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¿Puede la globalización resolver totalmente nuestros problemas?¡Despertad! 2002 | 22 de mayo
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¿Solucionará los problemas la globalización?
Al igual que muchas de las acciones humanas, la globalización ha resultado beneficiosa en unos aspectos y perjudicial en otros. Ha favorecido económicamente a algunos y ha marcado el comienzo de una era de comunicaciones de alcance internacional. Pero favorece más a los ricos y poderosos que a los pobres y necesitados. Además, tanto los delincuentes como las enfermedades se han beneficiado de las ventajas de la globalización aún más que los gobiernos (véanse los recuadros de las págs. 8, 9).
En gran parte, la globalización ha agravado los problemas que ya existían en nuestro mundo imperfecto, en lugar de solucionarlos. Las divisiones sociales son mayores, y la frustración ha crecido.
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Una globalización que nos beneficiará¡Despertad! 2002 | 22 de mayo
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[Recuadro de la página 12]
CONECTADOS, PERO DIVIDIDOS
Aunque la tecnología tal vez haya logrado que el mundo sea más pequeño, sigue habiendo divisiones. La televisión, los teléfonos móviles e Internet han servido para conectar a la gente, pero no para unirla. La integración económica y el fin de la rivalidad entre las superpotencias han reducido el número de guerras entre naciones, pero los sangrientos conflictos civiles continúan matando o dejando lisiados a centenares de miles de personas todos los años.
¿Por qué continúan produciéndose esas situaciones? Porque el odio entre grupos étnicos, raciales y religiosos rivales —la causa subyacente de las guerras civiles— no da señales de disminuir. Además, los negocios globales y las organizaciones criminales se aseguran de que haya suficientes armas baratas para mantener bien armados a los bandos enfrentados. La verdadera unidad jamás se podrá forjar por medios electrónicos. Tampoco se conseguirá justicia social con un boom de la bolsa de valores.
En cierto sentido, la globalización económica hasta puede contribuir a la desunión. Cuando a un período de auge económico le sigue una recesión, la gente empobrecida puede convertirse en presa fácil de políticos extremistas que, para lograr sus propios fines, explotan el malestar generado por la precaria economía. ¿Cuál es la solución? “Debe reinventarse la estructura de gobierno en los planos nacional y mundial, con el desarrollo humano y la equidad en su centro”, admite el Informe sobre desarrollo humano 1999. Eso es precisamente lo que hará el Reino de Dios.
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