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EcuadorAnuario de los testigos de Jehová para 1989
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Pedro Tules recuerda: “Un sacerdote había agitado una chusma contra nosotros en los suburbios de Quito, en la zona llamada Magdalena. Entonces salió un hombre y dijo: ‘Señor Cura, ¿qué hace usted aquí?’. El sacerdote respondió: ‘Estoy protegiendo a mi rebaño de esta gente. Soy el único que tiene el derecho de instruirles acerca de Dios’. El hombre replicó: ‘No, usted tiene el derecho de enseñar dentro de la iglesia, pero aquí fuera, en las calles y los parques, ellos tienen completa libertad para enseñar la Biblia. No hacen daño a nadie. Hasta ahora no conocía a estas personas, pero ahora quiero que todos ustedes sepan que ellos siempre serán bienvenidos en mi casa’”.
En otra comunidad próxima a Quito, un sacerdote trató de expulsar a los Testigos de la ciudad. Cuando estaban cruzando un puente, el sacerdote y su chusma amenazaron a los publicadores con tirarlos al río. En ese preciso momento apareció un hombre a quien Pedro había visitado varias veces. “Hola, Pedro —le dijo—, ¿qué pasa aquí?”
Pedro le respondió: “Estamos enseñando pacíficamente la Biblia a la gente, pero este hombre ha agitado a las personas en contra nuestra y quiere echarnos de la ciudad”.
Al oír esto, el hombre sacó un revólver, caminó hacia el sacerdote y gritó: “¡Eh! ¿Qué está haciendo? ¿No sabe que estas personas tienen los mismos derechos que usted? Lo que usted hace es una violación de la ley”. El sacerdote trató de justificar sus acciones, pero el hombre replicó: “Lo que ha ocurrido aquí aparecerá en El Comercio mañana”. Resultó que trabajaba para ese periódico y, como había prometido, la conducta no cristiana de aquel sacerdote apareció al día siguiente en los titulares del periódico de más tirada de Quito.
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EcuadorAnuario de los testigos de Jehová para 1989
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Cuenca, la tercera ciudad más grande de Ecuador, con una población de 152.000 personas, era un verdadero baluarte de la iglesia católica. Como aquellas personas todavía no habían recibido un testimonio, Pedro Tules y Carl Dochow —un graduado de Galaad más reciente— fueron asignados a Cuenca en octubre de 1953. Aquella era una asignación muy difícil y, a menudo, desmoralizadora.
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