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    Anuario de los testigos de Jehová para 1989
    • Mayor cariño a Cristo

      Entre tanto, Carlos Salazar, un joven ecuatoriano que había aprendido la verdad en Estados Unidos, emprendió el ministerio de tiempo completo.

      Carlos solo tenía dieciséis años cuando una precursora de la ciudad de Nueva York dejó una Biblia y el libro “Esto significa vida eterna” en manos de su madre, quien luego se los dio a Carlos para que los leyese. Puesto que a él no le interesaba la religión, los colocó en la estantería. Pero un día que estaba jugando en Central Park, se rompió la pierna, por lo que tuvo que quedarse una temporada en casa. Como ahora disponía de tiempo, aceptó a regañadientes la oferta de la precursora de estudiar la Biblia, pero solo con la condición de que le enseñase algo de inglés. Él dice: “Cuanto más leía el libro, más me convencía de que era la verdad”.

      Pronto empezó a asistir a las reuniones y a participar en el servicio del campo, y hasta se paraba en las esquinas de las calles para ofrecer las revistas. Es cierto que fue su madre quien le dio el libro, pero cuando se dio cuenta de que lo leía en serio, se enfadó tanto que lo amenazó con enviarlo de regreso a Ecuador. Se imaginaba que en Ecuador no había Testigos. Así que en 1953, Carlos regresó a Ecuador acompañado de su tía abuela Rosa, una devota católica romana.

      “Carlos, ahora que has vuelto a Ecuador, tienes que empezar a asistir a misa de nuevo”, le dijo su tía abuela.

      Pero Carlos no estaba dispuesto a renunciar a algo tan valioso como la esperanza de la vida eterna. (Juan 3:36.) Las palabras de Jesús: “El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí” tenían un verdadero significado para él. (Mat. 10:37.) Él respondió: “Tía Rosa, en estos momentos no entiendes lo que estoy haciendo. Pero ahora que estoy aquí en Ecuador, quiero ser testigo de Jehová, y has de respetar mis deseos”.

      Después de bautizarse en 1954, empezó a servir de precursor. En 1958 llegó a ser el segundo ecuatoriano que fue invitado a la Escuela de Galaad. Se le asignó a su país natal, donde ha continuado en el servicio de tiempo completo. Finalmente, después de diez años de paciente testificación por su parte, su tía abuela también aceptó la verdad, y en la actualidad, cuando tiene ochenta y cuatro años, continúa siendo una Testigo activa.

  • Ecuador
    Anuario de los testigos de Jehová para 1989
    • [Ilustración de la página 218]

      Carlos Salazar, el segundo ecuatoriano que asistió a la Escuela de Galaad

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