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La situación mejorada de la mujer en nuestros tiemposLa Atalaya 1987 | 15 de agosto
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Las mujeres en el empleo
Ahora, en vez de rótulos que digan: “Hombres trabajando”, en los Estados Unidos muchos de los rótulos dicen: “Gente trabajando”. ¿Por qué? Por el cambio que ha habido en el papel de las mujeres en el sector económico. En los últimos 25 años la cantidad de las mujeres que trabajan fuera del hogar se ha duplicado. Allá en 1970 las mujeres ocupaban solo el 27% de los empleos de oficina; 14 años después ocupaban el 65%. Para algunas mujeres el empleo es una necesidad económica; para otras, es solo lo que prefieren. En algunos lugares van igualándose los salarios que reciben los hombres y las mujeres que efectúan la misma clase de trabajo.
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La situación mejorada de la mujer... ¿una bendición cuestionable?La Atalaya 1987 | 15 de agosto
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La situación mejorada de la mujer... ¿una bendición cuestionable?
“EN RESUMEN: Las mujeres de los años ochenta están mejor educadas, son más saludables y viven vidas más largas y satisfacientes.” Con esas palabras concluyó una revista su artículo titulado: “Cómo éramos; cómo somos”. Pero ¿pudiera ser que la situación mejorada de la mujer en realidad haya sido una bendición cuestionable, en vista de sus efectos secundarios?
Efecto en el matrimonio y la familia
Por ejemplo, usualmente hay un choque entre la sana vida familiar y el dedicarse a una carrera. Un informe declara: “Es mucho menos probable que las ejecutivas —en contraste con sus colegas varones— den gran importancia a la vida hogareña, y hay doble probabilidad de que se hayan divorciado”. ¿A qué pudiera deberse esto? Un profesor de administración en la Universidad Estatal de California explica: “Para los varones el ambiente hogareño es un sistema que los apoya, mientras que para las mujeres tiende a ser una carga. El hombre llega a casa y descansa; para eso ha estado trabajando. Pero para la mujer el hogar representa trabajo adicional”.
Esto no aplica únicamente a ejecutivos. En Rusia, en formar parte de la fuerza laboral las rusas aventajan por una generación a las mujeres de países occidentales. Todavía les parece una carga atender a su empleo y a una familia. Un editor ruso de Working Woman (La trabajadora) dice: “Las mujeres son el corazón de la familia y deben ser más afectuosas para crear un ambiente de cariño y amor”. Por eso, se enfrentan a una carga doble, mientras que muchos esposos no ayudan a sus esposas en los quehaceres domésticos.
Una de las mujeres más prósperas de Wall Street ilustra otra causa de conflicto. Se jacta de que el trabajo es recreación para ella, y añade: “Me gusta lo que hago, y me permito muy poco de lo demás”... hasta en lo que se refiere a su familia. El bienestar de su familia depende de su esposo, quien atiende a sus dos hijos a pesar de ser hombre de negocios. Los que la conocen dicen que el interés que la domina ‘de ninguna manera es bueno para la vida familiar’.
Un caso similar es el de una de las primeras ministras actuales. Por sus ambiciones políticas, su familia no recibió mucha atención. Sus hijos solían alojarse en casa de su tío mientras crecían, porque, según se nos dice: “Una de las cosas que más les gustaba era sencillamente sentarse a la mesa como familia al tiempo de las comidas, algo que nunca podían hacer fácilmente” en su hogar.
En una entrevista reciente de cuatro de las principales ejecutivas de Europa, una reveló que la crianza de su hija de 12 años dependía casi totalmente de su esposo. Otra declaró que solo durante los fines de semana podía atender a sus hijos. Según las noticias, en tres de estas mujeres el auditorio notó una tendencia hacia la falta de ternura humana.
Por supuesto, hay mujeres que tienen empleos seglares porque se han visto obligadas a ello, quizás porque su esposo ha muerto o ha abandonado a la familia. Por eso, el que hayan podido hallar empleo pudiera ser, en parte, una bendición; pero sea que les guste o no, tienen que enfrentarse a los aspectos negativos.
Efectos negativos
Se ve claramente que el cambio en la situación de la mujer ha sido una bendición cuestionable por lo que suele suceder cuando la esposa gana más dinero que el esposo o lo aventaja como profesional. Según algunos terapeutas, esta tendencia “está convirtiéndose en un importante y reconocido punto de crisis en cada vez más matrimonios”. La queja de cierto esposo es típica: “Sé que intelectualmente aplaudo el éxito de ella. Pero emocionalmente me siento mal. Me parece que me está abandonando. Y me siento culpable por pensar así”. Si actualmente tanto el esposo como la esposa cristianos tienen que trabajar, el que consideren amorosamente la situación y se traten con comprensión el uno al otro puede ayudar a minimizar estos sentimientos y efectos negativos. (1 Pedro 4:8.)
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