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“Corramos con aguante la carrera”La Atalaya 2011 | 15 de septiembre
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“Corramos con aguante la carrera”
“Corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros.” (HEB. 12:1)
1, 2. ¿Qué imagen usó Pablo para representar la vida cristiana?
TODOS los años se celebran maratones en muchos países. Unos pocos corredores —los de élite— participan con el claro objetivo de ganar, pero la mayoría lo hace con una expectativa mucho menos ambiciosa: poder decir con orgullo que consiguieron llegar a la línea de meta.
2 En varios pasajes, la Biblia usa este tipo de competiciones deportivas para representar la vida cristiana. Así, cuando Pablo dirigió a los corintios su primera carta, les dijo: “¿No saben ustedes que [...] en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen” (1 Cor. 9:24).
3. ¿Qué quería destacar Pablo al decir que solo gana un corredor?
3 Por supuesto, Pablo no estaba indicando que solo uno de aquellos cristianos conseguiría la recompensa de la vida eterna. ¡Eso significaría que el esfuerzo de los demás habría sido completamente inútil! Entonces, ¿qué punto quería destacar? La necesidad de imitar a los atletas. Cada uno de ellos se preparaba a fondo y corría con empeño a fin de ser el ganador. Ese es el entusiasmo con el que el apóstol animaba a sus hermanos a correr la carrera cristiana. ¡Solo así podrían alcanzar el galardón de la vida eterna! Claro está, en esta carrera reciben ese premio todos los que la completan.
4. ¿Qué debemos recordar sobre la carrera por la vida?
4 A quienes ya estamos en la carrera por la vida, estas palabras nos dan mucho ánimo, pero también nos ponen a reflexionar. ¿Por qué? Porque el premio que nos espera —sea en los cielos o en la Tierra— es de un valor incomparable y no queremos perderlo. Comprendemos que se trata de un trayecto largo y difícil, plagado de obstáculos, distracciones y peligros (Mat. 7:13, 14). Y también sabemos que, por desgracia, hay quienes aminoran el paso, se detienen o incluso abandonan la carrera. ¿Cuáles son algunas de las trampas y dificultades que vamos a encontrar? ¿Cómo podemos evitarlas? ¿Qué podemos hacer para llegar a la meta y obtener el triunfo?
El aguante necesario para salir vencedor
5. ¿Qué imágenes volvió a utilizar Pablo en Hebreos 12:1?
5 Al escribir a los cristianos hebreos de Jerusalén y toda Judea, Pablo volvió a usar imágenes tomadas del atletismo y los juegos (léase Hebreos 12:1). Además de destacar las razones para no abandonar la carrera por la vida, les mostró cómo resultar vencedores. Pero antes de examinar sus consejos inspirados y la aplicación que podemos darles, veamos el motivo por el que les envió esta carta y las cualidades que les exhortó a demostrar.
6. ¿Cómo trataban a los cristianos las autoridades religiosas?
6 Nuestros hermanos del siglo primero —y en particular los de Jerusalén y el resto de Judea— afrontaban muchos problemas y penalidades. Para empezar, los hostigaban constantemente las autoridades religiosas judías, quienes mantenían su firme control sobre el pueblo. Años antes, habían conseguido que Jesús fuera condenado como enemigo del gobierno y ejecutado como un vil criminal. Y seguían tratando con igual agresividad a sus discípulos. El libro de Hechos ofrece una crónica de sus continuos ataques, los cuales comenzaron poco después de los milagrosos sucesos de Pentecostés del año 33. ¡No era nada fácil ser cristiano en esas circunstancias! (Hech. 4:1-3; 5:17, 18; 6:8-12; 7:59; 8:1, 3.)
7. ¿En qué momento crucial vivían los cristianos a los que escribió Pablo?
7 Aquellos cristianos se encontraban muy cerca del fin del sistema judío. Jesús les había hablado de la destrucción que sufriría aquella nación infiel. También les había indicado los sucesos que ocurrirían antes de la caída de Jerusalén y les había dado instrucciones para sobrevivir (léase Lucas 21:20-22). Debían tener muy presente esta advertencia que les había dado: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente” (Luc. 21:34).
8. ¿Cuáles pudieron ser las causas de que algunos cristianos redujeran el paso o se cansaran de correr?
8 Cuando Pablo escribe su carta a los cristianos hebreos, ya han transcurrido casi treinta años desde que Jesús dio esa advertencia. ¿Cómo les ha afectado el paso del tiempo? Algunos han cedido a las presiones y distracciones de la vida cotidiana y no han alcanzado el desarrollo espiritual necesario para mantenerse firmes (Heb. 5:11-14). Otros piensan, al parecer, que es mejor dejarse llevar por la corriente e imitar a las personas que los rodean, razonando quizás que, al fin y al cabo, se trata de judíos que no han abandonado del todo a Dios y cumplen a cierto grado la Ley. Por último, hay discípulos que se han dejado persuadir o intimidar por miembros de la congregación que defienden el cumplimiento de la Ley mosaica y las tradiciones religiosas. ¿Qué dirá Pablo a sus hermanos para ayudarlos a mantener la vigilancia espiritual y resistir en la carrera por la vida?
9, 10. a) ¿Qué palabras de ánimo incluyó Pablo al final del capítulo 10 de Hebreos? b) ¿Por qué habló el apóstol sobre las obras de fe de los testigos del pasado?
9 Notemos el mensaje divinamente inspirado con el que Pablo trata de fortalecer a los cristianos hebreos. En el capítulo 10 de su carta, les menciona que la Ley no es más que “una sombra de las buenas cosas por venir”, y les destaca el enorme valor del sacrificio redentor de Cristo. Y al final del capítulo les dice: “Ustedes tienen necesidad de aguante, para que, después que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban el cumplimiento de la promesa. Porque aún ‘un poquito de tiempo’, y ‘el que viene llegará y no tardará’” (Heb. 10:1, 36, 37).
10 A continuación viene el capítulo 11 de Hebreos, donde Pablo explica con maestría en qué consiste la verdadera fe en Dios. Y lo ilustra con ejemplos históricos de hombres y mujeres de fe. Al hacerlo, ¿se está apartando del tema del aguante? No. Él quiere recordarles a sus hermanos que la fe exige actuar con valor y perseverancia. Sabe que el extraordinario ejemplo de los siervos de Jehová del pasado los fortalecerá para que puedan hacer frente a las pruebas y dificultades. Así, después de enumerar las obras de fe de aquellos fieles, los anima nuevamente a mostrar aguante, diciéndoles: “Porque tenemos tan grande nube de testigos que nos cerca, quitémonos nosotros también todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros” (Heb. 12:1).
La “nube de testigos”
11. ¿Qué logramos al reflexionar sobre la enorme “nube de testigos”?
11 La enorme “nube [o multitud] de testigos” no está formada por simples espectadores pasivos. No se encuentran en el estadio únicamente para presenciar la competición o quizás para ver si gana el deportista o equipo de su preferencia, sino para dar ánimo a los participantes. Y pueden muy bien hacerlo, pues ellos mismos fueron corredores en su día y finalizaron el trayecto con éxito. Aunque están muertos, se los presenta como personas vivas que están dando ánimo. ¿Qué efecto tiene en los nuevos saber que los observan veteranos atletas del más alto nivel? Los impulsa a correr lo mejor que pueden e incluso superarse. La “nube de testigos” que los rodea les garantiza que es posible ganar esta difícil prueba deportiva. Si reflexionan sobre su ejemplo, tendrán el valor necesario para seguir “con aguante [en] la carrera”. Este consejo fue muy útil para los hebreos del siglo primero, y no lo es menos para nosotros.
12. ¿Qué interés tienen para nosotros los ejemplos que cita Pablo?
12 Nuestras circunstancias son parecidas a las de muchos de los fieles que menciona Pablo. Veamos varios ejemplos. Noé vivió los últimos días del mundo anterior al Diluvio. De igual modo, nosotros vivimos muy cerca del fin del mundo actual. Abrahán y Sara recibieron la orden de dejar atrás su país y mudarse a otro, donde adoraron al Dios verdadero mientras esperaban el cumplimiento de sus promesas. A nosotros también se nos pide que dejemos atrás preferencias personales y nos esforcemos por hacer la voluntad de Jehová mientras esperamos las bendiciones futuras. Moisés tuvo que afrontar por años los peligros del desierto en su viaje a la Tierra Prometida. Igualmente, nosotros tenemos que superar los peligros de esta sociedad moribunda en nuestro camino al nuevo sistema. Ciertamente, vale la pena repasar el ejemplo de estos hombres y mujeres, lo que incluye tanto sus éxitos y virtudes como sus fracasos y flaquezas (Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11).
Lo que les permitió triunfar
13. ¿A qué dificultades se enfrentó Noé, y qué cualidad le permitió superarlas?
13 Hubo una cualidad que permitió que los siervos de Jehová mencionados por el apóstol persistieran en la carrera y alcanzaran la victoria. Observemos cómo la manifestó uno de ellos: Noé (léase Hebreos 11:7). Jehová le prometió “traer el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar [...] a toda carne” (Gén. 6:17). ¿Por qué dice Pablo que eran “cosas todavía no contempladas”? Porque jamás se había visto una catástrofe así. Pero aunque era un suceso sin precedentes, Noé no consideró que fuera poco probable, o incluso imposible, que se hiciera realidad. La razón era que tenía fe. Creía que Jehová haría lo que había dicho y por eso no pensó que las órdenes que le había dado fueran demasiado difíciles. Por el contrario, “hizo [todo] precisamente así” como se lo había indicado Dios (Gén. 6:22). Y no era poca cosa, pues tenía que construir el arca, aprovisionarla con comida y forraje, reunir los animales, predicar un mensaje de advertencia y velar por la espiritualidad de su familia. Pero la fe y el aguante de Noé no quedaron sin recompensa, pues él y los suyos sobrevivieron y recibieron muchas bendiciones.
14. ¿Qué dificultades afrontaron Abrahán y Sara, y qué lección extraemos de su ejemplo?
14 En la lista de la “nube de testigos que nos cerca” aparecen a continuación Abrahán y Sara. Ellos estaban bien asentados en Ur, y tener que mudarse los exponía a un futuro que pudiera parecer incierto. Sin embargo, dieron un magnífico ejemplo de fe y obediencia a pesar de las dificultades. Teniendo presentes todos los sacrificios que hizo este patriarca por causa del Dios verdadero, es justo que se le llame “el padre de todos los que tienen fe” (Rom. 4:11). Pablo tocó tan solo algunos puntos destacados de su vida, pues sus oyentes conocían perfectamente su historia. No obstante, extrajo una lección muy poderosa: “En fe murieron todos estos [siervos de Dios, incluidos Abrahán y su familia], aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron, y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra” (Heb. 11:13). Es patente que fueron su fe y su estrecha relación con Jehová lo que les permitió correr con aguante.
15. ¿Qué motivó a Moisés a llevar una vida sacrificada?
15 Otro ejemplo excepcional de la “nube de testigos” es Moisés. En vez de continuar disfrutando de los privilegios y riquezas que tenía, prefirió llevar una vida en la que fue “maltratado con el pueblo de Dios”. ¿Por qué? Porque, como explica Pablo, siempre “miraba atentamente hacia el pago del galardón” y se mantenía “constante como si viera a Aquel que es invisible” (léase Hebreos 11:24-27). No se distrajo de su objetivo pensando en “disfrutar temporalmente del pecado”. Para él eran muy reales Dios y sus promesas. Por eso pudo demostrar un valor y un aguante nada comunes. Trabajó con muchísimo celo para sacar a los israelitas de Egipto y conducirlos hasta la Tierra Prometida.
16. ¿Por qué no se deprimió Moisés cuando Jehová le impidió entrar en la Tierra Prometida?
16 Al igual que Abrahán, Moisés no vivió para ver cumplirse las promesas divinas. Cuando los israelitas estaban a las puertas de la Tierra Prometida, Jehová le dijo: “Desde lejos verás la tierra, pero no entrarás allá en la tierra que doy a los hijos de Israel”. ¿Por qué iba a castigarlos de ese modo a él y a Aarón? Porque, exasperados por los rebeldes israelitas, lo habían tratado con falta de respeto. En efecto, Jehová les dijo: “Ustedes actuaron en desacato para conmigo en medio de los hijos de Israel, junto a las aguas de Meribá” (Deu. 32:51, 52). ¿Cayó Moisés presa del desánimo y la amargura? De ningún modo. Al bendecir a la nación, terminó diciendo: “¡Feliz eres tú, oh Israel! ¿Quién hay como tú, pueblo que goza de salvación en Jehová, el escudo de tu ayuda, y Aquel que es tu eminente espada?” (Deu. 33:29).
Lecciones para todos
17, 18. a) ¿Qué lección nos enseña la “nube de testigos”? b) ¿Qué veremos en el próximo artículo?
17 Al repasar la vida de algunos fieles de la “nube de testigos que nos cerca”, extraemos una clara lección: para llegar a la meta es preciso demostrar confianza absoluta en Dios y sus promesas (Heb. 11:6). La fe no puede ser un aspecto secundario de nuestra vida; tiene que ser lo principal. A diferencia de la gente del mundo, nosotros logramos ver más allá de las cosas materiales que nos rodean y contemplar a Jehová, “Aquel que es invisible”, lo cual nos anima a correr con aguante (2 Cor. 5:7).
18 La carrera cristiana no es fácil. Sin embargo, todos podemos obtener la victoria. En el siguiente artículo examinaremos con qué otras ayudas contamos para conseguirlo.
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“Corran de tal modo que lo alcancen”La Atalaya 2011 | 15 de septiembre
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“Corran de tal modo que lo alcancen”
“Corran de tal modo que lo alcancen.” (1 COR. 9:24)
1, 2. a) ¿Qué utilizó Pablo para animar a los cristianos hebreos? b) ¿Qué exhortación hemos recibido los siervos de Dios?
CON la intención de animar a los cristianos hebreos a seguir luchando por alcanzar la vida eterna, Pablo les escribió una carta donde utilizó la impactante imagen de una carrera. Y les dejó muy claro que no estaban solos. Tenían a su alrededor una enorme “nube de testigos” que ya habían completado el trayecto. Si recordaban la fidelidad y el esfuerzo de aquellos corredores que les habían precedido, contarían con un incentivo más para continuar adelante y no darse por vencidos.
2 En el artículo anterior hablamos de varios fieles de la “nube de testigos”. Cada uno de ellos es una clara prueba del poder de la verdadera fe, gracias a la cual consiguieron perseverar y cruzar la línea de meta. ¿Cómo podemos lograrlo nosotros? Haciendo caso de la exhortación que dirige Pablo a todos los cristianos: “Quitémonos nosotros también todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros” (Heb. 12:1).
3. ¿Qué lección quería establecer Pablo al utilizar la imagen de los atletas griegos?
3 Algo que nos ayudará a entender las palabras “quitémonos [...] todo peso” es el siguiente comentario de la obra El mundo clásico: la epopeya de Grecia y Roma: “Los griegos se ejercitaban y competían desnudos en los juegos atléticos”, los cuales incluían las carreras pedestres.a Efectivamente, los corredores se desvestían por completo para no llevar ningún peso que los estorbara. Aunque hoy parezca una falta de pudor y decencia, lo hacían con la finalidad de ganar el premio. Entonces, ¿qué idea nos transmite la exhortación de Pablo? Que para conseguir el premio en la carrera por la vida es esencial librarse de cualquier estorbo. Era un consejo sabio en aquel entonces y lo sigue siendo ahora. Pero ¿qué cargas podrían dificultar que lleguemos a la meta?
“Quitémonos [...] todo peso”
4. ¿En qué cosas estaba absorta la gente de tiempos de Noé?
4 ¿Qué está incluido en el “peso” que Pablo nos invita a quitarnos? Todo lo que nos impida concentrar nuestra atención y esfuerzos en la carrera. Fijémonos en lo que dijo Jesús sobre la época en la que vivió Noé, uno de los fieles que mencionó Pablo: “Así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre” (Luc. 17:26). ¿Se estaba centrando Cristo en la catástrofe sin precedentes que se avecina? No. Lo que estaba destacando era la clase de vida que hoy lleva la gente, una vida muy parecida a la de tiempos de Noé (léase Mateo 24:37-39). En su inmensa mayoría, aquellas personas tenían muy poco interés en Dios, y menos aún en obedecer sus mandamientos. ¿Qué ocupaba su mente? Cosas tan cotidianas como la comida, la bebida y el matrimonio. El problema fue que, como indicó Jesús, estaban tan absortos en ellas que “no hicieron caso” de la advertencia.
5. ¿Qué nos ayudará a triunfar en la carrera?
5 Al igual que Noé y los suyos, nosotros estamos muy ocupados. Debemos cubrir nuestras propias necesidades y las de nuestra familia. Esto puede consumir mucho tiempo, energías y recursos, y constituir una seria inquietud, sobre todo si afrontamos problemas económicos. Además, al hacernos cristianos asumimos otras importantes responsabilidades, como predicar, prepararnos para las reuniones, asistir al Salón del Reino y fortalecer nuestra espiritualidad mediante el estudio individual y en familia. Noé también tenía muchas obligaciones, y las cumplió todas “precisamente así” como se le había mandado (Gén. 6:22). Sin duda, si queremos llegar a la meta, es necesario que reduzcamos todo lo posible las cargas que ya soportamos y evitemos añadirnos cargas innecesarias.
6, 7. ¿Qué consejo de Jesús debemos tener muy presente?
6 Entonces, ¿qué quiso decir Pablo con su exhortación: “Quitémonos [...] todo peso”? Es evidente que no nos anima a descargarnos de todas nuestras obligaciones. Jesús nos invita a tener esta actitud equilibrada: “Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas” (Mat. 6:31, 32). ¿Qué indican estos versículos? Que hasta las cosas necesarias de la vida, como la ropa y la comida, pueden convertirse en una carga o en una piedra de tropiezo si no las mantenemos en el lugar que les corresponde.
7 Centrémonos en este comentario de Jesús: “Su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas”. Estas palabras llevan implícita la idea de que Jehová cumplirá con su parte y nos ayudará a cubrir nuestras necesidades. Ahora bien, “todas estas cosas” que él nos garantiza no siempre coinciden con nuestras preferencias o deseos. Aun así, Cristo nos anima a no inquietarnos por “las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño”. ¿Por qué? Él mismo da la respuesta en otro de sus consejos: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo” (Luc. 21:34, 35).
8. ¿Por qué es más necesario que nunca que nos quitemos todo peso?
8 Ya estamos en la recta final. En vista de que nos encontramos a pocos pasos de la meta, ¡qué triste sería no poder cruzarla por habernos llenado de cargas innecesarias! Si somos sabios, viviremos de acuerdo con estas palabras de Pablo: “Es un medio de gran ganancia [...] esta devoción piadosa junto con contentamiento” (1 Tim. 6:6, nota). Sin duda, si tomamos en serio este consejo, se nos hará más fácil correr hasta alcanzar el triunfo.
“Quitémonos [...] el pecado que fácilmente nos enreda”
9, 10. a) ¿A qué se refiere la expresión “el pecado que fácilmente nos enreda”? b) ¿Qué pudiera sucederle a nuestra fe?
9 Pero Pablo indica que no basta con deshacernos de “todo peso”. También nos invita a quitarnos el pecado “que fácilmente nos enreda”. Estas palabras traducen un término griego que no aparece en la Biblia más que en este pasaje. Comentando sobre este versículo, el especialista Albert Barnes dijo: “Cuando corre, el atleta ha de prescindir de prendas de vestir que puedan enrollársele entre las piernas y entorpecerle el paso. De igual modo, el cristiano debe desprenderse de cualquier estorbo semejante”. ¿Qué cosas podrían enredarle en el pecado de la pérdida de fe?
10 La fe no se pierde de la noche a la mañana. Esto es algo que al cristiano pudiera sucederle poco a poco, quizás sin que se dé cuenta. En su carta, Pablo advirtió unos capítulos antes del peligro de que uno esté alejándose de la verdad, como un barco “a la deriva”, y desarrollando “un corazón inicuo y falto de fe” (Heb. 2:1; 3:12). Recordemos lo que sucede cuando a un corredor se le enredan las piernas en la ropa: casi siempre sufre una caída. Y es más fácil que esto suceda si no hace caso de la recomendación de evitar ciertas prendas de vestir cuando corre. ¿Por qué pudiera actuar así? Porque es descuidado, confiado o distraído. Veamos, entonces, qué nos enseña el consejo de Pablo.
11. ¿Cómo pudiéramos perder la fe?
11 En último término, ¿por qué pierde alguien la fe? Por las cosas que ha estado haciendo durante cierto tiempo. Hablando del “pecado que fácilmente nos enreda”, un biblista explica que es “el que tiene más fuerza sobre nosotros, sea por nuestras circunstancias, forma de ser o compañías”. En otras palabras, el ambiente, las debilidades personales y las amistades ejercen una poderosa influencia sobre nosotros. Tanto es así que pueden debilitar nuestra fe e incluso acabar con ella (Mat. 13:3-9).
12. ¿Qué consejos debemos seguir para no perder la fe?
12 En el transcurso de los años, el esclavo fiel y discreto ha destacado la necesidad de tener mucho cuidado con lo que vemos y escuchamos, pues influye profundamente en nuestros pensamientos y deseos. Además, nos ha advertido que podemos salirnos de trayectoria si nos dejamos arrastrar por el amor al dinero o la fascinación por el entretenimiento y la tecnología, con su constante avalancha de novedades. Ahora bien, ¿cómo consideramos personalmente tales consejos? ¿Nos parecen exagerados? ¿Creemos que solo son aplicables a los demás y que somos inmunes al peligro? Pensar así sería un grave error. Las trampas del mundo de Satanás son tan difíciles de detectar y tan engañosas que han llevado a muchos a la perdición. Nunca adoptemos una actitud descuidada, confiada o distraída. ¡Podríamos quedarnos sin el premio de la vida! (1 Juan 2:15-17.)
13. ¿Qué nos ayudará a seguir corriendo sin que nos asfixie el “aire” del mundo?
13 Día tras día nos relacionamos con gente que promueve los objetivos, valores y opiniones del mundo (léase Efesios 2:1, 2). ¿Cuánto impacto tendrán en nosotros? Eso dependerá, en buena medida, de cómo reaccionemos ante su influencia. Pablo señaló que la forma de pensar mundana es como el “aire” que nos rodea. Pero es un aire muy tóxico, que ocasiona la muerte espiritual. Por eso, debemos esforzarnos por evitarlo al máximo. Si no, nos asfixiaremos y nunca llegaremos a la meta. ¿Qué nos ayudará a seguir adelante? No perder de vista a Jesús, el líder de la carrera (Heb. 12:2). Otro excelente ejemplo es el de Pablo, quien se incluyó entre los participantes de esta prueba y, de hecho, animó a sus hermanos a imitarlo (1 Cor. 11:1; Fili. 3:14).
Cómo alcanzar el premio
14. ¿Cuánta importancia daba Pablo a la carrera cristiana?
14 ¿Cuánta importancia daba Pablo a la carrera por la vida? En su discurso de despedida a los ancianos de Éfeso, les dijo: “No hago mi vida de valor alguno como preciada para mí, con tal que termine mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús” (Hech. 20:24, nota). Como vemos, para él era crucial alcanzar la meta. Tanto es así que estaba dispuesto a sacrificar hasta su propia vida para lograrlo. Había hecho grandes esfuerzos en la predicación, pero consideraba que serían inútiles si no conseguía cruzar la línea de llegada. Claro, nunca se confió ni pensó que tuviera garantizada la victoria (léase Filipenses 3:12, 13). Fue solo cuando se acercaba su muerte que pudo decir con cierta seguridad: “He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he observado la fe” (2 Tim. 4:7).
15. ¿Qué palabras de ánimo dirigió Pablo a sus compañeros de carrera?
15 Además, Pablo deseaba que sus hermanos completaran el trayecto y no se salieran a medio camino. Esta es la razón por la que recomendó a los filipenses que trabajaran con empeño por su salvación. En efecto, les dijo: “[Sigan] teniendo la palabra de vida asida con fuerza, para que yo tenga causa para alborozarme en el día de Cristo: que no corrí en vano, ni trabajé duro en vano” (Fili. 2:16). Y demostró el mismo interés por sus compañeros de Corinto. Refiriéndose al premio, les dijo: “Corran de tal modo que lo alcancen” (1 Cor. 9:24).
16. ¿Por qué debemos tener siempre presente el premio que recibiremos al llegar a la meta?
16 En una competición de larga distancia, como el maratón, los corredores no divisan la meta desde el mismo comienzo. Sin embargo, no piensan en otra cosa a lo largo de la prueba, y más aún cuando les queda poca distancia por recorrer. En nuestro caso ha de suceder igual. El premio tiene que ser muy real para nosotros. Así estaremos más motivados a seguir luchando por alcanzarlo.
17. ¿Cómo ha ayudado la fe a los siervos de Dios a concentrarse en la recompensa?
17 Como señaló Pablo, aquí entra en juego la fe, a la que definió como “la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen” (Heb. 11:1). Pensemos en Abrahán y Sara. ¿Por qué estuvieron dispuestos a dejar todas las comodidades que tenían y vivir como “extraños y residentes temporales en la tierra” de Canaán? Porque “vieron desde lejos” el cumplimiento de las promesas de Jehová. Recordemos, además, a Moisés. ¿Por qué se privó de “disfrutar temporalmente del pecado” y de “los tesoros de Egipto”? También por su fe, que le dio las fuerzas para actuar así. En efecto, leemos que “miraba atentamente hacia el pago del galardón” (Heb. 11:8-13, 24-26). ¡Qué apropiado es, por lo tanto, que, al mencionar a cada uno de estos siervos fieles, Pablo comience siempre con las palabras “por fe”! Sin duda, fue esta cualidad la que les permitió extender la mirada más allá de las pruebas y dificultades del momento y ver lo que ya estaba haciendo Jehová por ellos y lo que iba a hacer en el futuro.
18. ¿Qué nos ayudará a evitar “el pecado que fácilmente nos enreda”?
18 Si queremos que se fortalezca nuestra fe y así evitar “el pecado que fácilmente nos enreda”, hemos de estudiar el ejemplo de los hombres y mujeres del capítulo 11 de Hebreos y esforzarnos por imitarlo (Heb. 12:1). También debemos reunirnos con nuestros fieles hermanos para que todos juntos podamos “incitarnos al amor y a las obras excelentes” (Heb. 10:24).
19. ¿Por qué debemos seguir luchando en la carrera cristiana?
19 Ya casi estamos llegando a la meta. ¡La tenemos ante nuestros propios ojos! Gracias a la fe y a la ayuda de Jehová, podemos cumplir la exhortación de Pablo: “Quitémonos [...] todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda”. Esto nos permitirá correr de tal modo que alcancemos la gloriosa recompensa que nos promete nuestro amado Padre, Jehová.
[Nota]
a Los judíos consideraban ofensiva esta costumbre de los atletas. Por eso, como indica un libro apócrifo, la propuesta de construir un gimnasio en Jerusalén en tiempos de los Macabeos provocó un gran revuelo. La idea de edificarlo vino del sumo sacerdote Jasón, quien se había vuelto apóstata y quería que la gente adoptara el estilo de vida griego (2 Macabeos 4:7-17).
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