iban bien vestidos, dijo: “Ahora entiendo por qué no necesitan policía en su asamblea”.

      En un hotel donde se alojaron 1.500 asambleístas, los hermanos se reunían por las noches en el vestíbulo y cantaban cánticos del Reino en varios idiomas. El espíritu de esta cariñosa familia internacional impresionó mucho a los observadores. En la clausura de la asamblea, a todos conmovió profundamente el agitar de pañuelos, el intercambio de regalos y, por supuesto, las muchas lágrimas que se derramaron después del cántico de conclusión. Aun bastante tiempo después de haberse terminado el programa, nadie quería marcharse.

      Se habían programado dos asambleas internacionales más en Kenia. Los casi 4.000 representantes de 44 países contribuyeron a que hubiese una asistencia total de 17.875 personas. Las tarjetas de solapa de los hermanos y su testificación informal crearon un ambiente de entusiasmo en toda Nairobi y otras partes del país.

      En África del Sur se celebraron simultáneamente cuatro asambleas internacionales en las ciudades de Johannesburgo, Durban, Ciudad del Cabo y Pretoria. La asistencia conjunta para el discurso público del domingo fue de 75.312, y se bautizaron 1.360. En África del Sur y otros países atendidos por la misma sucursal se celebraron otras veinte asambleas más pequeñas, lo que incrementó a más del doble las cifras antes mencionadas.

      Estas asambleas fueron especiales, pues era la primera vez que África del Sur tenía la oportunidad de recibir a tantos visitantes de otros países. Entre las 34 naciones representadas estuvieron Japón, Gran Bretaña, Estados Unidos, Surinam y varios países europeos. También acudieron dos autobuses llenos de alegres visitantes de Zambia y uno de Mozambique.

      Aunque los asambleístas se reunieron en diferentes salas según su idioma, antes y después de las sesiones disfrutaban de compañerismo y comían juntos. Fue muy grato ver a personas de diferentes razas conversar con entusiasmo, darse regalitos, intercambiar direcciones y abrazarse. Fue una prueba palpable de la predicha unidad que caracterizaría al pueblo de Jehová. (Sof. 3:9; Juan 10:16.)

      Cuando los representantes de Estados Unidos y Japón llegaron al Aeropuerto Louis Botha, de Durban, les esperaban unos dos mil Testigos locales para darles la bienvenida entonando cánticos del Reino. Los hermanos se saludaron y abrazaron afectuosamente. Algunos de los turistas que habían llegado con los representantes no querían marcharse hacia sus respectivos hoteles, pues preferían quedarse y presenciar aquella singular escena. Entre los observadores se encontraba un importante líder político, el cual, conversando con algunos de los hermanos, dijo: “Si nosotros tuviéramos el mismo espíritu de unidad que ustedes, habríamos resuelto nuestros problemas hace mucho”.

      El gozo, el amor y la auténtica hermandad internacional que se presenciaron en todas esas asambleas, así como en las celebradas antes en Kiev (Ucrania) y Moscú (Rusia), pueden verse y percibirse en la nueva videocinta de la Sociedad Watch Tower titulada United by Divine Teaching (Unidos gracias a la enseñanza divina).

      Aunque a la asamblea de Etiopía, celebrada en Addis Abeba en el mes de enero, no se invitó a miles de representantes internacionales, sino solo a unos centenares, el gozo, el entusiasmo y el amor manifestados por los presentes fueron iguales que en las asambleas más grandes. ¡Qué privilegio tuvieron los que pudieron asistir a esa reunión de personas de integridad probada! En La Atalaya del 15 de agosto de 1994 se dan detalles sobre esa asamblea.

  • Testigos de Jehová. Informe del Anuario de 1995
    Anuario de los testigos de Jehová 1995
    • [Fotografías en las páginas 12, 13]

      En las asambleas internacionales “Enseñanza Divina” se pudo observar un afectuoso y feliz compañerismo

      1. Hong Kong; 2. Filipinas; 3. Kenia; 4. Chile; 5. Colombia; 6, 7. África del Sur

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