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Los misioneros fomentan el aumento mundialLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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En las ciudades próximas a Ibarra (Ecuador), Unn Raunholm y Julia Parsons se enfrentaron en numerosas ocasiones con chusmas instigadas por los sacerdotes. Como cada vez que aparecían por San Antonio el cura armaba un revuelo, las hermanas decidieron concentrar su predicación en otra ciudad llamada Atuntaqui. Pero un día el alguacil de esta ciudad, excitado, apremió a la hermana Raunholm a marcharse de la ciudad cuanto antes. “El sacerdote está organizando una manifestación contra usted y no tengo suficientes hombres para defenderla”, le dijo. Ella recuerda vívidamente lo que ocurrió: “¡La muchedumbre venía por nosotras! La bandera del Vaticano, de color blanco y amarillo, ondeaba delante del grupo, mientras el sacerdote gritaba consignas como ‘¡Viva la iglesia católica!’, ‘¡Abajo con los protestantes!’, ‘¡Viva la virginidad de la Virgen!’, ‘¡Viva la confesión!’. Cada vez que el sacerdote gritaba una consigna, la muchedumbre la repetía palabra por palabra”. En aquel momento dos hombres invitaron a las Testigos a entrar en la Casa de los Obreros para resguardarse. Allí dentro las misioneras dieron testimonio diligentemente a los curiosos que entraban para ver lo que pasaba y dejaron en manos de ellos todas las publicaciones que tenían.
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[Fotografía en la página 543]
Unn Raunholm, misionera desde 1958, tuvo que hacer frente a chusmas instigadas por sacerdotes en Ecuador
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