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¿Qué futuro le espera al planeta Tierra?¡Despertad! 1986 | 8 de diciembre
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¿Qué futuro le espera al planeta Tierra?
EN AÑOS recientes muchas personas pensadoras han llegado a una alarmante conclusión respecto al futuro. Les parece que el planeta Tierra podría llegar a estar arruinado como hogar para la humanidad. Uno de los motivos que los lleva a pensar así es la amenaza de una destrucción nuclear.
Es fácil ver por qué hay tal preocupación. Las grandes potencias mundiales están armadas con decenas de miles de armas nucleares, a tal grado que pueden destruir varias veces la población del planeta, y se teme que algún día las usen. El líder de un país grande declaró que la III Guerra Mundial es inevitable sea que se usen armas nucleares o no.
Otros opinan que aunque no ocurra una destrucción nuclear, el futuro de la Tierra está en peligro debido a la contaminación mundial y la superpoblación. Un estudio realizado durante tres años por funcionarios del gobierno de los E.U.A. llegó a la siguiente conclusión: “Las tendencias actuales harán que el mundo del año 2000 esté más poblado y contaminado, y sea menos estable ecológicamente y más vulnerable a los trastornos que en la actualidad”.
Ese estudio se hizo hace unos años. Desde entonces, las cosas han continuado moviéndose de manera constante en la dirección que este indicó.
Con relación a esto, un científico australiano declaró: “La atmósfera de la Tierra está contaminándose en extremo, y a menos que hagamos algo en los próximos diez años, podría ser demasiado tarde”. La publicación The Bulletin, de Sydney, Australia, dijo lo siguiente: “La explosión demográfica mundial augura pesares aún mayores en el futuro para las zonas que ya están sobrepobladas”.
Debido a estas realidades, un funcionario gubernamental de Australia dijo: “Pido que se tenga presente una cuestión fundamental: de aquí a unos 20 años, ¿habrá todavía un mundo para usted y para sus hijos, o se habrá convertido la Tierra en un globo carbonizado que gire desolado en el espacio?”. El autor Jonathan Schell advirtió también que a menos que se hallen soluciones, la alternativa es que “los seres humanos nunca más aparecerán en la Tierra, y no quedará nadie para recordar que una vez existieron”.
No hay duda de que si continúan las tendencias actuales, todos los ingredientes están presentes para un futuro tenebroso. Si la Tierra no es incinerada en una guerra nuclear, de seguro llegará a estar superpoblada y más contaminada, y se agotarán cada vez más sus recursos naturales. La cifra de personas afectadas por la pobreza crecerá más allá de la trágica cantidad que ya existe. Sin duda, el crimen y la violencia aumentarán más allá de lo que ya es una aterradora realidad.
¿Quién determina el futuro?
Las perspectivas serían realmente deprimentes si fuera cierto que el ser humano es el único responsable por su futuro. Pero lo que mucha gente no considera es lo siguiente: ¡El hombre no determinará el futuro del planeta Tierra! Su futuro ya ha sido determinado... ¡y no por el ser humano! Entonces, si no ha sido por el hombre, ¿entonces por quién?
Pues bien, ¿quién creó la Tierra como hogar para el hombre? La respuesta verídica se halla en la Biblia, la guía inspirada de Dios para la humanidad. Esta habla del “Dios verdadero, Jehová”, como “el Creador de los cielos y el Magnífico que los extiende; Aquel que tiende la tierra y su producto, Aquel que da aliento a la gente sobre ella”. (Isaías 42:5; 2 Timoteo 3:16, 17.)
¿Muestra la Biblia que Jehová Dios tiene su propio propósito para la Tierra y el hombre en ella? Ciertamente que sí. En efecto, el tema central de la Biblia gira en torno al hecho de que Dios tiene un propósito para el planeta Tierra y de que sin falta él cumplirá su propósito. Este propósito no incluye el permitir que la Tierra sea reducida a cenizas radiactivas o que sea contaminada y superpoblada hasta el punto de su arruinamiento.
Más bien, ocurrirá un drástico cambio con relación a las tendencias actuales respecto a la contaminación y la superpoblación de la Tierra y la posible autodestrucción de la humanidad en una guerra nuclear. El propósito claramente declarado de Dios es “causar la ruina de los que están arruinando la Tierra”. (Revelación 11:18.) Al mismo tiempo, la Palabra de Dios muestra que la gobernación será quitada a los humanos y puesta en seguridad donde pertenece, en las manos del Creador. (Daniel 2:44.)
Tenemos la garantía divina de que la tragedia de una destrucción total o el que se dañe por completo el ambiente nunca ocurrirá en la Tierra. Por medio del profeta Isaías, Dios asegura que él “no la ha creado [la Tierra] vacía, la ha formado para que se habite en ella”. (Isaías 45:18, Franquesa-Solé.)
Un futuro optimista
Podemos estar agradecidos de que la Santa Biblia presente un punto de vista más optimista del futuro. Habrá seres humanos que vivirán por 20, 30 y hasta incontables años por venir. El planeta Tierra nunca llegará a ser “un globo carbonizado”, como advirtió el funcionario australiano. Podemos confiar en las promesas del Creador de la Tierra de que nuestro planeta y la familia humana sobrevivirán, pues sólo en el Creador Todopoderoso, y no en el hombre, mora el poder supremo.
Por eso, a pesar de que muchos hombres de este siglo XX temen al autoexterminio o al arruinamiento de la Tierra por la contaminación y la superpoblación, no se les permitirá que lleven a cabo esto. La propia Palabra de Dios nos asegura: “Son muchos los planes que hay en el corazón del hombre, pero el consejo de Jehová es lo que subsistirá”. (Proverbios 19:21; véase también Isaías 46:10; 55:11.)
Pero si es cierto que la Tierra no está condenada a destrucción o arruinamiento, ¿qué significa el término “el fin del mundo” que se halla en diversas versiones de la Biblia, en Mateo 24:3? ¿Cuál es el mundo del cual se dice que está llegando a su fin? ¿Cuándo ocurrirá eso? ¿Habrá sobrevivientes? Le invitamos a considerar el siguiente artículo para que halle las respuestas a estas preguntas escrutadoras.
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¿Qué es “el fin del mundo”?¡Despertad! 1986 | 8 de diciembre
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LA BIBLIA hace referencia al hecho de que “el mundo va pasando”. En muchas partes esta contiene información específica acerca del tiempo que es conocido también como “la conclusión del sistema de cosas”. Pero cuando la Biblia habla acerca del “fin del mundo”, ¿a qué se refiere? ¿Significa que nuestro hogar, el planeta Tierra, será destruido? (1 Juan 2:17; Mateo 24:3, Biblia de Jerusalén.)
Dios no tiene que destruir la Tierra para así eliminar las horribles condiciones que imperan en ella. La Tierra no es responsable de los problemas que existen en la sociedad humana de hoy día. La gente es la responsable, y en especial las personas que se interesan poco o nada en el Creador, Jehová Dios, y sus leyes. Estas son las que están convirtiendo la vida de muchas personas en la Tierra en una pesadilla. Pero Dios no tiene que destruir la Tierra para librarla de tales personas.
Eliminación de los ofensores
Por ejemplo, si usted descubre que su hogar está infestado de ratones, ¿cómo se libraría de ellos? ¿Quemaría su casa? ¡No! Más bien, usted de seguro buscaría otros métodos como el uso de trampas; o quizás conseguiría un gato. Usted no destruiría la casa.
Se dice que las zorras a veces se deshacen de las pulgas de una manera que no resulta en ningún daño para la zorra. Se sumergen poco a poco en el agua y dejan fuera solamente la punta de la nariz para respirar, mientras sujetan algún objeto en la boca a nivel del agua. Las pulgas suben por el cuerpo de la zorra para no ahogarse y finalmente llenan el objeto que la zorra sujeta en la boca. Luego la astuta zorra deja ir el objeto, y este se va flotando con su cargamento de pulgas. La zorra queda intacta.
Por lo tanto, no es necesario destruir el cuerpo que alberga a tales parásitos para deshacerse de ellos.
De manera similar, en la ilustración sobre el fin del mundo, Jesús habló acerca de un labrador que había sembrado su campo con trigo, pero durante la noche vino su enemigo y sobresembró mala hierba. El labrador no quemó el campo de trigo para deshacerse de la mala hierba. Más bien, cuando los obreros quisieron arrancar la mala hierba que había comenzado a crecer, el labrador dijo: “No. [...] Porque pueden dañar el trigo. Dejen que crezcan juntos, y cuando llegue la cosecha daremos instrucciones a los segadores para que arranquen primero la cizaña y la quemen, y luego pongan el trigo en el granero”.
Luego Jesús concluyó diciendo: “De la misma manera que los segadores separan la mala hierba del trigo y la queman, en el fin del mundo enviaré a mis ángeles a arrancar [...] a los que tientan y a los que hacen el mal. ¡Y una vez arrancados, irán a parar al fuego!”. (Mateo 13:24-26, 29, 30, 40-42, La Biblia al Día.)
Jesús también comparó “el fin del mundo” a lo que sucedió durante el tiempo del Diluvio global del día de Noé. (Mateo 24:37-39.) En aquel entonces no fue la Tierra lo que fue destruido. Más bien, fueron los humanos impíos. Debido al comportamiento vergonzoso de aquella gente, Dios dijo: “Voy a borrar de sobre la superficie del suelo a hombres que he creado”. (Génesis 6:7.) De manera similar, el apóstol Pedro habló de ‘un mundo antiguo de gente impía’ que fue destruido en el tiempo de Noé. No fue el planeta Tierra lo que fue destruido. (2 Pedro 2:5.)
Pero ¿por qué hay tantas personas que confunden la expresión “el fin del mundo” con la destrucción del planeta Tierra? Una razón es que muchas de las religiones actuales enseñan eso.
Enseñanzas religiosas confusas
La confusión la han causado voceros religiosos que han interpretado que la frase “el fin del mundo” se refiere a la destrucción de la Tierra y de todas las cosas que viven en ella. Arthur S. Maxwell es uno de los que aboga por esa teoría. En su libro Time Running Out él racionaliza que por primera vez en la historia del hombre el poderío nuclear hace posible tal catástrofe. Él dice: “¿Cómo pudieran desaparecer los cielos? ¿Cómo pudieran desintegrarse los elementos en llamas y toda la Tierra quedar desierta? Es solamente ahora, en la era nuclear, cuando se ha hecho claro como el cristal el significado pleno de este mensaje dramático”.
Una catástrofe similar, pero con algunas variaciones, se describe en Bibliotheca Sacra, de Henry M. Morris: “Los materiales básicos de la estructura de la Tierra no serán destruidos, pero sufrirán tremendos procesos de desintegración, probablemente hasta desintegración atómica”. Él añade: “Las aguas que queden en la Tierra serán desintegradas o evaporadas instantáneamente. [...] Entonces, a medida que los átomos de la Tierra anterior comiencen a juntarse de nuevo después de la destrucción, Dios, una vez más, utilizará su prístino poder creativo y ‘creará’ y ‘hará’ los nuevos cielos y la nueva tierra”.
Una publicación católica romana, el Dictionnaire de Théologie Catholique, bajo “Fin del mundo”, dice: “La Iglesia Católica cree y enseña que el mundo actual [el universo material], el cual Dios ha formado, no subsistirá para siempre. [...] Esto es bíblico, es parte de la tradición de la teología católica y está confirmado por la ciencia moderna”. También el Dictionary of Biblical Theology, católico, ensalza primero la creación como “la bondad de Dios” y como “una verdadera obra de arte”, pero luego pasa a describir cómo los elementos físicos literales experimentarán “un cambio total mediante un retorno súbito al caos”.
Muchas otras religiones y grupos evangélicos principales promueven puntos de vista similares. Pero, ¿son correctos?
¿Qué mundo será destruido?
Fueron los discípulos de Jesús quienes le hicieron una pregunta directa acerca del fin del mundo. Se halla registrada en Mateo 24:3, donde de acuerdo con la Biblia de Jerusalén dice: ‘Dinos, ¿cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?’.
Otras traducciones de la Biblia nos ayudan a entender que la palabra griega para “mundo” (ai·ón) empleada en este texto no se refiere a la Tierra literal ni al universo material. Varias versiones de la Biblia traducen la expresión como “final de esta época”, o como “final de los tiempos”. La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte el versículo de esta manera: “¿Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.
Por eso, en vez de pronosticar una destrucción nuclear o una desintegración similar del universo material, incluso el planeta Tierra, la Biblia enseña que es el inicuo sistema de cosas de la Tierra lo que será destruido súbitamente. Esto incluye toda forma de corrupción, falsedad e hipocresía que existe, ya sea política, comercial o religiosa. Toda degradación e inmoralidad, toda maldad y todo ser humano impío que exista entonces en la Tierra será eliminado.
Dos citas que se hallan en la Biblia, las cuales no necesitan interpretación, deberían disipar todo temor de que la Tierra sea destruida cuando el “mundo” llegue a su fin. La primera se halla en Eclesiastés 1:4 (BJ): “Una generación va, otra generación viene; pero la tierra para siempre permanece”. La segunda se halla en Isaías 45:18 (Valera, 1977): “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano; la creó para que fuese habitada: Yo soy Jehová, y no hay otro”.
Por lo tanto, el mundo que la Biblia dice que definitivamente será destruido es el mundo de la humanidad que no hace la voluntad de Dios. “En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella.” (Proverbios 2:22.) “Hay una controversia que Jehová tiene con las naciones. Él personalmente tiene que ponerse en juicio con toda carne. En cuanto a los inicuos, tiene que darlos a la espada [...] Y los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra.” (Jeremías 25:31, 33.)
Por lo tanto, ¿quiénes serán los sobrevivientes? ¿Qué tienen que hacer para sobrevivir? ¿Cómo pueden saber ellos si se ha acercado “el fin del mundo”?
[Ilustración en la página 6]
Muchas religiones dicen que la Tierra será destruida. Pero la Biblia no enseña eso
[Ilustración en la página 7]
La Biblia enseña que la destrucción será selectiva, y que solamente los impíos serán destruidos
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¿Quiénes sobrevivirán al fin del mundo?¡Despertad! 1986 | 8 de diciembre
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LA MAYORÍA de la gente que vive en la Tierra hoy no sobrevivirá al fin de este mundo. Ese hecho se hace patente al hacer un estudio de la Palabra inspirada de Dios. Como dijo Jesús: “Ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan”. (Mateo 7:13, 14.)
La idea de que Dios pueda destruir a millones, sí, a miles de millones de personas a quienes él considera impías pudiera resultarle chocante a algunas personas. Pero tenga presente que Dios “no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento”. (2 Pedro 3:9.) No, Dios no se deleita en destruir ni siquiera a la gente inicua: “No me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo”. (Ezequiel 33:11.) Sin embargo, Dios tiene que apegarse a su Palabra y tiene que cumplir su propósito para esta Tierra. Para lograr eso, tiene que eliminar a los que él considera desaforados.
Los sobrevivientes
Puesto que el fin de un mundo no es algo que acontece todos los días, muchas personas no creen que eso pueda ocurrir. Pero tales personas harían bien en recordar que en una ocasión ya ocurrió.
¿Cuándo? Fue al tiempo del Diluvio global del día de Noé. Dios puso fin a todo un mundo de personas alejadas de él. Entre los que murieron figuraron hombres y mujeres a quienes el Creador juzgó como impíos. También estuvieron incluidos los hijos de aquellas personas, puesto que a ellos se les estaba criando de tal manera que llegarían a ser como sus padres... impíos. Por lo tanto, la Biblia nos informa que “todo lo que tenía activo en sus narices el aliento de la fuerza de vida, a saber, cuanto había en el suelo seco, murió [...] desde hombre hasta bestia”.
¿Quiénes sobrevivieron al Diluvio? La Palabra de Dios contesta: “Solo Noé y los que con él estaban en el arca siguieron sobreviviendo”. (Génesis 7:21-23.) Sobrevivieron Noé y su esposa, sus tres hijos y las esposas de estos, ocho personas en total, así como ejemplares de los diferentes géneros de animales. ¿Por qué miró Dios con favor a Noé y su familia? Porque cuando Dios les ordenó hacer ciertas cosas, ellos obedecieron. Como declara Génesis: “Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así”. (Génesis 6:22; 7:5.)
Podemos aprender lecciones significativas de lo que sucedió en aquel entonces. “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción.” (Romanos 15:4.) Por lo tanto, es instructivo notar que Dios hace responsables a los humanos por sus actos. Nos dio el don de libre albedrío, y requiere que rindamos cuentas a él. No podemos pasar por alto al Creador, sus propósitos y su voluntad, y entonces exigir que nos exima del juicio adverso como si Dios estuviera obligado a favorecernos sin importar la actitud que hayamos tenido ni lo que hayamos hecho. “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gálatas 6:7.)
También sirve de lección lo que ocurrió a las ciudades de Sodoma y Gomorra. Debido a su inmoralidad crasa, Dios decretó su destrucción. Sus agentes de destrucción declararon: “El clamor contra ellos se ha hecho fuerte delante de Jehová, de modo que Jehová nos ha enviado para arruinar la ciudad”. Todos, excepto tres personas —Lot y sus dos hijas—, murieron. ¿Por qué se les libró? Porque escucharon las instrucciones de Dios y obraron en conformidad con estas. Pero la esposa de Lot no lo hizo... por eso murió. También murieron los dos hombres que estaban comprometidos para casarse con las hijas de Lot. ¿Por qué? Porque cuando Lot les advirtió de la inminente destrucción, “a los ojos de sus yernos [en perspectiva] parecía como hombre que bromeaba”. Pero no era broma alguna. Ellos murieron. (Génesis 19:12-14.)
De manera similar, en nuestro tiempo muchos se mofan de la advertencia de que el fin de este mundo está cerca. Pero el apóstol Pedro predijo que en los “últimos días vendrán burlones con su burla”. Declaró que ellos pasaban por alto el hecho de que anteriormente un mundo había sido destruido... en el Diluvio. Jesús también dijo: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos”. Él añadió: “Así será la presencia del Hijo del hombre”. (2 Pedro 3:3-7; Mateo 24:37-39.)
Por eso, muchos serán destruidos debido a que optan por no prestar atención a la señal obvia de los “últimos días”. (2 Timoteo 3:1-5.) Sin embargo, las buenas noticias son que habrá sobrevivientes, muchos más que los ocho humanos que sobrevivieron al Diluvio o los tres que sobrevivieron la destrucción de Sodoma y Gomorra.
El apóstol Juan, en una revelación divina, predijo que habría muchos sobrevivientes. Él escribió: “Vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas [...] ‘Éstos son los que salen [sobreviven] de la gran tribulación. [...] Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos’”. (Revelación 7:9, 14, 17.)
El fin del mundo... ¿cuándo?
¿Cuándo llegará el fin de este mundo? La Biblia no nos da una fecha específica. Jesús indicó esto claramente cuando contestó la pregunta que sus discípulos le hicieron al respecto. Dijo que el tiempo exacto, es decir, el día y la hora, no lo conocía ningún humano. (Mateo 24:36.) Sin embargo, aunque nosotros los humanos no podamos calcular la fecha exacta del fin del mundo, eso no significa que Dios no nos daría información alguna sobre cuándo sería inminente la destrucción.
Muchas profecías bíblicas señalan este tiempo. Jesús mismo describió muchos de los sucesos que tendrían lugar poco antes del fin. Luego dijo lo siguiente en cuanto a las personas que verían el principio de estos sucesos: “Cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. (Mateo 24:33, 34.)
¿A qué generación se refería Jesús? Sin duda alguna se trata de la generación que ha vivido desde el año 1914. Esta ha visto todo lo que Jesús dijo que sucedería justamente antes del fin. Eso significa que algunas de las personas que estaban vivas en 1914 aún estarían aquí para presenciar el fin del mundo. (Mateo 24:1-34.)
Jesús también dio este mensaje de urgencia: “Ustedes también demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre”. Ese “Hijo del hombre” es Jesús mismo, quien viene como el Principal Ejecutor de Dios. (Mateo 24:44; véase también Revelación 19:11-21.)
Un tiempo de decisión
El tiempo que le queda a este mundo corrupto, violento e injusto es críticamente corto. De modo que cada uno de nosotros tiene que decidir si desea estar entre los sobrevivientes.
¿Qué determinará si una persona sufrirá destrucción o experimentará liberación? Escuche la respuesta dada por el apóstol Pedro: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová!”. (2 Pedro 3:11, 12.)
Sí, tenemos que prestar atención a lo que Dios dice ahora y hacer lo que él pide de nosotros. Si lo hacemos, entonces no seremos destruidos, sino que se nos conservará con vida para entrar en el justo nuevo sistema. (2 Pedro 3:13.) Esto también se puede ver claramente en las palabras inspiradas del apóstol Juan: “El mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1 Juan 2:17.)
La decisión de ponernos de parte de Dios y sus verdades no puede basarse solamente en la emoción. Tiene que ser el resultado de un conocimiento exacto: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.)
También requiere que ‘sigamos creciendo’ en dicho conocimiento. (2 Pedro 3:18.) Esto incluye tener conocimiento cabal de las provisiones de Dios para la supervivencia mediante su Reino celestial establecido en manos de su Conquistador Mundial, Cristo Jesús. (Mateo 6:9, 10.) También incluye el que hablemos denodadamente con otras personas sobre la maravillosa esperanza de vida eterna en la Tierra bajo la gobernación del Reino de Dios. Como predijo Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.)
¡Cómo nos alivia saber que el fin del mundo no significará la destrucción de este hermoso planeta! ¡Y qué alivio es saber también que podemos estar entre los millones que sobrevivirán para entrar en una Tierra limpiada!
¿Quiere usted hallarse entre los sobrevivientes? Puede ser uno de ellos si evita el proceder de los que ‘no hacen caso’, y sigue el ejemplo de Noé al ‘hacer precisamente así’ con relación a la voluntad de Dios. Si hace esto, la promesa de Dios es que usted podrá vivir para siempre en la Tierra que Jesús prometió que sería un paraíso. “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” (Salmo 37:29; Lucas 23:43; Mateo 5:5.)
[Ilustración en la página 9]
La gente impía de Sodoma y Gomorra fue destruida, pero Lot y sus hijas sobrevivieron
[Ilustración en la página 11]
Los que hacen la voluntad de Dios sobrevivirán al fin de este mundo y vivirán para siempre en el Paraíso en la Tierra
[Tabla en la página 10]
El futuro de la Tierra
Puntos de vista populares Punto de vista bíblico
Destrucción total de la raza humana Destrucción de los impíos
La Tierra será destruida; no habrá Supervivencia segura para
sobrevivientes los que hacen la voluntad
de Dios (Sofonías 2:2, 3;
La Tierra llegará a ser un yermo Vida eterna para todos en
desolado una Tierra paradisíaca
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