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  • Job, ejemplo de integridad y aguante
    La Atalaya 2006 | 15 de agosto
    • Job, ejemplo de integridad y aguante

      “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (JOB 1:8.)

      1, 2. a) ¿Qué tres desgracias inesperadas sufrió Job? b) Describa cómo había sido la vida de Job.

      PARECÍA tenerlo todo en la vida: riqueza, prestigio, salud y una familia feliz. Pero entonces, las desgracias empezaron a sucederse una tras otra. Primero, de la noche a la mañana perdió sus posesiones. Luego, una extraña tormenta acabó con la vida de todos sus hijos. Y poco después, contrajo una enfermedad debilitante que le dejó el cuerpo entero cubierto de llagas. Con esta descripción, es probable que usted ya sepa de quién se trata. Hablamos de Job, el principal protagonista del libro bíblico que lleva su nombre (Job, capítulos 1 y 2).

      2 “¡Ah, que estuviera yo como en los meses lunares de mucho tiempo atrás[!]”, se lamentaba (Job 3:3; 29:2). ¿Quién, como Job, no añora el pasado cuando las desgracias lo afligen? Él había tenido una vida feliz, aparentemente a salvo de las adversidades. Personas destacadas lo respetaban y buscaban sus consejos (Job 29:5-11). Aunque era rico, no daba excesiva importancia al dinero (Job 31:24, 25, 28). Ayudaba a las viudas y los huérfanos siempre que podía (Job 29:12-16). Y en todo momento le fue fiel a su esposa (Job 31:1, 9, 11).

      3. ¿Qué dijo Jehová acerca de Job?

      3 En realidad, Job llevaba una vida intachable porque adoraba a Dios. “No hay ninguno como él en la tierra —dijo Jehová—, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” (Job 1:1, 8.) A pesar de la rectitud de Job, las desgracias hicieron pedazos su confortable estilo de vida. Todo aquello por lo que había trabajado desapareció, y el dolor, la angustia y la frustración pusieron a prueba sus valores.

      4. ¿Por qué es conveniente que analicemos la terrible experiencia de Job?

      4 Obviamente, Job no es el único siervo de Dios que ha sufrido desgracias. Lo cierto es que muchos cristianos de hoy día pueden sentirse identificados con él. Por eso, vale la pena analizar dos cuestiones: ¿Cómo nos ayuda la terrible experiencia de Job a afrontar las adversidades? ¿Y cómo nos enseña su caso a mostrar empatía con quienes sufren?

      La lealtad y la integridad, puestas a prueba

      5. Según argumentó Satanás, ¿por qué servía Job a Dios?

      5 El caso de Job fue especial. Él no lo sabía, pero Satanás había puesto en duda los motivos por los que servía a Dios. Sucedió en una reunión en los cielos en la que, al oír a Jehová destacar las magníficas cualidades de Job, el Diablo argumentó: “¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor?”. Con estas palabras, atribuyó una motivación egoísta a Job y, por extensión, a todos los siervos de Dios. Luego añadió: “Sírvete alargar la mano, y toca todo lo que tiene, y ve si no te maldice en tu misma cara” (Job 1:8-11).

      6. ¿Qué importante cuestión planteó Satanás?

      6 Se trataba de un tema muy importante: Satanás cuestionó la forma en que Jehová ejerce su soberanía. ¿De veras podía Dios gobernar el universo basándose en el amor? ¿O acabaría imponiéndose el egoísmo, como dio a entender el Diablo? A fin de responder a este desafío y establecer un precedente para casos futuros, Jehová permitió que Satanás pusiera a prueba a Job, pues estaba seguro de la integridad y lealtad de su siervo. Así que fue Satanás, y no Jehová, quien provocó las desgracias que le sobrevinieron a Job una detrás de otra. Cuando esto no funcionó, lo hirió con una dolorosa enfermedad. “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma”, declaró (Job 2:4).

      7. ¿A qué dificultades similares a las de Job se enfrentan hoy los siervos de Dios?

      7 Hoy día, la mayoría de los cristianos no tienen que soportar tantas dificultades como Job, pero todos sufren de una forma u otra. Muchos hacen frente a la persecución o los problemas familiares. A otros los abruman las dificultades económicas o la mala salud. Y algunos incluso han muerto por su fe. Claro, no es que Satanás sea siempre el responsable directo de nuestras desgracias. A veces son consecuencia de nuestros propios errores o de algún trastorno físico heredado (Gálatas 6:7). Además, los desastres naturales nos amenazan a todos. ¿Y quién de nosotros puede evitar los estragos de la vejez? La Biblia explica con claridad que, en nuestros tiempos, Jehová no libra milagrosamente a sus siervos de estas aflicciones (Eclesiastés 9:11).

      8. ¿Qué pretende lograr Satanás aprovechándose de nuestras dificultades?

      8 Aun así, Satanás puede aprovecharse de estas u otras dificultades para debilitar nuestra fe. El apóstol Pablo habló del sufrimiento que le producía “una espina en la carne, un ángel de Satanás”, que no dejaba de “abofete[arlo]” (2 Corintios 12:7). Puede que se tratara de una dolencia física —como una deficiencia en la visión— o de algún otro problema. En cualquier caso, Pablo sabía que Satanás podía utilizar esa “espina” y la frustración que le causaba para arrebatarle el gozo y socavar su integridad (Proverbios 24:10). En la actualidad, el Diablo puede incitar a familiares, compañeros de clase o incluso gobiernos dictatoriales a que hostiguen de diversos modos a los siervos de Dios.

      9. ¿Por qué no deberían sorprendernos demasiado las adversidades y la persecución?

      9 ¿Cómo podemos hacer frente a estos problemas? Viéndolos como oportunidades para demostrar que amamos a Jehová y nos sometemos a su soberanía pase lo que pase (Santiago 1:2-4). Si comprendemos bien la importancia de ser leales a Dios, mantendremos el equilibrio espiritual sin importar cuál sea la causa de nuestra angustia. El apóstol Pedro escribió a los cristianos: “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniera” (1 Pedro 4:12). Y Pablo explicó por qué: “Todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12). Tal como hizo con Job, Satanás sigue poniendo a prueba la integridad de los testigos de Jehová. Es más, la Biblia indica que el Diablo ha incrementado sus ataques contra el pueblo de Dios en estos últimos días (Revelación [Apocalipsis] 12:9, 17).

      Una idea equivocada y malos consejeros

      10. ¿Qué desventaja tenía Job?

      10 Job tenía una desventaja que nosotros no tenemos: no sabía por qué estaba sufriendo todas aquellas desgracias. Por eso, llegó a la conclusión equivocada de que “Jehová mismo ha[bía] dado, y Jehová mismo ha[bía] quitado” (Job 1:21). Hasta es posible que Satanás procurara hacerle creer que el causante de sus males era Dios.

      11. Explique cómo reaccionó Job ante las desgracias.

      11 Aunque Job no maldijo a Dios cuando su esposa lo instó a hacerlo, en realidad estaba muy desanimado (Job 2:9, 10). Le parecía que a las personas malvadas les iba mucho mejor que a él (Job 21:7-9). “¿Por qué me está castigando Dios?”, seguramente se preguntaba. Incluso hubo ocasiones en que deseó morir. “¡Oh que en el Seol me ocultaras —llegó a decir—, que me mantuvieras secreto hasta que tu cólera se volviera atrás[!]” (Job 14:13.)

      12, 13. ¿Qué efecto tuvieron en Job los comentarios de sus tres compañeros?

      12 Tres compañeros fueron a visitar a Job, en teoría para “condolerse de él y consolarlo” (Job 2:11). Sin embargo, resultaron ser “consoladores molestos” (Job 16:2). ¡Qué bien le habría venido a Job tener amigos con quienes desahogarse! Pero, en vez de eso, aquellos tres compañeros lo confundieron todavía más y le causaron una frustración aún mayor (Job 19:2; 26:2).

      13 En semejante situación, no sería de extrañar que Job se preguntara: “¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer todo esto?”. Además, las razones que le ofrecían sus compañeros eran totalmente erróneas. Ellos dieron por sentado que el sufrimiento de Job se debía a que había cometido algún pecado grave. Elifaz, por ejemplo, argumentó: “¿Quién que sea inocente ha perecido jamás? [...] Conforme a lo que yo he visto, los que idean lo que es perjudicial y los que siembran la desgracia, ellos mismos la siegan” (Job 4:7, 8).

      14. ¿Se debe siempre el sufrimiento a la mala conducta? Explique su respuesta.

      14 Es cierto que cuando se siembra con miras a la carne, y no con miras al espíritu, surgen problemas (Gálatas 6:7, 8). No obstante, en este sistema de cosas se nos van a presentar dificultades, sin importar lo buena que sea nuestra conducta. De ahí que nadie pueda afirmar que al inocente no le vaya a pasar nada malo. Jesucristo —pese a ser alguien “incontaminado, separado de los pecadores”— sufrió una muerte horrible en un madero de tormento, y el apóstol Santiago murió como un mártir (Hebreos 7:26; Hechos 12:1, 2). El razonamiento erróneo presentado por Elifaz y sus dos compañeros impulsó a Job a defender su buen nombre y a insistir en su inocencia. Con todo, es posible que su concepto de la justicia de Dios se viera influido por las alegaciones de aquellos obstinados hombres, quienes sostenían que su sufrimiento era merecido (Job 34:5; 35:2).

      Ayudas para afrontar las dificultades

      15. ¿Qué debemos recordar a fin de sobrellevar el sufrimiento?

      15 ¿Qué lección aprendemos del caso de Job? Las desgracias, las enfermedades o la persecución pudieran parecernos injustas, en especial si nos da la impresión de que a otras personas no les afectan (Salmo 73:3-12). En tales ocasiones, es posible que tengamos que hacernos estas preguntas fundamentales: “¿Me impulsa mi amor a Dios a servirle pase lo que pase? ¿Deseo que Jehová pueda valerse de mí para ‘responder al que lo está desafiando con escarnio’?” (Proverbios 27:11; Mateo 22:37). Nunca debemos permitir que los comentarios irreflexivos de otras personas nos hagan dudar de nuestro Padre celestial. Una cristiana fiel, que por muchos años padeció una enfermedad crónica, dijo lo siguiente: “No importa lo que suceda; si Jehová lo permite, podré aguantarlo. Estoy segura de que él me dará la fortaleza que necesite. Siempre lo ha hecho”.

      16. ¿Cómo ayuda la Palabra de Dios a quienes atraviesan dificultades?

      16 Por otro lado, nosotros nos encontramos en mejor posición que Job, pues conocemos las tácticas de Satanás. La Biblia explica: “No estamos en ignorancia de sus designios”, es decir, de sus trampas malvadas (2 Corintios 2:11). Es más, contamos con una abundante fuente de sabiduría práctica a la que recurrir. En la Palabra de Dios hallamos relatos de hombres y mujeres fieles que aguantaron todo tipo de dificultades. El apóstol Pablo, quien sufrió más penalidades que la mayoría, escribió: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4). Un testigo de Jehová europeo que fue encarcelado por su fe durante la segunda guerra mundial sentía el mismo aprecio por la Biblia, pues estuvo dispuesto a intercambiar su ración de tres días por un ejemplar. “Fue un cambio sumamente rentable —dijo—. Aunque hambriento en sentido físico, tuve alimento espiritual que nos ayudó a mí y a otros prisioneros a soportar las pruebas de aquellos tiempos tan duros. He conservado esa Biblia hasta este mismo día.”

      17. ¿Qué ayudas nos da Jehová para aguantar?

      17 Además de las Escrituras y el consuelo que brindan, tenemos a nuestro alcance numerosas publicaciones cristianas que nos ofrecen buenos consejos para sobrellevar los problemas de la vida. Si buscamos en el Índice de las publicaciones Watch Tower, casi con toda seguridad encontraremos la experiencia de algún hermano en la fe que haya pasado por una prueba similar a la nuestra (1 Pedro 5:9). También puede ser útil hablar de nuestra situación con ancianos comprensivos y otros cristianos maduros. Pero, por encima de todo, contamos con la ayuda de Jehová, quien nos dará su espíritu santo si se lo pedimos en oración. Pensemos en el caso de Pablo: ¿cómo pudo resistir él las “bofetadas” de Satanás? Aprendiendo a confiar en el poder de Dios (2 Corintios 12:9, 10). “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”, escribió (Filipenses 4:13).

      18. ¿Qué valiosa ayuda pueden brindarnos nuestros hermanos cristianos?

      18 Así pues, disponemos de ayuda, de modo que no dudemos en recurrir a ella. “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso”, dice un proverbio inspirado (Proverbios 24:10). Tal como las termitas pueden provocar que se derrumbe una casa de madera, el desánimo puede socavar la integridad del cristiano. Para contrarrestar ese peligro, Jehová nos fortalece y anima mediante otros siervos suyos. A Jesús se le apareció un ángel para darle fuerzas la noche en que iba a ser arrestado (Lucas 22:43). En su viaje a Roma como prisionero, Pablo “dio gracias a Dios y cobró ánimo” cuando se encontró con los hermanos en la Plaza del Mercado de Apio y en las Tres Tabernas (Hechos 28:15). Una testigo de Jehová de Alemania no olvida la ayuda que recibió cuando, siendo apenas una adolescente, llegó temblando de miedo al campo de concentración de Ravensbrück. Ella recuerda: “Una hermana cristiana me buscó de inmediato y me dio una cariñosa acogida. Otra fiel hermana me cuidó como a una hija y se convirtió en mi madre espiritual”.

      “Pruébate fiel”

      19. ¿Qué ayudó a Job a resistir los ataques de Satanás?

      19 En su descripción de Job, Jehová mencionó que era un hombre que estaba “reteniendo firmemente su integridad” (Job 2:3). Es cierto que se sentía desanimado y no comprendía por qué estaba sufriendo, pero siempre se mantuvo firme en la cuestión vital de la lealtad. Job nunca renunció a los principios que habían guiado su vida. “¡Hasta la muerte mantendré mi integridad!”, aseguró (Job 27:5, Reina-Valera, 1995).

      20. ¿Por qué vale la pena aguantar?

      20 Esa misma determinación nos ayudará a mantenernos íntegros en cualquier circunstancia, ya sea que nos enfrentemos a tentaciones, oposición o adversidades. “No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir —le dijo Jesús a la congregación de Esmirna—. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación [problemas, aflicciones u opresión] diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Revelación 2:10.)

      21, 22. ¿Qué importantes ideas pueden consolarnos en nuestras tribulaciones?

      21 Mientras dure este sistema gobernado por Satanás, nuestro aguante e integridad serán sometidos a prueba. Pero como dijo Jesús, no hay razón para temer lo que nos depare el futuro: lo importante es que nos mantengamos fieles. “La tribulación es momentánea”, nos recordó Pablo; por el contrario, la “gloria” —la recompensa que Jehová nos promete— “es de más y más sobrepujante peso y es eterna” (2 Corintios 4:17, 18). Incluso la tribulación que sufrió Job fue momentánea, pues duró muy poco en comparación con los muchos años de felicidad que disfrutó antes y después de aquella prueba (Job 42:16).

      22 Aun así, puede que haya momentos en la vida en que sintamos que las pruebas no tienen fin y que nuestro sufrimiento es casi insoportable. En el siguiente artículo examinaremos otras lecciones de aguante que aprendemos de la experiencia de Job. También veremos maneras en las que podemos fortalecer a quienes atraviesan dificultades.

  • “Ustedes han oído del aguante de Job”
    La Atalaya 2006 | 15 de agosto
    • “Ustedes han oído del aguante de Job”

      “Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio, que Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso.” (SANTIAGO 5:11.)

      1, 2. ¿A qué prueba hizo frente un matrimonio de Polonia?

      HARALD ABT llevaba menos de un año siendo testigo de Jehová cuando el ejército de Hitler se apoderó de Danzig (actualmente Gdańsk), ciudad del norte de Polonia. A partir de ese momento, las cosas se volvieron difíciles —incluso peligrosas— para los cristianos verdaderos de la zona. La Gestapo quiso obligar a Harald a firmar un documento en el que renunciaba a su fe, pero él se negó a hacerlo. Tras pasar algunas semanas en prisión, lo enviaron al campo de concentración de Sachsenhausen, donde recibía continuas amenazas y palizas. En una ocasión, un oficial le dijo señalando a la chimenea del crematorio: “Desde allí vas a ascender hasta tu Jehová en 14 días si sigues apegándote a tu fe”.

      2 Cuando Harald fue arrestado, su esposa, Elsa, todavía estaba amamantando a su hijita de diez meses. Pero la Gestapo no se había olvidado de ella, pues al poco tiempo, tras quitarle a su hija, la enviaron al campo de exterminio de Auschwitz. Con todo, fue capaz de aguantar durante años y logró sobrevivir, al igual que su esposo. En La Atalaya del 15 de mayo de 1980 hallamos más información sobre cómo pudieron aguantar. Harald escribió: “He pasado 14 años de mi vida en campos de concentración y prisiones debido a mi fe en Dios. Se me ha preguntado: ‘¿Le ayudó su esposa a aguantar todo aquello?’. ¡Ciertamente que me ayudó! Supe desde el principio que ella jamás transigiría en cuanto a su fe, y el saber esto contribuyó a sostenerme. Yo sabía que ella preferiría verme muerto sobre una camilla a saber que estuviera libre por haber transigido. [...] Elsa aguantó muchas penurias durante los años que pasó en campos de concentración alemanes”.

      3, 4. a) ¿Qué ejemplos animan a los cristianos a aguantar? b) ¿Por qué nos insta la Biblia a examinar la experiencia de Job?

      3 Como pueden confirmar muchos Testigos, sufrir el mal no es nada fácil. Por eso, la Biblia aconseja a los cristianos: “Tomen por modelo de sufrir el mal y de ejercer paciencia a los profetas, que hablaron en el nombre de Jehová” (Santiago 5:10). Muchos siervos de Dios han sido perseguidos sin causa a lo largo de los siglos, y el ejemplo de esta gran “nube de testigos” nos anima a seguir corriendo con aguante la carrera cristiana (Hebreos 11:32-38; 12:1).

      4 En la Biblia se destaca a Job como modelo de aguante. “¡Miren! Pronunciamos felices a los que han aguantado —escribió Santiago—. Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio, que Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso.” (Santiago 5:11.) La experiencia de Job nos da una idea de las recompensas con las que Jehová bendecirá a los fieles. Es más, nos revela verdades que nos resultarán muy beneficiosas en tiempos de adversidad. El relato de Job nos permite contestar las siguientes preguntas: ¿Por qué debemos esforzarnos por entender las principales cuestiones implicadas cuando nos enfrentemos a dificultades? ¿Qué cualidades y actitudes nos ayudarán a aguantar? ¿Cómo podemos fortalecer a otros cristianos que estén sufriendo?

      Veamos el cuadro completo

      5. ¿Cuál es la principal cuestión que debemos tener presente al enfrentarnos a pruebas y tentaciones?

      5 A fin de mantener el equilibrio espiritual frente a las adversidades, tenemos que entender el cuadro completo. De lo contrario, los problemas personales podrían nublar nuestra visión espiritual. Por ello, siempre debemos tener presente que la cuestión de la lealtad a Dios es de primordial importancia. Nuestro Padre celestial nos dirige una exhortación que hacemos bien en tomar a pecho: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio” (Proverbios 27:11). ¡Qué privilegio tan singular! A pesar de nuestras debilidades e imperfecciones, podemos regocijar a nuestro Creador. De hecho, eso es lo que sucede cuando, por amor a él, resistimos pruebas y tentaciones. El verdadero amor cristiano aguanta todas las cosas. Nunca falla (1 Corintios 13:7, 8).

      6. ¿Cómo desafía Satanás a Jehová, y hasta qué punto?

      6 El libro de Job pone de manifiesto que quien desafía a Jehová es Satanás. También muestra que este enemigo invisible es sumamente malvado y desea acabar con nuestra relación con Dios. Como quedó claro en el caso de Job, Satanás en realidad acusa a todos los siervos de Jehová de tener motivos egoístas y trata de demostrar que el amor que sienten por Dios puede enfriarse. Además, lleva miles de años desafiando a Jehová. Cuando Satanás fue arrojado del cielo, una voz celestial lo llamó “el acusador de nuestros hermanos” y dijo que “los acusa día y noche delante de nuestro Dios” (Revelación 12:10). Al aguantar fielmente, demostramos que sus acusaciones no tienen ningún fundamento.

      7. ¿Cuál es la mejor forma de contrarrestar la debilidad física?

      7 Nunca olvidemos que el Diablo aprovechará cualquier dificultad que afrontemos para tratar de distanciarnos de Jehová. Por ejemplo, ¿cuándo tentó a Jesús? Cuando este se hallaba hambriento tras haber ayunado muchos días (Lucas 4:1-3). Aun así, pudo rechazar con firmeza las tentaciones del Diablo gracias a su fortaleza espiritual. Por lo tanto, para contrarrestar cualquier debilidad física —debida quizás a una enfermedad o a la edad avanzada—, es de vital importancia que fortalezcamos nuestra espiritualidad. Aunque “el hombre que somos exteriormente se vaya desgastando”, no nos rendimos, pues “el hombre que somos interiormente va renovándose de día en día” (2 Corintios 4:16).

      8. a) ¿Cómo nos perjudican los sentimientos negativos? b) ¿Qué actitud tuvo Jesús?

      8 Por otro lado, los sentimientos negativos pueden perjudicarnos en sentido espiritual. Quizá nos preguntemos: “¿Por qué permite Jehová que ocurra esto?”. O bien: “¿Cómo es posible que un hermano me trate tan mal?”. Tales sentimientos pueden hacer que pasemos por alto las principales cuestiones implicadas y nos concentremos solo en nuestras propias circunstancias. De hecho, parece que la frustración que a Job le causaron sus tres imprudentes compañeros lo hizo sufrir tanto como la enfermedad en sí (Job 16:20; 19:2). Del mismo modo, el apóstol Pablo señaló que la ira prolongada puede “dej[ar] lugar para el Diablo”, es decir, darle una oportunidad a Satanás (Efesios 4:26, 27). En vez de desahogar nuestra frustración e ira con los demás o dar demasiada importancia a lo injusto de la situación, los cristianos debemos imitar a Jesús y “encomend[arnos] al que juzga con justicia”, Jehová Dios (1 Pedro 2:21-23). Así pues, tener la “disposición mental” de Jesús es una de las mejores defensas contra los ataques de Satanás (1 Pedro 4:1).

      9. ¿Qué nos garantiza Dios con respecto a nuestras cargas y tentaciones?

      9 Pero por encima de todo, nunca debemos pensar que nuestros problemas son una prueba segura de que no contamos con el favor de Dios. Esa idea equivocada atormentó a Job cuando sus supuestos consoladores le lanzaban duras acusaciones (Job 19:21, 22). La Biblia nos garantiza: “Con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie” (Santiago 1:13). Al contrario, Jehová promete ayudarnos a soportar las cargas y a vencer cualquier tentación (Salmo 55:22; 1 Corintios 10:13). Al acercarnos a Dios en momentos de angustia, mantendremos las cosas en su debida perspectiva y lograremos oponernos al Diablo (Santiago 4:7, 8).

      Ayudas para aguantar

      10, 11. a) ¿Qué ayudó a Job a aguantar? b) ¿En qué sentido ayudó a Job tener una buena conciencia?

      10 Job se mantuvo íntegro a los ojos de Jehová pese a su angustiosa situación, agravada por el maltrato verbal de sus “consoladores” y por su confusión sobre cuál era la verdadera causa de sus desgracias. ¿Qué lección aprendemos de su aguante? Está claro que la clave de su éxito fue la fidelidad a Jehová. Era un hombre “temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). Ese era su modo de vivir. Por ello, se negó a darle la espalda a Jehová, aun cuando no comprendía por qué las cosas se habían vuelto de repente en su contra. Creía firmemente que debía servir a Dios tanto en las buenas como en las malas (Job 1:21; 2:10).

      11 Por otra parte, tener una buena conciencia también le sirvió de consuelo a Job. Cuando todo parecía indicar que iba a morir, le consolaba saber que había hecho lo máximo posible por ayudar a los demás, que había obedecido las normas justas de Jehová y que había evitado toda forma de adoración falsa (Job 31:4-11, 26-28).

      12. ¿Cómo respondió Job a la ayuda que le brindó Elihú?

      12 Aun así, Job necesitaba ayuda a fin de rectificar su modo de pensar en algunos aspectos. Él aceptó esa ayuda con humildad, y esta fue otra razón por la que pudo aguantar. Job escuchó con respeto los sabios consejos de Elihú y dejó que Jehová lo corrigiera. “Hablé, pero no entendía”, reconoció. Y luego añadió: “Me retracto, y de veras me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:3, 6). A pesar de estar todavía enfermo, Job se alegraba de que este cambio en su modo de pensar lo hubiera acercado más a Dios. Él mismo dijo: “He llegado a saber que tú [Jehová] todo lo puedes” (Job 42:2). Gracias a la descripción que Jehová hizo de su propia grandeza, Job llegó a comprender con mayor claridad su posición con respecto al Creador.

      13. ¿Cómo le benefició a Job mostrar misericordia?

      13 Por último, vemos en Job un gran ejemplo de misericordia. Sus falsos consoladores lo habían herido en lo más hondo, pero cuando Jehová le pidió que orara por ellos, él lo hizo. Y como consecuencia, Jehová le devolvió la salud (Job 42:8, 10). Está claro que el resentimiento no nos ayudará a aguantar, mientras que el amor y la misericordia sí lo harán. Cuando no guardamos resentimiento, nos sentimos reconfortados en sentido espiritual. Y este es el proceder que Jehová bendice (Marcos 11:25).

      Consejeros sabios que nos ayudan a aguantar

      14, 15. a) ¿Qué cualidades caracterizan a un buen consejero? b) ¿Por qué fue Elihú de tanta ayuda para Job?

      14 Otra lección que nos enseña el relato de Job es lo valiosos que son los buenos consejeros. La Biblia los compara a ‘hermanos nacidos para cuando hay angustia’ (Proverbios 17:17). Con todo, la experiencia de Job ilustra que algunos consejeros pueden hacer más daño que bien. Un buen consejero muestra empatía, respeto y amabilidad, tal como lo hizo Elihú. Los ancianos y otros cristianos maduros pueden sacar mucho provecho del libro de Job, pues habrá ocasiones en que tengan que corregir el modo de pensar de hermanos abrumados por los problemas (Gálatas 6:1; Hebreos 12:12, 13).

      15 Podemos aprender muchas lecciones examinando la manera en que Elihú abordó la situación. Escuchó con paciencia antes de contestar a las críticas infundadas de los tres compañeros de Job (Job 32:11; Proverbios 18:13). Llamó a Job por su nombre y le habló como amigo (Job 33:1). A diferencia de los tres falsos consoladores, Elihú no se consideraba superior a él. “Del barro fui formado, yo también”, admitió. Tampoco quería hacerle sufrir aún más con comentarios irreflexivos (Job 33:6, 7; Proverbios 12:18). En vez de criticar la conducta de Job en el pasado, lo encomió por su justicia (Job 33:32). Más importante todavía, Elihú demostró tener el punto de vista de Dios y ayudó a Job a concentrarse en que Jehová nunca actuaría injustamente (Job 34:10-12). Lo animó a esperar en Jehová en lugar de esforzarse por probar su propia justicia (Job 35:2; 37:14, 23). Los ancianos y otros cristianos sin duda pueden aprender mucho de estas lecciones.

      16. ¿En qué sentido fueron instrumentos en manos de Satanás los tres falsos consoladores?

      16 Los sabios consejos de Elihú contrastan con las ásperas palabras de Elifaz, Bildad y Zofar, a quienes Jehová les dijo: “Ustedes no han hablado acerca de mí lo que es verídico” (Job 42:7). Aun cuando alegaran tener buenas intenciones, fueron instrumentos en manos de Satanás en vez de compañeros fieles. Los tres asumieron desde el principio que Job mismo era el culpable de sus desgracias (Job 4:7, 8; 8:6; 20:22, 29). Elifaz, por ejemplo, afirmó que Dios no confía en sus siervos y que a él no le importa si somos justos o no (Job 15:15; 22:2, 3). Llegó incluso a acusar a Job de faltas que no había cometido (Job 22:5, 9). Por el contrario, Elihú lo ayudó espiritualmente, logrando así el objetivo que todo consejero amoroso debe perseguir.

      17. ¿Qué debemos recordar cuando afrontamos pruebas?

      17 En el libro de Job encontramos una lección más sobre el aguante: nuestro amoroso Dios nos observa y tiene el deseo y el poder de ayudarnos de diversas maneras. Al principio de este artículo se mencionó la experiencia de Elsa Abt. Veamos la conclusión a la que ella llegó: “Antes de que me arrestaran, había leído la carta de una hermana que decía que bajo pruebas severas el espíritu de Jehová infunde en la persona que le sirve un sentimiento de calma. Yo pensaba que ella tenía que estar exagerando un poco. Pero cuando yo misma experimenté las pruebas, supe que ella había dicho la verdad. Realmente sucede de ese modo. Es difícil concebirlo si no se ha tenido esa experiencia. Sin embargo, eso fue realmente lo que me sucedió. Jehová ayuda”. Elsa no se estaba refiriendo a lo que Jehová podía hacer, o de verdad hizo, miles de años atrás en tiempos de Job. Estaba hablando de nuestros días. En efecto, ¡Jehová ayuda!

      Feliz es el hombre que aguanta las pruebas

      18. ¿De qué modo benefició el aguante a Job?

      18 Pocos de nosotros tendremos que enfrentarnos a pruebas tan duras como las de Job. Aun así, sin importar las dificultades que se nos presenten en este sistema de cosas, tenemos buenas razones para ser íntegros como Job. Lo cierto es que el aguante enriqueció la vida de aquel patriarca. Por un lado, pulió su personalidad y lo hizo un siervo de Dios más completo (Santiago 1:2-4). Y por otro, fortaleció su relación con Dios. “De oídas he sabido de ti, pero ahora mi propio ojo de veras te ve”, declaró (Job 42:5). Satanás quedó como un mentiroso al no poder quebrantar la integridad de Job. Y, muchos siglos después, Jehová puso a Job como modelo de hombre justo (Ezequiel 14:14). Aún hoy, su historial de integridad y aguante motiva a los siervos de Dios.

      19. ¿Qué razones tiene usted para creer que vale la pena aguantar?

      19 En su carta a los cristianos del siglo primero, Santiago habló de la felicidad que produce el aguante. Valiéndose del ejemplo de Job, les recordó que Jehová recompensa generosamente a sus siervos fieles (Santiago 5:11). En Job 42:12 leemos: “En cuanto a Jehová, él bendijo el fin de Job después más que su principio”. Y así fue. Job recibió el doble de lo que había perdido y vivió una vida larga y feliz (Job 42:16, 17). Algo parecido ocurrirá en nuestro caso: cualquier dolor, sufrimiento o aflicción que tengamos que soportar durante el fin de este sistema de cosas desaparecerá y será olvidado en el nuevo mundo de Dios (Isaías 65:17; Revelación 21:4). Nosotros hemos oído del aguante de Job y, por eso, estamos resueltos a imitar su ejemplo con la ayuda de Jehová. La Biblia promete: “Feliz es el hombre que sigue aguantando la prueba, porque al llegar a ser aprobado recibirá la corona de la vida, que Jehová prometió a los que continúan amándolo” (Santiago 1:12).

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