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  • “Estoy limpio de la sangre de todo hombre”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
  • “Estoy limpio de la sangre de todo hombre”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
    • Él quería llegar a Jerusalén para el día de la Fiesta de Pentecostés, así que hizo el viaje de regreso en un barco que no paraba en Éfeso. Pero, como quería hablar con los ancianos de Éfeso, les pidió que se encontraran con él en Mileto (Hech. 20:13-17). Cuando se reunió con ellos, les dijo: “Ustedes saben bien cómo me he comportado entre ustedes desde el primer día que pisé la provincia de Asia. He servido como esclavo al Señor con toda humildad, y he derramado lágrimas y he sufrido pruebas debido a las conspiraciones de los judíos. Aun así, no dudé en decirles cualquier cosa que fuera de provecho para ustedes ni de enseñarles públicamente y de casa en casa. Al contrario, tanto a judíos como a griegos les di un testimonio completo sobre la necesidad de arrepentirse y volverse a Dios y de tener fe en nuestro Señor Jesús” (Hech. 20:18-21).

      15. ¿Por qué el método de predicar de casa en casa es tan bueno?

      15 En la actualidad hay muchos métodos de predicación. Igual que Pablo, hacemos todo lo posible por ir a los lugares donde está la gente: las paradas de autobús, las calles transitadas, las zonas comerciales... Pero la predicación de casa en casa es el principal método de predicación de los testigos de Jehová. ¿Por qué? Para empezar, porque así todo el mundo tiene la oportunidad de escuchar cada cierto tiempo el mensaje del Reino. Esto demuestra que Jehová es imparcial. Además, nos permite llegar a las personas de buen corazón y darles la ayuda que cada una necesite. Y a nosotros también nos ayuda porque fortalece nuestra fe y nuestro aguante. Sin duda, el empeño con que predicamos “públicamente y de casa en casa” es un sello que distingue a los cristianos verdaderos.

      16, 17. ¿Por qué decimos que Pablo fue muy valiente, y cómo seguimos su ejemplo?

      16 El relato dice que Pablo siguió hablando con los ancianos efesios. Les dijo que no sabía a qué peligros se enfrentaría en Jerusalén. Pero también les dijo: “No me importa mi propia vida con tal de que termine mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús de dar un testimonio completo de las buenas noticias de la bondad inmerecida de Dios” (Hech. 20:24). Y la verdad es que Pablo fue muy valiente, porque no dejó que nada —ni siquiera la cruel persecución ni los problemas de salud— le impidiera cumplir con su misión.

      17 Los cristianos de la actualidad también pasamos por distintos tipos de problemas. Algunos viven en lugares donde la obra está prohibida y hay persecución. Otros batallan con enfermedades debilitantes o con problemas emocionales. Nuestros jóvenes se enfrentan constantemente a la presión de sus compañeros de clase. Sea cual sea la situación de cada uno, los testigos de Jehová somos tan valientes como Pablo y no dejaremos que nada nos impida “dar un testimonio completo de las buenas noticias”.

      “Cuídense ustedes mismos y cuiden del rebaño” (Hechos 20:25-38)

      18. ¿Por qué estaba Pablo limpio de sangre, y cómo podían seguir su ejemplo los ancianos de Éfeso?

      18 En aquella reunión con los ancianos de Éfeso, Pablo les dijo que probablemente no volverían a verlo. Entonces les dio consejos muy claros, y para eso les recordó lo que él mismo había hecho: “Estoy limpio de la sangre de todo hombre, porque no dudé en declararles toda la voluntad de Dios”. ¿Y cómo podrían seguir su ejemplo para que ellos tampoco fueran culpables de la muerte de nadie? Les dijo: “Cuídense ustedes mismos y cuiden del rebaño, del cual el espíritu santo los nombró superintendentes para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre de su propio Hijo” (Hech. 20:26-28). Les advirtió que se infiltrarían en el rebaño “lobos feroces” que dirían “cosas retorcidas para arrastrar a los discípulos y llevárselos detrás de ellos”. ¿Qué debían hacer entonces los ancianos? Pablo se lo dejó claro: “Manténganse despiertos y recuerden que durante tres años, de día y de noche, no dejé de aconsejar a cada uno de ustedes con lágrimas” (Hech. 20:29-31).

      19. ¿Qué apareció a finales del siglo primero, y a qué dio lugar esto en los siglos posteriores?

      19 Aquellos “lobos feroces” aparecieron en escena a finales del siglo primero. Alrededor del año 98, el apóstol Juan escribió: “Incluso ahora han aparecido muchos anticristos [...]. Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; porque, si hubieran sido de los nuestros, se habrían quedado con nosotros” (1 Juan 2:18, 19). Para el siglo tercero, ya se había formado la clase clerical de la cristiandad por culpa de la apostasía. Y en el siglo cuarto el emperador Constantino le dio el reconocimiento oficial a esta falsificación del cristianismo. Aquellos líderes religiosos apóstatas dijeron “cosas retorcidas”. Y es que aceptaron enseñanzas y costumbres paganas, y luego dijeron que eran “cristianas”. Hasta el día de hoy, las Iglesias de la cristiandad siguen basándose en esas mismas costumbres y enseñanzas falsas.

      20, 21. ¿Cómo demostró Pablo que tenía un gran espíritu de sacrificio, y cómo lo imitan los ancianos de hoy?

      20 ¡Qué diferente era Pablo de aquellos lobos que aparecerían después y se aprovecharían del rebaño! Él trabajó para mantenerse y no ser una carga para las congregaciones. Nunca esperó que le dieran dinero por servir a los hermanos. De hecho, animó a los ancianos efesios a que mostraran el mismo espíritu de sacrificio: “Deben trabajar así de duro para ayudar a los que son débiles”. Y añadió: “Deben recordar estas palabras que dijo el Señor Jesús: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’” (Hech. 20:35).

      21 Igual que Pablo, los ancianos de hoy muestran un gran espíritu de sacrificio. Son conscientes de que se les dio la responsabilidad de “pastorear la congregación de Dios” y lo hacen sin esperar nada a cambio. Ellos no son como los líderes de la cristiandad, que les sacan el dinero a sus ovejas. Dentro de la congregación cristiana no hay lugar para la ambición y el orgullo. De hecho, todo el que quiera “buscar gloria” y honra para sí mismo acabará hundido en la deshonra (Prov. 11:2; 25:27).

      Pablo y sus compañeros subiendo a un barco mientras los ancianos de Éfeso lloran y abrazan con cariño a Pablo.

      “Todos rompieron a llorar” (Hechos 20:37).

      22. ¿Por qué querían tanto a Pablo los ancianos de Éfeso?

      22 Pablo amaba de verdad a los hermanos, y por eso ellos lo querían tanto. Así que, cuando tuvieron que despedirse de él, “todos rompieron a llorar y abrazaron a Pablo y lo besaron con cariño” (Hech. 20:37, 38). Los cristianos de hoy también valoramos y queremos mucho a quienes son como él y dan de su tiempo, recursos y energías para cuidar a las ovejitas. ¿Verdad que aprendemos mucho del ejemplo de Pablo? Está claro que no exageraba cuando dijo: “Estoy limpio de la sangre de todo hombre” (Hech. 20:26).

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