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¿Qué le está haciendo el hombre a la Tierra?La Atalaya 1990 | 1 de julio
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¿Qué le está haciendo el hombre a la Tierra?
HACE trescientos años el hombre vivía en mucho más estrecha relación con la naturaleza. Por lo general no estaba bajo la amenaza de cambios de su propia hechura en el ambiente de la Tierra, como ocurre hoy día. La revolución industrial no había empezado. No había centrales eléctricas, fábricas, automóviles ni otras fuentes de extensa contaminación. Pudiera haber sido difícil para el hombre suponer que él mismo arruinaría todo el planeta.
Sin embargo, aun en aquel tiempo circulaba extensamente una advertencia de arruinamiento mundial. Esa advertencia se hallaba en el último libro de la Biblia, y predecía un tiempo en que Dios intervendría en los asuntos humanos para “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación 11:17, 18.)
A todo el que se preocupa por lo mal que ha administrado la Tierra el hombre moderno le es muy consolador saber que el Creador de nuestro magnífico planeta lo salvará de la ruina. Pero puede que usted se pregunte: ‘¿Hemos llegado de veras a una situación tan crítica que Dios tenga que intervenir?’. Pues, considere algunos hechos y juzgue por sí mismo.
Las selvas y los bosques
Las selvas y los bosques embellecen la Tierra y suministran alimento y abrigo a varios millones de especies diferentes. Mientras crecen y producen alimento, los árboles prestan otros servicios vitales, como el de absorber el bióxido de carbono y despedir el preciado oxígeno. Por eso la revista National Geographic dice: “Presentan un antídoto contra el calentamiento mundial que amenaza a la vida en la Tierra como la conocemos”.
Pero el hombre está arruinando su herencia forestal. La contaminación está matando los bosques norteamericanos y europeos. Y las demandas de las naciones industriales diezman las selvas tropicales. Un periódico africano explicó que en 1989 “se esperaba exportar 66.000.000 de metros cúbicos [de madera tropical]... 48% a Japón, 40% a Europa”.
Además, en algunos países los agricultores incendian selvas para crear tierras de labranza. En poco tiempo el frágil suelo selvático empobrece y los agricultores tienen que quemar otra porción de la selva. Se calcula que tan solo en este siglo se ha acabado con casi la mitad de las selvas y los bosques del mundo.
Los océanos
Los océanos de la Tierra también desempeñan un papel vital en limpiar la atmósfera, y las actividades del hombre los están arruinando. Los océanos absorben enormes cantidades de bióxido de carbono. A su vez, el fitoplancton absorbe el bióxido de carbono y despide oxígeno. El Dr. George Small explica la importancia de este ciclo de vida: “El 70% del oxígeno que se añade a la atmósfera cada año proviene del plancton que hay en el mar”. No obstante, algunos científicos advierten que el fitoplancton pudiera disminuir gravemente debido a la reducción del ozono en la atmósfera, de lo cual se cree que el hombre es responsable.
El hombre también arroja basura, petróleo y hasta desechos tóxicos en el océano. Aunque algunos países acceden a limitar los desechos que permiten que se arrojen al mar, otros rehúsan hacerlo. Cierta nación occidental hasta se reserva el derecho de arrojar desechos nucleares en el mar. El famoso explorador oceánico Jacques Cousteau advierte: “Tenemos que salvar los océanos si queremos salvar a la humanidad”.
El agua potable
¡El hombre arruina hasta su agua potable! En los países pobres, millones de personas mueren cada año a causa de agua contaminada. En las naciones más acaudaladas las fuentes del agua son contaminadas con —entre otras cosas— fertilizantes y pesticidas que van a dar a los ríos y también se filtran hasta llegar al agua subterránea. En 1986 la producción mundial de pesticidas fue de 2.300.000 toneladas, y se informa que la proporción de aumento es de 12% al año.
Otra fuente de contaminación son los vertederos de desechos químicos. “Los bidones metálicos que contienen sustancias químicas —explica la revista Scientific American— son nada menos que bombas de efecto retardado que explotarán cuando la corrosión los perfore.” Este tipo de contaminación, añade esa revista, está ocurriendo “mundialmente en millares de vertederos de desechos químicos”.
¿Qué resultado tiene eso? Por toda la Tierra, ríos que antes eran de agua pura se van convirtiendo en cloacas de desechos industriales. Se calcula que 20.000.000 de europeos toman agua del Rin; sin embargo, ¡ese río está tan contaminado que el sedimento dragado de su lecho es demasiado peligroso para usarlo como terraplenado!
Las prácticas agrícolas
Es alarmante que el hombre hasta esté arruinando sus tierras de labranza. Tan solo en los Estados Unidos el 20% de las tierras que se han apartado para riego se han echado a perder, según Scientific American. ¿Por qué? Debido a que el riego excesivo añade demasiada sal al terreno. Muchos países han arruinado así gran cantidad de tierras valiosas. “Ahora la acumulación de sales saca de producción tantas tierras como las que se ponen en producción mediante nuevos proyectos de riego”, declara la publicación The Earth Report (Informe sobre la Tierra). Otro problema creciente es la pacedura excesiva, que quizás contribuya a la extensión de los desiertos.
Demasiados vehículos motorizados
Eso es lo que les está pasando a las tierras y el agua de nuestro planeta. Pero ¿qué hay de su aire? También está siendo arruinado, y son muchos los culpables. Para mencionar solo uno, considere el automóvil. Note a continuación unas advertencias de tres influyentes publicaciones científicas: “Los vehículos motorizados producen más contaminación del aire que toda otra actividad humana por sí sola” (New Scientist). “Actualmente hay registro de 500.000.000 de automóviles en el planeta [...] El llenar sus depósitos [de gasolina] consume aproximadamente la tercera parte de la producción mundial de petróleo. [...] La cantidad de automóviles aumenta con mayor rapidez que la población” (Scientific American). “La gasolina en todas sus fases de producción, uso y eliminación es una fuente principal de degeneración ambiental y enfermedades” (The Ecologist).
Sí, se está abusando del planeta; se le está arruinando. Sus mares, agua potable, tierras de labranza y hasta su atmósfera se están contaminando en sumo grado. No hay duda de que esta situación en sí misma indicaría que se acerca el tiempo para que Dios intervenga y “[cause] la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación 11:18.) No obstante, la Tierra está siendo arruinada de otras maneras, aun peores. Veamos precisamente cuáles son.
[Comentario en la página 4]
“Tenemos que salvar los océanos si queremos salvar a la humanidad.” —Jacques Cousteau
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Cómo se salva de la ruina a la TierraLa Atalaya 1990 | 1 de julio
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Cómo se salva de la ruina a la Tierra
UNA vez antes en la historia humana Dios salvó de la ruina a manos del hombre a la Tierra. Lo hizo mediante un diluvio que cubrió todo el planeta en los días de Noé. No hay indicación escrita de que en aquel tiempo el hombre estuviera arruinando el ambiente físico. Pero la Tierra fue arruinada de otra manera hasta tal grado que Dios vio necesario actuar con la mayor severidad.
La Biblia informa: “La tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero, y la tierra se llenó de violencia. De modo que Dios vio la tierra y, ¡mire!, estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. (Génesis 6:4, 11, 12.) Sí, en los días de Noé Dios consideró arruinada la Tierra debido a la violencia e iniquidad de la humanidad.
De manera similar, cuando el Israel antiguo empezó a entrar en la Tierra Prometida, Dios advirtió: “No deben corromper la tierra en que están; porque la sangre es lo que corrompe la tierra [...] Y no debes contaminar la tierra”. (Números 35:33, 34.) Por consiguiente, Canaán había sido arruinada por la culpa de derramamiento de sangre de sus habitantes. Un ejemplo horripilante de eso era su práctica de sacrificar niños a sus dioses.
Además, los cananeos eran crasamente inmorales, y aquello también afectó la manera como Dios veía aquella tierra. Él advirtió a Israel: “No se hagan inmundos por medio de ninguna de estas [prácticas inmorales], porque por medio de todas estas cosas se han hecho inmundas las naciones que voy a enviar de delante de ustedes. En consecuencia la tierra está inmunda, y [...] la tierra vomitará a sus habitantes”. (Levítico 18:24, 25.) La inmoralidad y el derramamiento de sangre arruinaron a Canaán a tal grado que Dios destruyó a las naciones cananeas.
El arruinamiento de la Tierra
¿Qué hay de nuestros días? ¿Acaso no vivimos en una época en que también cunden en desenfreno la violencia, el derramamiento de sangre y la inmoralidad? Prescindiendo de lo que el hombre haga para tratar de reparar el daño que ha causado a la Tierra física, nunca podrá restaurar la vida a los aproximadamente cien millones de personas que han muerto en las guerras de este siglo; tampoco puede resucitar a los millones que han sido asesinados por criminales ni a las muchísimas tristes víctimas que mueren de hambre. Ciertamente no puede devolver la vida a los bebés no nacidos que son abortados, cuya cifra es de unos cuarenta a sesenta millones cada año. ¿Podemos dudar que la Tierra esté siendo arruinada a la vista de Dios por esas razones... además de por la inmoralidad desenfrenada de hoy día?
La razón nos dice que pronto Dios tendrá que actuar para salvar de las actividades ruinosas del hombre a la Tierra, y la profecía bíblica confirma eso. Pero ¿qué hará? La Biblia dice que ‘causará la ruina de los que están arruinando la tierra’. (Revelación 11:18; compárese con Mateo 24:3-14.) Tal como un propietario desahucia a un inquilino destructivo, así “desahuciará” Dios a los que arruinan su hermosa creación, la Tierra.
La Biblia declara: “En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella”. (Proverbios 2:22.) La Biblia llama Armagedón a esta venidera acción divina. (Revelación 16:16.) Jesús también la llamó una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.) Será aun mayor que el Diluvio.
¿Es esta una solución extremada o injusta? No; Dios, Creador de la Tierra, tiene el derecho de decidir quién habitará en ella. También tiene el derecho de considerar responsable de sus acciones al hombre. Además, si Dios permite que el hombre siga su derrotero en desenfreno, la Tierra será arruinada para todos, y será imposible vivir en ella. Por otra parte, al “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” Dios conservará nuestra herencia terrestre para los que la aprecian. La Biblia promete: “Porque los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella”. (Proverbios 2:21.)
Con la ayuda de Dios, millones de personas han podido mantenerse sin culpa porque quieren quedar en la Tierra para disfrutar de la creación de Dios. También siguen las elevadas normas morales de Dios, y evitan la violencia y la culpa, hasta indirecta, por el derramamiento de sangre. Por consiguiente, en este sentido importante no participan en arruinar la Tierra.
Una Tierra salvada de la ruina
Esas personas ahora esperan tener el gozo de ver la Tierra transformada de la ruina que es ahora en un paraíso próspero. De hecho, hasta sus cuerpos serán limpiados, purificados de los efectos ruinosos del pecado. La provisión de Dios que hace todo esto posible se describe en el último libro de la Biblia como un simbólico “río de agua de vida”. A ambos lados del río “había árboles de vida que producían doce cosechas de fruto, y que daban sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la curación de las naciones”. (Revelación 22:1, 2.)
Esta visión inspirada es una garantía de que Dios salvará de ruina a la Tierra y sus habitantes. Hay otras profecías que permiten tener un cuadro de esa Tierra restaurada. Por ejemplo, considere la poética visión de Isaías: “El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa, y florecerá como el azafrán. Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería”. (Isaías 35:1, 2.) En aquel tiempo no habrá mares contaminados, no estará arruinado el mantillo o tierra fértil ni habrá una atmósfera tóxica.
Más importante aún, la Tierra ya no será arruinada por la violencia, el derramamiento de sangre ni la inmoralidad. Solo los que respeten a Dios, sus normas y su creación morarán en ella. (Revelación 21:7, 8.) Escuche ahora los gloriosos efectos que tendrá todo esto: “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado. [...] ‘¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas’”. (Revelación 21:4, 5.)
¡Qué feliz resultado! ¡Cuánto nos alegra que Dios pronto haya de “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”! ¡Y cuánto nos impulsan estas promesas inspiradas a querer servir al Dios que salvará de ruina a la Tierra y la transformará en un hogar paradisíaco para la humanidad de corazón recto!
[Comentario en la página 6]
La Biblia dice que Dios ‘causará la ruina de los que están arruinando la tierra’. —Revelación 11:18
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