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¿Se puede ganar la lucha contra las drogas?¡Despertad! 1999 | 8 de noviembre
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¿Se puede ganar la lucha contra las drogas?
GANAR la lucha contra las drogas es una meta loable pero difícil de alcanzar. Dos fuerzas poderosas mantienen el narcotráfico: la oferta y la demanda. Por casi un siglo, los gobiernos y la policía se han centrado en reducir la oferta, suponiendo sencillamente que sin drogas, no hay drogadictos.
Se combate la oferta
A fin de disminuir la oferta, las brigadas antidroga han confiscado cargamentos cuantiosos de estupefacientes; por otro lado, la colaboración internacional ha propiciado la detención de importantes traficantes. No obstante, la dura realidad es que, aunque la actuación policial obliga a algunos narcotraficantes a mudarse, a buscar nuevos mercados o a agudizar su ingenio, no logra detenerlos. “No podremos vencer a los traficantes mientras ellos cuenten con fondos ilimitados y nosotros tengamos que luchar para que se nos aumente el presupuesto”, admitió un experto en narcóticos.
Joe de la Rosa, agente de prevención del delito de la policía de Gibraltar, habló a ¡Despertad! sobre la dificultad de controlar el tráfico de drogas entre África y la península ibérica. “En 1997 incautamos casi cuatrocientos kilogramos de hachís —relató—. La mayoría de este en realidad no se lo confiscamos a los narcotraficantes; lo encontramos en las playas o flotando en el mar. Eso nos da una idea de la enorme cantidad de droga que cruza el estrecho de Gibraltar todos los años. Lo que incautamos es tan solo la punta del iceberg. Las lanchas motoras de los transportistas que realizan el trayecto de África a España dan mil vueltas a nuestras lanchas aduaneras. Cuando los traficantes intuyen que los vamos a atrapar, simplemente arrojan las drogas por la borda para que así no tengamos pruebas con las que incriminarlos.”
La policía se enfrenta a problemas similares en otras partes del mundo. Viajeros aparentemente normales, aeroplanos ligeros, buques portacontenedores e incluso submarinos pasan ilegalmente droga de un país a otro por mar o por fronteras poco vigiladas. Un informe de las Naciones Unidas calculó que “habría que interceptar al menos el setenta y cinco por ciento de los envíos internacionales de droga con tal de reducir de manera considerable la rentabilidad del narcotráfico”. En estos momentos, probablemente se intercepte poco más del treinta por ciento de la cocaína, y bastante menos en el caso de otras drogas.
Entonces, ¿por qué no atacan los gobiernos la raíz del problema destruyendo las plantaciones de cannabis, las adormideras y los arbustos de coca? Las Naciones Unidas recomendaron recientemente esta medida, pero no resulta fácil ponerla en práctica. Se puede cultivar cannabis en casi cualquier jardín. Una de las principales zonas de cultivo de coca de los Andes se halla “fuera del control del Estado”. Lo mismo ocurre con zonas remotas de Afganistán y Birmania, de donde proviene una gran parte del opio y de la heroína.
Para complicar más las cosas, los traficantes pueden cambiarse fácilmente a las drogas de diseño, de las que hay una creciente demanda. Los laboratorios clandestinos pueden manufacturar estas drogas sintéticas prácticamente en cualquier lugar del mundo.
¿Podrían una actuación policial más eficiente y condenas de prisión más severas reducir el narcotráfico? Hay demasiados vendedores de droga, demasiados toxicómanos y muy pocos policías para que tales medidas funcionen. Por ejemplo, Estados Unidos tiene cerca de dos millones de personas entre rejas, muchas de ellas por delitos relacionados con las drogas, y, sin embargo, la amenaza de prisión no ha disuadido a la gente de tomar estupefacientes. En muchos países en desarrollo donde la venta de narcóticos está en alza, las escasas y mal pagadas fuerzas policiales son incapaces de contener la oleada.
¿Se puede reducir la demanda?
Si los intentos de controlar la oferta han sido vanos, ¿qué puede decirse en cuanto a la reducción de la demanda? “En la guerra contra las drogas en realidad deben intervenir el corazón y la mente, y no simplemente la policía, los tribunales y las prisiones”, dice la revista Time.
Joe de la Rosa, antes citado, también cree que la educación es el único modo de combatir la droga. “La drogadicción es un problema social creado por la sociedad, por lo que hay que cambiar la sociedad o, al menos, cambiar la mentalidad de la gente —afirma—. Estamos intentando concienciar a las escuelas, los padres y los profesores de que el peligro está ahí, de que las drogas están al alcance de todos y de que sus hijos pueden sucumbir a ellas.”
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¿Se puede ganar la lucha contra las drogas?¡Despertad! 1999 | 8 de noviembre
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La solución definitiva a escala mundial
Unos cuantos traficantes valerosos han abandonado su negocio, y diversas formas de rehabilitación han ayudado a miles de toxicómanos a superar la adicción. No obstante, como reconoce el World Drug Report, “para las personas que han abusado de las drogas en extremo y por largo tiempo, la abstinencia prolongada es la excepción, no la regla”. Lamentablemente, por cada drogadicto rehabilitado, varias nuevas víctimas caen en esta trampa. La oferta y la demanda siguen aumentando.
Para ganar la lucha contra la droga, se necesita una solución a escala mundial, ya que el problema afecta a toda la Tierra. La Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas dice a este respecto: “Aunque el uso indebido de drogas, el tráfico de drogas y la delincuencia relacionada con el problema de las drogas se percibían en la mayor parte de los países como una de las principales amenazas para la seguridad, el público tenía menos conciencia del hecho de que las drogas ilícitas representaban un problema mundial que ya no se podía resolver recurriendo únicamente a esfuerzos en el plano nacional”.
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