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  • La biblioteca de Alejandría vuelve a la vida
    ¡Despertad! 2005 | 8 de enero
    • La biblioteca de Alejandría vuelve a la vida

      FUE una de las bibliotecas más famosas de su época. Convirtió a Alejandría, la ciudad egipcia que la albergaba, en la meca de los mayores intelectuales del mundo. Aunque nadie sabe a ciencia cierta cómo desapareció, la verdad es que junto con ella se perdieron obras valiosísimas, hecho que afectó seriamente el progreso de los diferentes campos del saber.

  • La biblioteca de Alejandría vuelve a la vida
    ¡Despertad! 2005 | 8 de enero
    • Nace una leyenda

      En el pasado, la ciudad de Alejandría era famosa por sus impresionantes construcciones ya desaparecidas, como el mausoleo de Alejandro Magno o el célebre faro, que con sus 110 metros de altura —según algunas fuentes— constituía una de las siete maravillas del mundo antiguo. La dinastía griega de los Tolomeos heredó Egipto tras la muerte de Alejandro y gobernó el país hasta la victoria de Octavio sobre Marco Antonio y Cleopatra en el año 30 antes de nuestra era. Durante el período tolemaico, la ciudad se transformó hasta convertirse, según la obra Grecia. Cuna de Occidente, “en el centro comercial y cultural del mundo”, alcanzando en su época de máximo esplendor los 600.000 habitantes.

      El punto de mayor atracción de la ciudad era la biblioteca real, fundada a principios del siglo III antes de nuestra era por los Tolomeos y financiada con sus generosas donaciones. Esta institución, junto con el Mouseion (Templo de las Musas), pasó a ser el centro de estudios e invenciones del mundo helénico.

      Se cree que la biblioteca contenía 700.000 rollos de papiro, cantidad que empequeñece los 1.700 libros que albergaba en el siglo XIV la biblioteca de la Sorbona, la cual presumía de poseer la mayor colección de su época. Los soberanos egipcios estaban tan ansiosos por ampliar su colección que mandaron a los soldados registrar cada barco que llegara a la ciudad. Si encontraban textos, se quedaban con los originales y entregaban las copias. Según diversas fuentes, cuando Atenas prestó a Tolomeo III los originales de los dramas clásicos griegos, el monarca pagó un depósito y prometió copiarlos, pero una vez en su poder, se quedó con los originales, renunció al depósito y devolvió las reproducciones.

      Entre los grandes pensadores que trabajaron en la biblioteca y en el museo de Alejandría figuran renombrados genios de la antigüedad. A numerosos eruditos de la ciudad se les atribuyen importantes tratados de geometría, trigonometría, astronomía, lengua, literatura y medicina. Según la tradición, aquí fue donde 72 eruditos judíos produjeron la famosa traducción de las Escrituras Hebreas al griego conocida como la Septuaginta.

      Desaparece la biblioteca

      Resulta irónico que los cronistas de la época no vieran necesario describir en detalle cómo eran los edificios que albergaban las instituciones alejandrinas. El siguiente comentario de Ateneo, historiador del siglo III, es un caso típico: “Respecto a la cantidad de libros, la construcción de bibliotecas y la colección del Museo, ¿qué hay que decir, cuando está en la memoria de todos?”. Declaraciones como esta desesperan a los estudiosos modernos, quienes se afanan por conocer mejor esta enigmática biblioteca antigua.

      Cuando los árabes conquistaron Egipto en el año 640 de nuestra era, la biblioteca de Alejandría probablemente ya había pasado a la historia. Los expertos siguen sin ponerse de acuerdo sobre cómo y cuándo desapareció. Hay quienes sostienen que buena parte de su contenido se quemó cuando Julio César incendió un sector de la ciudad en el año 47 antes de nuestra era. En cualquier caso, la desaparición de la biblioteca supuso la pérdida de un vasto caudal de conocimiento. Se perdieron para siempre centenares de obras de los dramaturgos griegos, además de los primeros quinientos años de historiografía griega, a excepción de algunos trabajos de Heródoto, Tucídides y Jenofonte.

      Entre los siglos III y VI de nuestra era, la metrópoli vivió en constante tumulto. Paganos, judíos y supuestos cristianos disputaban frecuentemente (incluso entre ellos mismos) sobre misteriosos asuntos doctrinales. En numerosas ocasiones, la propia Iglesia incitó a los alborotadores a saquear los templos paganos. Durante aquellos años se destruyeron incontables documentos antiguos.

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    ¡Despertad! 2005 | 8 de enero
    • CALÍMACO. Poeta del siglo III antes de nuestra era y director de la biblioteca de Alejandría. Autor del primer índice de esta institución, que sirvió para establecer el catálogo de obras de la literatura griega clásica.

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    ¡Despertad! 2005 | 8 de enero
    • ERATÓSTENES. Erudito del siglo III antes de nuestra era y uno de los primeros directores de la biblioteca. Midió la circunferencia de la Tierra con una precisión extraordinaria.

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