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  • Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • Hasta 30 años atrás se dio el siguiente aviso a patólogos y al personal de los bancos de sangre: “¡La sangre es dinamita! Puede hacer mucho bien o mucho mal. La mortalidad por transfusiones de sangre equivale a la ocasionada por el éter anestésico o la apendicectomía. Se dice que por cada 1.000 a 3.000 o posiblemente 5.000 transfusiones hay aproximadamente una muerte. En el área de Londres se ha informado una muerte por cada 13.000 botellas de sangre transfundidas” (New York State Journal of Medicine, 15 de enero de 1960).

  • Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • en su artículo “La transfusión de sangre: usos, abusos y peligros”, el Dr. Douglas H. Posey, hijo, escribe: “Casi 30 años atrás Sampson describió la transfusión de sangre como un procedimiento relativamente peligroso [...] [Desde entonces,] por lo menos otros 400 antígenos han sido identificados y caracterizados en los glóbulos rojos. No hay duda de que ese número seguirá aumentando, porque la membrana del glóbulo rojo es extremadamente compleja” (Journal of the National Medical Association, julio de 1989).

  • Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • En una conferencia de patólogos se señaló que centenares de publicaciones médicas “han relacionado las transfusiones de sangre con respuestas inmunológicas” (“Se acumulan las pruebas contra las transfusiones”, Medical World News, 11 de diciembre de 1989).

      Una de las tareas principales del sistema inmunológico de su cuerpo es detectar las células malignas (de cáncer) y destruirlas. Si se suprimiera la inmunidad, ¿podría llevar eso al cáncer y la muerte? Note dos informes:

      La revista en inglés Cancer (15 de febrero de 1987) dio los resultados de un estudio hecho en los Países Bajos: “En los pacientes de cáncer del colon el resultado de las transfusiones fue un significativo efecto adverso en la supervivencia a largo plazo. De este grupo, solo el 48% de los que habían recibido transfusiones alcanzó una supervivencia general acumulativa de 5 años, en contraste con el 74% que correspondió a los pacientes que no las habían recibido”. Médicos de la Universidad de California del Sur examinaron a 100 pacientes a quienes se operó de cáncer. “La proporción en que reapareció todo cáncer de la laringe fue de 14% para los que no habían recibido sangre y 65% para los que la habían recibido. Para el cáncer de la boca, la faringe y la nariz o los senos frontales, la tasa de reaparición fue de 31% sin transfusiones y 71% con transfusiones” (Annals of Otology, Rhinology & Laryngology, marzo de 1989).

      ¿Qué indican esos estudios con relación a las transfusiones? En su artículo “Transfusiones de sangre y cirugía por cáncer”, el Dr. John S. Spratt llegó a esta conclusión: “Puede que sea necesario que el cirujano que combate el cáncer desista de usar sangre” (The American Journal of Surgery, septiembre de 1986).

      Otra tarea importante de su sistema inmunológico es defenderle de infecciones. Por eso, no es raro que ciertos estudios muestren que los pacientes que reciben sangre son más propensos a las infecciones. El Dr. P. I. Tartter efectuó un estudio sobre cirugía del colon y el recto. De los pacientes que recibieron transfusiones, el 25% desarrolló infecciones, en comparación con el 4% de los que no recibieron transfusiones. Informa él: “La asociación de las transfusiones de sangre con complicaciones infecciosas se dio antes, durante o después de cada operación [...] El riesgo de infecciones postoperatorias aumentó en relación progresiva con la cantidad de unidades de sangre administradas” (The British Journal of Surgery, agosto de 1988). Los concurrentes a una reunión de la Asociación Estadounidense de Bancos de Sangre en 1989 aprendieron esto: Mientras que el 23% de los que recibieron sangre de donantes durante cirugía de reemplazo de cadera desarrollaron infecciones, entre los que no recibieron sangre no hubo ningún caso de infección.

      Sobre este efecto de las transfusiones de sangre el Dr. John A. Collins escribió: “Ciertamente sería irónico ver que un ‘tratamiento’ con tan poca prueba a su favor después empeorara uno de los principales problemas de esos pacientes” (World Journal of Surgery, febrero de 1987).

      ¿LIBRE DE ENFERMEDADES, O PELIGROSA?

      El que la sangre porte enfermedad preocupa a médicos concienzudos y a muchos pacientes. ¿Qué enfermedad? Francamente, no podemos pensar en una sola; son muchas, en realidad.

      Después de considerar las enfermedades más conocidas, la obra de 1982 Techniques of Blood Transfusion (Técnicas de la transfusión de sangre) considera “otras enfermedades infecciosas relacionadas con las transfusiones”, tales como la sífilis, la infección por citomegalovirus y la malaria. Entonces dice: “Hay informes de que hay otras enfermedades que se transmiten por la transfusión de sangre, entre ellas infecciones por el virus herpético, mononucleosis infecciosa (el virus de Epstein-Barr), toxoplasmosis, tripanosomiasis [enfermedad del sueño africana y enfermedad de Chagas], leishmaniosis, brucelosis [fiebre de Malta], tifus, filariasis, sarampión, salmonelosis y fiebre de las garrapatas del Colorado”.

      En realidad la lista de esas enfermedades sigue creciendo. Usted quizás haya visto titulares como este: “¿Enfermedad de Lyme por una transfusión? Es poco probable, pero los peritos se preocupan”. ¿Está libre de riesgos la sangre del donante que tuviera la enfermedad de Lyme? A varios funcionarios de sanidad se les preguntó si aceptarían tal sangre. “Todos respondieron que no, aunque ninguno recomendó que se descartara la sangre de los donantes.” ¿Qué debe pensar el público de la sangre conservada que peritos mismos no aceptarían? (The New York Times, 18 de julio de 1989.)

      Otra causa de preocupación es que la sangre que se obtiene en un país donde abunda cierta enfermedad pudiera usarse en un lugar muy distante de allí, donde ni el público ni los médicos están al tanto del peligro. Hoy, cuando tanta gente viaja, incluso refugiados e inmigrantes, aumenta el riesgo de que en un producto de la sangre se transporte una enfermedad extraña.

      Además, un especialista en enfermedades infecciosas advirtió: “Quizás haya que examinar la sangre conservada para impedir la transmisión de varios desórdenes que antes no se veían como infecciosos, entre ellos la leucemia, el linfoma y la enfermedad de Alzheimer” (Transfusion Medicine Reviews, enero de 1989).

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    • La revista The New England Journal of Medicine (1 de junio de 1989) informó sobre “infecciones de HIV ocultas”. Quedó establecido que la gente puede portar el virus del SIDA por años sin que ello se pueda determinar por los exámenes indirectos actuales. Algunos quisieran restar importancia a estos casos diciendo que son raros, pero estos prueban “que el riesgo de la transmisión del SIDA vía la sangre y sus componentes no puede eliminarse por completo” (Patient Care, 30 de noviembre de 1989).

  • Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • “Los desconocidos pudieran ser mayor causa de preocupación que los conocidos —escribe el Dr. Harold T. Meryman—. Será difícil asociar con las transfusiones, y aun más difícil detectar, los virus transmisibles que tienen períodos de incubación de muchos años. Ciertamente el grupo VTLH es solo el primero de estos que ha salido a la luz” (Transfusion Medicine Reviews, julio de 1989). “Como si no bastara con lo lamentable de la epidemia del SIDA, [...] recientemente se han propuesto o descrito algunos riesgos de la transfusión que se han evidenciado durante los años ochenta. No exige gran imaginación predecir que existen otras graves enfermedades virales que son transmitidas por transfusiones homólogas” (Limiting Homologous Exposure: Alternative Strategies [Cómo limitar la exposición homóloga: otras estrategias], 1989).

  • Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • [Ilustración y recuadro de la página 8]

      “De cada 100 transfusiones, aproximadamente 1 va acompañada de fiebre, escalofríos o urticaria. [...] De cada 6.000 transfusiones de glóbulos rojos, aproximadamente 1 produce una reacción hemolítica a la transfusión. Esta es una grave reacción inmunológica que puede ocurrir de repente o quizás tardar unos días después de la transfusión; puede producir un fallo [renal] agudo, choque, coagulación intravascular y hasta muerte.”—Conferencia de los Institutos Nacionales de Sanidad (NIH) estadounidenses, 1988.

      [Recuadro de la página 9]

      El científico danés Niels Jerne fue copartícipe del premio Nobel de medicina en 1984. Cuando se le preguntó por qué había rechazado una transfusión de sangre, dijo: “La sangre de uno es como sus huellas digitales: no hay dos tipos de sangre exactamente iguales”.

  • Las transfusiones de sangre... ¿hay riesgos?
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • El boletín universitario Harvard Medical School Health Letter (noviembre de 1989) declaró: “Algunas autoridades temen que A, B, C y D no sean el alfabeto completo de los virus de la hepatitis; pudieran surgir otros”. El periódico The New York Times (13 de febrero de 1990) dijo: “Entre los peritos hay la fuerte sospecha de que otros virus pueden causar la hepatitis; de descubrírseles, se les designará hepatitis E, etcétera”.

      ¿Se encaran los bancos de sangre con nuevas y largas búsquedas de exámenes sanguíneos para librar de riesgos la sangre? Un director de la Cruz Roja Estadounidense trajo a colación el problema del costo, e hizo este comentario perturbador: “Es absolutamente imposible que sigamos añadiendo examen tras examen para cada agente infeccioso que pudiera esparcirse” (Medical World News, 8 de mayo de 1989).

      Hasta el examen de la sangre para detectar la hepatitis B es falible; muchas personas todavía contraen esa enfermedad mediante la sangre. Además, ¿quedará satisfecha la gente con el examen que se ha anunciado para detectar la hepatitis C? The Journal of the American Medical Association (5 de enero de 1990) mostró que puede pasar un año antes de que se puedan detectar anticuerpos de esa enfermedad por el examen. Mientras tanto, los que hubieran recibido transfusiones de esa sangre pudieran enfrentarse a la posibilidad de hígados arruinados... y muerte.

      [Ilustración y recuadro de la página 11]

      La enfermedad de Chagas ilustra cómo la sangre porta enfermedades a gente que vive en lugares distantes. El periódico “The Medical Post” (16 de enero de 1990) informa que ‘en Latinoamérica, de 10.000.000 a 12.000.000 de personas han recibido esta infección crónica’. Ha sido llamada “uno de los más importantes riesgos de las transfusiones en América del Sur”. Un “insecto asesino” pica en el rostro a la víctima durmiente, chupa sangre y deposita excremento en la herida. La víctima puede llegar a ser portadora de la enfermedad de Chagas por años (mientras tanto, puede que done sangre) antes de desarrollar complicaciones cardíacas que le causen la muerte.

      ¿Por qué debería preocupar eso a personas que viven en continentes lejanos? En “The New York Times” (23 de mayo de 1989), el Dr. L. K. Altman informó de pacientes que recibieron la enfermedad de Chagas por transfusiones, uno de los cuales murió. Altman escribió: “Puede que otros casos hayan pasado sin ser descubiertos porque [los médicos de aquí] no están familiarizados con la enfermedad de Chagas, ni se dan cuenta de que pudiera esparcirse por transfusiones”. Sí, la sangre puede ser un vehículo que permita a las enfermedades llegar a muchos lugares distantes.

      [Recuadro de la página 12]

      El Dr. Knud Lund-Olesen escribió: “Puesto que [...] personas que pertenecen a grupos que representan un gran riesgo para otras se ofrecen como donantes porque entonces se las examina automáticamente para determinar si tienen el SIDA o no, creo que hay razón para no ser prestos en aceptar transfusiones de sangre. Los testigos de Jehová las han rechazado por muchos años. ¿Será que vieron el futuro?”—“Ugeskrift for Læger”, 26 de septiembre de 1988.

  • Opciones de calidad a la transfusión
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • Aunque la mayoría de los cirujanos han afirmado que solo han dado sangre cuando ha sido absolutamente necesario, una vez que surgió la epidemia del SIDA disminuyó rápidamente entre ellos el uso de la sangre. Un artículo de fondo en Mayo Clinic Proceedings (septiembre de 1988) dijo que “uno de los pocos beneficios de la epidemia” fue que “como resultado surgieron diversas estrategias por parte de pacientes y médicos para evitar las transfusiones de sangre”. Un representante de un banco de sangre explica: “Lo que sí ha cambiado es la intensidad del mensaje, la receptividad del personal clínico al mensaje (porque se han dado cuenta de los riesgos), y la demanda de que se consideren otros tratamientos” (Transfusion Medicine Reviews, octubre de 1989).

  • Opciones de calidad a la transfusión
    ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
    • [Recuadro de la página 13]

      “Tenemos que llegar a la conclusión de que en la actualidad hay muchos pacientes que reciben componentes de sangre sin que hayan de beneficiarse de la transfusión (la sangre no se necesita) y sin embargo corren gran riesgo de sufrir efectos indeseados. Ningún médico expondría deliberadamente a su paciente a un tratamiento que no puede ayudar, pero que puede causar daño; sin embargo, eso es precisamente lo que sucede cuando se hace una transfusión de sangre innecesaria.”—“Transfusion-Transmitted Viral Diseases” (Enfermedades virales transmitidas por transfusión), 1987.

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