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Un hogar dividido: efectos del divorcio en los adolescentes¡Despertad! 2009 | octubre
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Una tercera opción
¿Y si usted, debido a sus problemas maritales, ha llegado a pensar en la opción del divorcio? En este artículo se han presentado razones de peso para que reconsidere esa idea. El divorcio no es un curalotodo para un matrimonio desdichado.
Pero eso no significa que no tenga otra alternativa que tolerar un mal matrimonio. Existe una tercera opción: hacer lo posible para mejorarlo. No la descarte enseguida diciendo que su matrimonio no tiene arreglo. Pregúntese:
◼ “¿Cuáles fueron las cualidades que originalmente me atrajeron de la persona que ahora es mi cónyuge? ¿No es verdad que todavía las posee en cierta medida?” (Proverbios 31:10, 29.)
◼ “¿Puedo reavivar el amor que sentía por mi pareja antes de casarnos?” (El Cantar de los Cantares 2:2; 4:7.)
◼ “Prescindiendo de la conducta de mi cónyuge, ¿cómo puedo yo seguir las sugerencias de las páginas 3 a 9 de esta revista?” (Romanos 12:18.)
◼ “¿Por qué no le digo —cara a cara o por escrito— en qué me gustaría que mejorara nuestra relación?” (Job 10:1.)
◼ “¿Podríamos hablar con algún amigo maduro que nos ayudara a ponernos metas realistas para mejorar nuestro matrimonio?” (Proverbios 27:17.)
La Biblia afirma: “El sagaz considera sus pasos” (Proverbios 14:15). No solo conviene seguir dicho principio al escoger pareja, sino también al decidir qué se hará cuando un matrimonio se tambalea. Hay que admitir que, como se indicó en la página 9 de esta revista, las familias felices también tienen problemas, pero la diferencia estriba en cómo los manejan.
Para ilustrarlo, imagínese que ha emprendido un largo viaje en automóvil. Es inevitable que surjan problemas: mal tiempo, embotellamientos, controles de carretera, etc. Incluso puede que se pierda alguna que otra vez. ¿Qué hará? ¿Dará la vuelta y regresará a su casa, o buscará la manera de superar los obstáculos y seguir adelante? El día de su boda, usted emprendió un “viaje” que no iba a estar exento de contratiempos. Ya lo dice la Biblia: “El matrimonio les traerá problemas adicionales” (1 Corintios 7:28, Nueva Biblia al Día). La cuestión no es si surgirán problemas, sino cómo los afrontará cuando surjan. ¿Puede encontrar la manera de vencer los obstáculos y seguir adelante? Y aunque usted piense que su matrimonio está totalmente perdido, ¿tratará de conseguir ayuda? (Santiago 5:14.)
El origen divino del matrimonio
El matrimonio es una institución divina que no debe tomarse a la ligera (Génesis 2:24). Si los problemas le parecen insuperables, reflexione en los consejos que se han dado en este artículo.
1. Trate de reavivar el amor que antes sentía por su pareja (El Cantar de los Cantares 8:6).
2. Piense en lo que usted puede hacer para mejorar su matrimonio, y hágalo (Santiago 1:22).
3. De forma respetuosa y clara dígale a su cónyuge —cara a cara o por escrito— en qué aspectos cree que su relación debería mejorar (Job 7:11).
4. Pida ayuda. No tiene que salvar su matrimonio usted solo.
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Un hogar dividido: efectos del divorcio en los adolescentes¡Despertad! 2009 | octubre
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[Ilustración y recuadro de la página 19]
“¡ESTA VEZ SALDRÁ BIEN!”
Los estudios indican que las segundas nupcias tienen un mayor índice de fracaso que las primeras y que dicho índice es aún superior en las terceras nupcias. En su libro Emotional Infidelity, M. Gary Neuman indica una de las razones: “Si tiene dificultades en su primer matrimonio, el problema no solo radica en que no haya escogido a la persona adecuada, también radica en usted. Quien se enamoró de esa persona es usted. Y ambos han contribuido, para bien o para mal, a la situación en la que se encuentran”. ¿Cuál es la conclusión del autor? “Es mejor librarse del problema y quedarse con el cónyuge que librarse del cónyuge y quedarse con el problema.”
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