Resistió la tentación con la ayuda de la Biblia

Las tentaciones abundan en el mundo de hoy. No es fácil seguir las normas bíblicas. Por ejemplo, pudiera ser difícil obedecer el consejo divino: “Huyan de la fornicación” (1 Corintios 6:18).

Un testigo de Jehová a quien llamaremos Sebastián y que trabajaba para una empresa escandinava en Polonia tuvo que luchar mucho para mantenerse íntegro.

Todos sabían que era testigo de Jehová. Sus supervisores valoraban su diligencia y excelente carácter, por lo que le concedieron diversas oportunidades laborales. Sin embargo, resultó que a cambio tendría que asistir a reuniones de negocios conectadas con entretenimiento moralmente cuestionable.

Enseguida, Sebastián empezó a dudar. “Mi jefe sabe que soy testigo de Jehová. Por eso confía en mí y cuenta conmigo. Si no participo en todas estas actividades, perderé el empleo que tanto me costó conseguir. ¿Y si solo fuera como observador?”

Luego se enteró de que se esperaba más de él. Tendría que encargarse de “atender” a los clientes extranjeros proporcionándoles “chicas” con intenciones inmorales para que los acompañaran por la noche. ¿Qué haría?

Sebastián decidió recordar al supervisor que él sostenía el punto de vista bíblico respecto a la inmoralidad. En poco tiempo se hizo obvio que no encajaba en ese ambiente y que tarde o temprano tendría que renunciar a su empleo. Encontró otro trabajo que, aunque peor pagado, estaba libre de tentaciones inmorales. Ahora goza de una conciencia tranquila.

¿Qué haría usted si alguien lo presionara a cometer actos inmorales o a tolerarlos? ¿Estaría dispuesto a hacer un cambio drástico? Eso fue lo que hizo José, de tiempos antiguos, según se expone en Génesis 39:7-12.