-
Vuelva y fortalezca a sus hermanosLa Atalaya 2014 | 15 de agosto
-
-
Cuando al rey David se le reprendió por los graves pecados que había cometido, él aceptó la corrección y fue perdonado. Más tarde cantó: “Feliz es aquel cuya sublevación le es perdonada, cuyo pecado le es cubierto. Feliz es el hombre en cuya cuenta Jehová no imputa error, y en cuyo espíritu no hay engaño” (Sal. 32:1, 2). Aquella corrección lo pulió y, sin duda, hizo de él un mejor pastor del pueblo de Dios.
-
-
Vuelva y fortalezca a sus hermanosLa Atalaya 2014 | 15 de agosto
-
-
Si un hermano guarda resentimiento, se le hará más difícil volver a ser anciano. Es mucho mejor imitar a David. Él tuvo que huir del envidioso rey Saúl, pero aunque se le presentaron varias oportunidades para vengarse, no quiso hacerlo (1 Sam. 24:4-7; 26:8-12). Cuando Saúl murió en una batalla, lloró su muerte y declaró que él y su hijo Jonatán eran hombres “amados y queridos” (2 Sam. 1:21-23, Reina-Valera). David no abrigó resentimiento.
Si a usted le parece que ha sido víctima de un malentendido o de una injusticia, no permita que el resentimiento domine sus pensamientos.
-